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¿Qué tal se lo ha pasado mi niño? –me preguntó entono irónico como sabiendo la respuesta.
¿Tu no estabas mala? –dije con aire de enfadado.
Necesitabas un empujoncito para irte con Mercedes. De verdad mi niño que no sabes el favor que me has hecho. Esto es así, no me gusta compartirte pero la vida te enseña que hay que sacrificar ciertas cosas.
Pues la vida es una mierda. –respondí yo
Ya ves mi niño. Ven que te llevo a mi casa a por tu ropa.
Llegamos a su casa y me di una ducha. Mientras me estaba duchando ella llegó y me empezó a enjabonar por el cuerpo.
No creas que se me ha pasado el enfado, Milagros. –dije mientras notaba como su mano enjabonaba mi polla.
¿Y que puedo hacer para que me perdones? –dijo ella con voz de niña buena mientras manoseaba mis huevos.
Yo no hable mas y deje que me hiciera todo lo que quisiera. Me siguió masajeando mi polla hasta ponerla bien dura y luego siguió masturbándome hasta que eché mi leche en la bañera. Terminé de ducharme, me vestí y después de darnos unos besos me fui a mi casa.
Hablé con ella al día siguiente y todo volvía a la normalidad. El martes me dijo si quedábamos el miércoles para ir al cine. Yo le dije que encantado. Al día siguiente llame a su casa y me dijo que subiera. Subí y había un paquete encima de la mesa del comedor envuelto y con una lazo. Yo lo mire y noté como ella me miraba a mí.
¿Qué?, ¿nos vamos? –pregunté con indiferencia desviando la mirada, pero con una gran intriga por saber que era y quien se lo había regalado
¿No vas a abrirlo? –me dijo ella
¿Pero es para mí?
Si claro. –me dijo agarrando el paquete y entregándomelo.
Pero por que...
Digamos que es una pequeña comisión por haber logrado que Mercedes quiera firmar el acuerdo con nosotros. Por cierto este fin de semana tenemos que ir a Alicante a firmarlo y tienes que venirte conmigo.
Para cuando dijo eso, yo ya había abierto el paquete. Era un ordenador portátil. Era un portátil de ultima generación con todo lo que se le puede pedir a un ordenador y mucho más. Se me iluminó la cara cuando lo vi, pero luego pregunte con cara de extrañeza.
¿Comisión?
Claro hijo, sin ti Mercedes no hubiera firmado el contrato, así que en parte te lo debemos a ti y esto es un pequeño regalo para demostrarte lo agradecidos que estamos contigo.
No lo quiero. –dije rotundamente levantándome del sofá.
Ella me agarró de la mano y me sentó de un tirón.
Mira niño, -me dijo ya seria- el mundo real es así. Esto es simplemente un regalo. No te lo tomes por la tremenda.
Pero esto es como un pago por acostarme con Mercedes. –respondí.
No, esto es un agradecimiento por ser amable con Mercedes y conseguir que firmara el contrato. Porque tu le hablaste muy bien de nosotros, dijiste que éramos una gente muy maja, serios y de fiar, ¿o no es así?
Si, ella me preguntó y yo...
Pues gracias a eso y a que le caíste muy bien, ella firmará el contrato. Te vio cara de bueno y se fió de ti. Que te la follaras es otro asunto. Así que no seas tonto y coge el ordenador y vamos a disfrutar de este ratito juntos, anda.
¿No vamos al cine?
Mejor nos quedamos un rato aquí, ¿te parece?, tengo otro regalo para ti. –dijo besándome en el cuello.
¿Otro?
Ven conmigo. El regalo era un conjunto de lencería de color negro de lo más sugerente, así que una vez en la cama empecé a sobarla mientras ella me desnudaba y me acariciaba mi polla por encima del calzoncillo. Después bajo su boca y me mojo con su boca el calzoncillo mientras me agarraba bien fuerte del culo. Me quito el bóxer y empezó a chuparmela. Después hicimos varias veces el amor, hasta que me llegó la hora de irme a casa.
El fin de semana fuimos a Alicante. Me recogieron en mi casa con el coche de Salvador. Me dijo si quería conducir yo, y yo no me pude negar a conducir un increíble Audi A8 imponente. Milagros se sentó detrás y Salvador y su mujer iban detrás. Como era invierno se hizo de noche en pleno camino. Fuimos hablando largo rato pero luego se callaron todos como si fueran durmiendo. Como estaba oscuro no se veía muy bien la parte de atrás, además iba conduciendo y no podía mirar pero por el retrovisor vi como Victoria estaba inclinada sobre Salvador y parecía como si se la estuviese chupando. Yo pensé que estaba algo obsesionado, como se la iba a chupar ahí delante de nosotros y seguí conduciendo echando de vez en cuando alguna miradita hacia atrás. Una de las veces que la radio cambió de canción y se hizo el silencio en el coche escuche como el ruido que se hace al sorber, lo que me confirmó que se la estaba chupando. Esto me puso muy caliente a mí.
Al cabo del tiempo llegamos al hotel de Mercedes. Nos informaron que vendría hasta el sábado a la hora de comer. Nos dieron dos habitaciones y nos fuimos a colocar las maletas. Milagros me dijo que no se encontraba muy bien, que los viajes la ponen enferma pero que me fuera yo a cenar con Salvador y Victoria, que ella se pediría algo en la habitación.
Así hicimos y estuvimos cenando en el restaurante del hotel, y luego fuimos al bar a tomar unas copas. Estuvimos en la sala de fiestas hasta entrada la madrugada y aunque estaba algo cansado del viaje me lo estaba pasando muy bien con Victoria y Salvador. Victoria ponía celoso a Salvador haciéndome arrumacos y el se lo tomaba a cachondeo, pero por debajo de la mesa Victoria de vez en cuando me tocaba el paquete. La noche continuaba y el numero de copas fue en aumento. Yo estaba algo mareado y decidimos irnos a dormir. Subimos en el ascensor y Victoria no se separaba de mi lado. Me agarraba del brazo mientras disimuladamente pasaba una de sus manos por mi culo. Al llegar a la puerta de su habitación yo me despedí pero Salvador me dijo que pasara a tomar la ultima del minibar. Yo entré y abrimos dos botellitas mientras victoria meaba en el cuarto de baño con la puerta entre abierta.
Te gusta mi mujer, ¿verdad? –me dijo Salvador.
Esta muy buena. –dije yo con la sinceridad de un borracho.
Mira lo que dice, Victoria, que estas muy buena. Me voy a poner celoso.
Que ricura de niño. –dijo saliendo del cuarto de baño y dándome a beber otra botellita. -Mira Salvador, ¿te pone celoso esto? –dijo mientras se ponía detrás de mí y pasaba sus manos por mi pecho.
No cariño, sabes que eso me gusta. -dijo Salvador sentándose en la cama.
¿Y esto otro? –dijo Victoria mientras me desabrochaba el pantalón y con una mano ahuecaba el calzoncillo y con la otra me agarraba la polla y la sacaba.
Eso me pone a mil. –dijo Salvador mientras se sacaba su polla y empezaba a masturbarse.
Salvador es un pervertido. –me dijo al oído lamiéndomelo. – Le gusta mucho hacer tríos para compartirme con otros tíos. Yo le dije que tu me ponías a mil y me dijo que no le importaría compartirme contigo. ¿tu te animas, Juan?
Yo estaba tan mareado que me di la vuelta, me olvide de Salvador y empecé a besar a Victoria. Mientras nos besábamos se acercó Salvador ya desnudo y empezó a desnudar a Victoria. Mientras esta me desnudaba a mí. Entonces ella me tumbó en la cama y se puso encima de mi cara para darme a comer todo su coño mientras Salvador le daba su polla a ella para que se la chupara. Era una situación muy excitante que duró poco porque ella dejó de chuparsela y me la empezó a chupar a mí mientras Salvador se la metía en su coño. Yo estaba tumbado en la cama y ella a cuatro patas me la chupaba mientras su marido se la metía desde atrás por el coño. Yo estaba muy caliente y se lo dije. Entonces ella paró pero me siguió tocando despacio para que no me corriese aun. Al poco tiempo ella se puso algo mas arriba y Salvador sacó su polla del coño de Victoria. Y se la metió por el culo, mientras Victoria agarraba la mía y la colocaba en su coño. Victoria estaba muy caliente y nosotros también porque no tardamos mucho en corrernos casi a la vez, uno en su culo y el otro en su coño. Después de eso, Salvador se fue a duchar y Victoria me dio unos besos mientras yo me vestía y me iba a mi habitación.
Entre sin hacer mucho ruido, me lave lavé un poco y me acosté al lado de Milagros que no se despertó. Por la mañana me despertó Milagros con unos besitos pero yo tenía una buena resaca. Bajamos a desayunar y nos fuimos ella y yo de compras por las tiendas. Estaba muy cariñosa conmigo y me compró un montón de cosas, entre ellas un reloj que dije que me gustaba y algo de ropa en las tiendas. Ella también se compró un conjunto de lencería que dije que le quedaría divino en su cuerpo, así que se lo compró para mí. Yo iba tan contento con mi nuevo reloj cuando llegamos al Hotel.
Subimos a dejar las cosas que habíamos comprado y bajamos a comer que ya estaban esperándonos Salvador, Victoria y Mercedes. Yo saludé Mercedes con dos besos y Milagros también. Me senté entre Mercedes y Milagros y empezamos a comer. Hablaban entre ellos de cosas del acuerdo y yo apenas prestaba atención. Terminamos de comer y salimos a una de las terrazas acristaladas del hotel para tomar un cafetito. Yo estaba que me caía de sueño así que el café me vendría muy bien. Después del café fueron a firmar el dichoso acuerdo y yo aproveche para ir a la habitación a dormir un poco la siesta. No habían pasado ni 15 minutos cuando escuche que llamaban a la puerta. Me levante a abrir y era Mercedes.
¿Qué haces aquí? –le pregunte con cara de asombro.
He venido a verte, -me dijo mientras me empujaba dentro de la habitación y me empezaba a besar. – Salvador, su mujer y Milagros se han ido a ver Alicante, así que tardaran en venir y yo me moría por estar contigo. Lo del otro día fue maravilloso.
Si Mercedes pero... –y sin darme tiempo a seguir hablando su mano ya estaba en mi polla.
Yo agarre a mercedes en brazos y la tire encima de la cama y empecé a besarla. Nos desnudamos e hicimos el amor. Luego me quede dormido como un niño a su lado, hasta que me despertó el sonido de un móvil.
Vamos Juan, vístete y vámonos que ya están al llegar. –me dijo.
Me vestí y baje a recepción donde bajaban de un coche acompañados de una chica de 20 años que debía ser la guía del hotel.
¿Que tal has dormido? Me preguntó Milagros al verme.
Muy bien, lo necesitaba. Dije yo riéndome.
En esto que apareció Mercedes. Había bajado mas tarde para disimular un poco. Subimos a las habitaciones y nos duchamos Milagros y yo para estar limpitos para la hora de cenar. La cena fue en los salones del hotel. Se celebraba una entrega de premios y estuvimos allí en la fiesta. Después de la cena hubo un baile. Como a la una de la madrugada, una de las camareras me entregó una nota. La abrí y ponía " Te espero en la habitación 703". Yo mire a Milagros y me hizo un gesto de conformidad con la cabeza, como indicándome que ya estaba al corriente. Fui a la habitación, llame a la puerta y apareció Mercedes con un conjunto de lencería malva y un picardías a juego. El sujetador dejaba ver buena parte de sus pechos y en la parte de abajo llevaba una braguita culotte que le hacía un culo estupendo, todo ella "oculto" tras el transparente picardías. Yo me quede mirándola fijamente con ojos de lujuria y ella me dijo que entrara. Entre y entonces ella se me tiró al cuello. Me empezó a besar y me llevó hasta la cama. Me senté en un pico y, ella de pie, hacía que la besase por todo su cuerpo. La amasaba las tetas mientras besaba su estomago y ella me acariciaba el pelo. Me hizo ponerme de pie y me empezó a desnudar.
Te quiero desnudo, y todo para mí. –me dijo con voz lujuriosa.
Soy todo tuyo. –dije yo justo antes de meter mi lengua en su boca para jugar con nuestras lenguas.
Me terminó de desnudar y me tumbó en la cama. Mi polla ya estaba erecta y ella se tumbó a mi lado pasando sus manos por mis huevos y también acariciando mi polla. Eso me ponía muy caliente y más si a la vez ella me lamía todo mi cuello y mis orejas diciéndome cosas al oído. Yo intente tocarla, pero ella entonces se sentó encima de mí sujetándome las manos y besándome toda la boca y toda la cara. Cuando me soltó fue para bajar hacía mi polla y metersela en su boca, no sin antes lamerla desde el tronco hasta la punta. La chupaba una y otra vez, entraba y salía de su boca mientras me acariciaba los huevos y pasaba sus dedos mojados por la entrada de mi ano. Entonces se levantó y se quitó su braguita. Se sentó encima de mi polla y subió y bajo varias veces sobre ella para luego quitarse y ponerse en 69. Dejó su coño bien abierto a la altura de mi boca que inmediatamente se puso a lamer. Mi polla llena de sus fluidos quedó al aire y ella se dedicó a masturbarme mientras se embadurnaba su mano con sus propios fluidos. Una vez que tuvo su mano bien lubricada la bajo por mis huevos y me embadurno mi ano.
Yo estaba entretenido comiendo aquel delicioso coño cuando sentí como un dedo entraba lentamente en mi ano. Mi boca dejó de lamer al sentir como se abría paso pero Mercedes se encargó se aplastar su coño contra mi cara y restregármelo. El dedo entró y salió varias veces y yo estaba a mil. Se dio la vuelta y volvió a meterse mi polla en su coño. Hizo lo mismo que antes. Subió y bajo sobre mi polla varias veces y luego la sacó y me dijo que me pusiera a cuatro patas. Una vez así ella se colocó detrás de mí y empezó a mamarme la polla desde atrás. Con una mano me masturbaba y con la otra me tocaba el ano. Yo tenía mi cara contra la almohada y estaba recibiendo una hermosa mamada cuando sentí como su lengua se dirigió a mi ano y empezó a lamerlo. Su lengua entraba en mi ano una y otra vez mientras su mano tocaba mi polla. Yo gemía y más aun cuando me metió uno de sus dedos en el ano. Lo metía y sacaba una y otra vez y a mí me gustaba. Estaba a punto de correrme y se lo hice saber.
Dejo de tocarme y se tumbó para que la comiera el coño. Lamí aquel coño a conciencia mientras mis manos se iban a sus tetas y se las apretujaban. Entonces no lo pude evitar y me puse encima de ella con mi polla en la entrada de su vagina. Ella me acarició la cara y yo metí toda mi polla dentro de ella. No me dio tiempo a mucho porque enseguida me corrí debido a toda la excitación. Saque mi polla una vez que mis chorros de semen terminaron de salir y vi como al sacarla un hilero de semen se escurría hasta llegar a las sabanas. Se levantó y se fue limpiar al baño y al volver se acostó a mi lado y nos quedamos dormidos hasta por la mañana.
Al despertarnos volvimos a hacer el amor una vez en la cama, y otra al darnos un baño juntos. Después de eso se despidió de mí diciéndome que nos volveríamos a ver porque disfrutaba mucho conmigo y me estaba cogiendo mucho cariño. Me dio unos cuantos besos y nos abrazamos. Entonces se fue. Yo baje a comer junto con los demás y después de comer nos volvimos hacia Madrid. Deje el coche en el hotel, ya que era uno de los coches del hotel y acompañe a Milagros a su casa ya que estaba bastante mareada. Hice una manzanilla para que se la tomase y me fui a mi casa. No quedé en nada con Milagros porque hablábamos como si fuéramos una pareja de novios todos los días. Al día siguiente le llamé para ver si ya estaba mejor y estuvimos hablando un buen rato por teléfono contándome que Salvador estaba muy contenta con ella por haber conseguido aquel contrato y que quizás le darían un hotel para regentarlo ella.
Esta es una historia de lo que me pasó no hace mucho tiempo y he querido compartir. Puede que algunos de los datos, nombres y hechos de la historia hayan sido cambiados o sean inventados; o puede que todo sea totalmente cierto.
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