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Mi vecina, mi amante (2)

Mi vecina, mi amante (II). Descubriendo más de Carmen.



Siguiendo sus ruegos, me quedé esa noche en la alcoba de Carmen. Y empezamos a divagar sobre ciertos temas más íntimos y personales.



 



- Oye Carlos, no es por nada, pero… eres un amante excelente. He estado con algunos hombres después de mi divorcio, unos más jóvenes que otros y con más o menos energía, pero no te llegan ni a la altura del betún. No ya en físico, sino en técnica, en pasión, en saber estar. ¿Eso os lo enseñan en la facultad o que?



 



-Sí y no. Es decir, en la facultad nos enseñaron algo algo de psicología aplicada al deporte, a saber distinguir determinados síntomas de cansancio o de ansiedad a través del lenguaje corporal. Con el culturismo no ya para vivirlo sino para experimentarlo. Y la verdad es que cuando lo experimentas es algo tremendo. Primero porque el culturismo tiene un punto de erotismo, estas exhibiendo tu cuerpo con el ánimo de estar más grande y definido. O de parecerlo, y es muy importante entender tu cuerpo. Así que en cierto modo también aprendí a controlar mi deseo y dejar que explote en el mejor momento. El tema es saber aguantar sin llegar a fallar, ir al límite sin sobrepasarlo. En eso se basa el culturismo, sentir hasta el límite y a partir de ahí consigues tamaño y definición, para lo cual se requiere conocer bien el cuerpo.



 



-Y eso has hecho conmigo. Has aguantado sin correrte esperando a que me llegara el orgasmo.



-Bueno Carmen, eso es lo que más o menos lo que te he explicado



-Mmm interesante. No me extraña que



-Pero el sexo no es exactamente lo mismo. Hay otra persona. Y eso no es solo por los hombres, muchas chicas jóvenes no entienden que eso es cosa de dos. Por eso me ha gustado estar contigo. Porque veo que tú sabes esta sutil distinción.



 



-Bueno, yo he estado casada, así que algo entenderé del tema. Y tú también estás muy ducho. Es algo que he sabido desde siempre, pero no imaginaba tanto.



 



-¿Cómo que desde siempre?



 



-Carlos, recuerda, soy tu vecina, compartimos patio. Se oyen cosas y no soy tonta. Sé lo que haces algunos fines de semana. Sé que, por lo general, las dejas satisfechas, sobre todo tu ex novia la pelirroja, gritaba como una condenada, y además era una indiscreta de cuidado.



 



-¿Qué quieres decir con lo de indiscreta?



 



-Se iba al baño con la ventana abierta para fumar después de que hicierais "el ruidito". Yo la vi una vez. Se le notaba en la cara que estaba muy contenta, pero ni se percató de que yo la estaba mirando desde la otra ventana. Tú posiblemente dormías como un bendito, pero ella se pasaba un buen rato dando vueltas. Entre su cara de satisfacción y los gemidos que daba, me ponía cachonda solo de pensar lo que le podías estar haciendo a ella.



 



 



-Vaya, ahora entiendo por qué duramos tanto cuando yo no la soportaba ni ella a mí.



-Y el por te he llevado a mi cama .No me ha sidos fácil, eres como un familiar para mí, pero no soy de piedra, como has comprobado.



-Bueno, lo hecho, hecho está.



 



Tras más divagaciones, hablamos un poco de su negocio y de las oposiciones a profesor de Secundaria en las que me iba a presentar en cuanto acabase el CAP que iba a empezar ahora, hasta que, pasadas las cuatro de la madrugada, decidimos dormirnos y nos caímos redondos. Tanta pizza, tanta bebida y tanto sexo nos habían dejado excitados pero también cansados. Me desperté a la mañana siguiente, durmiendo prácticamente del tirón. Ella se durmió un poco antes que yo, pero también se despertó antes, puesto que me recibió recién duchada, mirándome en la cama como medio atontada, como si necesitase saber que lo de anoche era real.



 



Me fui a mi casa a ducharme y cambiarme de ropa. Mientras ella se había ido a comprar churros para desayunar. Llamó a mi puerta y yo le seguí a la suya.



 



-Oye Carlos, has competido tu en el culturismo alguna vez?



-No, más que por nada porque hay tipos tremendamente musculosos, que pesan lo mismo que yo aun midiendo metro y medio, y segundo porque me niego a meterme anabolizantes. Eso es cancerígeno, mata y muchas veces hasta te vuelve impotente



-Impotentes. ¿Esos tíos como castillos se vuelven impotentes de meterse mierda?



-Como lo oyes. En la facultad hablábamos de ello frecuentemente. Además, requiere muchos años y mucho dinero.



 



-Pero bueno ¿sabes hacer poses como los competidores?



 



-Sí, eso sí.



-Bueno te he visto desnudo y enseñándolo todo, así que no te cortes para nada. Me quiero divertir observando cómo haces el tonto, hoy estoy un poco juguetona.



 



-Vale- Le respondí.



 



Empecé a desnudarme hasta quedar solo con los calzoncillos, a enseñarle todos los trucos para parecer más grande y definido, ella se reía y me siguió el juego.



Mientras yo posaba cual culturista en competición, ella no paraba de masturbarse el clítoris, usando sus dedos con precisión de guitarrista profesional . Hasta que se corrió y logró otro orgasmo ella solita.



 



- Vaya vaya, te excita todo lo duro, incluso esta cosa entre las piernas está como una roca- le dije mientras me quitaba los calzoncillos.



-Todo no está duro- Dijo Carmen mientras me agarraba de los cojones pidiendo más guerra.



-Mmm cierto, todo no.



 



Con todo, recordé cierto importante detalle para volver a meternos en faena.



 



-¿Oye tienes preservativos aquí? No tengo ni en mi casa, mis dos últimos los gasté anoche.



-Espera, quiero enseñarte una cosa. Léela.



Le miré con extrañeza.



Me sacó un informe médico, era una revisión ginecológica reciente en la que hablaba del estado de una ligadura de trompas. Y lo entendí.



-Así que.. podemos hacerlo a pelo.



-Sí cariño, Y ahora que estás duchadito, seco y con ropa limpia, nos dejamos de historias. Todavía hueles bien… y más ahora que te has vuelto a rociar de esa deliciosa colonia mmm.



Esta vez volvimos a hacerlo en la postura del predicador llevando yo la voz cantante, ya que una vez conocido su comportamiento en la cama, me resulto relativamente fácil volver a conseguirle otro orgasmo. Pero esta vez fue más rico y sabroso al hacerlo a pelo. Que por supuesto, repetimos tras el almuerzo, ampliando el repertorio de juegos y roles sexuales.



 



En total, seis orgasmos en menos de 24 horas. Ello trajo consecuencias.



 



Durante cuatro años fuimos amantes ocasionales o como se les llama ahora, follamigos. Sexualmente nos iba de cine, a ella le excitaba el tener a su joven y poderoso cachitas y yo con mi discreta y dulce ama de casa transformada en una salvaje y apasionada amante. Daba igual si yo teníamos otras parejas ocasionales. Al cabo del tiempo ella tuvo una relación seria. Dejamos de vernos porque nuestras vidas sexualmente ya estaban bien cubiertas. Con todo, a pesar de tener ella pareja fija, ella le fue infiel conmigo algunas veces, hasta que dijimos basta, ya que la situación se podía volver innecesariamente peligrosa. Además, yo ya me había independizado, con las oposiciones aprobadas a profesor de Educación Física en secundaria ya vivía en otra ciudad, y por tanto no podía ser el amable vecinito siempre disponible para arreglar sus cañerías. Por las pocas veces que le he visto, sé que me echa de menos en la cama. Quizá yo también. Pero esas cosas se superan y hay que mirar hacia adelante.



 



Con todo, siempre le estaré eternamente agradecido. Me sirvió para mejorar como amante y como persona, fue una magnífica confidente y, posiblemente me hizo mi vida mucho mejor. Igual algún día pueda agradecérselo de nuevo J



 



FIN.


Datos del Relato
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