...Estaba tan nerviosa...era la primera vez que iba a un lugar de esos, donde necesariamente tenía que quitar mi ropa interior...fueron pasando una a una, las personas que esperábamos pacientemente a entrar, finalmente entré y para mi desgracia (en ese momento) el que me haría mis análisis era hombre, el doctor que jamás olvidaré...tenía que hacer un estudio, de esos en los que invariablemente tenía que acostarme, abrir las piernas y pensar en cualquier otra cosa que no me delatara que lo que vendría a continuación me gustaría.

El encendió una lámpara que iluminaba mi vagina, el muy naturalmente me dijo que no estuviera nerviosa, que no me lastimaría, etc. En fin, tenía la voz más varonil que jamás he escuchado, pero todo comenzó cuando metió en mi vagina, un aparato que yo desconocía, frío, y que le daba vueltas para abrir mis labios y poder oscultarme, en cuanto lo sentí entrar, mi imaginación voló, yo solo me tapé los ojos con mi antebrazo y empecé a sentir junto con su incomparable voz, un placer enorme, el me hablaba para distraerme, con el fin de no estar nerviosa, pero algo que puede excitarme a mil es que me hablen mientras me hacen el amor, en realidad yo estaba calentándome, el sacó el aparato frío y me dijo que todo había terminado que estaba bien...sin embrago, no me pidió que me vistiera, al contrario me dijo que tenia una panochita muy rica, y que con la lámpara frente a ella se veía todo muy bien, y me empezó a dedear, al mismo tiempo que me hablaba y me decía cosas muy ricas: que no había visto una panochita tan mojadita, y que quería lamerla, empezó a decirme cuales eran los puntos claves en que la mujer sentía más placer, y así como los mencionaba, me los acariciaba, acarició mi panochita tan rico, y sus dedos eran largos, tocaban perfectamente mi pared, no había más allá, ya adentro su dedo lo movía, como queriendo escarbar y llegar más allá, yo sentía cómo mis pezones se endurecían y por debajo de la delgada bata me los jalaba, mientras me chupaba los dedos de la mano y volvía a acariciarme, yo estaba sintiendo el placer más grande, entre la adrenalina de pensar en que pudiéramos ser sorprendidos por algún médico que entrara y el deseo de ser devorada por su lengua húmeda y la forma de dedearme, pero el ya había pensado en esa opción y había cerrado la puerta del consultorio, giró la mesa donde estaba acostada y se subió en mi, la metió tan adentro que parecía que saldría por mi boca, las primeras veces lo hizo muy despacio, con cariño, balanceándose tan suave, ya después era con tanto frenesí, con tanta fuerza, nunca dejó de hablarme, yo no dejaba de gemir y el me tapó la boca mientras seguía con su vaivén, tan rico, cuando ya se iba a venir, se salió y se la jaló para terminar en mi boca, yo seguía acostada, con una mano dedeándome la panocha mojadita y con la otra acariciándole los huevos, el solo veía al techo y yo tragándome su leche tibia, me limpió, tiró mi bata salpicada de su leche y me ayudó a vestir, me dijo que había sido muy rico estar conmigo, que el día en que fuera por mis resultados pasara nuevamente con él...por si algo salía mal, pero que su opinión era que yo estaba bastante bien¡¡...estoy ansiosa por ir por mis resultados.¡