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Categoría: Incestos

Mi tía Carolina

Mi nombre es Carlos, actualmente tengo 22 años y les relataré lo que ocurrió hace unos años con mi tía Carolina.



Ella es la hermana menor de mi madre, tiene 8 años menos que ella, porque hay un hermano entre ambas.



Recuerdo su casamiento, por lo que me cuentan pues en ese momento yo apenas tenía 6 años, que fue a sus 20 años y con su primer novio, aquel que se enamoró de ella ya en séptimo grado aunque durante la secundaria fueron a colegios distintos y ambos tuvieron varios amoríos.



Cuando cumplieron 7 años de casados, estando en la costa, un día él se fue a la playa, quedándose ella en la casa porque le dolía la panza; eso fue su salvación, porque se desató una tormenta y él, a pesar de estar en la carpa que tenían alquilada, murió a causa de un rayo que cayó en la playa.



Yo era, para ellos, como el hijo que no habían tenido, y dado que vivían a dos cuadras de donde vivíamos nosotros, mi padre, mi madre y yo, eran muchos los momentos que pasaba con ellos.



Cuando le pasó el fatídico hecho ella, se vino a vivir unos días a nuestra casa, que si bien tenía solo la habitación de mis padres y la mía, en esta última se pudo colocar una cama en la que ella dormía.



Estuvo en casa dos meses pues después se fue a vivir a España y durante 7 años solo tuvimos noticias de ella por Skipe.



Ella fue la causante de mi primera paja y de muchas de las siguientes, pues con 27 años, 1,70 metros de altura, culo grande y parado, una cintura pequeña, como pequeñas eran sus tetas, cabellera larga hasta su cintura, negra como la noche enmarcando su blanca cara, como blanca era toda su piel, de labios gruesos, ojos celestes, como un diáfano día, y pequeña nariz, era para mí, el ideal de mujer.



Mi tía se fue a España, un poco para probar suerte, y otro poco para olvidar lo que aquí había y le recordaba tanto a su difunto esposo.



Yo crecí pero nunca pude olvidarme de ella y de las pajas que me había hecho recordando su cuerpo.



Hace 3 años ella vino a pasar las fiestas en el país, y lógico se hospedó en mi casa. Al igual que esa vez, después de enviudar, compartimos mi cuarto. Ella ya tenía 32 años y yo 18, y si bien yo ya había tenido relaciones sexuales y más de una vez las recordaba cuando me pajeaba, ella seguía siendo la musa inspiradora de la mayoría de mis masturbaciones, sobre todo después de verla nuevamente.



Por un problema en la mecha de uno de los fuegos artificiales, resultó demasiado corta o rápida no sé, me queme ambas manos para las navidades, por lo que se me vendaron las manos y mi familia, tenía que ayudarme en todo, desde vestirme hasta comer pasando por mi higiene y actividades en el baño.



Como putee por no poder utilizar mis manos y poder lograr la satisfacción sexual a la que estaba acostumbrado.



Por esa época mis padres trabajaban juntos, tenemos una pequeña empresa metalúrgica, en la que mi padre es el presidente y mi madre la secretaria.



Mi tía no estaba casi nunca pues se la pasaba visitando a sus amigas y amigos que no veía desde que se fue.



Y yo solo todo el día en casa ya estaba aburrido de ver televisión, cambiando de canal con el codo y no encontrando algo que me gustase ver.



Mi padre me cambiaba el pañal con el que había tirado toda la noche por otro con el que tiraba hasta que ellos regresasen.



Un día mi tía regresó temprano y me dijo: “Hoy vasa comer comida pues yo la prepararé y eso hizo. Realizó unas milanesas con puré que se me antojaron exquisitas.



Ella se encargó no solo de preparar la comida sino también de cortarla y darme de comer.



Cuando terminé de almorzar, me preguntó el motivo por el que me movia tanto y yo le comenté que era porque me picaba la parte de atrás. Entonces me dijo que me diese vuelta que me rascaría.



Eso hice pero cuando vio mi pañal me dijo que lo debía quitar y eso hizo.



Puedo asegurar que no me vio la verga pero el sentir que me rascaba los cachetes me hizo calentar lo que hizo que mi verga se parase.



Ella creo que ni cuenta se dio, porque después de rascarme y ponerme crema porque me había paspado, me dijo que no me pondría pañal para que mi piel respirase, por lo que si tenía deseos de orinar fuese al baño y me sentase en el inodoro.



Le dije que saliese que eso haría y ella me dijo: Bueno anda tranquilo, que yo voy a ir a la pileta, por lo cual agarró una de las mallas que había traído y se fue a cambiar a la habitación de mis padres.



Yo me quedé viendo televisión, pero cuando la vi salir para la pileta y vi como su gran culo se comía su tanga, mi pija se puso como una roca; menos mal que estaba cubierto con una sábana, y mis manos aunque vendadas sirvieron para cubrirme aún más, porque si no hubiese pasado una gran vergüenza.



Como a las 2 horas tuve deseos de orinar por lo que fui al baño y cuando estaba por acostarme apareció ella.



Si bien, al verla, mi pija no se puso totalmente rígida, tampoco se quedó dormida totalmente.



Ante esa situación entablamos el siguiente dialogo:



—Discúlpame, no era mi intención verte sin ropa.



—No discúlpame vos pues ni me acorde que estabas en casa.



—¿Tan poca cosa soy que no me registras?



—Eh, no, eh… lo que pasa es que estoy acostumbrado a estar solo.



—Ji ji, no te preocupes, te lo dije en joda.



—Ah, entonces me quedo más tranquilo.



Y subiendo a la cama intenté taparme con la sabana.



Al ver que no podía porque mis manos estaban vendadas me dijo: “Deja que yo te ayudo” y vino a ayudarme.



Yo apenas alcancé a taparme con las manos y ella riéndose me dijo que no me preocupe e iniciamos el siguiente diálogo:



—Es que me da vergüenza que me veas como Dios me trajo al mundo.



—¿Cómo Dios te trajo al mundo? No sabía que habías nacido con remera, ji, ji, ji.



—No me refiero a la parte de arriba sino a la de abajo.



—Ah, no te preocupes ya te la vi muchas veces cuando era chico.



—Bueno, sí, pero ahora no lo soy.



—¿Te olvidas que estuve casada y que ya tengo 32 años?



—¡No!



—¿Y entonces? No va a ser el primer pito de un hombre que veo.



—Es que me da vergüenza —Le dije, sintiéndome un hombre, porque así me trató.



—¿Ninguna mujer te lo vio?



— Sí algunas me lo vieron.



—¿y?



—Que vos no sos mi novia.



—Dale, ¿Me vas a decir que solo tu novia te lo vio?



—Sí, aunque no fue una novia fueron cuatro —Agregué dos para darme importancia.



—¿Tenés 18 años, y ya cuatro novias te lo vieron? ¡Cómo cambian los tiempos!



—¿En tu época no era así?



—¡No, Para nada!, yo a los 20 me casé y si bien él fue mi tercer novio, fue el primero al que se lo vi, y hasta que se murió no vi otro.



—Entonces no vistes muchos.



—No creas desde que me fui a España, no teniendo ni marido ni preocupaciones no dejé títere con cabeza, ji, ji, ji.



—De lo que me vengo a enterar.



—Pero no le cuentes nada a tu mamá.



—¿Por qué?



—Porque al ser la hermana mayor se cree mi madre.



—Te entiendo, es una pesada.



—Así es. Voy a tomar el té ¿Querés?



—Bueno dale.



Se fue a preparar el té y yo me quede pensando en lo que habíamos hablado y en su culo cuando se iba y, sin darme cuenta, se me paró la pija.



Cuando ella entró trayendo la bandeja con el té y vio la carpa que tenía, lo primero que hizo fue mirar la televisión para ver si estaba viendo alguna película porno; pero al ver que era un documental sobre el hombre que fue a la luna, señalando con la cabeza, me preguntó: “¿Y eso?”.



Dirigí mi vista a donde señalaba su mentón y al darme cuenta de la carpa que tenía trate de cubrirme, pero ella me dijo que no me preocupase y dejando la bandeja con la taza de té en el suelo corrió la sábana que me cubría y dijo: “¿A ver?”.



Yo trate de cubrirme pero ella no me dejo entonces comenzamos un dialogo como el siguiente:



—¿Qué haces tía?



—Quiero vértela parada.



—¿Para compararla con las que has visto?



—Cuidadito con lo que decís que soy tu tía.



—Vos dijiste que vistes muchas.



—Sí. ¿Y entonces?



—¿Para qué querés ver otra si no es para comparar?



—Ay, ustedes los hombres siempre piensan que queremos comparar. No queremos comparar nada solo que nos gusta ver alguna distinta como a ustedes les gusta ver un culo o unas tetas no vistas ¿O me equivoco?



—No, no te equivocas.



—¿Entonces? ¿Cuál es el problema?



—¡Que sos mi tía!



—¡Pero también soy mujer!, Y como tal curiosa y quiero saber ¿Por qué la tenés parada?



—Porque estaba pensando en vos —Dije bajando la cabeza y sin dame cuenta se me paró.



—¡Que tierno! —Apoyando su mano izquierda en mi mentón, me levantó la cabeza hasta que nuestros ojos se encontraron, y mirándome fijamente agregó— ¿Te calienta tu tía?



—Sí, me calentas mucho —Y perdiendo mi inhibición agregué— Vos sos la responsable de mi primera paja.



—¿Solo de la primera?



—No, de ella y de muchas más. Me hice más pajas con vos que con cualquier otra.



Pensé que me había pasado de rosca cuando soltó mi mentón pero lo hizo para, corriendo la sábana con la que me tapaba, decir: “Dejame ver el pito que tiro tanta leche por mí”.



Y viendo mi verga parada agrego:



—Tenés una hermosa verga.



—¿Te gusta?



—Sí, es casi como la de tu tío. No solo en la cara sos parecido a él sino también en la pija.



—¿Y no te diste cuenta cuando salía del baño?



—La verdad que no



—¿No la viste?



—Sí, la vi; pero como me tomó por sorpresa no la vi con detenimiento.



—¿Y cuándo me tapaste? Vos te la tapaste, ¿Te acordás?



— Sí, me acuerdo y me dijiste que no era necesario porque no te ibas a asustar.



Me la agarró y me preguntó:



—¿Te parece que me asusta?



—Viendo como me la agarras me doy cuenta que no.



—Y estas en lo correcto, y no solo no me asusta sino que me gusta.



—¿Te gusta tocármela?



—Sí, porque sé que esta poronga tiró mucha leche por mí.



— Es que siempre me calentaste mucho.



—¿En serio? —Me preguntó mientras me la comienza a franelear.



—Sí, muy en serio.



—Muéstrame cuanta lechita te sale —Me dice aumentando la velocidad con la que me masturbaba.



—Me gustaría que me saques leche de otra forma —Me animé a decirle al ver como venía la mano.



—¿De qué otra forma? —Me preguntó



—De la que más te guste.



—¿Cuál es la que más te imaginaste?



—Te imagine de todas formas y con todas acabé.



Entonces agachándose sobre mi pecho, sin soltar mi pija a la que sujetaba por debajo del glande y acariciaba suavemente, comenzó a besar mi pecho, mordisqueando suavemente mis pezones.



Viendo como estos reaccionaban me dijo:



—A mí también me gusta que me los mordisqueen



—Eso haré cuando me dejes.



—Ya te dejaré, pero ahora déjame disfrutarte un poco más.



Y bajó por mi vientre haciéndome retorcer de placer, sobre todo cuando su lengua llegó a mi verga y recorrió su único ojo, sacando con ello el flujo pre seminal que ya salía.



Mirándome fijamente a los ojos me dijo “¡Que rico! Y antes que le pueda contestar bajo nuevamente su cabeza, para rodear con sus labios toda la cabeza de mi pija y comenzar a introducirla en su boca.



Fue un espectáculo ver como mi pija iba entrando en su boca. Me imaginé que se la metería hasta los huevos pero no fue así, se la introdujo unos pocos centímetros y luego la sacó.



Levantó su cara y, viendo mi cara de satisfacción, sonrió y bajándola nuevamente se la volvió a introducir.



Esta vez la introdujo un poco más y comenzó a masturbarme con su boca. Cada vez que su boca bajaba se introducía un poco más de mi verga, hasta que sus labios llegaron a tocar mis testículos.



Cuando esto ocurrió la saco toda y comenzó a recorrerla con su lengua para luego, al llegar a mis testículos y besarlos, seguir su camino hasta mi ano. En ese momento levanté ligeramente mi culo del colchón y ella recorrió todo mi ano con su lengua.



Yo no podía más, estaba a punto de acabar, y se lo dije, entonces ella, parándose, me dijo: “No acabes ni en pedo, que ahora yo también estoy caliente”, y antes que pudiese decir algo comenzó a quitarse el exiguo biquini que tenía.



No bien lo hizo se sentó encima de mi cara y me pidió que le mostrase como utilizaba la lengua.



No me hice rogar y le comencé a besar la conchita. Le mordisqueé suavemente sus labios mayores y su clítoris pero ella me insistió en que quería mi lengua, por lo que poniendo abriendo mi boca y sacando todo lo que pude la lengua se la empecé a pasar por sus labios mayores y poniéndola dura y separando los mismos hice presión sobre sus labios menores, los que al sentir mi lengua recorrerlos, se abrieron como una flor, dejando a mi disposición el orificio de su vagina; llené el mismo con mi lengua, y casi inmediatamente sentí como se estremecía y un chorro, como si de su orina se tratase, me empapó completamente la cara. El grito que pegó me hizo dar cuenta de su orgasmo.



Ella hizo caer su cabeza contra el respaldo de mi cama y eso hizo que mi lengua perdiese el contacto con su vagina, pero el mismo fue reemplazado por el que hubo entre mi lengua y su ano. Aunque no me dijo nada hice presión y mi lengua, cual una daga, se ensarto en su agujero posterior. Ella me dijo: “¡Sos insaciable!, no me dejas ni descansar”.



Yo no le hice caso, no podía desaprovechar la oportunidad de saborear ese hermoso culo, que tantas hermosas pajas me había brindado pero ella, no sé si porque no le gustaba o porque quería sentir mi verga dentro suyo, agarrándome la poronga con una mano, y sintiendo que estaba dura como el pedernal, separo su gran culo de mi lengua y bajando por mi pecho, el que quedó todo mojado por sus fluidos, llegó a que mi verga hiciese contacto con su vagina y la dirigió dentro de ella.



Se sentó sobre ella y subió unas siete u ocho veces pero ellas fueron suficientes para que, siendo mi calentura mayúscula llegase.



Ahí me di cuenta que no había utilizado preservativo, pero ella me dijo que no había problemas.



Le pregunté si estaba cuidándose o si había estado menstruando y me dijo que ni una cosa ni la otra, que lo que ocurría es que habiendo estado casada con mi tío durante siete años y no haber quedado embarazada la convencieron de que era estéril



Yo insistí en el tema porque no quería aun tener un hijo. Pero ella me dijo que no me preocupase que si bien yo era el segundo hombre que le había llenado la concha de leche ella era estéril.



Ahí le pregunté ¿Cómo el segundo?, si me dijiste que en España no dejaste títere con cabeza y ella me dijo: “Así es, lo que pasa es que con todos use preservativo, por lo del V.I.H. ¿Viste?, solo con tu tío y contigo no lo use, porque ambos son familia y tengo mucha confianza de que están sanos, bueno de él que lo estaba.



De esta forma dio por terminado el tema y me dijo: Vení vamos a lavarnos que estas oliendo a mí y dentro de un rato vendrán tus padre y viéndote sin pañal y sintiéndote mi olor se van a dar cuenta de lo que pasó, y la verdad lo último que quiero es que se entere mi hermana.



Y sin agregar nada más saco mi verga, ya semidormida, de su concha y parándose me hizo parar y me llevó al baño en donde…



Continuará.


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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