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Categoría: Confesiones

Mi riquísima Betsabé

Conocí a Betsabé hace 5 años; ella es una Optómetra dueña de una cadena de Tiendas dedicada a la venta de lentes y accesorios; ese día asistió a la fiesta de mi amigo Tulio, quien hizo su cumpleaños en la discoteca de moda en Chiclayo; cuando llegué a la fiesta mi amigo comenzó a presentarme a todas sus amistades y conforme avanzaba la fiesta Tulio me dijo:



—Espera que conozcas a Betsabé… es un hembrón y hoy día la voy a seducir y llevármela...



—Bueno que tengas suerte... —le increpé.



A la hora y en lo mejor de la fiesta llegó Betsabé; apenas la vi, algo de ella me deslumbró; quizás su sonrisa, o sus poderosos senos; que apenas eran contenidos por la blusa ceñida que llevaba, pero tenía ese magnetismo que llamaba mucho la atención.



Tulio me presentó a Betsabé y algo de mi le cayó en gracia pues la química fue inmediata, como si fuéramos fuego y gasolina y esperando el menor contacto para reaccionar; mi amigo no paraba de bailar con ella, pero noté la incomodidad de Betsabé quien, en una canción muy pegajosa, se acercó a mí y dijo delante de Tulio:



—Por favor baila conmigo que ya me aburrí de bailar con Tulio…



Yo no desaproveché la oportunidad y la llevé a la pista de baile, nos pegamos tanto que podía sentir sus abultados senos y ella sentir mi pene que ya estaba al tope, ante la proximidad de tan bella mujer; comenzamos a charlar e ir conociéndonos y desde ese momento no me despegué de ella; me acerqué a Tulio y le dije:



—Hoy perdiste tu oportunidad y yo me la voy a llevar a Betsabé…



Cuando hubo avanzado como 03 horas; quedé con Betsabé para retirarnos del local e irnos a un bar, para poder tener una charla más íntima; le invité un vino y estábamos muy pegados, hablándole muy pegado a su oreja, opté por meterle la lengua, ella reaccionó con un estremecimiento que me dijo:



—Apenas nos conocemos hace unas horas y ya descubriste mi tercera zona más caliente que tengo.



Me reí y le dije:



—Pues hoy no paro hasta descubrir las dos primeras…



Es así que comenzamos una charla del más alto nivel de confesiones referentes al sexo y declaraciones muy íntimas; ya estaba muy avanzada la noche y en el local apenas quedaban unas que otras parejas y la penumbra del bar era una invitación a osar hacer travesuras con Betsabé; es así que mientras mi lengua ingresaba a su oreja y hacía su labor de excitarla, por otro lado mi mano iba sobando su pubis debajo de la mesa; con gran maestría y sin que nadie observase, logre bajar su cremallera e introduje un dedo por debajo de su braga, tratando de escarbar y llegar a ese rinconcito que ya estaba humedecido ,cuando logré introducir mi dedo otro estremecimiento feroz hizo que Betsabé se retuerza.



—Ten cuidado, hazlo despacito... ahhhh, como me encanta tu dedo, trata de no llamar la atencioo... ahhh.



—No te preocupes, nadie se está dando... deja que mi dedo te vaya conociendo.



Comencé con mi dedo a hacer todo tipo de movimientos dentro de su vagina; el olor a la humedad de su "concha" se iba asomando...



Betsabé comenzó a gemir muy pegado a mi oreja, y eso me comenzó a excitar; ya no podía perder tiempo y le dije:



—Betsabé, vamos a un hostal que está muy cerca de aquí...



—Vamos rápido... —me replicó.... antes que me enfríe, jajajaja.



Salimos apresurados, y apenas caminamos dos cuadras, y transcurrido 05 minutos, ya estábamos instalado en un cuarto matrimonial, con jacuzzi, ducha española y una cama matrimonial.



No esperé más y comenzamos a besarnos apasionadamente; lentamente comencé a despojarla de su blusa y fue asomándose ese par de enormes tetas que ya había sentido antes; eran muy grandes y yo estaba feliz pues soy un mamador por excelencia; agarré con ambas ese par de tetas y las comencé a besar desesperadamente, mordía los pezones y los primeros gemidos de Betsabé comenzaron a gustarme más y más; ella se retorcía de placer, estuve varios minutos con esos pechos en mi boca, esas "gemelas" estaban tan ricas y firmes que era un pecado sacárselos de la boca, hasta que la tumbé al borde de la cama y comencé a sacarle el pantalón, el show de contemplar ese cuerpo tan bello hizo que me excitara aún más... la dejé solamente con una diminuta braga que apenas tapaba su pubis; una diminuta mata de pelo negro cubría esa zona de placer.



Betsabé me dijo:



—Ya besaste mis dos zonas más calientes; es hora que empieces con la mejor de todas y espero que no te aburras de besarla...



—Ya besé tus dos zonas...?  ¡Cual fue la segunda, que no me di cuenta…!!!



—Pues eres un tontito; no te distes cuenta que mis senos son mi debilidad...



—Tienes razón apenas comencé a besar a tus "gemelas" te mojaste rápido.



—Pues, así como lo hiciste con mis senos; ahora te toca hacerlo abajo...



—Ni loco me perdería besar ese manjar, pierde cuidado que soy especialista en clítoris de mujeres bellas... jajajaja.



—Pues más te vale papito, si no, no hay premio más adelante.... jajajaja.



("Pues ya sé que premio pedirte más adelante") pensé...



Le retiré la braga; me acomodé con ella  de tal manera que mi boca estuviese a centímetros de su vagina y la abertura de su ano; mi lengua no tardó en comenzar a lamer su clítoris; estaba tan caliente y húmeda que fue muy fácil hacer que llegue a su primer orgasmo; un alarido largo sentenció ese placer;  mi lengua y un par de dedos comenzaron a explorar con más detenimiento esa cueva de placer; los chorros de humedad no paraban y esa noche mis dedos se graduaron de exploradores, porque sentí texturas rugosas y suaves que iban logrando arcadas de placer en Betsabé.



—No pares; has que tus dedos giren rápido, no pares; ¡¡Que rico!!... ¡¡Que rico dedo!!.... ahhhhhhh...



Después de algunos minutos; y sabiendo que ya le había provocado dos orgasmos, le dije:  



—Betsabé, me parece que es tu turno… 



Una mirada cómplice y pícara asomó en el rostro de Betsabé.



—Ahora vas a ver lo que es chupar; espero que no te vengas muy rápido...



—No te preocupes Betsabé; quiero venirme en tu boca si es necesario...



—Está bien; espero que tu leche sea dulce... como tu lengua...



Me tiré de espalda a la cama y mi pene estaba súper duro; Betsabé acercó su mano a mi pene, con su boca le echó saliva y comenzó a frotarlo suavemente para que esté más firme; luego de eso comenzó su faena; “Ahhhhhhhhhh”; fue el primer gemido que lancé, que experta que resultó; su boca era una máquina de dar placer, y comenzó a chupar y chupar de todas las formas que provocaba distintas sensaciones, y así transcurrió como 10 minutos que eran el paraíso para mí.



—Estoy cerca de venirme; estás lista para recibirlo en tu boca —le dije.



—Manda tu mejor chorro, que estoy loca por tragarlo y saborearlo.



Y así en menos de 10 segundos tres chorros de semen salieron disparados a su boca.



Que tal orgasmo el que me había provocado Betsabé; antes de enfriarnos y para no perder calentura; le dije:  



—Betsabé.... no sé si pedírtelo...



—Qué cosa quieres papito"....  —respondió ella.



—Hay una fantasía que aún no he cumplido; quiero hacerte sexo anal —le dije, estaba muy excitado y sin ascos se lo dije directamente.



—Yo nunca lo he hecho; y también es una fantasía que la quiero cumplir.... 



—Voy a ser muy paciente y cariñoso contigo Betsabé...



—Pues tienes que serlo; pues es lo único virgen que me queda.... exclamó entre risas.



Procedí a la acción la puse en cuatro, posición perrito a Betsabé, y mientras me recuperaba del orgasmo anterior; apelé a mi delicadeza, mi lengua y mi dedo explorador, para comenzar a dilatar y preparar ese huequito virgen.



Mi lengua comenzó a hacer su labor; e irse introduciendo en ese rico ano que estaba esperando ser inaugurado, y recibir y acoger a mi ansioso pene que esperaba mientras su turno para recuperarse.



Iba ya trabajando cerca de media hora con mi dedo y lengua; provocando una especie de placer raro para Betsabé; quien con cortos gemidos aprobaba la labor de ir dilatando su ano.



—Lo que otros no han podido...Tu lo vas a hacer hoy...  —me indicó.



No sé si sentirme orgulloso o feliz, pero lo que si era cierto es que estaba a minutos de lograr mi fantasía.



Pasada media hora, el ano comenzó a dilatarse y el dedo explorador ya podía introducirse completo, sin causar molestias en Betsabé. Probé con dos dedos, y el ano comenzó a dilatarse un poco más; una ligera molestia asomó en ella.



—Despacio papito; acuérdate de que está virgen…



Sentí que ya estaba preparado; gracias a la ayuda de Betsabé, mi pene nuevamente recuperó su firmeza y estaba duro como la roca; estaba a punto de introducir este falo ansioso en ese culo delicioso que esperaba recibir a su primer huésped de toda la vida. Con mucha firmeza fui introduciendo miembro, hasta que logré que más de la mitad de mi pene entrase en ese ano angosto.



—Ahhhhh…!!!!  Duele…. —replicó Betsabé.



Estaba a punto de sacar mi pene y maldecir el dolor que le había provocado; cuando en eso inmediatamente Betsabé comentó:



—Duele… pero está bien rico; no lo saques...



—Ni lo dudes... deja que se conozcan, recién se están conociendo…  —repliqué.



Pasado lo peor, comencé mi labor de embestida; el ano estaba totalmente dilatado y mi pene se acomodó de tal manera que cada fricción era un placer dolor inimaginable para Betsabé; estuve como buen jinete montándome ese rico lomo que gemía y gemía; a cada embestida era una orquesta de gemidos tanto de ella como mío, pues cada rozada en ese ano provocaba un leve dolor en mi pene.



Pasado este momento, ambos nos tiramos juntos en la cama y ella comenzó a besarme; me dijo que nunca había conocido a alguien como yo; y que estaba muy a gusto conmigo; la química que logramos era una señal de la complicidad e intimidad que estábamos teniendo.



Después de esto nos fuimos a bañar; ella agarró el jabón y comenzó a lavarme todo el cuerpo; agarró mi pene y lo comenzó a restregar y sobar, yo de igual modo también a hacer lo mismo; ambos lavamos el cuerpo del otro y esa confianza nos hacía sentir muy bien.



Después de bañarnos, y en vista de que ya estaba a punto de amanecer, nos fuimos a dormir y reposar para la jornada que se venía.



Habremos dormido cerca de laa 05 horas; y yo suelo despertarme muy temprano por el ritmo de trabajo que tengo; Betsabé aún seguía durmiendo, y mis ganas de seguir follando con ella no pararon hasta que ella se recuperase. Es así que retiré la colcha que nos tapaba y todo el pubis de ella estaba expuesto, pues seguíamos desnudos, ni corto ni perezoso, con mis dedos abrí su vagina que estaba en modo "espera" y comencé a besarla, y chuparla, ella comenzó a reaccionar, aunque aún no se daba cuenta de lo que sucedía, la cuevita del placer comenzó a humedecerse; ella comenzó a gemir y cuando se dio cuenta de la situación asintió de gran manera.



Betsabé — "No puedes esperarte a que me levante bien, pervertido.



—Tú sabes que aún hay muchas cosas por hacer, anoche ya era muy tarde...



—"tienes razón... Que tienes en mente... 



— Pues quiero seguir haciéndote el amor...



Nos acercamos y comenzamos a besarnos tan apasionadamente como la noche anterior; las luces del sol ya comenzaban a asomarse en la habitación y la desnudez de nuestros cuerpos fue una motivación para seguir dándonos placer. Mis labios fueron acercándose a su cuello y mi mano comenzó a hacer su labor de ir preparando el terreno; del cuello bajé a sus ricas tetas, las cuales nuevamente comencé a besar y chupar; sus pezones tan firmes se erectaron de tal manera que provocó morderlos, provocando gemidos de dolor en Betsabé; ella se movía y gemía con cada acción que yo tomaba ,su mano de ella aprisionó mientras tanto a  mi pene que ya estaba a punto de explotar; es así que la tumbé nuevamente a la cama y comencé a buscar la posición ideal para comenzar a penetrarla, su vagina estaba tan caliente que en cada embestida de mi pene provocábamos una ruido medio raro ,esto debido a que su concha estaba tan húmeda y llena de líquido ,que nos excitaba a ambos; yo seguía embistiendo e íbamos cambiando de poses cada 5 minutos, pasamos del "misionero" a la posición "perrito", el espectáculo de ver ese "culo" frente a mi  mi lengua, tan firme tan  grande , tan carnoso, hizo que mis manos le diesen varias nalgadas, estuve muchos minutos penetrándola por atrás que yo me creía una gran jinete dominando a la yegua más salvaje, después tuvimos una breve pausa y ella agarró mi verga y  su lengua que estaba ansiosa por chupar mi falo; es así que le dije Betsabé:  



—Hagamos la pose del 69...  



Ella estuvo de acuerdo:



—Mientras yo te lo chupo todito tu juguetea con mi clítoris.



—Claro que sí… te doy permiso para que trates bien a mi pene.



—No te molestes; que lo conozco muy bien y se cuando está a punto de explotar...



Y dicho y hecho; cambiamos de pose y comenzamos a hacer el "69" esta gran pose que permite hacerse sexo oral mutuo; ella era tan experta que cuando sentía que yo estaba a punto de venirme, bajaba las revoluciones de su lengua y lograba la pausa necesaria para evitar venirme; tenía tal control sobre su lengua que definitivamente era la mejor hembra que me había hecho sexo oral en mucho tiempo.



No me vine en su boca; ella quería que tuviese mi orgasmo en su vagina.



—Quiero que te vengas en mi concha...



—Claro que sí; tu eres mi rica puta, y te voy a dar toda la leche que quieras.



—Si quiero que me la des toda, ya te di tiempo a recuperarte…



Agarré las piernas de Betsabé y las puse en mi hombro; esta pose logró que toda mi verga entrase completita en la concha de ella; mis "huevos" soportaban todo el golpe en cada arremetida y ella comenzó a gozar como nunca, cuando ya estaba cerca de venirme ella ajustó su vagina de tal manera que sus músculos aprisionaron mi verga provocándome un gran orgasmo; que tal hembra con la que encontré, pensé. Es así que en la última arremetida me vine todito en su rica concha; el placer que me provocó un gemido intenso que llenó de golpe la habitación.



Ese increíble mañanero fue el final de la jornada que empezó la noche previa; ambos después de esa noche nos volvimos amigos y amantes. Estuvimos muchos meses juntos y de algún modo disfrutamos varios meses juntos; me llegué a enamorar de ella; sin embargo mi destino no se consolidó con Betsabé; después de un año de relación ambos nos separamos por motivo de mi viaje a Lima; los encuentros se volvieron muy esporádicos y ambos decidimos cortar por lo más sano y separarnos amistosamente; de eso ya transcurrieron 4 años, si bien hemos mantenido una amistad a distancia, las cosas ya no fueron iguales; ambos comenzamos relaciones con nuevas parejas y perdimos la comunicación.



Hoy una nueva comisión de trabajo me hace retornar a Chiclayo; ya le escribí a Betsabé; ella aún no me responde; han pasado 5 años, y espero con ansias volver a verla...


Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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