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El desahogo logrado en la visita a su suegra le permitió tranquilizarse un poco. Roberto decidió que esperaría unos días para tomar la decisión de separarse de Elvira. Habían pasado un par de días de esa visita, y ahora volvía a su casa más tranquilo.
Para su sorpresa, Claudia lo recibió con un cariñoso beso en los labios. Eso no sucedía desde hace tiempo. Cenaron con los niños y como de costumbre se quedó mirando la televisión. En eso estaba cuando advirtió que su mujer, después de acostar a los hijos, se estaba bañando. Cosa rara, pensó, casi nunca lo hacía de noche salvo en aquellas donde se prestaba al amor. Se distrajo unos minutos más mirando su programa favorito y marchó a su dormitorio después de pasar por el dormitorio de los niños para mirar como dormían.
Un suave perfume femenino lo recibió al entrar a la cuarto. Claudia no solo se había bañado sino que también lucía un baby doll negro sin brassier y con una tanga minúscula lo aguardaba en la cama. Y ahora que está pasando? se preguntó antes de pasar a bañarse él también.
No bien alcanzó a acostarse Claudia se le montó encima y comenzó a besarlo. Un beso en sus labios y su lengua buscando la suya. Roberto abrió sus labios y la recibió con agrado. Algo estaba pasando y parecía ser una buena noticia. Ella no dejaba de besarlo y ahora lo hacía en su pecho, su estómago y finalmente llegando a su verga se posesionó de ella para llevarla a su boca y comenzar una mamada intensa por la duración, como por su calidez. La lengua de Claudia lamía su miembro desde su base hasta el glande con sucesivas pasadas a lo larga de su pene. Sus labios succionaban chupando mientras la lengua acariciaba el glande con sensuales lamidas. No cabían dudas que se había producido un milagro y no era cuestión de desaprovechar la ocasión.
El cuerpo de Roberto reaccionaba a esas caricias y sintió que debía tomar la iniciativa. Se volvió hacia su esposa y la acomodó de forma que quedaron haciendo un perfecto sesenta y nueve. Claudia siguió jugando con su verga en la boca, mientras que Roberto comenzó a ocuparse de la vulva de su esposa. Volvió a sentirse feliz percibiendo olores y sabores conocidos hace años y que volvían a ser suyos. Hundió la cabeza en la entrepierna de Claudia y comenzó a degustar ese manjar con renovada pasión. Comenzó lamiendo las entrepiernas para pasar rápidamente a sorber los labios vaginales y lamer toda la vulva de arriba hacia abajo en repetidas oportunidades. Qué placer volver a gozar de la panocha de Claudia! … se dijo, y siguió buscando con su lengua todos los rincones de la vagina de su mujer. No olvidó lo orgásmica que era Claudia y tomando en sus labios el clítoris lo sorbió y lamió hasta que sintió que su mujer entregaba un prolongado orgasmo que sacudió todo su cuerpo.
Los juegos bucales eran plácidos pero aumentaron los deseos de Roberto quien deseaba volver a coger a su esposa. Se puso de espalda y le pidió que se montara sobre él. Presurosa Claudia no esperó ni un segundo para subirse. Él la tomó de sus nalgas para acomodar su verga en la puerta del orificio vaginal que estaba muy mojado por los derrames y la dejó caer. El falo entró fácilmente hasta el fondo. Una mirada cómplice dio inició a la cabalgata de Claudia que volvía a gozar nuevamente en su coño y sentirse llena de la verga de su marido. Se sintió feliz y satisfecha.. Luego acometió el vaivén de la penetración, despacio primero y luego rápido y profundo. Su marido en pleno goce la alentaba
… Así, así, así mi amor. La quiero toda adentro. No pares que me viene
… Que placer mi vida, volver a tenerte así. Siento que también me llega la descarga. Dámelo todo, quiero toda tu leche Roberto.
… Ahí va, ahhhh
Roberto descargó su entrega y desató un nuevo orgasmo de Claudia quien no pudo aguantar más al sentirse llena de semen.
Se tumbaron sobre la cama tomados de la mano. Claudia fue quien rompió el silencio.
… Me perdonas por lo que te hice sufrir todo este tiempo?
… Claro mi amor, pero me gustaría saber que te pasaba.
… Después de conversar con mi madre esta mañana comprendí que estaba equivocada. Ella me hizo ver que estaba tirando nuestro matrimonio por la borda y también estaba desaprovechando gozar de la vida sexual en plena juventud. Pensé mucho porque me había pasado eso y llegué a la conclusión que todo empezó cuando nació Ariel. Ahí me até las trompas, te acuerdas? Creo que fue eso lo que me traumó porque sentí que ya no podía quedar embarazada. No lo asumí como algo que jugaba a mi favor hasta que mamá me lo hizo ver. En ese momento mi mente hizo un giro y aquí estoy ahora junto a vos como antes.
… Tenemos que agradecerle a Elvira entonces, no?
… Yo creo que sí.
Volvieron a abrazarse y besarse con ardor en afán de recuperar todo el tiempo perdido. Roberto le acarició todo el cuerpo recorriéndolo con sus manos y dando besos. Volvió a sentir en su boca el gusto de esas hermosas tetas y sus pezones. Besó, lamió y chupó durante un buen rato. Con sus manos le apretó el culo y sintió la tersura de la piel y la redondez que siempre había lucido Claudia. Ese culo era lo le había atraído cuando la conoció y ahora lo volvía a tener en sus manos. Al hacerlo despertó el deseo de repetir el polvo pero por la puerta trasera de Claudia.
… Me lo das?... preguntó
… Porque no?... respondió Claudia
… Todavía está la crema en tu mesa de noche, mi amor?
… Si mi amor, ya te la alcanzo.
Untó un par de dedos y lo desparramó en el esfínter de su mujer, al tiempo que busco introducirlos para relajar el agujero. Cuando sintió que ya estaba listo colocó la punta de su verga y acometió la penetración. También lo hizo muy despacio para no causarle daño a Claudia y para gozar con ello. Cerró los ojos, apretó su mandíbula y empezó a arremeter con toda su furia. En sus oídos escuchaba la voz de Claudia que le pedía toda y toda le entregaba hasta que no aguantó más y se dejó llevar por el orgasmo más loco de su vida.
Desde esa noche las cosas se habían vuelto a encarrilar. Elvira, su suegra había ayudado a ello y merecía un agradecimiento, por ello días después Roberto pasó a visitarla para darle las gracias.
Programó la visita en horario donde no estuviera su suegro. Llevando un regalo llegó a verla. Elvira lo recibió muy contenta y cariñosa aunque no supo cómo recibirlo, dudó entre un beso formal u otro pasional. Optó por la segunda alternativa que agradó mucho a su yerno.
… Me llamó ayer Claudia para contarme que se habían arreglado. Es así?
… Sí Elvira, la charla que tuviste con ella dio resultado. Hizo un giro total y creo que las cosas ya están en orden.
… Cuando hablamos me dijo muy alegre que la reconciliación había sido buenísima y que habían concluido con una sesión de sexo total.
… Así fue. Estuvo muy cariñosa y sin límites.
… Algo de eso me contó lo que me alegró y también me dio un poco de celos porque seguramente te olvidarás de mí. Que boba que soy, no?
… Elvira, aunque pienses que soy un mal tipo debo decirte que no quisiera perderte. Contigo la pasé muy bien y creo que tú también.
… Yo tampoco quiero perderte… y le dio un beso de lengua muy profundo mientras lo abrazaba con todas sus fuerzas.
Esa última expresión le sonó como una propuesta a repetir el encuentro pasional de días atrás, intercambió miradas de complicidad y sin decir palabras volvieron al lecho conyugal.
Impulsados por una pasión desenfrenada, se despojaron de sus ropas y abrazados comenzaron el juego sexual. Besos de lengua, caricias, toqueteos, dedos intrusos buscando orificios conocidos, mientras se revolvían en la cama.
Primero fue Elvira que se apoderó de la verga de Roberto para darle una mamada que parecía no tener fin. Realmente era una verdadera especialista en ello, y su yerno lo disfrutaba a pleno. Era una máquina de chupar, lamer y besar todo el miembro pero cuando se aplicaba a lamer el glande la gloria era infinita. Su viciosa lengua repetía una y otra vez caricias sobre el mismo que enardecían a Roberto y lo llevaban al delirio total. Pero esta vez no quería acabar en su boca. Pretendía algo más y se l insinuó a Elvira que se sorprendió…
… Por atrás? Eso quieres? Me estás pidiendo mucho, no te parece?
… Como dijiste que estabas un poco celosa de Claudia, se me ocurrió que podíamos hacer lo mismo que hice con ella y que le gustó mucho.
… La cogiste por el culo?
… Sí, y como te dije le gustó muchísimo, aunque no era la primera vez.
… Yo tengo miedo porque tu verga es muy gruesa y seguro me va a doler porque para mí sí es la primera vez.
… Te garantizo que nada de eso va a ocurrir.
La miró fijamente y dando por sentado que asentía, la puso de espaldas y comenzó a comerle el chocho hasta el esfínter. Con la lengua horadaba el sitio buscando distender el musculo. Lo lubricó bien y se ayudó con un par de dedos. Elvira dejaba hacer porque sentía un goce desconocido. Nunca le habían chupado el ojete y le estaba gustando porque sentía nuevas y gratas sensaciones.
Cuando Roberto sintió que el agujero estaba listo colocó la punta de su verga y pujo suavemente. Le costaba penetrar porque el glande era verdaderamente grande para un agujero virgen. Elvira expectante suspiraba, aunque no sabía si era de dolor, que algo sentía, placer, que también sentía, y curiosidad por saber cómo seguiría la faena.
En uno de los embates cedió el esfínter y la cabezota entró en la tripa. Elvira dio un suspiro y un grito suave. Vencida la barrera, el yerno esperó que los músculos se adaptaran al intruso. La espera de unos minutos valía la pena porque ese conducto estrecho y nunca transitado iba a darle mucho placer.
Así resultó. Despacio en su movimiento la verga se fue desplazando hasta llegar al límite de su recorrido. Roberto, alternando con sus manos jugaba con los senos y pezones de su suegra y también con el clítoris, caricias que de apoco llevaron al Elvira a un delirio total. Sintiéndose ganador empezó a meter y sacar su verga del culo de su suegra, despacio primero y muy velozmente después en un frenesí del que ambos gozaban.
… Me gusta mucho Roberto y ya no me duele. Esto es hermoso
… Qué placer Elvira. Yo también estoy gozando mucho.
… Vas a acabar ahí?
… Por supuesto, y te aviso que no me falta mucho.
… Yo también estoy casi lista, siento que me a venir.
Realmente no les faltaba mucho. Roberto sintió que se venía su derrame, tensó los músculos y luego se dejó llevar inundando la tripa de su suegra con una descarga fenomenal. Elvira, al sentirla, liberó sus tensiones y se entregó a un orgasmo que se prolongó más de lo habitual.
Cuando su verga volvió a su estado normal, Roberto la quitó del ojete de su suegra con un suspiro que marcó su satisfacción por el polvo que habían echado.
… Como era mi primera vez por ahí tenía miedo, pero resultó una experiencia hermosa. Gocé como loca sintiendo esa barra de carne penetrándome.
… Yo también. Estabas tan estrecha que sentía la presión sobre mi pinga y eso me excitó mucho.
… Repetiremos alguna vez?
…Por supuesto, tantas como tú quieras.
… Estás apurado hoy?
… Bastante. Pero no te aflijas que volveré más rápido de lo que piensas. Antes te llamaré por teléfono. OK?
… Por supuesto. Desde ya te estoy esperando.
… Gracias por ayudarnos a Claudia y a mí.
… En realidad creo que los tres salimos ganando, no?
… Tienes razón Elvira.
Se vistieron rápidamente. Elvira lo despidió con un profundo beso de lengua que lo hicieron dudar en quedarse. No podía porque tenía una cita impostergable de negocios. Se marchó, pero en su mente iba pensando las vueltas de la vida, de pasar de no follar casi nunca a tener dos mujeres listas para hacerlo feliz. Miró al cielo y agradeció
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