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Categoría: Incestos

Mi tía me invita al geriátrico donde trabaja

Mi tía (Norma 53 años), me pidió que le lleve un sobre que mi madre le había dejado, ella trabajaba en un geriátrico como enfermera cuidando gente adulta.

Al llegar (Yo Nahuel 25 años), me invito a pasar, le entregue su sobre y sin pensar lo que luego pasaría, hablamos un rato sobre su trabajo y sobre mí, ambos sentados frente a frente sobre una mesa.

Llegado el momento comenzó a masajearme mas abajo y logrando calentarme al máximo, comenzamos a coger.

En la misma mesa donde estábamos hablando la lance, le arranque su ropa de trabajo, lamí su concha y sus enormes tetas, escupiendo y gritándole lo zorra madura que era y como la deseaba, y clave mi verga bien profundo, ella abierta no paraba de gemir y insultarme. De repente detrás de nosotros una señora mayor se puso a mirar la reventada, lo cual eso me calentó más y hacia que la potencia de mi verga y mis huevos llegara l máximo.

Bien abierta, yo sobre mi tía bien puta, no parábamos de gozar en simultáneo, sexo del más perverso delante de la abuela que se la notaba bien caliente mirando la cogida.

-tía- Yo sabía pendejo que terminaríamos de esta manera, vos con tu verga gruesa rompiéndome mi concha.

-yo- Y señora la cojo bien a la enfermera, vio lo puta que es cuando queda desnuda y bien a lo puta.

-abuelita- No puedo creer lo bien que te cogen Norma, este pendejo es bien aguantador.

Luego de secarle la frente a mi tía con la lengua, y al pararme ponerme en frente de la abuelita y mostrarle la verga súper dura, me acerque un poco mas y le pedí que con su mano de abuela me la pajeara lo más duro que pueda, y que luego me la escupa, fue así que todo lo hizo de manera perfecta y con experiencia, luego yo como buen macho con la verga dura y chorreando la saliva de la abuela me acerque al culo de la tía, y comencé a cogerla salvajemente, moviendo la cintura una y otra vez al ritmo del mismo movimiento que mi tía, mis huevos chocaban contra su vulva una y otra vez logrando calentarla mucho mas y comentándole a la abuela lo que estaba sintiendo y gozando. Sus tetas no paraban de moverse, era tan caliente la situación que no nos importaba que otras personas escucharan, salvo la abuela perversa que tuvo una breve pero perfecta participación.

-tía- me reventas tan bien pendejo, cojete este culo gordo sobrinito vergón. Abuela puede creer que un sobrino me coja tan bien el culo?

-yo- Abuela esta verga se puso así de dura por su saliva, tiene que saberlo, es una experta ayudando a un macho caliente. Vos puta madura empínate más que hoy te exploto toda.

-abuela- Son tal para cual, se revientan tan bien, me calienta tanto verlos reventarse en nuestra mesa del té. Coja pendejo coja como macho a la enfermera.

La abrace en forma de chuchara pero yo frente a su espalda y le hice el amor, besando sus labios, besando su cuello, lamiendo el sudor de su espalda, la hacia mía una y otra vez frente a la abuela que acerco su silla aun mas para ver esa concha gorda recibiendo una buena verga gruesa y firme por su culpa.

Las tetas de la tía estaban tan marcadas por mis fuertes agarrones, los pezones rojos eran una debilidad para mis dedos, le jadeaba al oído, le decía lo caliente que me ponía tenerla así bien abrazada como si fuera mi mujer, aun siendo mi tía.

Ella gemía en cada embestida, primero suave luego al entrar toda mi verga el grito era más prominente y placentero, era un polvo de locos, la abuela lo sabía y nos comentaba lo que estaba sintiendo al ver semejante acto de perversión.

-tía- que bien me haces el amor Nahuel, se nota que me amas más de lo que pensaba, me exprimís las tetas como un profesional, espero que la abuela no se olvide nunca de esto.

-yo- le hago el amor para que sienta de nuevo lo que es un buen macho sobre su cuerpo de hembra, le voy a dar toda la verga que sea necesaria. Espero que este disfrutando la escena abuelita, esto es un polvo de locos.

-abuela- son tal para cual, se aman, me encanta ver tus huevos pendejo haciéndole el amor a tu tía, ella se la nota gozando como nunca antes lo había hecho.

Luego de una hora y media, mi leche no aguantaba más para poder salir, por lo que le pedí a la vieja madura de mi tía que sus tetas eran el lugar perfecto para depositarla.

Se arrodillo, pero al lado de la abuela, le pidió que ella misma me la pajee y me exprima la leche para que caiga sobre sus tetas. La abuela lo entendió a la perfección por lo que al ver la mano veloz de la abuela, mas las tetas de mi tía enormes, la leche salió como un volcán manchándola un poco a la abuela del geriátrico en su pelo y todas las tetas y la cara de mi tía, extasiada de placer y semen.

-tía- Que pendejo lechero mira como explota esa verga gigante, se nota que la mano de la abuelita sirvió para sacar más leche, toda una experta.

-yo- señora abuelita la felicito por la paja, mire como logramos entre su mano y mi verga llenarla de leche a esta puta.

-abuela- es hermoso sentir una verga así de venosa explotando sobre una hembra madura, se nota que es un pendejo bien macho.

Luego de la exprimida explosiva nos levantamos, las abrace y les agradecí a ambas por el mejor polvo de mi vida, prometiéndoles que volvería al lugar para atenderlas a ambas, como un buen macho atiende a sus hembras.

Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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1 comentarios. Página 1 de 1
eduardo
invitado-eduardo 20-03-2020 19:42:46

Una lástima no haber cogido a la abuela también.. Hubiera sido un acto humanitarii.

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