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Categoría: Maduras

Mi vida es un sueño (5)

Al día siguiente le llamé para ver si ya estaba mejor y estuvimos hablando un buen rato por teléfono contándome que Salvador estaba muy contenta con ella por haber conseguido aquel contrato y que quizás le darían un hotel para regentarlo ella.



Un día Milagros me llamó para decirme que Ruth, la mujer de la tienda de antigüedades, hacía una pequeña exposición y que nos había invitado a ir. La exposición fue el viernes, así que quedé con Milagros allí, en la exposición que se hacía en Gran Vía, pero antes de llegar a la puerta de la sala sonó mi móvil. Era Milagros diciéndome que le había surgido algo y no podía ir, que ya le contaría que tal todo. Yo intenté decirle que si no iba ella, yo tampoco iba porque no pintaba nada allí, pero me colgó antes. Entonces salió Ruth a la puerta de la sala y me llamó. La saludé y entramos.



Era una exposición de objetos antiguos de todo tipo, desde muebles hasta radios, plumas, libros y cosas así. La exposición estuvo abierta dos horas. Yo no me aburrí mucho porque estuve gran parte del tiempo hablando con Carlos, el pintor y también con Antonia y su hija Esmeralda que también estaban en la exposición. Cuando la gente empezó a irse, se acercó hacia mi Ruth y me dijo que ni se me ocurriera irme, que teníamos que hablar de un asunto. Yo no sabía a que se refería pero lo descubriría pronto.



Cuando todo el mundo se fue solo nos quedamos ella y yo en el local y los dos de seguridad. Entonces me llevó a su despacho y allí me dijo que me sentara. Me senté y ella se sentó en la mesa y subió una pierna hasta ponerla en medio de mis dos piernas apoyándola en la silla. Yo la mire atónito y ella me dijo que a que esperaba para quitarle el zapato y besarle el pie. Yo no entendía nada, pero cuando ella apretujó su zapato contra mi paquete entendí a que se refería y le descalcé. Empecé a chupar su pie mientras ella apoyada en la mesa parecía que le gustaba. Después me puso el otro pie y también se lo chupe. Primero un dedo, luego pasaba a otro y así hasta que lamía todo el pie. Mientras ella gemía y gemía y a mi se me ponía dura porque ella con el pie que no lamía me tocaba el paquete como queriéndolo masajear. Entonces se puso de pie y se quitó los pantalones y el tanga que llevaba.



Vamos a ver si vales lo que cuestas. –dijo ella mientras se volvía a sentar en la mesa con las piernas abiertas.



¿Como dices? –pregunté mirándola porque no sabía que había querido decir.



Vamos niño, ven aquí. Y diciendo esto me agarro la cabeza y la llevó a su coño.



Yo empecé a lamérselo y enseguida se humedeció llenándose de sus fluidos que tuve que tragar continuamente porque aquella mujer soltaba mucho liquido. Mi cara estaba totalmente pringada de sus líquidos y mi polla me dolía porque quería salir de mi pantalón. Entonces ella me hizo parar y me desabrochó el pantalón dejando mi polla libre. Se sentó encima de mí insertándose la polla dentro de su coño. Yo gemí. Ella gimió. Y los dos nos fundimos en una abrazo. Ella empezó a cabalgarme y yo notaba como su coño hacía subir y bajar mi polla en su interior. Yo metía mis manos por debajo de su blusa y le toqueteaba las tetas. Ella no tardó mucho en acabar ya que noté como se estremecía y se quedaba unos instantes con mi polla metida totalmente dentro de ella. Después de eso subió y bajo un par de veces mas para hacerme acabar a mí. Cuando me corrí se quedo unos instantes con mi polla dentro de ella y mirándome a los ojos me beso en los labios y me dijo:



Ha merecido la pena, niño. Ha sido fantástico. –y diciendo esto se levantó, agarró los pantalones y el tanga y se metió a su servicio y salió vestida.



Yo mientras me subí los pantalones y me quedé en la silla totalmente exhausto después del polvazo que acababa de echar con aquella mujer de 37 años. Cuando salió me volvió a dar un beso en la boca y nos fuimos. Tuvo la amabilidad de dejarme cerca de casa ya que a esas horas no había metro, eran ya casi las 3 de la mañana. Me dejó y se despidió de mí y se fue con su coche.



Al día siguiente me llamó Milagros para preguntarme que tal había ido la exposición y si me apetecía ir a su casa a merendar y luego salir a tomar algo. Yo por supuesto que acepté. Cuando llegué a su casa me dio un beso muy efusivo. Yo le conté todo, pero antes de nada me dio un regalo.



Mira he salido a comprar esta mañana y lo he visto. Supongo que te vendrá bien.



¿Que es? –pregunté con curiosidad mientras abría el paquete.



Es una agenda electrónica, para que te organices tus contactos y también lleva GPS. ¿te gusta? – me dijo cuando vio mi cara de sorprendido al ver lo que era.



Pero esto es carísimo. ¿Te has vuelto loca? –dije yo.



Todo es poco para mi niño. –me dijo besándome en la boca



No puedo aceptarlo, Milagros.



Tu no te preocupes y no seas tonto. Tienes que madurar y aceptar las cosas como vienen y saber sacar provecho de ellas. –me dijo haciéndome un gesto para que me quedase el aparato.



Yo lo abrí y mientras ella sacaba algo para picar estuve investigando con el un rato. Tenía un montón de cosas. Cuando se sentó a mi lado me dijo:



Entonces te gusta, ¿no?



Si claro Milagros. Quería haberme comprado yo uno pero no tengo pelas. Muchas gracias.



No tonto; gracias a ti. Eso lo has conseguido tu solo. Haciéndome disfrutar y portándote como debes. –y diciendo esto se agacho para sacarme la polla y me la empezó a mamar.



Yo sentía como mi polla crecía en su boca hasta ponerse dura por completo. Después de un rato chupándome la polla y masajeándome los huevos lo dejó. Me miró y me dijo:



La noche es muy larga y habrá tiempo para todo.



Yo me quede loco y bien empalmado cuando ella dejó de chuparmela y se levantó. Me estuvo calentando toda la tarde hasta que nos fuimos de su casa. Me la volvió a chupar mas tarde pero sin dejarme acabar porque según ella me quería tener bien caliente toda la noche. Se nos hizo algo tarde y nos fuimos al pub de Nicolás. Allí estuvimos un rato con él y con su novia Lorena. Nicolás no hacía mas que pedirnos rondas y más rondas. Al poco de llegar nosotros vimos a Pedro, el modista que me hizo el traje y se acercó a saludarnos. Se quedó con nosotros cosa que no me gustó mucho porque de vez en cuando se le iba la mano a donde no debía conmigo. Yo no paré de beber y beber. La verdad es que al final de la noche estaba bastante borracho y decidimos irnos.



Pedro nos llevo a un pub que no me acuerdo cual era pero que tenia unos reservados muy oscuros. El pub parecía un pub de ambiente liberal y cuando llegamos al reservado Pedro me empezó a tocar el paquete. Yo tardé en reaccionar pero le paré, y le dije que yo era heterosexual, vamos que me gustaban las tías, y él miró a Milagros. Milagros me empezó a besar en la boca y mientras mi cabeza me daba vueltas por el alcohol Pedro aprovechó para meter su mano en mi pantalón y empezar a tocarme. Yo pensaba que era Milagros y con la borrachera tampoco podía pensar mucho mas así que me deje hacer. Cuando mi polla se puso bien dura me di cuenta que era Pedro el que me estaba tocando. Yo le paré y me intenté levantar pero Milagros me agarró y con la borrachera me caí al suelo. Yo estaba de rodillas ante Milagros y ella se estaba tocando mientras Pedro se había sacado su polla y se estaba masturbando. Milagros me levantó y me sentó entre los dos. Agarró mi mano y la dirigió hacia la polla de Pedro y empezó a hacerle una paja con mi mano. Yo no quería pero el alcohol y los besos de Milagros en la oreja me dejaron fuera de sitio y deje mi mano muerta.



Solo es una paja niño, solo una paja y nos vamos a casa. Hazlo por mí. –me decía Milagros susurrándome al oído.



La verdad es que no pasó nada mas porque tengo vagos recuerdos de aquella noche. Pero recuerdo que Pedro se corrió enseguida gracias a mi mano y como me había dicho Milagros nos fuimos a casa ella y yo solos. Al llegar ella me desnudo completamente y me tumbó en la cama. Luego me dio un vaso y me dijo que me tomara aquello, que me sentaría bien eso calentito. Yo no sabía muy bien lo que era pero me parecía recordar que lo había sacado de entre sus piernas, pero no estaba seguro. De todas formas yo me lo bebí. Luego me tumbo y recuerdo vagamente como empezó a tocarme y a restregar mi polla pro su coño hasta que se me puso dura. Después se colocó encima de mí y me empezó a follar. Lo siguiente que recuerdo es que me levante el domingo a las 3 de la tarde y ella estaba levantada haciendo la comida. Estuvimos hablando sobre lo que paso la noche anterior y me dijo que todo había sido una pesadilla, que Pedro nunca haría eso, pero yo dudo mucho que fuese una pesadilla. Comimos tranquilamente y por la tarde dimos un agradable paseo. Después me fui a mi casa a esperar a que mis padres llegaran de su viaje de fin de semana.



Esa semana me dijo Milagros que se iba de viaje y no podríamos quedar ningún día, pero que hablaríamos todos, así que fue una semana normal hasta que llegó el jueves y sonó mi móvil a las 11 de la noche.



Dígame.



Hola, buenas noches ¿Juan? –contestó una agradable voz femenina.



Si soy yo, ¿quien es?



Mira soy Esmeralda. ¿Te acuerdas de mí? La hija de Antonia, la de la joyería.



Si, claro, como olvidarte. Dime, ¿te pasa algo?



Es que le pedí tu móvil a Milagros porque te quería invitar a la fiesta de cumpleaños de mi madre. Es que voy a ser la única chica menor de 40 y me preguntaba si querría hacerme compañía en la fiesta.



Si claro, como no, pero no se que comprarle a tu madre.



No te preocupes por eso, yo me encargo. Bueno pues no te molesto más. Nos vemos mañana. ¿Sabes venir a casa?



No, no tengo ni idea. –contesté yo



Bueno, te espero en la salida de metro de Goya a eso de las 9 de la noche, ¿vale?



Vale, allí estaré. Un beso Esmeralda, que descanses. –dije para despedirme.



No me lo podía creer. Esmeralda llamándome a mí. Con lo buena que estaba. Era la chica perfecta. Estaba deseando que llegaran las 9 del día siguiente y al fin llegaron. Llegue mucho antes de las 9 a Goya y estuve esperándola hasta que apareció. Me dio dos besos y fuimos a su casa. Entramos y no había nadie. Yo me extrañe, pero Esmeralda me empezó a besar en el sofá de la casa. Yo me puse enseguida a mil con una chica como aquella. Ella sabía que metiendo su mano en mi pantalón y agarrándome la polla yo haría cualquier sosa y así lo hizo. Me masturbaba mientras nos besábamos y yo la tocaba a ella. Entonces me dijo que fuéramos a la habitación de su madre, que la cama era enorme y así hicimos. Al llegar estaba bastante oscuro, apenas se veía las figuras, pero yo no necesitaba ver, yo palpaba aquel fenomenal cuerpo. Me tumbó en la cama y me empezó a cabalgar. Se metió mi polla en su coño de un tirón y empezó a subir y bajar sobre ella. En poco tiempo noté como empezó a gemir y su respiración se hizo mas fuerte. Hasta me pareció escuchar otros gemidos en la habitación. Entonces gimió fuerte y se clavó mi polla en su coño hasta el fondo mientras se corría de gusto. Cuando terminó yo pensé que seguiría hasta hacerme acabar, pero en realidad se levantó y besándome en la boca me dijo al oído:



Ha sido estupendo amor. –me dijo susurrando.



y luego dijo en voz alta:



Disfruta de tu regalo de cumpleaños mama; aquí te lo dejo bien preparado.



Y Antonia salió de la oscuridad desnuda y besándome en la boca dijo:



Eso haré hija, eso haré. –le dijo la madre a la hija cuando esta estaba ya cerrando la puerta del dormitorio.



Yo no me lo creía pero al recibir el morreo en la boca de la madre me puse aun más cachondo. Me iba a follar a la hija y a la madre. Antonia me agarró de la polla y empezó a masturbarme. El tacto era suave, ya que tenía mi polla cubierta de los fluidos de Esmeralda. Yo llevé mi mano a su coño y también estaba mojado, seguramente porque se habría puesto de lo más caliente al ver y oír a su hija follandome. Entonces me dijo que la follará y tumbándose boca arriba se abrió de piernas. Yo me puse en posición y le metí mi mojada polla en su coño. Empecé a bombear una y otra vez hasta que note que se corría. Seguí follandomela hasta que se termino de correr y note como se terminaba de estremecer y entonces fue cuando yo eyaculé dentro de ella. Cuando mi polla dejo de soltar semen me tumbé a su lado y ella me agarro la cara y me dijo:



Ha sido el mejor regalo de cumpleaños de mi vida.



Me alegro, pero todavía queda algunas horas para que se termine tu cumpleaños. –dije yo.



Entonces ella me agarró la cara y me beso. Nos fuimos a duchar y allí nos enjabonamos bien. Yo le sobaba las tetas mientras ella me enjabonaba entero. Luego después de secarnos nos fuimos a la cama y empezamos haciendo un 69. su coño se abrió ante mis ojos y empecé a lamerlo mientras ella me chupaba mi polla limpia ya de los fluidos de su hija. Después se colocó encima de mí y me empezó a cabalgar. Lo hicimos tres veces aquella noche y la verdad es que fue maravilloso sentir como una mujer como aquella te usa para su disfrute personal. Cuando llegó la 1 de la mañana me fui a mi casa a dormir calentito pensando en la madre y en la hija.



A la mañana siguiente a la hora de comer, estaba algo aburrido en casa metido en internet en un chat y me llamo Soledad al móvil. Me dijo que como Milagros no estaba que si me apetecía quedar con ellas para una noche especial de chicas. Yo me reí y dije que vale, que podía ser divertido. Así que quedamos a las seis. Alba pasó a recogerme en su coche a casa y me llevó al chalet de Soledad. Al entrar en el chalet vi a Soledad vestida todo de negro y muy ajustada. Me hicieron sentarme en el sofá en medio de las dos.



Hoy vas a ser nuestro. Hoy estas a nuestra disposición. –dijo Soledad.



¿Que dices? Pero si yo...



Tu nada. Nosotras hemos pagado por ti y tu hoy eres nuestro. Tienes que hacer lo que te digamos. –me dijo en tono autoritario.



¿Pagado por mi? –pregunte con extrañeza.



¿No sabes que Milagros te alquila? Nos dijo que te lo dijéramos nosotras, que de nosotras no te escaparías.



¿Que la gente paga por mi?



No ves todos esos regalos que te hace Milagros, es con una parte del dinero que pagamos por ti, por acostarnos contigo, por usarte.



Pero yo no sabía... –y diciendo esto me levante y me dirigí a la entrada.



¡¡QUIETO!! –dijo Soledad con voz firme. –hemos pagado por ti y hoy vamos a disfrutar de ti. Serás nuestro esclavo.



Yo me quedé quieto mientras Alba se acercaba a mi con una correa. Me la puso al cuello mientras Soledad decía:



Ahora al suelo como un perro. Eres nuestro perro.



Pero si yo... –dije dudando.



Tu nada, vas a obedecernos y ganarte el dinero que vales. Hoy será el día mas excitante de tu vida, perrito.



Yo me puse a cuatro patas y Alba me llevó hacia donde estaba Soledad. Soledad me acarició la cabeza como a un perro y le dijo a alba que me desnudara. Alba obedeció a Soledad y me dejó completamente desnudo. Al quedarme desnudo quedó también la descubierto mi erección provocada por la incertidumbre de lo que me iban a hacer aquellas dos mujeres.



Mira el perrito. Si esta bien excitado. Y eso que parecía que no estaba convencido. –dijo Soledad.



Vamos perro, cómele el coño a Soledad. Dijo alba agarrandome la cabeza y acercándola a la entrepierna de Soledad.



Soledad se levantó la falda y me acerqué a gatas hacia ella. Se abrió de piernas al sentarse en una silla de su dormitorio y yo metí la cabeza y empecé a lamerle el coño. Pasaba mi lengua de arriba abajo una y otra vez mientras notaba como su coño se humedecía por la acción de mi lengua. Mire de reojo hacia arriba y vi como Soledad tenía agarrada del cuello a Alba y le estaba metiendo la lengua en la boca mientras con una mano le sobaba el coño. Alba al ver que estaba mirando pegó un tirón de la correa y desplazó mi cabeza hacia su coño.



Ahora lame este, ya que tanto le miras. –dijo Alba en tono autoritario.



Si señora. –respondí yo.



Mira, el perrito nos ha salido educado. Me gusta. –dijo Soledad.



Yo entonces metí mi cabeza debajo de la falda de Alba y empecé a lamerle su coño. Notaba como una mano me acariciaba la espalda y al llegar a mi culo me daba un pequeño azote. Mientras otra mano, que supongo que sería la de Alba, por encima de la falda empujaba mi cabeza hacia su coño para que lo lamiese mas y me restregase por todo su cuerpo. Estuve un buen rato lamiéndole el coño debajo de su falda. Entonces Alba me dijo que tenía ganas de mear. Que abriera bien la boca, que no quería manchar el suelo. Yo debajo de aquella falda abrí la boca y la pegue todo lo que pude a su coño. Entonces note como algo caliente empezaba a llenar mi boca. Soltó un pequeño chorro y luego paro.



Bébetelo perro. –me dijo Alba



Yo trague el liquido y luego ella siguió echándome pis en la boca, pero ya no paraba y claro a mi no me daba tiempo a tragarlo todo. Aquel caliente líquido caía por mi boca y cuello y pasaba por todo mi cuerpo hasta llegar al suelo. Notaba en mi polla el paso del pis caliente lo que me ponía a mil. Cuando Alba terminó de mearme, me obligó a lamerle bien su coño para limpiárselo hasta su última gota.



Después me dijo que había sido un perro malo, que no me había bebido todo, así que como castigo me darían a beber también el pis de Soledad. Alba se quitó y Soledad que estaba desnuda de cintura para abajo se puso delante de mi. Yo abrí la boca esperando que se acercara pero Alba me dio un tirón a la correa y me obligó a tumbarme en el suelo boca arriba. Entonces Soledad se abrió de piernas encima de mi cara y puso su coño a la altura de mi boca. Soltó un chorro de pis antes de abrir mi boca y toda su orina recorrió toda mi cara y mis ojos cegándome momentáneamente. Entonces abrí la boca de par en par y otro chorro llenó mi boca. Yo trague para dar paso a otro chorro que también tuve que tragar. Alba me tocaba mi polla que estaba bien erecta y me masturbaba con suma delicadeza mientras yo abrí los ojos entre alguna gota de pis y vi coño bien abierto y en ese momento vi salir con toda claridad otro chorro de orina que se dirigía a mi boca. Llenó mi boca y yo tragaba cuanto podía pero no podía con todo y el resto se escurría por mi cuello hasta el suelo. Cuando terminó de mear en mi cara se levantó y dijo quitándome la correa:



Te has portado bien perrito. Ahora vas a coger una fregona y limpiar todo esto. Luego queremos que te duches y cuando hayas terminando vas al salón. Nosotras estaremos allí y si lo has hecho bien te daremos algo para cenar.



Si ama. Ahora mismo. – y diciendo esto me levanté y fui a por la fregona.



Limpie todo bien y me duche. No pude evitar mirar en el cesto de la ropa sucia para ver que ropa había. Pude ver unos cuantos calzoncillos de hombre y varias bragas y tangas de ella supongo. También había unas camisas y unas blusas y algunas faldas. Cogí unas bragas usadas que me llamaron la atención porque eran de un color verde casi fosforito y al tocarlas me di cuanta que tenían un manchón de semen, que supongo que sería del marido. No me entretuve mas y termine de ducharme y cuando me seque fui al salón. Llamé a la puerta:



¿Se puede pasar, señoras? -pregunté con educación.



No vendrás de pie, ¿no perro?. –dijo Alba.



No mi señora, vengo a cuatro patas como perro suyo que soy para lo que dispongan. -contesté poniéndome a cuatro patas antes de que me vieran.



Muy bien, pasa. Acércate aquí. –dijo Soledad.



Yo me acerque y pude ver a las dos mujeres desnudas en el sofá. Se estaban tocando la una a la otra mientras se besaban por toda la cara y cuello. Yo me acerque a cuatro patas y me quedé en el suelo mirando a aquellas dos mujeres besarse. Ni que decir tiene que ver a una mujer de 35 años pelirroja desnuda meterle el dedo en el coño a otra de 46 mientras esta se aparte su melena rubia para que la besen el cuello, es algo que mi polla no deja pasar y claro, se me puso bien tiesa. Soledad se dio cuenta y dijo:



Mira Alba como su ha puesto el perrito.



Le decimos que se masturbe, el pobrecito me da pena. –dijo riéndose mientras sacaba su dedo del coño de Soledad y lo volvía a meter.



Termínate una paja perrito, pero no tardes que nos tienes que lamer el coño. –y tirándome un cenicero me dijo que me corriera ahí.



Yo me puse de rodillas y empecé a masturbarme. Tarde poco correrme mirándolas como se dedeaban y se besaban. Acerqué el cenicero que me había dado y eche todo mi semen allí. Entonces Soledad se levantó y dijo:



Como eres un perrito muy bueno no te vamos a poner collar, espero que no nos defraudes.



No mi señora. –respondí yo mientras soltaba mi polla y sostenía el cenicero.



Dame ese cenicero y ves con Alba. Necesita que la limpien bien el coño. Yo voy a preparar la cena. –me dijo mientras alargaba la mano para coger el cenicero.



Yo me acerqué a Alba a cuatro patas y me puse a lamer su coño. Ella se abrió de piernas poniéndolas según estaba sentada en el sofá y me agarraba la cabeza para restregarla por su coño estaba muy húmedo ya que habrían tenido una larga sesión de toqueteos entre las dos. Mientras yo lamía escuchaba como Soledad en la cocina preparaba la cena. Yo tenía el estomago algo raro después de haber tragado el pis de las dos. Alba se puso la típica mantita del ikea tapándose con ella y dejándome a mi debajo. Yo seguí lamiendo su coño mientras ella con la cabeza fuera veía la televisión tapada con la manta. Pasado un buen rato y después de haberla provocado algún orgasmo, Soledad dijo que la cena estaba. Alba se levantó y fue a la habitación y se puso unas braguitas y una camiseta. Yo me quedé donde estaba y me destape de la manta ya que tanto tiempo lamiéndole el coño allí debajo me había dado muchísimo calor. Mire como las dos se sentaban a la mesa y me dijeron que me acercase. Yo me acerque y me pusieron un plato en el suelo con algo de carne y unas patatas fritas.



Muchas gracias señoras. –dije yo dignamente.



No le das de beber Soledad. –dijo Alba.



Si, se me olvidaba. –y cogiendo un vaso vacío se puso en cuclillas y se apartó el tanga que llevaba y orino en el vaso.



Me lo dio y yo le di nuevamente las gracias. Me dijo que no le gustaría ver que me dejaba nada así que yo lo primero que hice fue beberme el pis de mi ama Soledad y luego comí la carne para quitarme el sabor. Yo comía debajo de la mesa y cuando levantaba la mirada veía sus piernas y a Soledad con su tanga negro y a Alba con sus braguitas rojas. Yo terminé enseguida de comer ya que tenía mucho hambre y espere allí debajo a que mis amas terminaran. Cuando lo hicieron Alba se levantó a preparar el café y Soledad se quedó allí sentada. Se señaló el tanga y me dijo que ya sabía lo que tenía que hacer. Sin esperar mas me puse a lamerla el coño hasta que llegó Alba. Entonces Alba me agarró una mano y me hizo que la tocara su rajita mientras seguía comiéndole el coño a Soledad. Yo pensaba que con lo modositas que parecían las amigas de Milagros y míralas lo que me estaban haciendo las pervertidas. Entre esa gente nadie es como parece.



Una vez que acabaron el café se fueron al cuarto de baño a cepillarse los dientes. A mi me hicieron acompañarlas y me quedé allí mirándolas. Ellas se miraron y me miraron a mi. Soledad se sentó en la taza y Alba se fue a la habitación. Yo escuche como Soledad defecaba y me temí lo peor.



Quiero que metas la mano y lo saques. Después te pones de pie y se lo vas a enseñar a Alba. Ten cuidado no manches nada. –me dijo Soledad levantándose y limpiándose con un papel.



Si ama. Ahora mismo. Hice lo que me dijo y cuando llegue a donde estaba Alba con aquella cosa en la mano ella me dijo:



Saca la lengua y tócalo con la lengua. Después llévalo y tira de la cadena.



Yo saque mi lengua y con algo de repulsión hice lo que me dijeron. Lo toque con mi lengua, solo con la punta y luego lo lleve y tire de la cadena. Soledad me dio un cepillo nuevo y me dijo que me lavara bien los dientes y cuando terminase que fuese al dormitorio. Así lo hice y cuando llegue allí estaban las dos metidas en la cama besándose. Soledad dijo:



Eres muy obediente. Parece que no es la primera vez que haces de esclavo de una mujer.



Gracias ama. –conteste yo.



¿Como tienes la polla perrito? –preguntó Alba.



Y diciendo esto me indicaron que me subiera a la cama y me pusiese allí como un perrito. Alba me empezó a tocar la polla como si me estuviera ordeñando y mientras Soledad se había puesto de rodillas a mi lado y me estaba acariciando la espalda. Noté como su lengua me rozaba mi espalda y sus manos me acariciaban. Sus dedos jugaban todo lo largo de mi espalda llegando desde mi cuello hasta el empiece de la raja de mi culo. Entonces Alba se tumbó debajo de mi, haciendo con ella un 69 pero yo arriba y empezó a mamarme la polla.



Yo empecé a chuparle el coño y cuando estaba pasando mi lengua por sus labios vaginales sentí como la mano de Soledad tocaba aquel coño pringándose los dedos con sus fluidos. Después me metía los dedos en la boca y los volvía a introducir en el coño de Alba. Después de hacer esto varias veces sacó sus dedos pringados del coño de Alba y me dejó lamiéndole el coño. Entonces sentí como un dedo se posaba en mi ano. Yo eché hacia delante pero tenía a Alba mamandome mi polla y Alba lo notó y lo que hizo fue subir su cabeza echándome a mi hacia atrás, con lo que el dedo se introdujo un poco en mi ano. Yo gemí y saque mi polla de la boca de Alba porque apunto estaba de correrme. Alba lo notó y solo le daba pequeños lametones dejándome descansar, pero Soledad metió el dedo bien lubricado en mi culo hasta el fondo. Yo me eche para delante metiéndole la polla en la boca otra vez a Alba que se la sacó al momento y me dijo que aun no me corriera. Yo notaba como el dedo de Soledad entraba y salía de mi ano cuando Alba se levantó y abrió un cajón de la mesilla y sacó un consolador. Se puso de rodillas delante de mi y se lo metió en su coño un par de veces. Después lo sacó y se lo entregó a Soledad que sacó su dedo de mi ano y me puso el consolador en la entrada de mi culo.



No te quejas, así que entenderemos que te esta gustando, ¿no perro? –dijo Alba



Soy todo suyo, señoras. –dije yo con gran excitación



Eres muy buen perrito. –dijo Soledad mientras metía poco a poco el consolador en mi culo.



Se intercambiaron los sitios y Alba siguió metiendo y sacando el consolador aunque de vez en cuando lo sacaba y se lo metía ella en su coño. Mientras Soledad se había puesto a cuatro patas enfrente de mi y me hacia lamerle bien el culo. Mi lengua pasaba por aquel delicioso agujero intentando introducirse cada vez. Estuvieron un buen rato haciendo que las lamiese y jugando conmigo. En eso que me dieron la vuelta y Alba se puso encima de mi cabalgándome. Se metió mi polla de un tirón y empezó a subir y bajar de ella mientras Soledad se había puesto sentada en mi cara y me restregaba su coño por toda mi cara.



Note como Alba se corría y cuando terminó se quito y fue a buscar algo a otro cajón. Soledad se levantó y se puso a cuatro patas. Apoyó la cabeza en la almohada y me dijo que la follara. Yo agarre mi polla pringada de los fluidos de Alba y se la metí en su coño. Entró perfectamente de lo lubricado que estaba todo. Entonces llegó Alba con una polla en un cinturón. Estaba de pie a un lado de la cama y me dijo que se la chupase. Yo me quede mirándola mientras tenía mi polla metida en el coño de Soledad. Alba me agarro la cabeza y acerco hacia mi aquel objeto y me lo metió en mi boca. Yo estaba cachondísimo porque parecía que se le estaba chupando a un transexual. Me la metía y sacaba de mi boca como si de una polla se tratase. Entonces la sacó y se colocó detrás de mi y de un golpe cuidadoso me metió aquel aparato en mi ano y empezó a follarme. Yo estaba que apenas podía mas de la excitación.



Soledad debajo y yo la follaba su coño mientras Alba encima de mi me follaba con un consolador atado a su cintura. Cuando no pude mas, avise y Soledad me dio permiso para correrme. Después me tumbaron boca arriba en la cama y Soledad se volvió a sentar en mi cara hasta que le deje su coño limpio de mi semen que me tuve que tragar. Con todo aquello se nos hizo muy tarde y me dejaron dormir con ellas yo dormí en la cama entre las dos pero tuve que sobarlas un poco hasta que se durmieron.



A la mañana siguiente cuando se levantaron dijeron que nos íbamos a duchar los tres. Al meternos en la ducha lo primero que me hicieron fue que me arrodillara. Tenían ganas de mear y lo harían sobre mi. Yo me arrodille y abrí la boca. Esta vez el pis de toda la noche sabía mas fuerte y tenía peor sabor pero también me lo tuve que tragar. Primero me orino Soledad y luego Alba restregándome todo su coño. Alba cogió el bote de gel y se embadurnó las manos y me empezó a restregar por mi polla que si ya estaba contenta se puso aun mas. Soledad hizo lo mismo pero me embadurnaba el culo llenándome de gel hasta la raja del culo.



Cuando Alba me hizo inclinarme para comerle las tetas Soledad aprovecho y me metió un dedo en mi ano, que lleno de gel hizo perfectamente de lubricante. Después me siguieron sobando otro poco mientras me hacían tocarlas sus coños a la vez que se duchaban. Mi polla estaba a mil y Alba la agarro, la aclaró de gel y la llevó a su coño. Se dio la vuelta, se inclinó hacia delante y yo se la metí desde atrás por su coño mientras Soledad seguía metiéndome y sacándome su dedo por mi culo. Después de correrse, me hizo darme la vuelta y la que se puso para que la follase fue Soledad. Yo me sentí aliviado al no notar nada en mi culo pero duro poco porque Alba se enjabono bien los dedos y me metió su dedo una y otra vez como hacía Soledad. Yo puse mi polla en el coño de Soledad y la empecé a follar. Cuando Soledad también se corrió se terminaron de duchar y cuando estaba fuera con las toallas secándose y yo aun dentro me dijo Soledad:



Ven, que quiero que te corras en mi boca. Quiero recibir a mi marido con un beso en la boca y el sabor de tu semen.



Que mala eres. –dijo Alba mirándola y sonriendo.



Entonces se sentó en la taza, agarró mi polla y la empezó a chupar. Yo no tarde nada en correrme, porque entre lo que había pasado en la ducha y sus palabras mi excitación era máxima sin contar que me la estaba chupando muy bien. Cuando me corrí, siguió chupando hasta que salió todo mi semen y me la terminó de chupar. Entonces se fueron a su habitación a vestirse y me dijeron que yo también me vistiese. Me dejaron en mi casa antes de ir al aeropuerto a recoger a sus maridos. Me despedí de ellas diciéndoles que había sido un placer estar con dos bellezas como ellas y se echaron a reír. Me dijeron que alguna otra vez contratarían mis servicios porque les había gustado que fuese tan morboso y tan sumiso. Llegue a mi casa el domingo antes de comer y llame a Milagros para que me respondiera un par de preguntas pero no me cogía el teléfono.



Al poco tiempo recibí un sms suyo diciéndome que ya me llamaría a lo largo de la semana y así fue. Cuando me llamó fue para decirme que sus Amigos, Darío y Pamela nos habían invitado a cenar en su casa de la sierra el sábado por la noche. Yo le dije que si iría pero que teníamos que hablar de muchas cosas.



 



Esta es una historia de lo que me pasó no hace mucho tiempo y he querido compartir. Puede que algunos de los datos, nombres y hechos de la historia hayan sido cambiados o sean inventados; o puede que todo sea totalmente cierto.



Si quieres ponerte en contacto conmigo para cualquier cosa o simplemente para comentarme algo o darme algún que otro consejo sobre mi forma de escribir, o cualquier otra cosa, lo puedes hacer.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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