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Mi tío James

Bajaron del camión una jaula, Nicky dormía indiferente y con severidad. Era mi regalo que tía Patricia y tío James me enviaban desde el norte grande. Recibí a Nicky con mucha alegría, a pesar de su total indiferencia, a la etapa de mis catorce años. Se diculpaban por no poder estar presentes ese año, prometiendo que para el próximo su presencia era cuasi obligatoria. Les recorde con enorme cariño.

Tía Patricia sentía por la menor de sus sobrinitas, es decir yo, una delicada preferencia, y disfrutaba de mi cuando me pedía que la acompañara a sus diligencias.

Me daba la sensación de ser su hija y ella parecia disfrutar con la idea, puesto que no pudo dar a luz sus propios hijos. Tia Ptricia era bastante joven, y muy atractiva en sus apenas 29 años.

Su orgullo era palpable puesto que en cada ocasión me llenaba de regalos. Regalos que después difrutaba con mi tío James. Genralmente se trataba de caramelos o chocolates exquisitos.

Siendo la regalona, habían decorado un habitación especialmente para mi y que daba enfrente del dormitorio matromonial y a cuya izquierda se encontraba el baño principal de la casa.

Un día que hacia mucho calor, preferí vestir una corta enagua de seda y una camisola corta que dejaba al desnudo mi diminuto ombligo. Además estando en mi pieza andaba a pies pelados. Estaba jugando con mis muñecas y de pronto oigo a mi tía decir a mi tío James que ocuparía el auto para visitar a una amiga que estaba postrada desde hacia un año en un hospital en las afueras de Buenos Aires. Estaba feliz puesto que su amiga parecía revenir a la vida luego de una larga enfermedad.

Agregó —he dejado comida en el horno y la única cosa que debes hacer es calentarla y servirla a la hora de la cena.


Salió de la casa apurada, diciendo que volveria tarde, que no la esperáramos, ella, no cenaria,.Tio James, como siempre, estaba sumido en su lectura, en su biblioteca atestada de libros polvorientos.

Me acerqué sin hacer ruido, y lo espié. Cómo me gustaba su perfil y esa mirada tan dulce.
Siempre me miraba dejando caer un poco sus lentes.
Lo que más me fascinaba de él eran sus manos, dedos largos, finos, suaves…senti como una gota de sudor corria por entre mi pecho, el calor, insoportable, despacito, me acerque a el,diciendo:
—Tio, ¿qué calor hace verdad?

— si Pamelita, verdad, escucha nena,
— ¿porque no me traes una limonada?,por favor…si?
— Claro, tio, enseguida,
Al ir en busca del agua, Nick se cruzó en mi camino, y fui a dar de bruces en el piso.
Sentí un tremendo dolor en mi rodilla derecha.
— ¡Tío, por favor!....¡ven!... ¡me he caído!
Mi tio se acercó con una rápidez increíble,diciendome:
— Pamelita!, mi amor!... ¿qué te ha ocurrido nenita?
— ¡ay tío¡ ¡qué dolor!...Nick se ha cruzado, y caí, me duele tíito.
— No te preocupes, me dijo, tomando mi pierna con ambas manos…
De pronto…ese acercamiento, me estremeció…tenía su rostro, a pocos alientos del mío, un fluído ligero se escapó de mi interior….él me miró….muy dulcemente,….pero su mirada no era la misma de siempre, yo tomé su mano, y la llevé misteriosamente a mi boca, el cerro sus ojos y se tiró hacia atrás…en una mezcla de exitacion, y sorpresa,…yo lo miré de nuevo, y volví a tomar su mano, para ponerla nuevamente en mi boca, mi corazón parecía a punto de estallar.

El se quedó inmóvil, cerró sus ojos, y esta vez se dejó llevar, yo comencé a besarlo, me olvidé de mi herida en la rodilla, un beso dulce con ese deseo que tenía guardado,para él,…Le dije: —quiero que me abraces tí, él se arrodilló siguiendo mis palabras y el deseo de mi cuerpo, abrazándome y besándome…los dos solos, en aquel piso de la cocina, con Nick moviendo la cola y ladrando alrededor nuestro, pidiendo su comida…abrí mi blusa, y él, al verme…pude sentir como se agitaba su pecho…pero se detuvo como enloquecido y corrió hacia su habitación….en ese instante, me dí cuenta que mi tía Patricia había vuelto.

Ella entró diciendo: — Finalmente tuve un percance con el auto y mi viaje será mañana, ahora ve a buscar a tu tío, sáacalo de sus odiosos libros y vamos a comer...
Corrí a la biblioteca, entré lo tomé de la mano altiempo que me susurraba al oído: ¡mañana mi Pamy! ¡mañana mi bebita, guagui, titita! Su cálido aliento provocó mi primer espasmo de felicidad en mi profunda ansiedad.
Datos del Relato
  • Categoría: Primera Vez
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1 comentarios. Página 1 de 1
Malú Ferrés
invitado-Malú Ferrés 28-12-2003 00:00:00

Cuando empecé a leer este cuento adiviné su desenlace, lo encontré obvio desde que la niña se puso cómoda. Luego encontré harto pedófilo al tío James. Y terminé de leerlo recordando que eso sentía yo por un tío cuando tenía algo como 13 años de edad, y reviví esos momentos inconfesables, pecaminosos, escondidos. Agradezco infinitamente a mi tío no haberse dado cuenta de mis deseos, o me aplaudo de no haber sido tan obvia como la sobrina del cuento. Tengo la certeza de que haberse hecho realidad mi deseo más cercano a la curiosidad, habría dejado en mi alma pura una huella terriblemente desagradable. A pesar de ser muy amplia de criterio, deseo que ojalá este cuento no sea leído por jovencitas porque las podría llevar a la confusión. En todo caso encuentro que está bien escrito y que refleja de todas maneras una realidad.

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