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Mi tía es de piel blanca, 1.50 m de ojos verdes, buenas nalgas y un poco de pecho.
Mi tío la dejo por otra mujer más joven, actualmente lleva 6 años abandonada, esto provocó que estuviera súper cachonda.
Mi tía siempre se quedaba a dormir en la casa de mamá, siempre dormía con una tanga que resaltaba su gran culo y sin blusa.
Un día mamá se fue al súper mercado, me dejo solo con mi tía Cleopatra, se acababa de terminar de duchar cuando me habla para que le untara un poco de crema en su espalda, cuando fui con ella, estaba recostada boca abajo con su tanga puesta.
Comencé a ponerle crema, su piel era tan tersa y suavecita, recorrí toda su hermosa espalda hasta que dijo:
-faltan las piernas bebe.
Se quitó la tanga y dejo al aire su fenomenal culo, empecé a dar pequeños masajes en los pies, recorriendo cada dedo, empecé a subir por sus pantorrillas, hasta llegar a sus muslos, donde sin querer le toqué sus labios vaginales, ella solo cerró más las piernas, yo le empecé a tocar su vagina más rápido, esta empezó a humedecer, mi tía empezó a gemir, entonces me dijo:
-que bien me tocas mi vagina.
A los pocos minutos sus piernas empezaron a temblar, mi tía había llegado al orgasmo.
Aun estando ella acostada saque mi verga y se la puse en la entrada de su ano, lo iba introduciendo poco a poco hasta que sentí que entro todo pues mis testículos chocaban con sus labios vaginales, era tanto la excitación que empecé a meter más rápido, ella decía qué parara pues le estaba destrozando el culo, pues así que no le hice caso y la seguí penetrándola hasta que eyacule dentro de su culo, sentía lo rico que apretaba su intestino.
Al momento de sacársela vi como de su culo salía semen con un poco de sangre.
Así que me dijo:
-ahorita vengo voy a limpiarme el culo, entonces me senté al borde de la cama, pues aun traía la verga parada, cuando salió dijo:
-es hora de ampliar la familia no crees?
entonces comenzó a besarme apasionadamente, recoriendo mi boca con su lengua, esto provocó que su vagina se mojara, entonces tomo mi verga y se la dirigió a la entrada de su vagina, poco a poco se fue sentando sobre ella, haciendo movimientos circulares yo estaba en el cielo, por lo que solo me concentre en las sensaciones provocadas por las fricciones de nuestros sexos, y de cómo su vagina empapaba con sus fluidos mi verga y testículos, sus labios vaginales se dilataban y apretaban en torno a mi pene, a medida que este entraba y salía, en una mecánica lenta e intensa, como no teníamos tanta libertad de movimiento, lo que entraba y salía de su interior no superaba la mitad del largo de mi pene. La cara inferior de mi corneta se encontraba con la pared superior de su cueva, por lo que los estímulos estaban principalmente concentrados en esa área. La fricción era exquisita, teníamos todo muy coordinado. A ratos sentía el típico hormigueo en los testículos y/o contracciones en mi fierro, por lo que bajaba el ritmo o nos deteníamos para prolongar el momento de placer y no acabar tan pronto, hasta un momento en que ya no lograba aguantar más, cuando mi tía prolongaba sus movimientos para que entrara lo máximo que se podía, para luego permanecer quieta apretando con todas fuerzas mi miembro señal de que también se aproximaba su orgasmo.
-Uuuuyyy como me encanta eso… rico rico… dale dale… hasta el fondo.
Sus movimientos eran frenéticos, desesperados.
-Que rico te mueves yia, me encanta tu culazo rebotando encima mío -la tenía bien agarrada de las nalgas, ya coordinándonos en una secuencia amatoria.
-Siiii siii siiii
-Que tetas -las chupaba, mordía y lamia a gusto.
Ella cambió sus movimientos buscando penetraciones más profundas, que tanto le encantaban.
Yo la tome de los hombros con mis manos, para atraerla con más fuerza cada vez que bajaba, en cada empalada la presionaba aún más abajo para sentir su tope, me encantaba la idea de llenarla, de abrirla completa.
En eso, después de varias penetraciones, ella tensó su cuerpo, echando su cabeza hacia atrás y liberando un gemido de eso desgarradillos, supe que se vino.
Relajo su cuerpo y nos besamos apasionadamente, yo aun con mis manos en su culo y sus tetas pegadas a mi pecho; seguía moviéndose en un ritmo continuo buscando ahora mi orgasmo.
De la nada se paró, para agacharse entre mis piernas y comenzar con una de las mejores mamadas que me han hecho en la vida, yo solo me apoye en el respaldo de la silla del comedor, sala para dejarme querer.
Mamaba como experta, me miraba a los ojos mientras chupaba mi verga como la mejor de las putas, su lengua recorría mi glande, el frenillo y toda la parte inferior de mi falo, como si fuera el mejor de los helados; con su mano izquierda tironeaba mi escroto, entre mis bolas, y mantenía mi forro atrás.
No había sentido lo relajante que era que jugaran con mi escroto mientras te mamaban.
Ella trataba a mi verga con cariño y deseo, adoraba mi barra de carne, como si fuera el mejor de los manjares, en eso centró sus movimientos en solo subir y bajar, llegaba a tenerlo casi todo adentro, en movimientos rápidos y continuos, sin descanso chupaba y chupaba.
Con los ojos cerrados y sus manos en mis caderas a para hacer mayor fuerza para el movimiento, yo estaba pronto a acabar.
Sentía muchas cosquillas, hormigueo en mis bolas, y ella seguía con su brutal mamada, sin dar tregua, movía mis piernas como actos reflejos antes tanta estimulación.
En cualquier momento explotaría. La dije “voy a acabar” y no se inmuto. Solo siguió y siguió. Hasta que en un momento sin miramientos ni nada explote en su boca, la llene con mi leche. Borbotones de leche eran liberados en su interior sin parar.
Dejó su cabeza quieta, con mi glande en sus labios, como chupando un sorbete, y con una de sus manos me pajeaba fuertemente, ordeñándome la corneta. Tironeaba mi forro hacia atrás de manera brusca, como exigiendo más corrida engullendo mi pene una vez más. Me chupo hasta sacarme hasta la última gota de semen. Saco mi pene aun brillante de su boca y lo guardo en mi pijama. Yo extasiado la veo pararse, ordenarse su camisa y decirme.
Este fue mi mejor desayuno en mucho tiempo.
Se fue a buscar una toalla y me dejo ahí disfrutando del mayor de los relajos, luego de haber llenado la boca de mi tía con mi corrida.
A los dos meses mi tía resultó embarazada, se hizo la disimulada de la familia y ahora vivo con mi mujer y mi hijo junto con mi madre.
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