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Categoría: Incestos

Mi tía Gabita y yo, mi primera vez

Esta historia se remonta a mi época de secundaria, tendría yo algunos 18 años de edad, en la época donde las hormonas masculinas causan una frenética desesperación por el sexo, y cosa extraña es cuando menos oportunidades tiene uno para realizar estas actividades.



Por las noches mis erecciones eran constantes y a veces hasta dolorosas, y aunque me matara a puñetas, yo soñaba con el cuerpo desnudo de una mujer, meter y meter aquella verga joven y dura como una piedra, a veces también amanecía mojado, por los constantes sueños húmedos. No hallaba donde meterla, era desesperante.



Y ahí estaba ella, Gabita, la esposa de mi tío, mujer madura de unos 38 años, alta y bien formada sin ser una beldad, pero muy atractiva y sola. Mi tío se iba frecuentemente a los Estados Unidos dejándola a cargo de mis pequeños primos, y la dejaba solita durante largos periodos de tiempo, una hembra en toda su plenitud, y sin nadie que le calme sus ansias.



Ella vivía casi frente a la de mis padres, así que frecuentemente iba yo a visitarla con cualquier pretexto, y a veces la encontraba en la cocina, o lavando ropa, y algunas ocasiones dormida en su recamara, a veces con las piernas descubiertas, blanca y largas, tersas y frondosas, su culo parado y grande, sus tetas de tamaño normal pero duritas.



A veces también teníamos conversaciones triviales, pero a veces me animaba yo a avanzar un poco, porque aquella calentura me estaba matando, ella me excitaba demasiado, como algo prohibido, y como algo inalcanzable.



Pero el que persevera alcanza y un día sucedió algo imprevisto e igual de emocionante. Verán, porque cuando yo iba a su casa y platicábamos, por ejemplo; cuando ella lavaba a mano, pues su culo quedaba de una manera un poco agachada y el ir y venir de su cuerpo al lavar la ropa, era excitante, y yo me sentaba atrás de ella, hablando y sobándome la verga, viendo aquel espectáculo. Mi tía usaba faldas holgadas y ligeras, un tanto a la rodilla, marcado sus nalgas y su culo de una manera provocativa y alucinante.



-Vente para acá Perico, así me llamaba ella, no me estés mirando las nalgas. Me había descubierto!!!



Yo un poco cohibido, tímidamente me pare y puse la silla junto a ella, ella me miro dulcemente como comprendiendo mi situación, tal vez sabía que estaba en mi pubertad y las ganas me ganaban.



Mi pene se había parado a todo lo que daba, y pues se me notaba bastante en el pantalón, aunque intentaba disimularlo, no se podía. Aquello parecía tener vida propia.



-A ver que traes ahí? me dijo sonriendo.



-Nada tía, nada, balbuceé, y sentí una oleada de calor y nerviosismo.



-A ver párate por favor, déjame verte bien. Yo la obedecí y me pare casi mucha pena, mi tía iba a descubrir mi erección, pero bueno ahí voy.



Me pare lentamente y mi tía no me quitaba la vista de encima, como esperando algo, y así fue, la carpa que hizo mi verga parada era notoria, ella dijo:



-Vaya, vaya miren nomas ya eres todo un hombre. Y me escaneo de arriba abajo dando vueltas alrededor de mí, deteniéndose a mis espaldas, yo sudaba frio y caliente no sé.



Sentí que me abrazaba de la cintura y me atrajo hacia ella, luego bajo una mano, y me agarro la verga por sobre el pantalón. Me di la sacada, pero ella ya me tenía bien agarrado de la tranca y me la sobaba.



-Ya se puso buena esta cosita, me decía al oído.



Luego metió una mano por debajo de mi pantalón, y agarro el tronco de mi verga y le dio unos jalones, tanteando el grosor y el largo, aparte estaba sopesando también mis huevos.



-Ya estas grande sobrino, la herramienta está lista. Ve búscate una novia para que te la cojas, me aconsejo, mientras me la seguía pelando, con sus manos largas y finas.



-Si tía buscare a alguien porque ya no aguanto más.



Ella dio una carcajada y me dio unas nalgaditas, pues apúrate mientras se alejaba, daba por terminada la plática. Y me fui un tanto decepcionado y emocionado a la vez, sentía todavía sus manos en mi verga. Y tuve que lavar a mano.



En aquella época a mis 18 años, era yo alto pero delgado, un poco musculado por el ejercicio al jugar futbol, bien parecido, según las chicas, pero con unas ansias infinitas de estar con alguien, aquello era una tortura.



Tenía novias pero no para coger, solo fajes con la que se pusiera enfrente, pero nada que ver con mi tía, toda una mujer. Ella era toda una mujer, las chicas eras unas mocosas a su lado, la verdadera tentación estaba en su belleza madura.



Un día fui a ver a mi tía, y la encontré recostada en su cama, serian como las 7 pm, y bueno ella leía una revista, estaba tirada de espaldas, con la las piernas abiertas y la falda subida, que dejaba ver sus pantis, de color blanco, y pude apreciar la belleza de sus piernas, y su abultada cosita, y mi mente se volvió obsesiva.



-Tía Gabita le dije.



-Ayy me asustas muchacho dando un brinco, cerrando sus piernas y acomodándose la falda. Pero yo ya le había visto su cueva. Eso me aguantaría para algunos días, como motivación para las puñetas. Pero seguiría igual.



-Ven, acuéstate aquí conmigo un rato. Y fui y tímidamente me acosté junto a ella, y que me cuentas chico? Inquirió ella.



-Pues de que tía?



-De las chicas, ya te cogiste a alguna?



-No todavía no, titubeé un poco, la pregunta fue así a bocajarro.



-No te pelan o qué onda contigo, me dijo.



-No es eso tía, solo es que no tengo experiencia en esto, y no sé ni cómo empezar. El anzuelo estaba echado.



-Ahh vaya, vaya no me acordaba que aun eres virgen, pero con muy buen camote. Jaja rio.



-Lo que estás buscando conmigo es que yo te inicie, y que te enseñe como coger, es eso lo que buscas conmigo?.



-La verdad si, usted me gusta mucho, y es como un sueño, si me ayudara, se lo agradecería infinitamente.



-A que caray, se quedó pensando un poco, mientras que alborotaba mi pelo con sus dedos finos y largos, como decidiendo, yo como esperando, ella tan seductora, yo muriendo de ganas.



-Mira vamos a hacer esto, yo te ayudare con tu primera vez, pero tu tendrás que cumplirme una fantasía a mí también.



-Lo que gustes tía, y le di un beso en su mejilla, ella me abrazo y me dijo deja te digo, espérate. Mi verga ya lista para la acción.



-Mira siempre he querido que alguien me pague por mis servicios como si fuera yo una puta de la calle.



-Pero no tengo mucho dinero tía, replique.



-La cantidad no importa solo que me pagues algo de dinero y yo te enseñe a coger, porque estarías comprando mis caricias.



-Reuniré lo más que pueda te lo prometo, tía ya verás.



-Tú tienes ganas tía? Estas caliente? Le pregunte mientras mis ojos brillaban de deseo contenido y mi verga estaba que reventaba.



-Si sobrino si tengo muchas ganas, ya llevo muchos meses sin nada, pero ya me desquitare cuando encuentre con quien, tu tío tardara mucho en regresar y yo pues soy joven todavía y tengo mis necesidades.



-Yo te ayudo tía, le dije solícitamente.



-Mira que acomedido cabrón, ella había ya metido otra vez su mano bajo mi pantalón, y me daba unas peladas de verga bien ricas. Por poco y se me salen pero me contuve, la manoseada estaba rica.



Yo en un acto desesperado le toque una teta, por encima de su ropa, ella tomo mi mano y la metió bajo su sostén, y yo pude sentir esos melones duritos, y sus pezones con punta, que ricura de cosas, pensé.



-Luego me dijo dame tu mano, y la dirigió entre sus piernas, tócame ahí, para que sientas lo que te puedes coger si me pagas.



Yo pude sentir la calidez de su piel tersa, y la alta temperatura que había ahí, aunado a lo abultado de sus puchita, yo se la palpaba haciéndola taco, por encima de su calzón, ella gemía un poco, pero de pronto cerro las piernas y me dijo;



-Ya es todo, no hay más, es todo por hoy, vete, cuando tengas el dinero nos ponemos de acuerdo.



Me fui con la verga parada, y me metí inmediato al baño de mi casa y me di tremenda puñeteada, que salieron chorros de leche hirviendo, y me quede así un rato. Reuniría el dinero lo más pronto posible. Manos a la obra.



Trabaje en lo que pude, y pedí dinero a mis hermanas mayores que ya estaban casadas y logre en una semana reunirla cantidad de 50 pesos, que en aquellos tiempos era buena cantidad supongo.



Esa tarde fui a verla, la encontré acabada de bañar envuelta en una toalla corta, que dejaba que no le llegaba a cubrir mucho, porque parte de su culo quedaba afuera, sus nalgas redondas y grandes, sus piernas blancas y torneadas, más bien era gordibuena.



Ella ya no cuidaba delante de mi sus desnudeces, ni su forma de sentarse, porque me habría descaradamente sus piernas, para que viera su chocho. Y me sonreía pícaramente.



-Ya tengo el dinero tía!!!



-Wow dijo ella, cuánto reuniste? –Cincuenta pesos mira aquí lo traigo, y le mostré el billete reluciente, ella lo tomo y lo guardo en sus tetas, supongo que así lo haría una puta.



-Cuando quieres coger? me dijo.



-Cuando usted guste tía, yo estoy bien puesto.



-Ven esta noche pero ya como a las 1 de la mañana y que no te vayan a ver que entras a mi casa, te dejare la puerta abierta y no hagas ruido, te estaré esperando.



Faltaban como 5 horas para la 1 de la mañana y yo me mantuve despierto, esperando con ansiedad se llagar la hora, miraba el reloj cada cuando, ansiosamente, el tiempo a veces pasa lento. Me sobaba la verga siempre tiesa, siempre.



Pero al fin, faltaban 15 minutos para la 1 cuando sigilosamente me escape de mi casa brincándome la barda, y le di la vuelta a la cuadra para que no me viera nadie, llegue a casa de mi tía por la parte de atrás, y en efecto había dejado esa puerta entreabierta.



Entre a su casa y fui a su habitación y ahí estaba ella.



-Pásale amor, me dijo sensualmente, ponte cómodo ahora regreso voy al baño a cambiarme, yo pensé y para qué? Mi tía Gabita vestía su tradicional falda y blusa de tirantes, Luego lo sabría. Ella me tenía una sorpresa.



Pasaron algunos minutos y yo seguía así vestido esperando que mi tía regresar de “Vestirse” cuando de pronto apareció en todo su esplendor.



Ataviada con un vestido de licra ajustadísimo, medias de malla, con tanga y liguero y tacones altos, su pelo recogido, y un collar de perlas sobre su cuello.



Perfectamente maquillada, con los labios rojos sangre, ojos delineados con lápiz negro, y sus mejillas chapeadas con rubor, aparte lucia tremendas arracadas en sus orejas.



Yo había visto películas de la época como las ficheras o algo así, y mi tía Gabita estaba disfrazada de puta, esa era su fantasía. A mí me pareció fascinante como salido de mis más febriles sueños de adolecente caliente y lujurioso.



-woow tía, estas bellísima, no lo puedo creer, pareces artista de cine.



-jajaja de cine de ficheras dijo ella mientras reía. –quítate ya la ropa tú, me insto, o cómo quieres coger pues?, presurosamente me quite la ropa quedando completamente desnudo con la verga apuntando al techo, ya chorreando.



Ella me modelo su atuendo caminando de un lado para otro, meneando su culo esplendoroso, y sus curvas pronunciadas, sus largas piernas sin comparación, que los 50 pesos me parecieron ridículos por esa mujer tan apetitosa.



Mi tía Gabita se había convertido en otra, al menos así me parecía, y ella seguía modelando, masticando un chicle, y fumando un cigarrillo color café muy delgado, bueno la cena estaba servida ahora a cenar pues.



Recuéstate en la cama me dijo, ahora regreso voy a vestirme otra vez, ahora regreso, otra vez??



Y después de un rato regreso ahora en un trasparente baby doll, negro, con una tanga negra de encaje, su medias con ligueros, ups!!! la tortura seguía. Acción nada.



Pero ella apago la luz, y dejo prendida sola la lámpara del buró, luz tenue, y se acercó sensual a mí, que yacía boca arriba con la barra dura y os ojos desorbitados.



-ahora viene lo bueno me dijo, primera lección. Y me empezó a acariciar todo el cuerpo, con sus manos suaves y largas, sus dedos hurgaban en todas partes, nunca jamás había sentido la caricia de unas manos así.



Se me subió encima y restregó su cuerpo contra el mío, yo sentía que una corriente eléctrica recorría mi cuerpo, aquello era delirantemente erótico.



-Ahora vas tú me dijo has lo mismo, caliéntame chico.



Torpemente hice lo mismo, y quise besarla en el frenesí de la pasión, y ella me dijo que besos no, tiempo después supe que eso también era parte de la escena. Las putas no besan.



Pero de todas maneras pese a mi inexperiencia metí mano hasta donde pude, tocando su tersa piel, sus tetas grandes y duras, sus piernas suaves y su pelo ensortijado, su cuellos que olía a perfume barato, y su puchita, abultadita y necesitada de verga, y yo de ella.



Mi tía Gabita se despojó de su baby doll, y luego de su tanga, brasier y quedo solo con el liguero y las medias de malla.



Pude ver su concha peludita y su enorme rajada, sus labios vaginales cubriendo su entrada, el clítoris muy grande y saliendo su punta excitado ya por la lencería de su dueña.



Ella se inclinó al centro de mi cuerpo y tomo mi verga con su mano y me la empezó a pelar, de arriba abajo, mientras murmuraba –Cosita rica tiene Perico, y que huevotes tienes ya. Yo sentí la gloria.



Luego de un rato de estármela pelando y agarrando los huevos, se inclinó y la empezó a besar, así con beso tiernos y con la punta de la lengua recorría toda mi verga, cubría toda mi cabeza de la riata con su saliva, yo sentía una sensación desconocida pero placentera, su boquita tan linda chupando ese trozo de carne palpitante, mientras me sobaba las bolas, yo tome su cabeza y la empujaba levemente al ritmo, mis dedos entre su pelo era una delicia.



Ella sintió los espasmos de mi verga y la dejo en paz, por ahora la chupada había concluido, esa sería mi preferida toda la vida, la chupada de verga.



-Ahora chúpame la pucha me dijo mi tía, y yo me dispuse a darle una chupada conforme la lección recibida, mi maestra me dirigiría.



-Que hago tía? –Tu chupa lo que encuentres perico, mete la lengua en el hoyo, pero date prisa ya estoy muy caliente, y me ofreció su rica vagina, sus labios, y su clítoris escurriendo baba, la sensación fue negativa, no podía hacerlo la cueva estaba extraña, como boca de planta carnívora, el sabor de sus jugos tampoco me gusto, y tenía que meter mi lengua ahí, ay carbón, pero me anime y me pegue como niño a su teta, y chupe y chupe, ella se retorcía de placer, sigue así sobrinito, sigue así, dale que me corro.



Mi tía se había desatado el pelo ya, estaba enloquecida con la mamada, y se corría abundantemente sobre mi cara, yo seguía chupándole su clítoris ya muy erecto.



-Ya, dijo sudando y agitada su respiración, ahora ponte abajo, siguiente lección.



Ahora viene lo bueno pensé, y ella se subió encima de mí, abriendo sus hermosas piernas, con la rajada lista para ser perforada, y se lo acomodo en la entrada, mi verga estaba a todo lo que daba, erecta como piedra, ella exclamo. – Que dura esta ¡hasta me cala, y eso que todavía no le entraba, poco a poco se fue metiendo mi verga en esa cueva oscura de carne roja y viva, según pude ver.



Y me cabalgo, mientras yo le besaba su cuello, ella movía increíblemente su culo, mi verga entraba y salía al ritmo de los movimientos de sus nalgas, y sus tetas duras yo las tenía entre mis manos.



-Ella me decía cada cosa sucia, era evidente que le gustaba el sexo rudo, el hardcore, y que la montaran como yegua, que la domaran y que le calmaran sus ansias de mujer sola. Yo adopte esa costumbre de las palabras sucias, me excita mucho y pienso en mi tía.



-Cambio de posición dijo, ya me canse, y se puso abajo y yo arriba, y abrió sus piernas mostrando su monstruo peludo pero riquísimo.



Y dejo a mi merced todo, ahora seguía yo, y sin más se la metí toda de un golpe, y empecé frenéticamente a limar, como si fuera un perrillo en celo, yo pensaba que entre más rápido y furioso se lo metiera ella sentiría más rico, y mi tía me dejo con ese ritmo hasta que después de un rato ella me dijo;



-No te corras dentro de mí porque me haces un hijo. Ok tía no te preocupes.



Yo seguía como perrillo metiendo y sacando la verga de ese nido de pelos, pero tan rico que se sentía que jamás pensé que pudiera haber sensación más ardiente. Lo bueno aun no empezaba. Ella disfrutaba también gimiendo levemente. –cógeme, cógeme más, pedía.



-De pronto sentí tremendos espasmos en los huevos como una corriente eléctrica que bajo por mis piernas hasta los pies, yo apretaba las tetas de mi tía, mientras mi verga amenazaba con explotar, ella sintió mis estertores y se zafó, yo se la saque y aquello exploto!!!



Un tremendo orgasmo reprimido tanto tiempo, hizo erupción, y no fueron chorros, sino disparos de semen, uno tras otro, que le llego hasta el rostro de mi tía, sus tetas quedaron salpicadas, su pelo y sus piernas.



-wooow, grito mi tía, la traías atrasada perico, mira nomas que batidera dejaste, ella tomo tollas de papel y se limpió cuidadosamente aquella lechada, luego se metió mi pito en su boca y me los limpio con la lengua, mi verga seguía igual de tiesa o más.



Ella noto que mi verga no disminuía y abrió los ojos y dijo pícaramente; -Vaya que potencia traes sobrinito, esa cosa no llena, -métela.



Y ahí va otra vez, -ahora con más calma yo te enseñare algo, no la metas tan rápido, me dijo, -siente esto que te voy a hacer espera!!



La metí suavemente poniendo mi mente y concentración ahí en la cabeza de mi pene, y pude apreciar y sentir como si una mano me lo apretara, cada vez que lo sacaba, algo lo detenía, esto era lo que algunas mujeres tienen que vulgarmente llaman “perrito” o sea control de los músculos de la vagina.



-Así, así despacio babe, me decía melosamente mi tía, mientras me empujaba tomándome de las nalgas y llevando el ritmo de la cogida. –Así, hazme gozar periquito, métemela toda, y empezaba con sus palabras sucias que tanto me excitaba



-Poco a poco fuimos incrementando la intensidad, hasta que llegado el momento nos desatamos frenéticamente, yo empujándosela en su cueva ardiente, ella gritando y diciéndome cosas ricas al oído, y así llegamos a otro orgasmo juntos, la leche dentro de su vagina, otra vez los disparos de leche que dieron en el mero centro de su puchita ardiente.



-Eres tremendo amor me dijo al oído, mientras me abrazada fuertemente, por eso te mereces otro premio, y me dio un besos ardiente, y sentí su lengua hurgar en mi garganta, fue el beso más fogoso, más rico que he sentido.



Mi verga no tenía llenadora, se volvió a poner dura con el beso, y ella lo noto, y sonreía diciéndome; -Cero y van dos y creo que según veo vamos por otra.



-Mi tío cuantas veces te coge tía? Pregunte yo, buscando una comparativa, y ella moviendo la cabeza exclamó.



-mmmm pues solo una pero nada que ver contigo, tu coges con mucha intensidad chico, él ya está un poco viejo. “Que desperdicio pensé yo, si fuera mi esposas la cogería todos los días”



-Siguiente lección amor, vente para acá, ahora me la vas a meter por el culo, y se empino, yo mire aquel espectáculo grandioso, sus nalgas blancas y grandes, su pucha abultadita, y su ano, fruncido, ella ordeno así de pronto, mete tu verga en mi culo bebe!!



Yo dude un poco pero ya caliente me valía madre, yo lo que quería era coger y coger, no importa porque hoyo fuera, solo coger.



Se lo apunte y le di un piquete así sin más ni más, ella replico diciéndome, despacio cabrón, ponle salivita de perdido;



-Alcánzame mejor ese frasquito de aceite, y se lo di, ella me puso suficiente en la riata, y se puso en su ano, metiéndose los dedos para que el lubricante llegara un poco dentro.



-Ahora si métela, despacio, no te apresures bebe.



Yo obedientemente me dispuse a meterla por ese agujero, y le apunte la cabeza, y empuje levemente, su ano se abrió como una flor, y yo metí con mucho esfuerzo mi pija, y se la enterré toda, ella gritaba y maldecía, pero no quería que se la sacara, creo que le dolía.



Estaba algo duro ahí dentro, pero más apretado sentía yo la sensación, ella se tocaba la pucha metiendo sus deditos en la vagina y me tocaba la cabeza de mi pene, yo sentía morir de placer.



Tenía a mi tía ahí con todo eso dentro de su culo, ella tan sobria tan propia, toda una mujer, y era mía, o al menos su culo si lo era. Y cogimos como locos otra vez.



Sentí los espasmos otra vez, y ella me dijo al borde del orgasmo échamelos dentro del culo amorcito, y mi verga disparo por tercera vez, ella apretaba y apretaba su esfínter, pero cuando se la saque le quedo tremendamente abierto, con la leche llenándole todo hasta el borde.



Hasta entonces mi pene se dio por satisfecho y declino su poder. Misión cumplida.



-Me vas a quedar a deber dinero sobrino, los cincuenta pesos era solo por una cogida y fueron tres, así que me debes cien. Los juntas y me los traes después por favor. –Si tía claro que sí, te los has ganado.



-Me darás más lecciones tía?



-Si me pagas yo te daré todo lo que me pidas cariño.



-Veras que si juntare todo lo que pueda y la próxima semana aquí estaré, te pagare lo que te debo y otra lección, gracias tía. Luego ella me dio un beso y se quedó dormida, no sin antes advertirme que apagara la luz y cerrara la puerta de tras cuando me fuera.



Esa noche fue genial, yo me fui a mi casa como un gallo esponjado, orgulloso de los que había logrado, tres veces seguidas sin que me bajara el palo. Nadie me lo iba a creer.



Se volvió mi maestra favorita, y creo que también me enseñó a trabajar, porque el interés tiene pies, y así gozamos del sexo muchas, muchas veces.



Con el tiempo ella y mi tío se divorciaron, tal vez por el abandono en que la tenía, la verdad no nunca lo supe, pero ella se fue a otra ciudad. No volvimos a vernos, pero viven en mi sus lecciones y su recuerdo ardiente de tantas noches de amor.


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 10
  • Votos: 2
  • Envios: 0
  • Lecturas: 3153
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