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Categoría: Incestos

Mi tía y su calurosa estadía

En nuestro país las celebraciones de Navidad y año nuevo caen en pleno verano, y la noche vieja había sido larga pues nos habíamos acostado a las 6 de la mañana. Nos habíamos juntado todos mis primos y todos los tíos a excepción de mi madre y mi padre, en casa de mi abuela. Habían venido mis tíos de la capital y como en casa de mis padres estaba solo yo, ellos se quedarían a dormir allí durante su estadía. Mis padres decidieron pasar con otras amistades en otra ciudad y se fueron junto a mis hermanos, yo preferí pasarlo con mis primos ya que a mis 18 años me gustaba demasiado la bebida. En aquel entonces mi tía Raquel contaba con unos 30 años, estaba casada con mi tío Alberto un poco mayor que ella, tenían un chico de un año y poco. Habían venido exclusivamente para la celebración de esa fiesta en concreto, se habían quedado esa noche en mi casa pero no me pregunten como fue ya que llegue con una borrachera del demonio.

Otra vez a las 2 de la tarde de aquel primero de año estábamos todos reunidos comiendo y bebiendo cerveza para amortiguar los 40 grados que hacían de temperatura, había aún más gente que la noche anterior ya que se habían sumado muchos vecinos y la música sonaba a todo volumen. Algo normal en mi país era eso quien se sumaba a la fiesta traía consigo algo para beber y así fue que las cajas de cerveza s no dejaban de aparecer por todas partes. Se había dispuesto una piscina de mis primos que previamente se le quitó el agua y ahí se depositaban las cervezas con enorme y abundantes piedras de hielo para que se mantuvieran frías. Raquel, mi tía siempre fue muy divertida y bebía como loca a pesar de que su marido era algo celoso, a pesar de ello aquella tarde se había enfundado unos pantaloncitos de jeans muy cortitos dejando ver unas piernas bien formadas y algo del principio de sus nalgas pues poseía un culo hermoso de todo punto de vista. No tenía grandes tetas pero si una cinturita muy fina dueña de una cara muy bonita y simpática.

La fiesta seguía en pleno apogeo, baile, bebidas, remojones de agua para paliar el calor, las clásicas discusiones de fútbol o política entre los presentes (algo muy normal en este tipo de reuniones) pero todo de buen rollo. Ya serían las 7 de la tarde cuando tanto alcohol empezó a surtir efecto negativo entre los presentes. Unos vecinos se insultaban por una vieja rencilla y la gente empezó a irse de a poco. Mi tía estaba bastante bebida y mi tío igual, ella estaba alegremente bailando y un vecino jovencillo al verla tan provocativa se quiso propasar. Mi tío le advirtió que se estuviese quieto y regañó a su mujer también, que de malas maneras le contesto y siguió meneando su culo como si nada. La cosa seguía tensa y todos los presentes no dejábamos de mirarle el culo de mi tía que no negaba ya que le ponía hacerlo, mi tío estaba condenado y pasó lo que se preveía. Aquel muchacho siguió con su irrespetuoso comportamiento y en cierto momento cogió a mi tía de la cintura y la atrajo hacia el e intento besarla. Mi tío al ver eso no lo dudo y le metió un guantazo en toda la mandíbula del joven vecino. Se armó la de Dios con mis otros tíos, empujones, corridas, insultos, llantos de mis tías en fin un espectáculo lamentable que dio por finalizada la fiesta. En un rato llegó la policía que tensó aún más el asunto, el chico al que golpeó mi tío Alberto era menor de edad por lo cual se lo llevaron a comisaría junto con otro tío mío que se peleó con el padre del chico. Yo al verla a mi tía en una crisis de nervios opté por decirle.

—Vamos tía Raquel, cojo al pequeño y nos vamos a mi casa (tratando de calmarla, acepto).

Cogí el coche de mi tío y nos fuimos, ella estaba tan mala con su marido que no paraba de hablar mal de él. Era evidente la borrachera que llevaba puesto que cuando llegamos tuve que ayudarle a bajar del coche. La llevé a la cama de mis padres y la acosté y volví al coche a por mi pequeño primo que se reía a carcajadas ignorando todo lo que había sucedido. Transcurrido un tiempo decidí ver como seguía ella de su estado etílico, cuando entro y la veo boca abajo con su pequeño pantaloncito subido aún más enseñando ese hermoso culo me quedé petrificado. Me paré junto a la cama y empecé a temblar mi verga se puso tiesa, la observé un momento y le hablé sacudiéndola de sus hombros y nada, estaba profundamente dormida. Aproveché para tocarle sus pantorrillas y como ni se movió subí tocando el interior de sus muslos, que piel más suave tenía. Llegué hasta su entrepierna tocando su delicioso sexo e hice a un lado su pantaloncito, llevaba un tanguita negro y a través de la tela del mismo note la blandura de sus labios vaginales. Mi respiración entrecortada y mis nervios por sí despertaba junto a la calentura que tenía en ese momento hacían sudar mis manos. Tenía que aprovechar que dormía como piedra ofreciendo ese culo que tantas veces había deseado, antes la volví hablar para asegurarme que aún dormía y ni se inmutaba. Recorrí el tanguita un poco y la visión de sus pelos me puso mi pulso a mil, oía solo mi corazón a punto de saltarme del pecho. Con uno de mis dedos traté de abrir su conchita y notar lo calentito de su interior, que cosa maravillosa sentir ese calorcito que emanaba su rajita. Apoyé mi cara en su culo y Olí su entrepierna, un embriagante olor despedía su gruta prohibida, pasé mi lengua por la única parte desnuda de sus nalgas mientras empezaba a pajearme mi verga toda mojada de mis fluidos pre seminales. Rato después cogí ya más confianza e introduje un dedo dentro de su panocha y noté que estaba más mojada, lo dejé quieto un momento y proseguí con mi masturbación a mi picha, luego lo empecé a mover y entre esa rica sensación y mi excitación no aguanté más y me corrí vertiendo todo mi liquido en mis manos para no derramarlo en el piso ni sobre la cama. Entre al baño a limpiarme, cuando salgo y voy a la sala veo que mi primito estaba viendo la tele muy entretenido. Cuando vuelvo a la habitación para acomodarle la ropa a mi tía noté que se había dado vuelta y dormía ahora boca arriba. Su tanguita estaba en su sitio al igual que su pantalón, cruzaba sus brazos por encima de sus tetas y seguía durmiendo. Se habrá dado cuenta? me preguntaba yo algo nervioso y salí de la habitación. Aprovechando que el pequeño veía la tele, me fui en una escapada a comisaría que estaba cerca de mi casa a preguntar por mis tíos. No me dieron buenas noticias ya que se quedarían 24 horas detenidos, ya que encima se habían desacatado en las instalaciones policiales, si me permitieron verlos 5 minutos. Hablé con ellos y les dije que estaba todo tranquilo, les dejé los cigarrillos que llevaba encima y quedamos en que al otro día volvería a por ellos cuando los soltaran. Volví a mi casa y estaba todo igual no había estado fuera ni 20 minutos por lo cual mi rica tía continuaba dormida. Acto seguido llega otra de mis tías y antes de que la vieran despatarrada en la cama le tire una sábana por encima cubriéndola. Me dijo que se llevaría al pequeño a dormir con ellos ya que Raquel no estaría en condiciones de atender al pequeño. Como quieras le contesté, le dije que había estado en comisaría y que no saldrían hasta mañana.

—Poco les han dado, dijo molesta, vaya vergüenza con los vecinos por Dios, los tendrían que dejar toda la semana encerrados, prosiguió.

— Y bueno ya pasó, ahora no podemos hacer nada tía, le contesté.

— A está ten cuidado que igual se va a la comisaría a liarla, en cuanto se despierte.

— Descuida yo me encargo de que no suceda, le dije y se marchó llevando al pequeño con ellas. Yo otra vez me empalme de solo pensar que pasaría toda la noche con mi deseada tía. Me preparaba otra vez para manosearla pero para mi desgracia ella se despertaba en ese momento y vio que entraba en la habitación, me miro y dijo.

—Joder, que horas son Jesusito? desperezándose y llevando su mano a la cabeza en señal de dolor.

—Son las 11 de la noche, tía Raquel, dije yo.

—Tengo terrible dolor de cabeza, por favor tráeme una aspirina por favor, cosa que hice inmediatamente yendo hasta el baño, cuando volví estaba sentada en la cama, le alcance la aspirina junto con un vaso de agua. Noté que luego de tomarse la pastilla empezó a llorar y no paraba de decir "que vergüenza", yo la abracé y le dije.

—Tranquila tía, está todo bien a pesar del mal rato que hemos pasado, la consolé y también le dije que el pequeño estaba con su hermana y que tío Alberto pasaría la noche en la comisaría y que mañana los dejarían libres, ella al cabo de un rato me dijo.

—Muchas gracias sobrinito, voy a darme un baño a ver si me espabilo un poco, no te apetece tomar unos mates? levantándose.

—Sí, pues ahora mismo lo preparo mientras te duchas, le contesté, ella busco en su maleta ropa para ponerse, yo me fui a preparar el mate.

Sentía curiosidad por verla en la ducha, cuando volví de la cocina note la puerta del baño estaba entreabierta, disimuladamente me arrimé y la vi a través del espejo, estaba de espaldas y con la cara enjabonada. Estuve viéndola un rato, que buena estaba ahora que la veía desnuda completamente, que hermoso culo tenía, ya estaba encendido yo, mi polla dura como hierro, antes que se diera cuenta me fui a sentar a la sala y encendí la televisión. Al cabo de un rato llegó cepillándose el pelo, se había puesto tan solo una larga remera que llegaba a la mitad de sus muslos, se sentó en uno de los sofás pequeños quedando frente a mí. Se la veía ya más relajada y con mejor cara. Hablábamos del problema que había tenido y esas cosas, cuando subió ambas piernas al sofá para sentarse sobre sus gemelos noté que no llevaba bragas. Habré quedado pasmado al ver eso que me dijo en tono gracioso.

—Toma, coge el mate que ya me lo bebí, al tiempo que estiraba el brazo y me lo alcanzó, esa imagen sumada a la visión de sus blancas piernas ya habían logrado ponerme en un estado de excitación extrema.

—Pues tía creo que yo también me daré una ducha mientras tomas algún otro mate.

Me paré disimuladamente para ocultar mi erección y me fui al baño. Me quité toda la ropa y me metí dentro de la ducha, pensé en hacerme una paja pero quería ver si lograba verle el chochete otra vez, cosa que me contuvo. Al rato salí de la regadera y me estaba vistiendo cuando por su sombra veo que ella está detrás de la puerta entreabierta, pues yo la había cerrado, estaba segurísimo, también ella espiaba como me duchaba. Seguramente veía mi verga en todo su esplendor pues tenía una erección de miedo y todo ese morbo que creaba que ella estuviera viendo no hacía otra cosa que calentarme aún más. Seguí disimulando como si me estuviese peinándome un buen rato con mi verga hacia la puerta, aún notaba su presencia, decidí ponerme el salto de baño sin el calzoncillo ni remera y me dispuse a salir, oí sus pasos correr hacia la sala. Pase por mi habitación a dejar la ropa y de paso que bajara mi erección, cuando llegue a la sala ella estaba sentada con una pierna encima del sofá y la otra en el suelo.

—Quedé como nuevo con este remojón, le dije mientras me sentaba enfrente de ella.

—Pues en verdad que te revive una ducha, me dijo sonriendo.

Veíamos una película y yo no quitaba mi vista de sus hermosas piernas, las cuales ella no disimulaba la calentura que tenía pues de vez en cuando entreabría las piernas dejando ver su pelambrera. Yo por lo pronto hacia lo mismo y veía como ella también se fijaba. Eso ya era un juego que ninguno se atrevía a dar el paso, yo no podría hacerlo de verdad, era mucho el respeto que tenía y mi experiencia con mujeres no era muy buena. En eso ella se paró, bajó el volumen de la tele y me dijo.

—Esta la puerta con llaves? al tiempo que se quitaba la remera y quedaba completamente desnuda avanzado hacia mí que miraba perplejo y me decía a mí mismo que sería un sueño, me paré y dije balbuceando.

—Claro… que si está cerrada con llaves tía, desató el nudo de mi albornoz y me lo quito quedando también desnudo y mi verga apuntando al techo. Me besó en los labios y sin decir palabra alguna me tomó de la mano y me guío a la habitación de mis padres.

— Túmbate boca arriba, que hermosa pija tenés, me decía, yo la obedecí sin chistar se metió entré mis piernas y la metió toda en su boca, lamió mis huevos durante un rato largo.

—Mmmhhh que delicia de verga tenés Jesusito, mientras seguía chupándomela

Mis ojos quedaban en blanco y empecé tocarle la espalda con ambas manos y fui perdiendo la vergüenza poco a poco, sentía una sensación hermosa con su boca aprisionando mi cipote y tuve que zafarme de sus labios para no acabar, ella se puso boca abajo, yo bajé de la cama y masajee ese divino culo durante un rato. Hundí mi cara en esas blancas carnes, mi lengua buscó su concha rebosante de fluidos juguetee con mi lengua su raja y el hoyito.

—Hay diosito que rico como me la chupas, hace tanto no me hacían esto, uffff, le oía decir con voz temblorosa, se dio la vuelta y se puso boca arriba con las piernas bien abiertas, ese gustito que desprendía de su conchita me tenía embriagado, lamía con tanta desesperación como si quisiera entrar por ella, llevaba rato chupándosela que no aguantó más y me cogió firmemente de los pelos y estalló en un orgasmo interminable y me empapo la cara de un líquido blanco y viscoso que brotaba de su interior. Respiraba muy agitada hizo que me arrodille frente a sus abiertas piernas guiándome de mi polla.

—Metemela por favor, uffff que caliente estoy mi negrito, enterrale esa pija a tu puta tía... Dale, dale no esperes más dámela. Debo reconocer que nunca había metido mi verga en una concha tan mojada como esa hasta ese momento, sus caderas se movían de una manera que parecía que estaba poseída, clavaba sus uñas en mis nalgas de la desesperación, gemía, decía palabras sucias y se retorcía de placer. Yo veía ya que mucho más no aguantaría y ella debió darse cuenta pues dejo que la bombeara un rato.

—Acabame bien adentro tesoro, toda la lechita bien adentro por favor sobrinito, sus palabras me calentaban a tal extremo que aguante hasta último instante antes de largar mi semen, me cogió firmemente de mi culo y cada espasmo que tuve lo acompañamos con gemidos de ambos, al tiempo que me atraía hacia su interior.

Me quedé un rato dentro de ella tratando de recuperar mi respiración al igual que mi tía. Me salí de adentro y mi leche salió como manantial de su interior, estábamos todos transpirados pues hacía mucho calor, nos fumamos un cigarrillo tumbados sin decir palabra. Ella se levantó y fue hacia el baño al oír la ducha me dirijo también y me metí junto con ella, empecé a pasarle el jabón por toda la espalda, luego por sus tetas y como no por toda su vagina, empezó a gemir cuando con un dedo masaje a su clítoris, le producía pequeñas descargas eléctricas a juzgar por sus temblores, ella se agachaba pegando su culo en mi morcillona picha. Estuvimos así un buen rato de manoseos y besuqueos cerré la ducha, ella se agachó y yo me puse detrás y le pedí se abriera las nalgas con ambas manos y mi lengua le dio un repaso a su ojete, como vi que le gustaba cogí el jabón y me enjabone mi dedo índice. Comencé a meterlo poco a poco hasta que entró todo, luego otro más estirándole el esfínter, ella se retorcía de placer.

—Queres darme por ahí también degenerado? pues dale que esperas?, Al decir eso se agachó un poco más me puse detrás y guíe mi verga hacia su dilatado y lubricado esfínter no opuso gran resistencia y en la segundo meneo de caderas se fue toda mi verga perdiéndose entre sus nalgas a través de su hoyito.

Se quejaba que le dolía al principio pero luego de un breve momento solo se oía el plof plof del golpear contra sus carnes. No sé si sería porque ya había acabado dos veces antes pero a este polvazo lo estaba disfrutando tanto yo, sin miedo a correrme muy rápido, gemíamos como locos llevábamos ya como diez minutos de meterse y saca, mi tía estaba por correrse otra vez pues su respiración empezó a agitarse y su cuerpo a temblar sus piernas desfallecían de a ratos. Un grito anunció que estaba acabando, mientras le bombeaba por su culo con la otra sobaba con fuerzas su clítoris, yo aún no me corría por lo pronto cuando noté que lo estaba haciendo ella, la cogí con todas mis fuerzas y no la dejé de bombear a toda velocidad y le enterraba mi verga hasta los huevos, sus jadeos y gritos no cesaban. Al mismo tiempo de su interior salió un chorro caliente que mojo mis rodillas y luego otro y otro, la muy calentones se estaba meando de gusto y placer, no pare en ningún momento hasta que también me corrí llenándole sus intestinos con mi leche, nos dejamos caer en la bañera casi sin aire, abrimos otra vez la regadera. Luego nos acostamos y el reloj daba las 4 de la mañana, ambos desnuditos, la abracé por detrás y nos dormimos así, al despertar estábamos aun así abrazados y como estábamos aún con ganitas nos echamos otro a modo de despedida, ella se puso a 4 patas y también me cabalgó hasta corrernos juntos.

Nos vestimos y prometimos repetir en cualquier ocasión que tuviéramos, luego de unos días ella se marchó a la capital otra vez con su marido y su hijo. Yo cada vez que veo la cama de mis padres recuerdo ese encuentro prohibido y maravilloso que tuvimos junto a mí tía Raquel ya que fue la primera mujer que realmente me gustó y ese momento íntimo lo recordaré hasta mi muerte ya que fue tan real como la vida misma.

Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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