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Aun así, aquella noche disfrute muchísimo con aquella madurita, y recordando su fenomenal cuerpo me quede dormido.
Dormí cono media hora hasta que sonó el teléfono... era Milagros. ¿Qué querría de mí?
Me quede alelado mirando el teléfono hasta que lo cogí y dije:
Dime Milagros, ¿té pasa algo?. –
Te echaba de menos cielo, solo eso. –me dijo riéndose.
¿Si?, yo también. – conteste también riéndome.
Oye, no te he dicho nada porque hoy tengo una comida de negocios, pero si tu quieres podemos quedar esta noche. Te invito a cenar a mi casa. Una cena íntima, ¿te apetece?
Claro. –dije entusiasmado
Estupendo, entonces te espero en mi casa sobre las nueve, ¿sabrás llegar?.
Si, claro, allí estaré.
Colgamos y yo me quedé ilusionado en la cama tirado pensando en la noche que me esperaba.
La tarde se me hizo muy larga, pero al fin pasó y cuando me quise dar cuenta estaba llamando al timbre de casa de Milagros.
Cuando subí a su casa me abrió la puerta con un delantal y un cuchillo en la mano.
Que vengo en son de paz –dije yo levantando las manos en broma.
¡Serás tonto!, anda pasa. Te estoy preparando una cenita muy rica, ya veras.
Huele bien. –dije pasando a la casa mientras ella cerraba la puerta.
Que pasa, ¿no me das ni beso ni nada? – me dijo con una voz cálida.
Es que como te vi con el cuchillo, me asuste un poco. –dije yo riéndome y acercándome a ella para darla dos besos. Ella giro la cabeza y lo que iban a ser besos en la mejilla se convirtió en uno en la boca. Ella sacó su lengua y le di el beso en la punta de la lengua, lo que aproveché para agarrarla y darla un morreo.
Venga, que tengo que terminar la cena. Pasa y pon la tele que me queda un ratito aquí. –me dijo cuando terminé de besarla
¿Quieres que te ayude?, por cierto he traído una botellita de vino.
Trae, damela. No tenias que haber traído nada, cielo. Siéntate, no hace falta que me ayudes, ahora mismo voy contigo.
Entré al salón y me senté en su amplio sofá. Puse la tele para hacer un poco de zapping, porque los sábados por la noche no hay nada en ninguna cadena. Al poco tiempo vi como se acercaba ya sin el delantal. Tenía una falda roja por la rodilla y una camiseta de manga corta gris. Era preciosa con su pelo suelto y caminado hacía mi. Se sentó a mi lado y me beso.
¿Qué has hecho todo el día? –me preguntó.
Esperar que llegase la noche. –dije sonriendo
Ves como eres un cielo de niño. –y diciendo esto me volvió a besar. Nos empezamos a animar y mi polla se puso a mil. Mis manos empezaron a acariciarla y ella pasaba sus manos por mi pecho mientras nuestras lenguas se rozaban y jugaban en su boca. Pasaron bastantes minutos besándonos como un par de enamorados. Yo besaba su boca, su cuello y ella me daba mordisquitos en la oreja ala vez que metía su lengua. Mi polla ante esto se animó bastante y ella que lo notó puso su mano sobre mi paquete y mirándome me dijo:
¿Qué te pasa niño? No me digas que cuatro besos te han puesto así.
No que va, vengo así de casa. –contesté sonriendo.
Bueno, cuida de mi postre mientras sigo preparando la cena. – y al decir esto bajó su cabeza a mi pantalón y me dio un pequeño mordisco colocando su boca encima de mi pantalón a la altura de mi polla.
Yo me quede loco mirando como se iba hacía la cocina y me levanté para ayudar a poner la mesa.
La cena fue muy amena y hablamos de todo un poco. Era como si hubiese encontrado a la pareja ideal, a mi media naranja. Me compenetraba muy bien con ella y nos entendíamos a la perfección. Teníamos gustos parecidos respecto a infinidad de cosas. Cuando estaba con ella se me olvidaba que tenía 52 años y era como si estuviese con una novia de mi edad.
Después de la cena nos sentamos en el sofá y me estuvo contando que yo había caído muy bien a sus amigos y que alguna de las maduritas que había le comento que era un chico muy mono y lo afortunada que era. Bromeamos un buen rato sobre el tema mientras nos terminamos el café que preparó.
Mientras estábamos tomando el café no paró de halagarme y decirme lo bien que me había comportado y lo bien que había caído a todo el mundo. Todo esto sin parar de acariciarme y tocarme las manos y los brazos mientras se pegaba cada vez mas a mí.
Me empezó a besar en el cuello y mi polla empezó a reaccionar. Yo me dejé hacer y sentía como su lengua cruzaba mi cuello y su mano bajaba hacía mi pantalón, lo cual me excito mucho más. Me besaba por la comisura de los labios y yo sacaba la lengua para encontrar a la suya. Su mano me desabrochó el pantalón y se introdujo en él masajeándome la polla por encima del bóxer. Mis manos ya no podían estar quietas y empecé a sobarle los pechos por encima de la camisa. Ella siguió besándome por la boca, llenándome la cara de saliva mientras sacaba la polla del bóxer y la dejaba libre. Bajó su cara poco a poco y se metió mi polla en su boca y empezó a chuparme como nadie lo ha hecho. Yo acariciaba su espalda disfrutando de la increíble mamada que me estaba dando. Se sacaba la polla entera de la boca para luego meterla otra vez mientras con su mano llevaba el ritmo de la mamada agarrando bien el tronco de la polla. A veces notaba como su lengua daba vueltas alrededor de mi polla. Estaba muy caliente y no tarde en decirla que parara que me iba a correr, a lo que ella paró, me miró y se la volvió a meter en la boca.
No, para. –dije yo, aunque mis deseos fueran otros.
Tranquilo niño, luego te tocará a ti. –me dijo metiéndose la polla mas fuerte y haciendo que todo mi semen llegara a su boca.
Ella cerró bien los labios y no permitió que nada saliese mientras seguía llevando el ritmo de la mamada para exprimirme todo el semen. Cuando terminé de eyacular siguió lamiendo para dejarme bien limpio pero lo hacía de una forma muy suave para no hacerme daño. Era maravilloso tener a alguien así al lado. Cuando terminó, se levanto y me agarro de la mano y me llevó a su habitación donde me dijo que me tumbara en la cama que ella no tardaría en llegar. Así lo hice, me desnudé y me tumbé totalmente agotado de la mamada que me habían dado. Entonces la vi aparecer. Llevaba un camisón morado junto con unas medias del mismo color. Era algo transparente y se veía que no llevaba nada mas debajo. Yo me puse a mil al verla. Ella se acercó a la cama, bajó la luz sin llegar a apagarla y se puso a horcajadas encima de mi cara. Yo levante un poco el camisón y metí mi cabeza debajo y allí vi su hermoso coño, todo para mí. Lo mire mientras ella iba bajando su cuerpo para que su coño llegase cómodamente a mis labios. Yo saque la lengua y la pase por sus labios vaginales. Ella gimió y volví a lamérselo. Mi lengua se escurría entre sus labios mientras Milagros se movía contoneándose. Lamí hasta llegar a la entrada de su vagina y luego pase mis labios por sus labios vaginales, lamiéndolos y chupándolos, incluso a veces mordisqueándolos. Ella se seguía contoneando encima de mí y a veces bajaba su cuerpo para aprisionar mi cara entre sus piernas haciéndome presión con su coño en mi cara llegando incluso a veces no dejarme respirar. Toda mi cara estaba llena de sus fluidos ya que yo no podía tragar todo lo que ella soltaba debido a la excitación que tenía. Ella subía su cuerpo dejándome mas movilidad para mi lengua, así que yo pasaba mi lengua por todo su coño y seguía bajando otro poco hasta llegar a su ano. Empecé a lamérselo y hacer algo de presión hasta que la punta de mi lengua penetró en su ano. Ella gimió y luego volvía a sentarse completamente en mi cara para volver a restregarme su coño por la cara. Mis manos acariciaban su culo y subían por su espalda todo lo que podía para volver a bajar.
Milagros me tuvo bastante tiempo lamiendo su coño. Mi polla a esas alturas estaba a punto de explotar. Entonces ella se giró y se puso en posición de 69. Sus manos empezaron a acariciarme la polla y los huevos. A veces sus manos pasaban por mi ano para volver a agarrarme los huevos. yo seguía chupando y esta vez tenía al alcance su ano y mi lengua pasaba mucho por esa zona. La lamí completamente mientras ella me acariciaba mi polla. Mientras mi lengua entraba en su coño ella empezó a meterse mi polla en su boca y volvió a lamérmelo. Después de un buen rato y cuando ella notó que mi polla iba a explotar, se levanto y se quitó de esa postura y se puso a mi lado tumbada en la cama. Siguió masajeándome la polla mas lentamente mientras me besaba en la boca y yo le tocaba a ella por todo su cuerpo. Me decía cosas al oído mientras me lo lamía.
Luego sin quitarse el camisón se colocó encima de mi polla. La agarró bien y la colocó a la entrada de su coño. Mi polla se escurrió fácilmente por la abertura y ella me empezó a cabalgar. Era maravilloso volver a sentir su cuerpo encima del mío. Ella no tardo en correrse viendo como se estremecía. Yo esperé a que terminase y luego ella me dijo que terminase yo, notando como su coño dejaba salir y volver a entrar casi completamente a mi polla. Me corrí mientras ella incorporada sobre mi cara me besaba y me lamía.
Al terminar nos quedamos abrazados durante un buen rato hasta que nos quedamos dormidos, bien abrazados.
Por la mañana nos despertamos bastante tarde, ya que era domingo y entre los juegos de la noche anterior nos dormimos a altas horas de madrugada. Al despertar empezamos a besarnos de nuevo y mi polla que se levanto animada quería guerra o así al menos lo expresó Milagros cuando bajo su mano para tocarme. Entonces decidimos seguir jugando en la ducha. Llenamos la bañera y me metí yo primer y luego ella se sentó entre mis piernas mirando al frente, ya que como dije era una bañera bastante grande.
Allí empecé a sobarle los pechos mientras ella me acariciaba las piernas. Mis manos bajaban de vez en cuando para introducirse por debajo de la espuma y tocar su coñito mojado. Yo estaba excitado y mi polla se rozaba con su espalda y eso le excitaba a ella. Eso y que una de mis manos la sobaba las tetas y jugaba con su boca y la otra estaba masturbando su coño. Tocaba por sus labios y mi dedo se metía dentro de ella gracias a los fluidos que echaba, ya que tenía el coño totalmente mojado por dentro debido a la excitación.
En unos momentos note como ella empieza a estremecerse y sentí que se corría gracias a mis dedos. Yo seguí tocándola hasta que ella me paró y se dio la vuelta. Me dijo que me pusiera de pie. Yo me puse y ella de rodillas empezó a mamarme la polla. También me tocaba los huevos mientras alguna vez de forma distraída pasaba uno de sus dedos todo lo largo de la raja del culo haciendo algo de presión al pasar por el ano. A mí me encantaba la forma que tenía de chuparme la polla. Yo miraba hacía abajo y veía como se la metía en la boca.
De vez en cuando me miraba de forma picara y aceleraba el ritmo de la mamada. Yo estaba a punto de correrme y se lo hice saber entonces ella hizo algo. Paró, se sacó la polla de la boca y se lamió un dedo. Después se volvió a meter mi polla en su boca y siguió lamiendo. Yo note como su dedo ensalivado fue a parar a la entrada de mi ano mientras ella no paraba de mirarme. Yo estaba a mil. Noté como el dedo entró un poco, apenas la punta y yo gemí mirándola a ella a los ojos. Ella se rió y me mamo mas deprisa la polla y metió otro poco más. Apenas tenia dentro la parte de la uña, entonces y sin dejar de mirarnos me empecé a correr en su boca. Ella esta vez apartó la boca y dejo caer los chorros encima de su cara y boca abierta y al hacer esto me metió el dedo de una forma continuada lo que hizo que mi placer se incrementara. Fue algo estupendo. Cuando mis chorros terminaron de salir saco su dedo de mi ano y se metió la polla en la boca hasta que poco a poco se me fue bajando la excitación.
Terminamos de ducharnos, entre besos y abrazos y algún toqueteo. Entonces nos fuimos a comer a un restaurante de esos caros a los que iba ella y seguimos charlando animadamente como una pareja de enamorados que pasa un fin de semana juntos. Estar con ella era maravilloso y lo que me hacía sentir era igual o mas maravilloso aun. Entre la comida y el café y un largo paseo por el retiro se nos hizo bastante tarde así que la acompañe a su casa, me despedí de ella con un beso en los labios dentro del portal, que se convirtió en un apasionado beso con toqueteo de culo incluido. Quedamos en que me llamaría y me fui. Cuando llegue a mi casa estaba ya mis padres y me preguntaron que tal mi fin de semana. Yo les respondí mintiendo un poquito que algo aburrido en casa sin salir apenas, entonces me senté en el sofá con ellos para escuchar las aventuras del suyo cuando a los 5 minutos de estar escuchándoles sonó mi teléfono. Era Milagros. Descolgué mientras iba casi corriendo a mi habitación para que no me escuchase nadie hablar con ella.
Dime guapa, ¿que tal estas? – dije al contestar.
Esta es una historia de lo que me pasó no hace mucho tiempo y he querido compartir. Puede que algunos de los datos, nombres y hechos de la historia hayan sido cambiados o sean inventados; o puede que todo sea totalmente cierto.
invitado-Jose 14-04-2017 06:43:40
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Excelente muy excitante,