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Experiencias de una amiguita que comparte conmigo mientras hacemos el amor y que no le molesta que yo comparta con ustedes:
El ganon fue primero un chico que fue mi novio durante un breve tiempo pero quien me profesionalizo en el mundo del placer fue mi vecino y amante de cabecera durante cinco largos e intensos años, Álvaro.
Álvaro era un chico mayor que yo por tres o cuatro años. De muy chica un día me rompió el corazón y nunca se lo perdone. Un día cualquiera unos años después, con mi cuerpo ya empezado a desarrollarse y a atraer la atención de los hombres, se me unió "casualmente" en una carrera matinal de un sábado por la madrugada. Después de correr juntos por un rato me propuso ser su amante, así, a bocajarro, no su novia sino su amante. La proposición primero me sorprendió pero también me atrajo por su tufo eminentemente sexual, de hecho me mojó de inmediato. Obviamente le dije que sí. Era justo lo que necesitaba en ese momento de mi vida; un cogedor que viviera al lado de mi casa que me llenara de placer cada que quisiera.
Y así sucedió. Me hundí en una vorágine sexual de la cual ya nunca salí. El placer se me hizo vicio y el vicio costumbre. Mis papás ni idea de que su "chiquita" hija modelo y orgullo familiar era una viciosa del sexo nada más y nada menos que con el inútil del vecino. Y si, era un inútil, pero me cogía como un dios.
Como suele suceder en esos casos mi inmersión en el sexo fue intensa y casi compulsiva. Dejé las carreras matinales familiares para quedarme en casa sola y abrirle la puerta del placer a mi vecino, quien, apenas veía por la ventana que ya todos habían salido de mi casa y que estaba yo sola, se escabullía y apenas le abría la puerta se me lanzaba encima a besarme y desnudarme para cogerme tirados en el suelo ya fuera en la entrada, las escaleras, la sala o el patio, aunque su lugar preferido para poseerme era la cama de mis padres, donde no dejaba de decirme "te estoy cogiendo, te estoy cogiendo, te estoy cogiendo en la cama donde te hicieron chiquita". Bien pronto no nos conformamos con coger sábados y domingos sino que la cosa se expandió a cada día de la semana. Si no había ocasión incluso me ofrecía con mi madre a ir a la tienda a comprar cualquier cosa y previo acuerdo con Álvaro, quien ya me esperaba desnudo en su casa, antes de ir a la tienda me escabullía a su casa a ser penetrada y gozada en las posiciones más extrañas que se nos ocurrían.
Siendo su hermana mi mejor amiga, eso facilitaba las cosas. Cuando salíamos de fiesta ella se ofrecía a cuidarme bien con mis padres pero lo que en realidad pasaba es que más bien me entregaba a su hermano, Álvaro, quien siempre encontraba el lugar escondido perfecto para cogerme a mitad de la fiesta. Un día, incluso, de regreso de una fiesta estando todos borrachos, en el asiento trasero íbamos la hermana de Álvaro y su ligue ocasional y Álvaro y yo, a las dos nos iban metiendo mano ante las miradas atónitas de reojo de quienes iban adelante, quienes no dejaban de voltear para vernos gozar, creo que hasta uno de ellos se empezó a masturbar, no supe bien pero me dio la impresión, yo en lo mío, con las piernas bien abiertas y la tenga a media pierna. En determinado momento Álvaro se sacó el falo y me quiso penetrar allí mismo. No se lo permití y dejé de besarme con él. Ahora me arrepiento, hubiera sido un morbazo ponerme a coger enfrente de cinco personas, incluyendo mi mejor amiga. Pero estábamos tan calientes que Álvaro le pidió a quien manejaba que nos dejaran en unos edificios cercanos a mi casa donde era fácil encontrar un lugar oscuro y solitario donde me cogiera. En fin que nos bajamos del auto y me condujo al interior de uno de los edificios. Me guio hacia el último piso de uno de ellos, me sentó en la escalera, me subió la mini hasta la cintura, me abrió las piernas y me empezó a comer la concha de manera maravillosa a las tres de la mañana. Qué delicia de mamada dios mío, mientras me succionaba el clit me metía y sacaba dos dedos a gran velocidad.
El sonido acuoso de coño hecho agua retumbaba por el eco por todo el edificio y a mi me costaba cada vez más trabajo guardar silencio. Él también lo notó y se detuvo, pero sólo para ponerme de pie de espaldas a él apoyada en el barandal viendo hacia abajo y allí y así me la dejó ir hasta el fondo de una estocada sublime que me arrancó gemidos de placer. De haber alguien asomándose en ese instante hubiera visto a una chiquilla con la mini a la cintura y una teta por fuera de la camiseta, siendo empotrada desde atrás por un chico de diecinueve o veinte con miembro de hombre. De repente, escuchamos la puerta del edificio abrirse y voces de un reducido grupo de amigos y amigas que seguramente regresaban de una fiesta con la intensión de seguirla en casa de alguno o alguna de ellas y empezaron a subir por las escaleras. Estando yo recargada sobre la baranda mientras Álvaro me culeaba desde detrás los vi subiendo las escaleras contando chistes y riéndose. Por algún motivo la excitación me fue subiendo. La posibilidad de que siguieran subiendo hasta el último piso y nos vieran a Álvaro y a mi en esa faena estaba empezando a ser deliciosamente morbosa y ni Álvaro ni yo no solo no cesamos de copularnos sino que empezamos incluso a movernos de manera más provocadora, con penetraciones lentas pero intensas y hasta el fondo. Segundo piso y siguen subiendo. Incluso puedo ver las caras de algunos y algunas de ellas. Volteo a ver a Álvaro y su cara está descompuesta de placer, la mía debe estar igual. Nos miramos a los ojos y con la mirada nos decimos que no importa que nos vean, ambos estamos súper prendidos en lo nuestro. Tercer piso y se detienen y se escucha el sonido de unas llaves sobre el picaporte. Uff, un piso más y nos hubieran encontrado copulando semidesnudos. - Hubiera sido fantástico - me digo a mi misma, y empiezo a venirme en uno de los mejores orgasmos de mi vida. Empiezo a sentir los espasmos del miembro de Álvaro dentro de mi y enseguida se sale para vaciarme toda su leche por entre las nalgas y piernas. Nos tiramos en el suelo exhaustos y me imagino la escena del momento: dos serpientes sexuales tiradas en el suelo recuperándose del enredo coital al que acaban de someterse.
Me arreglo como puedo, mi pobre mini está toda arrugada, mis piernas y nalgas escurren esperma y con el espejo me doy cuenta de que tengo cara de que me acaban de dar la cogida de mi vida. Siento terror y vergüenza de regresar así a casa. Es posible que mis padres me estén esperando y si me esperan con las luces aún prendidas y me ven así, se darán cuenta de lo obvio; que su hija modelo se acaba de envilecer como puta.
Afortunadamente regreso a casa y todo apagado. Me desnudo, escondo mi mini, esa la tengo que lavar yo misma mañana, seguramente está toda manchada de semen. Me quedo dormida al instante.
Es el día de la independencia de México y voy con la familia de Álvaro y Álvaro a las celebraciones de lo que llamamos Grito. La muchedumbre es impresionante, no se puede ni caminar del gentío que hay. Álvaro se para tras de mi y coloca ambas manos en mis hombros. Me siento protegida. Pronto me percato que sus intenciones no son darme protección. Levanta mi camisa y siento la dureza de su verga apachurrada contra mi espalda. Sus padres y hermanos a unos pocos metros de nosotros nos ven sin imaginar que el hijo está abusando de mi.
- Me encanta que abuse de mi este hijo de puta - es lo que me digo mentalmente.
Baja una mano, se toma el miembro y unta el glande paseándolo a lo ancho de mi espalda. Yo me dejó hacer, entre la muchedumbre es imposible que alguien sepa lo que me están haciendo. Nos empezamos a excitar cada vez más, me susurra al oído que vayamos al coche. Le digo que si. Álvaro le dice a sus papás que nos regresamos, que es imposible siquiera andar. Los padres asienten dándonos la razón. Nos cuesta media hora regresar al coche. Lo dejamos estacionado en un callejón angosto y muy oscuro, de todos modos hay gente por doquier, unos que se dirigen Hacia la celebración, otros que regresan como nosotros. Nos subimos al coche y nos lanzamos a besarnos con ganas de sexo. La oscuridad es grande e invita al sexo. El gentío pasa a ambos lados del coche pero la penumbra de la noche y del gran árbol que provoca mayor oscuridad impide ver caras u ojos. Todos con prisa. Me levanta hasta la cintura la falda de mezclilla a medio muslo que traigo puesta (siempre que salgo con Álvaro uso falda, simplifica mucho las cosas) y empieza a meterme el dedo por mi concha ya lubricada. Volteo y no siento ninguna posibilidad de riesgo.
- Cógeme, le digo.
Me desliza la panti hasta los tobillos, reclinado el asiento a la posición más horizontal y me la deja ir hasta el fondo. Lo enredo entre mis piernas forzando una penetración lo más profunda posible. Comienza a decirme leperadas y eso me pone más cachonda todavía.
- Eres una putita Graciela, una zorrita. Di que te gusta mi verga, di, insiste.
Y yo le contesto que sí, que me encanta su verga, que es de las mejores que he visto (error haberlo dicho)... Y comienza el perverso interrogatorio.
Me fuerza a decirle y a contarle a cuantos me he cogido. Me dice que cojo mejor que muchas mujeres. Le comienzo a decir mis secretos, uno a uno, y siento dentro de mi vagina fue eyaculo. Álvaro acelera sus movimientos, yo lo atranco hacia mi con fuerza de mis piernas limitando el movimiento que él es capaz de hacer para provocarme más placer, somos dos bestias copulando; una que quiere acelerar la penetración y yo que con mis piernas lo tengo enredado hacia mi forzando una penetración más lenta pero más profunda. Gano el combate y me vengo delicioso. Ya ni siquiera volteó a ver si hay gente que nos mire, me vale un carajo. Me grita que se viene, que se viene, y se sale de mi, yo hago lo que el adora hacer, me destapo las tetas y se las expongo para que se venga en ellas. Su eyaculacion es abundante y deliciosa. Gime como bestia herida.
La noche es larga aún. Arranca el auto y me lleva a un hotel en donde no piden identificación. Me coge por varias horas antes de conducir me de regreso a casa.
Meses antes a este suceso llega de provincia un primo de Álvaro a su casa, pasaría dos semanas de vacaciones allí. El día que nos vimos por primera vez salieron chispas de deseo en ambos. Inmediatamente supe que tendríamos sexo y quise aprovechar al máximo su corta estancia pies no había mucho tiempo. Álvaro detectó de inmediato lo que había entre Angel (su primo) y yo y los celos no se hicieron esperar.
- Te recuerdo que somos solo amantes, no novios, le dije a Álvaro.
- No me interesa. No quiero que salgas con el, punto.
No le hice caso, igual me lo coji. Sabía que no podía hacer mucho, un enfrentamiento le saldría caro pues ocasionaría problemas entre tuya, tras y primos. Demasiado lío.
No pasó mucho para que entre jugando con los primos más chicos, forzaramos instantes a solas para basarnos, tocarnos y para que empezara a mamarsela. Incluso durante la comida fingiamos subir a su habitación a que me mostrara algo cosa que nunca pasaba porque apenas cerraba su puerta yo tomaba mi posición hincada ante el para saborear su exquisita verga. La tenía super parecida a la de su primo, pero esta me gustaba incluso más. Cuando faltaban solo tres o cuatro días para que se fuera me pidió sexo completo. Y yo le dije que sí. Teníamos que planear algo que nos diera al menos una tarde completa de placer. Por mi casa no había hoteles donde no pidieran identificación pero recordé unas regadera públicas donde Álvaro me llevaba aveces. Le propuse el lugar y dijo que si. El pretexto? Que mi amigota Alma (la hermana de Álvaro), Adrián y yo iríamos a la feria de Chapultepec a pasar el día. Obvio que Alma no fue con nosotros (al final se fue a coger con su novio) y nosotros no fuimos a Chapultepec. Fuimos a unas regadera públicas de muy vulgar aspecto que por alguna razón me ponían incluso más cachonda. No sé porqué mi relación con mi vecino Álvaro siempre fue así, gozaba yo rebajandome con el y con los lugares donde me cogia, como esas regadera, Regadera, por ejemplo. Bueno, el caso es que llegamos al lugar, pedimos un par de toallas mientras el cajero me repasaba con sus ojos de pies a cabeza mordiendose el labio, y subimos a la nuestra entre miradas de lujuria de hombres que entraban o salían de otras regaderas. Entramos y vi el lugar, o mejor dicho lo recordé, y no pude evitar imaginarme a mi siendo cogida por Álvaro en un lugar como ese. Pero enfin, mi relación con el siempre fue muy extraña y siempre sacó de mi mi lado de puta que se exita por ser usada. Cosas raras de mi vida de hija pródigo, excelente estudiante y buena amiga.
Pensando esas cosas no me percaté de que Adrian se veía bastante incómodo.
- Qué te pasa, no te gusta el lugar?, le pregunté estúpidamente. Obvio que a nadie le podía gustar un lugar así.
- No, no es eso.
No puse mucha atención y comencé a desnudarme frente a él. Una vez desnuda me percaté que Adrian no había más que quitadose la playera y los zapatos y calcetines, pero seguía con los pantalones puestos.
- Qué te pasa pues, le pregunté curiosa, porqué no te desnudas?
Y fue cuando me di cuenta que algo raro pasaba y me acerqué a él y le dije con ternura, - Qué es lo que pasa? No estás a gusto?
Y entonces pues ya me confesó que en realidad a sus veintiún años seguía siendo virgen. Que no obstante con contar con una vida sexual activa en realidad nunca la había completado.
Y bueno, no debió habermelo dicho porque me puse doblemente más cachonda. Nunca me había imaginado desvirgar a algún chico y ahora estando completamente desnuda yo, tenía uno frente a mi. Y me lo cogí en forma durante horas. Un rato despues estaba yo de frente a la pared dándole la espalda a Adrián y ofreciéndole el culo para que me tomara desde atras. Se me ocurrió revivir mis momentos de placer con Álvaro y la forma en que el me tomaba en esos baños pero ahora con el primo ex virgen. Lo que siempre me gustó de la vulgaridad de ese lugar era el caso de mientras estar cogiendo y gimiendo podía escuchar los gemidos de otras varias parejas que en regadera cercanas hacían lo mismo que yo, y eso me ponía a mil. El saberme siendo cogida al mismo tiempo que otras chicas y oyendonos entre todas, siempre fue algo que me encantó. Y bueno, me coji al primo durante toda la tarde y regresamos a casa ya de noche. Sólo Álvaro se percató de lo que habíamos hecho. Se enfureció conmigo, pero no le hice caso. Dos días después su primo se fue y nunca lo volví a ver.
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