Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Relato
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Relato
Categoría: Incestos

MI TÍA SABROSA

Ahora les contaré mi más reciente aventura con una de mis tías de mi familia materna. Se trata de la madre de mi prima a la que ya me había cogido antes, en el relato "Cogida Peligrosa".
Fui a casa de mi tía, ya que me había invitado a comer. Llegué y me abrió ella. Inmediatamente comencé a tener fantasías, y quién no las hubiera tenido con lo que vi.
Tenía ante mí a una madurita de cabello corto y rubio, muy alta, con unos jeans muy ajustados y una blusa roja escotada, que hacía resaltar mucho sus dos grandes tetas. Me miró feliz y con su carita de pecado, no sé cómo mi tío accedió a casarse con ella si luego luego se ve que es una puta.
- Pasa, hijo - me dijo.
Yo entré con algo de nervios, porque ya se me estaba parando.
Saludé a los presentes y nos sentamos a comer. Luego de terminada la comida, empezó una charla de sobremesa que duró una media hora.
Durante ese tiempo, estuve echándole miradas a las tetas de mi tía, las cuales se veían cada vez más provocantes, y comencé a sentir mi erección contra mis manos, que tenía abajo.
Llegaron las cinco de la tarde, y entonces mi tío se fue a trabajar y mis dos primos se fueron con sus amigos. Yo me quedé con mi tía porque me dijo que le ayudara a levantar la mesa.
Un rato después, dejé de hacerlo. Me di vuelta y de pronto me encontré cara a cara con mi tío (es una forma de hablar, pues es mucho más alta que yo, por lo que tenía sus tetas delante de mí).
- Hola, tía - no pude decir otra cosa, porque estaba muy nervioso.
- ¿Sabes por qué te pedí que te quedaras? - Me preguntó.
- Para que te ayudara, ¿no? - Pregunté.
- Y para ver que tal estás, mi niño - dijo ella.
- ¿Qué? - Me fingí el sorprendido.
- Tú me entiendes.
Y sin decir otra cosa, su mano bajó hasta mi pene, que ya estaba parado y pedía un culo para atravesarlo. No hice el menor esfuerzo por impedirlo y deje que siguiera tocándolo por sobre mi pantalón, mientras yo hacía caras de placer.
Ella me quitó el cinturón y comenzó a masturbarme mientras nuestras bocas se unían en un beso de lengua.
No pasó mucho tiempo antes de que la tuviera arrodillada mamándomela como nadie lo había hecho nadie, además de acariciarme los huevos casi con furia, mientras yo la empujaba contra mí y le hacía nudos en el cabello.
- Que vergota tienes - me dijo, mirando hacia arriba.
- Tú síguele - le dije, y la volví a empujar contra mi miembro.
- Si, está bien rica - me alabó.
Siguió así por un rato, hasta que se levantó y se quitó la blusa. Yo empecé a lamerle las enormes tetas que tenía, mientras ella me empujaba contra ellas. Se arrodilló y yo le hice una rusa. Ambos teníamos rostros de placer intensos.
- Ya, hijo, vamos a hacerlo bien - dijo.
Se dio la media vuelta y se empezó a alejar. Yo le manoseé el culo mientras nos dirigíamos a su habitación, donde se quitó los jeans.
Ahí estaba: tenía frente a mí a una madurita puta a la que me iba a coger, pero no podía creerlo.
- Vamos, hijo, empieza a cogerme.
Se puso de espaldas a mí y lentamente se la metí en el culo. Ella empezó a gemir de placer y a moverse de adelante hacia atrás, gimiendo como puta.
- ¡Que rico, que rico! - Decía - ¡Qué rico lo haces, hijo, síguele así, así!
Yo le obedecí y continué haciéndolo como ella me indicaba.
A la media hora, cambiamos de posición, a la del misionero, en la cual, además de metérsela duro, estábamos besándonos, por lo que no hubo demasiados gemidos, por parte de ninguno.
Fueron las dos únicas posiciones en que cogimos, porque yo le dije a mi tía que no quería coger en muchas posiciones, por lo que continué haciéndolo con un misionero.
- Vente, hijo, córrete, quiero tu lechita - me dijo.
- Ay, ay, me estoy viniendo, puta, me vengo, me vengo.
Le saqué rápidamente el pito de su culo y ella se dio media vuelta y se arrodilló, justo a tiempo para recibir mi corrida en su carita de vicio que tenía. Unos segundos después de haberme venido, comenzó a chupármela.
- Que rica lechita - me alabó.
- Que rica estás tú - le dije, y le agarré las dos tetas.
Nos fuimos a bañar juntos, nos vestimos y luego me fui, satisfecho por lo que había sucedido.
Hasta otro relato.
Datos del Relato
  • Autor: J.S.J.T
  • Código: 22805
  • Fecha: 14-06-2010
  • Categoría: Incestos
  • Media: 4.98
  • Votos: 42
  • Envios: 3
  • Lecturas: 7924
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 3.144.227.73

0 comentarios. Página 1 de 0
Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Relatos: 38.525
»Autores Activos: 2.283
»Total Comentarios: 11.907
»Total Votos: 512.105
»Total Envios 21.927
»Total Lecturas 106.079.833