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Categoría: Masturbación

Mi Vecina

La historia que a continuación relato ocurrió ya hace un par de veranos atrás, cuando yo acababa de cumplir los 17 años,Como dije, ocurrió en pleno verano cuando tuve que quedarme en casa para estudiar, puesto que me habían quedado las matemáticas; mientras mis padres disfrutaban de un día de playa.

Me levante a eso de las 10.00 de la mañana dispuesto a aprovechar el tiempo, saque los libros al salón y me hice un buen tazón de leche con cola-cao. Cuando estaba terminándome el tazón de leche escuche que había alguien en el rellano de la escalera, me asome por la mirilla y vi que era mi vecina que estaba limpiando la escalera. Ella es una mujer ya casada y que tiene un niño de unos 5 años. Por aquel entonces no tendría mas de 31 años, es alta, 1.76 aproximadamente, delgada con unas caderas algo anchas y un culo de infarto. Sus pechos eran pequeños pero se veían bien puestos y firmes.

Me excitó mucho observarla por la mirilla y pronto comencé a masturbarme lentamente; ella estaba situada de forma que me dejaba ver todo su culo; llevaba unas mallas muy ajustadas de color blanco que dejaban ver un tanguita también blanco. Estaba agachada rascando con la espátula algo que había en el suelo y al verla así hizo que mi excitación aumentara con lo que acelere la velocidad de mi paja.

De repente se incorporo y se puso a limpiar con un trapo la barandilla d la escalera y su puerta. Arriba llevaba una camisa descotada muy veraniega y sin mangas.

Cual fue mi sorpresa que se acerco a limpiar mi puerta y al agacharse observe sus pechos en todo su esplendor, no llevaba sujetador , tal vez por comodidad; al instante eyaculé con fuerza contra la puerta de mi casa, fue increíble la fuerza con la que salió mi lefa. Ella se incorporó y parece q se dio cuenta que podía estar enseñando sus tetas y se agarro la camisa, pero ya era demasiado tarde para taparse, porque yo ya había disfrutado con ese par de limones.

Fui a limpiarme y a por papel para limpiar la corrida de la puerta y observe que ella ya había terminado y se metía en casa. En ese momento pensé que sería el momento de ponerme a estudiar de una vez. Me senté y abrí los libros , pero lo único que conseguía era en pensar en las tetas de mi vecina, en esos pezones marrones e hinchados. No tarde en volver a excitarme pensando en lo ocurrido y decidí darme otra paja para calmar los ánimos, pero antes de que yo empezara tocaron a la puerta, era mi vecina:

- Hola Pedro, tengo que salir un momento a la farmacia a comprar unas cosas, ¿te importaría quedarte vigilando a mi niño? No tardaré.

Hay que decir que por aquella época el niño tenia 7 meses y en esos momentos dormía placidamente.

- Por supuesto que no – respondí yo-

- Él ahora duerme, quédate si quieres en el salón viendo la tele, vale?

- Estupendo, no te preocupes.- respondí atentamente-

- Pues ahora vengo, adiós

- Adiós

Observe q llevaba las mismas mallas, se había cambiado la camiseta y esta vez si que llevaba el sujetador. Estaba realmente guapa y muy buena.

Entre en casa de mi vecina y pase al salón. Pronto comenzaron a rondar ideas por mi cabeza pues mi segunda paja no me la había podido acabar y la excitación podía conmigo.

Comprobé que el niño estaba tranquilo y durmiendo y pase a la acción; rebusque en los cajones de mi vecina en busca de sus bragas y tangas. Las piernas me temblaban y el corazón me iba a mil. Mi pene ya no cogía en mis pantalones de la excitación que tenía.

Tenía una gran colección de tangas y bragas. Comencé a masturbarme allí mismo; con una mano me la meneaba y con la otra tocaba su ropa interior.

De repente me dio la corazonada de que en el cesto de la ropa sucia podría encontrar mi tesoro. Deje de masturbarme y corrí hacia el cuarto de la lavadora; allí estaba el cesto de la ropa sucia, lo abrí rápidamente y me puse a buscar ropa interior usada de ella.

Tras haber apartado varias camisas y pantalones encontré un tanga blanco.¡siiii!! Era el tanga que llevaba puesto mientras limpiaba.

Me acomode en la taza del water, baje mis pantalones y cogí el tanga. Antes de comenzar a meneármela puse el tanga en mi nariz y absorbí con todas mis fuerzas..¡ guauuu! Que olor a sexooo! Era un olor penetrante y muy fuerte.

Comencé a masturbarme con fuerza mientras chupaba y lamía el tanga de mi vecina.

Descargue con tanta fuerza que uno de los chorros me toco la barbilla, increíble, que corrida!!!! Me limpie bien y volví a dejar el tanga en el cesto de la ropa sucia y salí al salón. Cuando ya me había recuperado de los calores de mi excitación vino mi vecina.

Me preguntó como había ido, me dio las gracias y yo volví a mi casa. Desde ese día vi a mi vecina de otra manera y cada vez que tenia que quedarme con su niño ( que fue en un par de ocasiones más) me masturbaba mientras tenia en mi boca alguna prenda sucia intima suya.

A día de hoy todavía me sigue excitando mi vecina, y no hay día en que no me masturbe pensando en aquellos pezones que vi, en ese tanguita usado en mi nariz y en mi boca,.. en fin , una gozada.

Datos del Relato
  • Categoría: Masturbación
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