~~Uno de esos días que me encontraba yo en casa haciendo la colada, llamaron al timbre y abrí la puerta...

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¡Hola Nacho!
 ¡Hola Carmen que tal!
 ¡Nada había hecho para comer ensalada de pasta y como se que te encanta, pues te quería invitar a comer!
 ¡Estupendo Carmen, me cambio y voy!

Ese día iba con un vestido de verano ajustado medio desabrochado donde dejaba ver sus enormes melones que me volvían loco, marcaba un culo imponente e intuía por la marca que debajo llevaba un tanga.
 Me cambié un poco y me fui a su casa, una vez allí me senté en el sofá del comedor y Carmen sacó una botella de vino tinto de rioja que según ella tenía guardada para una ocasión especial.
 Bebimos unas copas mientras se acababa de enfriar la ensalada de pasta en la nevera.
 Ya durante la comida seguimos bebiendo y mientras comíamos habían muchas miradas cómplices que hacían imaginar que el día prometía.
 Después de comer nos sentamos tranquilamente a tomar un café y un chupito de wisky y Carmen empezó a sincerarse conmigo, me empezó a decir que ella estaba muy sóla y necesitaba sentirse querida y sentirse mujer, mientras me decía aquello me miraba fijamente a los ojos y me tocaba el pelo y el pecho.

Ella estaba medio girada hacia a mi y le estaba viendo casi todo el tanga que llevaba puesto y ese sujetador a juego donde se le salían la mitad de esas enormes urbes que tenía de tetas.

Me puso muy cachondo la verdad y en un momento de la conversación la agarré de la mano y le dije que no se preocupara que ahí estaba yo para darle calor, consuelo y lo que hiciera falta....

~~Fue decirle esa frase y se me acercó y me besó, juntó sus labios con los míos y para sorpresa mía por ser una mujer de edad considerable, me besó con lengua y lo hacía de maravilla, me puso tan caliente que desesperadamente la ataqué.

Primero le desabroché el vestido de arriba y también de abajo, quedaron a mi merced sus tetas imponentes y voluptuosas, no paré de chuparlas, mordisquearlas, sobarlas...parecían mías.

Carmen se volvía loca y no paraba de gemir y gritar, aproveché ese momento suyo de excitación para meterle mano por la parte de abajo de su vestido, introduje mis dedos entre su tanga y acaricié su coñito peludo y mojado, cada vez más mojado...

Ella estaba a tope de cachonda y comenzó a desnudarme despacito, primero la parte de arriba y luego la de abajo hasta dejarme desnudo por completo,cuando ya lo hizo me chupó todo mi pecho depilado hasta el ombligo y con su mano comenzó a masturbarme y tocarme los huevos, cuando estaba a punto de caramelo inclinó su cabeza y me pegó una mamada que fue la mejor de mi vida, se notaba su experiencia y sus ganas de sexos escondidas, se estaba desfogando conmigo.

Después de casi conseguir que me corriera en varias ocasiones, se puso encima de mi y me cabalgó con gran arte, parecía una yegüa española domada, sus gritos se oían por todo el piso y yo me volvía loco comiéndole aquellos melones gigantes con sus pezones en punta, mientras golpeaba su espectacular culo con mis manos...

Aquella hembra madura esta muy buena y me hacía gozar de lo lindo, sudábamos y había un olor a hembra y sexo en el ambiente que me ponía más caliente cada vez.

No quería correrme aún y quería experimentar más posturas por lo que me la follé en el sofá en postura del misionero hasta que Carmen tuvo un orgasmo intenso.

Yo estaba que no podía más y le dije de ponerla a cuatro patas para correrme yo también en su cara o en su culo según pudiera, empecé a embestirla fuertemente en aquel culazo divino mientras ella se estremecía de placer y me pedía más, sus tetazas se movían al son de mis penetraciones.

Después de bastante rato tenía unas ganas locas de correrme y cuando estaba a punto la saqué y finalmente me corrí todo en aquellas enormes tetas que me daban tanto morbo...

Ese día fue fantástico no paramos de follar en todo el día y dormimos juntos.