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Categoría: Maduras

Mi suegra me da lo que mi mujer no

Como podeis leer en mi primer relato, hace tiempo que mi mujer ya no me satiface plenamente, por ello disfruto mucho fantaseando con mi suegra.



La madre de mi mujer es una de esas sesentonas, que viste bien y elegante, es rubia con el pelo corto y moderno, le gusta llevar falditas y vestidos provocativos y tacones altos, justo lo contrario que a su hija. Quedó viuda hace unos años, pero ha vuelto a encontrar su segunda juventud y disfruta de la vida bastante más que yo...



Ella me adora, me tiene en el más alto de los pedestales, porque a parte de guapete y resultón, soy bastante manitas y le arreglo todas las cosas de casa, me voy con ella a comprarse el movil, el portatil, el coche... bueno que me enrollo. Yo disfruto sobremanera haciéndolo porque me tiene enamorado, cuando vamos los tres juntos, ella siempre se agarra de mi brazo con la excusa de no caerse con sus taconazos, lo hace tan cerca que siento sus grandes pechos contra mi brazo y eso me excita sobremanera. Tendrá una 110 ó 120 de pecho, ella está apurada con ello y repite mil veces que va a reducirse el pecho, a lo que yo siempre le salto que está preciosa y que ni se le ocurra. Cierto es que también está algo gordita pero yo me muero por unos pechos enormes y redondos como los suyos. Desde hace mucho las maduritas, con pechos colgantes me ponen a cien, las busco en internet y disfruto pajeandome con ellas.



Todos los fines de semana comemos en su casa, pone la calefaccion a tope y siempre está con camisolas largas de botones que muestran su canalillo y le llegan a media pierna. Cuando me sirve mi aperitivo sobre la mesa centro y deja caer sus tetazas delante de mí, suspiro para mis adentros y sueño con agarrarla por detrás tal y como está y meterle unas buenas embestidas, esas enormes tetas balanceandose frente a al espejo de su habitación..., bufff, solo de pensarlo ya me pongo a cién. Es tan despreocupada y confiada que cuando se sienta frente a mí en su sofá sobre una de sus piernas, no sé da cuenta que muchas veces me deja ver sus sugerentes braguitas blancas o negras o rojas, incluso a veces sobresalen los pelitos de su chochito sin depilar. Sé que no lo hace adrede, ya que en cuanto se dá cuenta, se mueve apuradamente para corregir su postura y se pone colorada pensando en que he podido verle algo. Además nos cuenta mientras comemos sus ligues y siempre dice que nunca lo haría con ninguno al que no lo quiera, que eso de un polvete de una noche no va con ella.



Hemos viajado mucho con ella y he intentado llevarla con nosotros a la playa, tengo unas enormes ganas de ver ese cuerpo en biquini, ver más de cerca sus tetazas y notar su chochito bajo la braga del biquini.



Cuando mi mujer y yo discutimos y ella nota que estamos enfurruñados, siempre me pregunta: ¿que te ha hecho esta vez la sota de mi hija? y mirándo a mi mujer le dice: Como os separeis te desheredo y me caso yo con él.



Yo alargo la conversación en mis fantasías y añado: "y le doy todo el placer que tu no sabes darle, hija mía" Me la imagino tumbada en su cama desnuda, abierta completamente de piernas, con su monte de venus peludito y con los labios vaginales abultados y sobresalidos por todos los polvos que ha recibido en su vida, con sus grandes tetas colgando hacia los costados, susurrándome: Ven cariño y haz conmigo lo que desees, si mi hija no te satisface, yo seré tu puta, tu golfa, tu esclaba, pero no nos dejes...



Yo me meto entre sus piernas y saboreo su coño, muerdo sus labios intimos, jugueteo con su clítoris, sorbo los jugos que fluyen de dentro... después la pongo de rodillas frente a mí, le agarro la cabeza y le meto mi polla hasta la garganta produciendole alguna que otra arcada, la giro a cuatro patas sobre la cama frente al espejo y la penetro de golpe, le vuelvo a abrir la vagina, estrechita después de varios años sin una polla dentro y la embisto salvajemente arrancándole gemidos de placer y más de un orgasmo, hasta casi correrme mientras sus tetazas cuelgan como campanas al viento. Cuando noto que me voy a correr, se la saco, la llevo de nuevo a su boca y la obligo a comermela hasta llenarla de semen y me limpia el pene hasta dejarlo reluciente.



Bueno tengo que dejarles que mi mujer entra por la puerta....


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 6
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