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Mi tío, su novia y yo - Parte II: Nuestra primera vez juntos

Hola, corazón ¿te gustó mi relato pasado? ¿te masturbaste rico? Espero que sí. Y espero que esto que voy a platicarte, te guste mucho también. Recordarás que pasé una noche riquísima con Manuel, el amigo de mi tío Pablo. Y aunque sin querer terminé orinándome en él y ensuciando el piso, seguimos fornicando por un buen rato hasta que los dos nos saciamos. Bueno, pues a la mañana siguiente, Karen me había preparado el desayuno y me esperaba en la sala, ansiosa por saber cómo me había ido con el amigo de mi tío, al que también ella le traía ganas y eso alimentaba su curiosidad. Mientras yo desayunaba intentando no pensar en la resaca que tenía, Karen quiso saber de mi noche con el amigo de mi tío Pablo.



-¿Y?...- Me cuestionó Karen en tono divertido.



-¿Y... qué? jaja- Le sonreí luchando por no tirarme al suelo y revolcarme por la migraña -Pues que tu pronóstico era bueno, el amiguito de Pablo tiene el toque mágico.



-¿En serio? Ya decía yo, niña. Cuando lo conocí, supe que sería un maestro en los artes del amor. Además tiene a su favor nuestro gusto por los hombres maduros- Mi amor, no se si ya te había dicho que Pablo es mayor que Karen por doce años, bueno, ahora lo sabes.



-Pues le doy un ocho sobre diez- Karen me miró incrédula -Bueno, nueve sobre diez por que le falta, digamos, calibre a su rifle, pero por lo demás, ha sido muy grato. Ahora, mátame, antes que este dolor de cabeza lo haga-



-Calma, nena. Toma las aspirinas, desayuna y luego de una ducha, estarás como nueva. Los muchachos prácticamente acaban de irse, así que no hay prisa-. Manuel me había dejado una notita en la almohada antes de dejarme para ir con mi tío Pablo a hacer unas cosas de trabajo.



Karen resplandecía como siempre y el color bronceado de su piel no hacía más que acentuar su belleza. Seguimos conversando mientras ella bebía una taza de té y yo hacía lo posible por comer por que me sentía crudísima. Al poco rato las aspirinas hicieron efecto y el dolor de cabeza se fue mitigando. Karen levantó los platos cuando terminé y luego de dejarlos en la cocina, se acercó a mi por detrás y me abrazó por el cuello cariñosamente. -Sube a bañarte, niña-



-Karen, antes, déjame decirte algo. Es que hice una cochinada en el piso de tu cuarto de tele- Le dije sintiéndome algo avergonzada por que no había podido contener mis ganas de hacer pipí cuando Manuel hizo que me viniera mientras me cargaba para ensartarme en su verga la noche anterior. Ella solo me miró y me dijo que no me preocupara -¿Es muy escandaloso eso que hiciste?- Le negué con la cabeza -Bueno, entonces sube la ropa que te pondrás hoy y toma un baño, que iremos al cine y luego a la playa. Te espero arriba. Y no te preocupes, mañana viene la señora que me ayuda con el aseo, y si lo que hay en el piso no es sangre o mierda, o una de tus brujerías, no te preocupes, ella se encargará-



-No es nada de eso; el mal de ojo te lo haré más al rato abajo de tu cama; me voy a quedar con tu marido, ya lo sabes- Le dije continuando con la broma y sintiéndome más relajada, después de todo, era solo un poco de orina en el piso.



Estaba disfrutando de un buen baño en la regadera del cuarto principal y platicaba con Karen, que se había acercado una silla para poder conversar conmigo y claro, para espiarme mientras me bañaba. Entonces, sonó el teléfono. Cuando Karen terminó la llamada, me dijo que Manu se disculpaba conmigo, que no iría al cine, pero nos alcanzaría más tarde en la playa -Ah y nuestro Pablo ya viene en camino-. A mi me alivió la noticia por que como le dije  Karen -Espero que Manuel no piense en algo serio conmigo, pasaría a cagarla. Qué bueno que no se "enamoró"



-Eres una bruja cruel, Candy. El tipo es bueno, algo mayor para ti, pero, es bueno.En fin, así guardas tu corazón solo para mi, mi niña... Mi putita.- Cuando terminó de decir eso, Karen se quitó la bata que llevaba puesta y se metió a la regadera conmigo. Me iba acariciando mientras me ayudaba a enjabonarme. Su desnudez es algo que me excita mucho, y verla así, con los mechones de su rubia melena mojados, pegados en su cara y su espalda, me puso a mil.



-¿Te cogieron rico anoche, putita?- Me preguntó mientras me abrazaba por la espalda y frotaba mis senos, con sus manos y la espuma del jabón.



-Sí, me cogió tu amigo. Me dió mucha verga y me gustó- Le dije dándole un tono inocente y sensual a mi voz. -Me abrí de piernas para él y dejé que me cogiera como quisiera.



-¿Dejaste que te lo metiera por aquí?- Me dijo Karen metiendo una mano entre mis nalgas y comenzando a acariciar mi ano.



-No, solo se la chupé y me cogió por aquí-. Llevé la otra mano de Karen a mi vulva.



-¿Ves por qué digo que eres cruel? Debiste ofrecerle placer también por aquí, tienes un culito mordelón... Mira...- Karen introdujo un dedo en mi orificio, que se apretó al rededor del invasor. Luego Karen se inclinó hasta que su cara estuvo a la altura de mis nalgas; las separó y comenzó a lamerme, primero las nalgas, luego la parte de atrás de los muslos, finalmente mi esfínter. Una delicia. Yo me apoyé contra el muro de la regadera y separé las piernas para facilitarle la tarea. Karen usó jabón para lubricar dos de sus dedos y penetró mi ano con ellos. Luego de incorporarse, me tomó del cuello con su otra mano y comenzó a mover sus dedos dentro de mis entrañas, haciéndome gemir y sentir muy rico. Después, se acercó a mi y sin dejar de juguetear en mi recto, comenzó a frotar sis senos contra mi cuerpo. Sacó sus dedos de mi interior para luego darme media vuelta y comenzar a besarme en la boca, suavemente al principio y luego, nuestro beso se volvió una desesperada mezcla de mordiscos y lamidas. Me encanta lamerle la cara y ella sabe que me excita muchísimo cuando deja quieta su boca mientras yo se la como a besos.



Llevé a Karen a recargar su espalda en uno de los muros de la regadera, ella obedeció cuando le dije que abriera las piernas y yo me puse en cuclillas para besar su húmedo coño. Jugué con mi lengua en su clítoris y ella gemía y se retorcía de placer. -¿Vamos a la cama?- Me propuso casi sin poder hablar, y allá fuimos.



Nuestros cuerpos aún húmedos por el baño dejaban marcas oscuras en las sábanas de su impecable cama. Luego de acariciarnos, Karen abrió sus piernas y me dijo -Quiero sentirte- así que hice lo mismo y cruzamos las piernas hasta que nuestras vaginas se encontraron y comenzamos a frotarnos una contra la otra, haciendo un excitante ruido de chasquidos por la cantidad de fluído que nos salía a las dos por igual. El bonito rostro de Karen empezó a enrojecerse y ella apretó sus senos para luego dejarse caer de espaldas en el colchón. -Ah, Candy. Mi putita, haz que me venga- me dijo gimiendo como poseída -Así, frótame... frótame, mi amor ¿me sientes, Candy? ¿sientes mi humedad?- Como respuesta, chupé mi índice y acomodé mi cuerpo para meterle el dedo por el ano; eso y la fricción de nuestras vaginas, hicieron que Karen gritara extasiada. Aún no terminaba su orgasmo cuando levanté la vista y me encontré con Pablo, que desde la puerta nos veía y se masturbaba con la verga de fuera. Me sorprendí, casi me asusté cuando lo ví y no sabía cuánto hacía que estaba ahí, la puerta quedaba fuera de mi ángulo normal de visión y no me percaté de su presencia si no hasta que cambié de posición para estimular el ano de Karen.



Al saberse visto, Pablo se acercó y me puso su miembro en la boca. Yo lo recibí con una intensa chupada y mordí su glande suavemente mientras le pasaba la lengua por la punta y al rededor de su delicioso arpón sin sacarlo de mi boca. Karen se dió cuenta de que teníamos compañía una vez que se repuso del intenso orgasmo que había tenido -Llegaste, mi vida- Le dijo cariñosamente a Pablo y se acercó a donde él estaba parado recibiendo la mamada que yo le daba, se besaron delicioso. Yo muchas veces había repetido esos ricos besos que se daban para masturbarme cuando estaba sola; así que te podrás imaginar lo cachonda que me puse no solo por estar ahí, mientras Karen, completamente desnuda besaba a mi tío, si no también por que mientras ello la hacía, el miembro de mi tío estaba en mi boca.



Karen se arrodilló junto a mi en la cama y yo cambié de posición, para ponerme junto a ella. Cuando estuvimos las dos de rodillas en el borde de la cama, Karen me acariciaba con ternura mientras yo seguía chupándole la verga a su novio. Luego dejé de hacerlo y la besé a ella mientras mi tío acariciaba nuestras húmedas cabelleras y nos acercó simultáneamente a su pene erecto. Karen y yo alternábamos nuestros besos con las lamidas y besos que le dábamos al pito de Pablo. Luego Karen se lo metió todo a la boca y comenzó a sacarlo y a meterlo despacio, saboreando cada centímetro del pene de mi tío, quien me atrajo hacia su cara y me empezó a besar, primero la boca, luego bajó por mi cuello, hasta mis senos y entonces empezó a dedearme mientras mordía mis pezones. Yo, llevada por la calentura, al ver que Karen se había inclinado un poco para llegar con sus labios hasta la base del miembro de Pablo, le metí un dedo en su cavidad y la masturbé al mismo ritmo con que mi tío Pablo lo hacía conmigo.



Karen se dio vuelta, se inclinó apoyando su pecho sobre la cama y paró el culo, ofreciéndole a Pablo su jugosa vagina, él empezó a jugar con su glande al rededor del delicioso coño de Karen. Yo no pude contenerme y sujeté la verga de mi tío para hacerla recorrer la húmeda vulva de Karen, que se dejaba hacer gimiendo bajito, con los ojos cerrados. Luego de guiar el pene de mi tío hasta la entrada de la cavidad que se le ofrecía, deseosa de ser invadida; él empujó y penetró a Karen, que en ese momento me vió y sonrió. Pablo penetraba despacio a Karen mientras yo veía cómo lo hacía y me masturbaba aún de rodillas en el borde de la cama. Entonces, Karen estiró su brazo hacia mi y cuando me acerqué, ella se puso en cuatro y me dijo gimiendo. -Ponte de bajo de mi, Candy. Voy a chupar tu vagina- Y allá fui, nos acomodamos haciendo un 69 y mientras yo, acostada debajo de Karen, frotaba su clítors, Pablo la penetraba y Karen me daba placer con su deliciosa boquita en mi vagina.



Desde mi posición podía ver cómo el miembro de mi tío taladraba del coño de Karen, mientras ella gemía embragada por el gozo, la vista me excitaba demasiado, deseaba que Pablo me penetrara tan rico como lo estaba haciendo con Karen. Entonces, mi tío sacó su miembro de la vagina de su novia y lo puso al alcance de mi boca. Disfruté mucho el sabor de sus dos cuerpos en el pene de mi tío. Luego Pablo estuvo un rato penetrando alternativamente la vagina de Karen y mi boca; hasta que ella soltó un gemido hiperiluminado cuando froté su clítoris al mismo tiempo que Pablo se la cogía más fuerte. Pude ver cómo el flujo sexual de Karen dibujaba blancos anillos al rededor del pito de mi tío. Entonces ella le pidió -Coge con Candy, Pablo. No sabes cuánto he esperado por esto-



Me acosté boca arriba, con las piernas abiertas y flexionadas por las rodillas, esperando a que Pablo se quitara la ropa y viniera a darme su verga. Mientras tanto, Karen se acostó a mi lado y comenzó a besarme. No pude ver cuando mi tío se acercó para tomarme, solo sentí que se hincó entre mis piernas y me las levanó, apoyándolas contra su pecho hasta que mis tobillos estuvieron en sus hombros. La verga de Pablo seguía empapada por el fluído de Karen y además yo tenía mojadísima mi cavidad, así que mi tío metió su pene por completo en un solo movimiento; ay mi amor, resbaló tan rico por mi vagina que por poco me vengo a la primera metida. Mis gemidos se ahogaban en la boca de Karen, que no dejaba de besarme y había empezado a pellizcar mis pezones mientras Pablo me embestía violentamente. Sin duda mi tío sabía cómo nos gustaba recibir su miembro a cada una de las dos. Mientras que a Karen la penetró despacio cambiando la profundidad varias veces hasta que al final le daba más fuerte y profundo, a mi me cogió duro desde el principio, cosa que me vuelve loca por que me encanta sentirme sometida, me fascina que me duela cuando me cogen.



Karen se acomodó con las piernas abiertas sobre mi cara y mamé su panocha mientras en la mía recibía las fuertes metidas de verga que me daba mi tío. -Date vuelta, Candy-  me pidió Pablo luego de un rato de estar sobre mi. Cuando me empiné para que Pablo volviera a penetrarme, Karen se separó un poco de nosotros y se acomodó sentada con la espalda recargada en la cabecera de la cama -Siempre quise ver cómo cogen los dos cuando no estoy- dijo ella, quien al parecer estaba divertidísima con el espectáculo de ver a su novio cogerse a su propia sobrina. Pablo me tomó del cabello y me jaló hacia atrás mientras me seguía ensartando su miembro con mucha fuerza, haciéndome gemir, casi gritar por el dolor y el placer que me daba. Karen al ver la forma violenta con que Pablo me cogía se llevó una mano a la boca, impresionada. -Pablo, la vas a matar- y mi tío, jadeando le respondió -Así le ha gustado siempre a Candy, es una puta, le encanta la verga- Yo sonreí ante el comentario y seguí gimiendo y pidiendo más -Me encanta la verga, Karen, me gusta que me duela- Karen se acercó un poco y me tomó de la mano mientras yo seguía con la espalda arqueada hacia atrás siendo complacida por mi tío. Entonces Pablo empezó a darme unas nalgadas y yo llevé la mano de Karen al interior de mis muslos, y ella supo lo que yo quería, así que empezó a frotar mi botoncito hasta que mi cuerpo se puso a temblar y mis gemidos empezaron a parecer llanto.



Me desvanecí sobre la cama disfrutando de los últimos espasmos de mi orgasmo. Sentía las manos de Karen acariciándome la cara mietras empezó a decir. -Qué rico cogen, Pablo, con razón te vuelves loco con Candy, solo de verla me dan ganas de estar en su lugar... O en el tuyo. Pero, ven, mi amor, te lo voy a chupar hasta que te vengas, ya solo faltas tú, ven, acuéstate junto a Candy- Mi tío hizo caso, se acostó a mi lado y aprovechó para abrazarme y manosearme mientras su pene se iba poniendo rígido otra vez por lo que Karen le hacía con su boquita. Yo me dejaba hacer, cansada como estaba, disfrutaba de las manos de mi tío recorriéndome el cuerpo y dedeándome por momentos. Karen se inocorporó para montarse sobre Pablo, pero lo montó dándonos la espalda y luego de acomodarse la verga de mi tío, se la fue metiendo poco a poco, sentándose en ella y echando el culo hacia atrás mientras gemía deliciosamente. Repitió el movimiento varias veces y siempre que se ensartaba hasta el fondo soltaba un suspiro de placer, tan excitante, que me puso mojada en seguida. Además, la vista de las nalgas perfectas de Karen abriéndose para que su vagina se ensartara en el miembro de su novio era algo tremendamente cachondo y para cuando Karen nos volteó a ver sobre su hombro, con una mueca de placentero dolor en la cara, me enamoré aún más de ella. Estuvo montando a Pablo unos minutos más, siempre con la misma pausada sensualidad, hasta que mi tío la tomó de las nalgas y la obligó a darse unos fortísimos sentones en su miembro, que hicieron gritar a Karen, y entonces cada vez que Pablo sacaba su verga de la cavidad de Karen, se podía ver su semen resbalando hacia abajo para luego volver a embarrarse en grueso fierro de mi tío cuando Karen se lo metía de nuevo. Yo pensé que a ella le estaba doliendo por la forma en que se quejaba, pero cuando nos miró de nuevo sobre su hombro, su cara mostraba los signos de que ella también se había venido. Nos acomodamos agotados en la cama y me quedé dormida.



Desperté cuando sonó el timbre de la casa. Acostada a mi lado, Karen también abrió los ojos con trabajo y me miró cariñosamente. -No te preocupes, Pablo se encarga- Y entonces me di cuenta que mi tío no estaba con nosotras en el cuarto. Escuché la voz de Pablo en la planta baja poco después y también escuché la voz de Manuel. Le pregunté a Karen por la hora y cuando me dijo que a penas pasaban de las cuatro, me tranquilicé, por que pensaba que era mucho más tarde. Karen se estiró para desperezarse y luego de darme un besito en la boca me dijo que era hora de ir a la playa. -¿Nos bañamos juntas?- Me propuso y yo acepté encantada.



Si la desnudez de Karen tenía un efecto tremendo en mi, verla en traje de baño mientras nos relajábamos recostadas en la arena me hizo adorarla aún más. No se a ti, guapo, pero a mi me prende mucho que la ropa deje un poco a la imaginación. Karen y yo pedimos un par de tragos y nos quedamos en unos camastros cubriéndonos del sol mientras Pablo y Manuel iban a nadar en el mar. Noté que Karen estaba algo más callada que de costumbre y noté también que seguía con la vista los movimeintos de nuestros hombres en el agua, particularmente al atlético Manuel.



-¿Karen? ¿Estás pensando en hacerlo o no con Manu, verdad?- Le dije, adivinando su pensamiento.



-Me conoces más de lo que crees, niña jaja- Me dijo Karen, bajando sus gafas de sol para mirarme directamente con sus hermosos ojos grises. -A Manu no lo conocí hasta que llegamos aquí. Pablo me había platicado ya antes de él y de las parrandas olímpicas a las que fueron juntos. Y, niña, te diré un secreto... Lo que estaba pensando era algo que me platicó Pablo una vez hace tiempo acerca de Manu y... bueno... tu mamá. Por eso estoy tan pensativa, por que se trata de tu mamá, pero bueno, eres mi mejor amiga y te lo diré, solo que tendrás que guardar el secreto ¿De a cuerdo?



Yo no estaba segura de querer saber acerca del pasado de mi mamá, pero siempre he sido muy curiosa y decidí que quería saber. Hasta donde yo sabía, mis papás se habían conocido por Pablo, pues mi madre y mi tío Pablo estudiaron arquitectura juntos. "Cuenta la historia" que mi madre y Pablo se hicieron buenos amigos y para aprobar el primer semestre hicieron un trabajo juntos, pero con la exigencia de tiempo en esa carrera, mi madre prácticamente vivía en casa de mi tío y mi padre. Bueno, pues mis papás se enamoraron "a primera vista" y fueron novios durante dos años, hasta que se casaron y me trajeron al mundo cuando mi mamá tenía 20 años. Era tal el afecto que mi tío Pablo sentía por su cuñada que cuando mi mamá tuvo que dejar la escuela tres años para ocuparse de mi y después de mi hermano, Pablo también hizo una pausa en su carrera y cuando reanudaron juntos sus estudios, en su nuevo grupo conocieron a Manuel y tiempo después, los tres se graduraron al mismo tiempo haciendo una tesis compartida.



Lo que Karen me contó en la playa era una pieza del rompecabezas de la vida de mis papás que yo desconocía y suponía un cambio en la forma en que yo veía a mi mamá, a quien creía capaz de un amor tan abnegado por su familia que siempre supuse que mi papá era el único con la capacidad de ser infiel. Karen me contó que una vez, cuando tuvieron que quedarse Pablo mi mamá y Manuel, hasta muy tarde trabajando en la escuela para terminar una parte de su tesis; mi tío Pablo se ofreció para ir por algo de cenar y como a esa hora no había nada abierto en las cercanías de la escuela, tardó un buen rato en hacer su encargo y cuando regresó al salón donde mi mamá y Manu se habían quedado "trabajando" percibió el inconfundible olor a sexo en el ambiente, además de notar a mi mamá bastante nerviosa y más callada que de costumbre.



-Vaya, nunca me lo hubiera imaginado. ¿Pero no le consta a Pablo que mi mamá y Manuel tuvieron algo? o sea, solo fue el olor y que mi mamá andaba rara ¿no?



-Sí, es solo eso. Pablo nunca estuvo seguro de si tu mamá y su amigo mutuo habían tenido sexo aquella noche en la escuela ¿No te hago sentir mal hablándote de esto?



-No... Para nada... Es solo que, ya conoces a mi mamá, es la representación de la fidelidad y la responsabilidad. Nunca pensé que ella fuera capaz de acostarse con alguien que no fuera mi papá jaja. De solo pensar que cogí con el potencial amante de mi mamá, me siento rara. Qué locura, Karen.



-Pues así son estas cosas, el mundo es un lugar muy pequeño. En eso pensaba cuando me notaste seria, Candy. Bueno, en eso y en que sí quiero coger con Manuel. Ya lo decidí.



Karen regresó a su estado de ánimo habitual después de descargar conmigo lo que estaba pensando y me propuso que alcanzáramos a Pablo y a Manuel en el mar. Pasamos otro buen rato nadando y jugando los cuatro en el agua y luego fuimos a casa de Karen y Pablo para quitarnos la sal del cuerpo y salir en la noche. La opción del cine seguía en pie y allá fuimos. Me puse un vestido rojo con una falda amplia que me llegaba por medio muslo y que Karen me había regalado esa misma tarde. Recordando la promesa que yo le había hecho a Manuel la noche anterior de que la próxima vez que lo viera, no llevaría ropita interior, salí de la casa solo con el vestido y unos zapatos cómodos.



Recuerdo que elegimos ver el remake de "Ben Hur" que se había estrenado hacía dos semanas, así que cuando entramos a la sala de proyección, estaba casi vacía. Manuel ocupó un asiento en medio de Karen y de mi, y mi tío Pablo estaba al extremo contrario de donde yo me senté. Manuel me abrazó naturalmente y nos besábamos a ratos como dos noviecitos que salen por primera vez. Pero ya sabes que me excito mucho con los besos, así que cada vez que comenzaba uno, yo no quería que Manu parara. Para cuando la película iba por la primera media hora, Manuel ya se agasajaba en mis senos. Entonces me acerqué a su oído y le dije -¿Recuerdas que te gustan las mujeres que no usan ropa interior? Pues tampoco traigo nada abajo- Al escucharme, él solo sonrió sin dejar de ver la pantalla, luego se inclinó para escuchar un breve comentario que le hizo Karen y después sacó su mano de mi busto para ponerla bajo la falda y llegar hasta mi panochita, que ya lo esperaba húmeda por los ricos besos que nos habíamos estado dando. Acerqué su cara a la mía poniendo mi mano en su mejilla y lo besé mientras él comenzaba a masturbarme dulcemente. Al poco rato yo estaba ardiendo, quería más, y luego de deleitarme sintiendo la tensión de los riquísimos músculos del brazo que él había extendido para dedearme, sentí un implacable deseo de tocar su verga, así que deslicé mi mano hasta ponerla entre sus piernas y me llevé una gran, gran sorpresa cuando me disponía a masturbarlo y lo digo no por el tamaño de su miembro, que era de proporciones bastante generosas como ya lo había comprobado la noche anterior. Lo que me sorprendió mucho fue sentir entre las piernas de Manuel el tacto de una mano que me resultó muy familiar... Karen, sentada al otro lado de Manu, había metido su mano por el sierre abierto de su pantalón y acariciaba vigorosamente el suculento trozo de carne del hombre. Volteé a ver a Karen, quien con un gesto de fingida ingenuidad encogió los hombros y me sonrió con picardía cuando noté que además de estar tocando a Manuel, al otro lado de su asiento, hacía lo mismo con mi tío Pablo. Bueno, eso explicaba lo del comentario que le hizo Karen, le había avisado que quería masturbarlo.



Mi mano acompañó a la de Karen y juntas acariciamos, rodeamos y estimulamos el alargado miembro de Manu, quien continuaba besándome y dándome placer con sus dedos moviéndolos cada vez más rápido en mi cavidad. La mano de Karen rodeó con fuerza el pene de nuestro amante por la base y con lentos movimientos hacia arriba y hacia abajo lo iba poniendo durísimo mientras mis dedos esparcían el liquidito que iba sacando el miembro excitado de Manuel. Yo me puse tan caliente que no aguanté más y dejó de importarme si alguien en aquella sala semivacía podía verme, entonces me incliné hacia la cadera de Manuel y bajé el elástico del bóxer y con la ayuda de Karen, liberé su verga que lucía una gruesa gotita de líquido preseminal en la punta, la extendí por todo el glande con mi lengua mientras mis labios se aferraban al rededor de mi presa y comencé a chupar sin poder evitar que mi saliba escurriera por los dedos de Karen.  Manuel encontró mi botoncito y se puso a embarrarlo con mis jugos haciendo movimientos lentos, riquísimos, si seguía así, pronto me vendría. Y así fue. Mis gemiditos orgásmicos se ahogaron en mi boca ocupada con la verga que seguí mamando hasta que Karen la ordeñó en mi boca. Yo iba succionando el semen que brotaba intensamente en tibios y deliciosos chorros, pero una parte escapaba por la comisura de mis labios y terminó bañando la mano de Karen, que ahora había acelerado el ritmo de la masturbación sabiendo que Manuel estaba eyaculando dentro de mi boca.



Karen devolvió a su lugar el recién eyaculado miembro de Manu y luego pude ver que terminaría su labor con mi tío Pablo, por que ella se inclinó hacia mi tío para mamarle la verga descaradamente. Manuel me abrazó y así seguimos hasta el final de la película.



Esa noche era 15 de septiembre (día en que se festeja la independencia de México) así que Manuel nos invitó amablemente a su casa, pues su familia, que también estaba de visitay habían preparado una cena para la celebración. Mi tío Pablo, Karen y yo asistimos a la fiesta y pasamos un buen rato comiendo pozole y bebiendo muy a gusto. Aunque Manuel me gustaba mucho, yo no pensaba llevar nuestra relación más allá de un evento pasajero y por lo visto él lo entendía a la perfección, pues en su casa me presentó con su familia solo como "la sobrina de Pablo" sin dejar ver nada acerca de lo que había entre él y yo, cosa que le agradecí mucho. En la plática que tuve con Manu luego de cenar, me enteré que efectivamente, estuvo casado con una mujer muy guapa, pero la mar de celosa y posesiva, al grado de la enfermedad mental. Y que poco antes de que Manu decidiera separarse de ella, la mujer le había dicho que quería un hijo suyo -Así que a la mañana siguiente, salí corriendo al hospital para hacerme la vasectomía- terminó de contarme riendo de su anécdota.



Manuel tenía una conversación muy agradable y mostraba un sincero interés en mi y en mis gustos, reímos casi hasta las lágrimas cuando me contaba de sus tiempos con Pablo en la universidad y también me habló acerca de mi mamá. En algún punto de la plática me dijo -Tu papá es un hombre muy afortunado- yo noté algo de tristeza en sus palabras, pero me contuve de ahondar en el asunto, ya tendría tiempo de platicar con mis papás cuando los fuera a ver. Así que cambié de tema y en ese momento, a nuestra animada charla se unieron Karen y Alex, un primo de Manuel, bastante guapo, y que en seguida comenzó a seducirme con discreción pero con tenacidad. Yo, recibía sus halagos y le coqueteaba también. Como era de esperarse, Karen y yo llamábamos mucho la atención, claro que ella mucho más, pues en México existe tienen la irremediable mala costumbre de creer superiores y más bonitas a las personas "güeras". Pero, en el caso de Karen, eso está muy bien justificado. Así que además de éste muchacho, hubo otros dos amigos de Manuel que, a pesar de casi doblarme la edad, se acercaron a mi desplegando su capacidad de galanes, pero sólo a Alex le seguí el jueguito, me había gustado y tal vez quisiera conocerlo un poco más. Antes de irnos, intercambié  número con él y me invitó a salir al día siguiente, Karen prácticamente respondió por mi cuando me animó a decirle que sí.



Me retiré de la fiesta con Karen y Pablo como a las dos de la mañana y una vez a solas en casa, repetiríamos nuestra sesión incestuosa. Yo la comencé esa vez, cuando al llegar, en vez de sentarme en algún lugar de la sala, como Pablo y Karen, me senté en las piernas de mi tío y empecé a jueguetear con mis nalgas en su paquete, que iba aumentando de tamaño por el roce de mi cuerpo. Mi tío metió sus manos por debajo de mi vestido y acariciaba mis tetas, yo eché la cabeza hacia atrás para disfrutar de sus labios en mi cuello. Entonces Karen se hincó frente a nosotros para unirse y metió sus manos bajo mi falda, buscando mis bragas, y al no encontrar nada me miró exagerando su sorpresa y fingiendo enojo -Eres una puta sucia, Candy ¿te ofreciste a los hombres en la fiesta? Por eso no llevas anda aquí debajo ¿verdad?- yo le contesté con un gemidito pidiéndole que no me regañara y sentí que ella metía su cabeza entre mis piernas y me besaba la vulva.



Mientras su boca estaba ocupada conmigo, Karen abrió el sierre del pantalón de mi tío y luego de sacar su verga, acomodó la punta en mi entradita y comenzó a lamernos a ambos. Cedí ante la tentación de meterme toda la verga de mi tío y dejé caer mi cuerpo para encajarme en el miembro erecto que había estado estimulando el exterior de mis labios hasta ese momento. Karen se quitó la blusa y el sostén y me ofreció sus tetas mientras yo me daba unos ricos sentoncitos en el fierro de mi tío Pablo.



Luego de unos minutos de estarme cogiendo, Pablo me dijo que me levantara y me dio un par de nalgaditas -Las voy a castigar a las dos, son unas zorras. Las quiero con el culo parado en el sillón, ahora- Karen y yo nos pusimos de rodillas una junto a la otra en el asiento del sofá y recargamos los brazos en el respaldo, parando el culo como nos había ordenado mi tío. Además de la blusa que ya se había quitado, Karen llevaba puestos unos jeans blancos muy ajustados que resaltaban sus preciosas nalgas y que mi tío le bajó junto con sus bragas hasta dejar descubierto el culo de Karen. Siguiendo el juego, ella me levantó la falda del vestido y me descubrió también. Pablo se quitó el pantalón y tomó su cinturón, dobló la correa e hizo que emitiera un chasquido amenazante. La risa nerviosa de Karen desapareció cuando mi tío le dio el primer cinturonazo, que hizo un ligero eco en la sala. Karen se qudó petrificada, parecía que era la primera vez que Pablo jugaba así con ella, así que me le acerqué y la empecé a besar para evitar que se asustara. El segundo golpe que le dio mi tío con el cinturón pareció gustarle más que asustarla, por que gimió y cerró los ojos para después empezar a frotar su clítoris. Pablo nos pegó a ambas en las nalgas con el cinturón, mientras nos decía que eramos unas putas golosas y por eso nos castigaba. Luego él se puso de pie atrás de Karen y le ordenó que se abriera las nalgas. Cuando ella lo hizo, Pablo fue metiendo su verga hasta por la mitad de su longitud y a mi me empezó a dedear, introduciendo también su pulgar en mi ano, lo que me hizo calentarme mucho y abrirme bien de piernas para que metiera aún más sus dedos en mi.



Entonces, mi tío le dejó ir todo su miembro a Karen, se lo calvó haciendo que ella se quejara y soltara sus nalgas para taparse la boca con ambas manos y aguantar con los ojos cerrados. Con su miembro dentro de ella, Pablo le dijo -¿Crees que él te va a coger con cuidado? ¿Crees que le importa si te duele?- Yo supuse que hacía referencia a Manuel. Así que le pregunté a Pablo -¿Te dijo que lo hará?- Pablo siguió quieto, con su instrumento bien metido en su novia y me contestó que sí -Hicimos un trato desde el primer día, entre nosotros no hay mentiras, niña. Karen desea la verga de Manuel y la tendrá y será aquí- Karen lo interrumpió para decirme -Sí, Candy. y quiero que Pablo nos vea- Cuando Karen terminó de hablar, mi tío sacó su verga solo para metérsela toda de nuevo, esta vez sin ninguna pausa, haciendo que Karen gritara y agachara la cabeza sobre sus manos. Pablo lo hizo así varias veces y ella aguantaba las embestidas tomándome fuerte de las manos mientras yo me excitaba viendo cómo Pablo prácticamente la partía por la mitad, cogiéndosela con toda su fuerza. Me alegró mucho saber que lo que Karen había hecho en el cine con Manuel había sido algo consensuado entre Pablo y ella; siempre me ha impresionado la sinceridad con la que llevan su relación, sin mencionar la ausencia total de celos y engaños.



Dejé que Pablo tuviera libres sus dos manos para darse gusto castigando a su novia y me senté con cuidado en le borde del respaldo del sillón, abriendo las piernas frente a la cara de la novia de mi tío, quien empezó a lamerme el coño desesperadamente mientras Pablo masacraba su vagina con su verga y la golpeaba en las nalgas constantemente con el cinturón. En un momento, Karen no pudo seguirme dando placer con su boca por que sus gemidos iban en aumento y cuando Pablo se dio cuenta, la sujetó del pelo y la obligó a seguirme complaciendo -Pégale, Candy, pégale a esta zorra- La hermosa carita de mi tía política tenía una expresión de gozo perverso, mordía su labio inferior y tenía los ojos cerrados y las cejas inclinadas y contraídas, me excitaba mucho el solo pensar en pegarle, así que hice a un lado su cabello y la abofeteé con fuerza -¡Sigue, puta!- le ordené antes de darle otra cachetada. Pero Karen no pudo más, abrió la boca ligeramente y sus ojos se giraron hacia arriba mientras su piel se enrojecía y su respiración se cortaba, resultado de un fuerte orgasmo.



-Yah... Ya, Pablo.- Dijo con voz a penas audible la guapísima rubia y mi tío le retiró su verga, que lucía brillante envuelta en fluído vaginal. Luego él le besó amorosamente las nalgas y la dejó sentarse en el sillón. Yo me quité de donde estaba y me acosté poniendo mi cabeza en las piernas de Karen, que me acarició el pelo mientras iba recuperando la respiración normal. Pablo seguía muy caliente, así que se acostó sobre mi, y yo lo recibí con las piernas abiertas para permitirle penetrarme; pasó sus brazos por debajo de mi espalda y empezó a cogerme riquísimo mientras yo enrollaba mis piernas al rededor de su cadera y apretaba los músculos de mi canal para apretarle la verga dentro de mi, cunado sentí que me venía, lo abracé y me dejé llevar por el placer hasta que la verga de mi tío me hizo tocar el cielo mientras veía a Karen a los ojos. Supongo que mis espasmos terminaron de excitar a mi tío, pues al poco rato me llenaba la vagina con su semen.



Esa noche dormimos los tres juntos. Karen acurrucada delante de mi, con sus adoloridas y perfectas nalgas pegadas a mi pelvis.



Hace unos días Karen me escribió largo y tendido para platicarme cómo estuvo su encuentro sexual con Manuel, sorprendentemente me dijo que no le había gustado tanto como a mi, pero que había estado bien, después de todo. "Pablo y Manu son más amigos que antes jaja. Además, te tengo más noticias acerca de nuestro secreto, te llamo al rato para contarte" terminaba su extenso mensaje.



Luego de terminar mi llamada con Karen, hablé por teléfono con mi mamá para decirle que quería ir a verla.



-Es algo privado mamá, tiene que ser en persona.



-¿Ahora qué hiciste pinche chamaca perdida?



-Nada de lo que te asustes má, es algo acerca de ti.



-¡Ah, chingá! Ahora sí me dejaste intrigada. Pues pasa a la casa cando quieras, Dulce ¿segura estás bien, hija?



-Segura mamá. No te asustes, estoy bien. Mañana paso a verte ¿sale? como a las nueve de la noche ¿estará papá?



-Sí, aquí anda, te manda saludos. Dice que lo tienes abandonado.



-Viejo exagerado, dile que mañana paso a verlos. Besos, má. Te quiero.



-Yo también, hija. Cuídate.



Creo que no te había platicado acerca de esta parte de mi vida, guapo, pero vivo sola desde hace un par de años. Aprecio mucho mi independencia y además soy una loba muy territorial jaja. Mi tío Pablo me dió algo de dinero como regalo un día que le contaba mis planes de adolescente cuando recién había entrado a la universidad. -Es para que rentes el departamento que te guste, podemos ir juntos y si quieres yo firmo el contrato por ti. Ah, Candy. Mañana tienes entrevista en la clínica que te conté- me dijo aquella vez mi tío -Santiago, el director es buen cuate y me dijo que quería conocerte cuando le dije que buscabas chamba y que eres enfermera- Así empecé a trabajar en la clínica y lo sigo haciendo hasta hoy. Aunque ya no vivo con mis papás, voy a verlos muy seguido y, además, sabes que entre mi papá y yo además del vínculo normal, nos une el deseo que sentimos y que seguimos saciando de vez en cuando.



Te mando un beso riquísimo en tu verga para que imagines que son mis labios los que limpian tu semen si te masturbaste pensando en mi. Soy tu puta, siempre.



Dulce F.


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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