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Mi regarrote de Navidad

~~Hola amigos, les contare la historia que me sucedió un 23 de diciembre.
 Como preámbulo de este relato verdadero al igual que el que denomine: EL FINGIA Q DORMIA I Y II. Esto sucedió en la Cd. De México en la casa de mis padres en vísperas de la noche de navidad, realizando los preparativos, ya que mis hermanos y mis abuelos maternos llegarían para esta celebración de los Estados Unidos, específicamente de Tennessee.
 Yo me sentía emocionado ya que probablemente haría nuevamente una deliciosa mamada a la verga de mi hermano, pero el destino tenía planeado otro plan maquiavélico para mí. Sonó el teléfono, era la abuela diciendo que no podrían llegar puesto que el vuelo se había cancelado por las fuertes nevadas que azotaban el norte de los Estados Unidos y que era mejor llegar hasta año nuevo. Mi madre un poco angustiada acepto y platico del tema con mi padre, por lo que decidieron salir a provincia en el estado de Querétaro a lado de mi hermana y su delicioso marido.
 Así se hizo ellos se fueron a esa región y yo me quede en la casa, para después alcanzarlos al día siguiente. Un amigo de mi hermano mayor de nombre Luis, vivía cerca de la casa, el había estado en prisión ya que fue acusado injustamente de defraudación. Yo lo veía con ojos de amigo y nada mas, nunca se me ocurrió por la mente lo que pasaría entre los dos. Llego a la casa, toco y por el intercomunicador le di el acceso a la casa. Me pregunto por mis padres le dije que se adelantarían a la casa de mi hermana, también pregunto por Roy mi hermano mayor y le comente que no vendrían sino hasta año nuevo. Platicamos un buen rato, pero algo me ocurría no dejaba de ver su entrepierna, lo cual me inquietaba y me ponía nervioso, esperando que no se diera cuenta hacia donde dirigía con malicia mi mirada. Se levanto del sofá y se despidió, de la misma forma me levante y lo acompañe a la puerta de salida. Al salir el dio media vuelta y dio las gracias, mis ojos nuevamente se dirigieron a su bulto y una reacción de mi cuerpo fue colocar mi mano sobre sus jeans, dando una leve y delicada palmada. El me observo como petrificado y solo sonrió y se fue. Yo me quede con los nervios de punta y me sentía con un gran peso de culpa, pero en fin lo había hecho y no se podía borrar ese acto.
 Ese mismo día como a las nueve de la noche Luis hablo por teléfono a la casa, conteste y me dijo que quería preguntarme algo y me dijo que porque le había agarrado su paquete, yo me quede mudo y no conteste nada, hasta que el decidió terminar la llamada. Me sentía nervioso, porque el único que sabia de mi condición era mi hermano Serge y hasta ahí.
 Tocaron a la puerta nuevamente y era para mi suerte otra vez Luis, entro y dijo una sarta de mentiras que no podía llegar a su casa, etc, etc, lo cual no le creí en lo mas mínimo, pero aprobé que se quedara en la casa, le ofrecí algo de comer, pero solo acepto una manzana. Yo lo veía muy raro, tenia una mirada brillosa, además que balbuceaba cosas incoherentes, claro estaba drogado por el consumo de cocaína. Me dijo que se dormiría en la sala, pero ya entrada la noche entro a mi habitación y se recostó a mi lado. Me pregunto si estaba dormido y le dije obvio no, te estoy contestando. Al sentir el cuerpo de él cerca de mi, hacia que temblara bastante, sentía escalofríos que recorrían todo mi cuerpo y claro Luis lo noto. Y me cuestiono que porque temblaba, si acaso le tenia miedo o si su presencia me hacia temblar y después solo hizo una mueca de risa.
 Me dijo que si quería podría tocarle su verga ahora ya sin los jeans y su bóxer, además que la podía ver. Sentí una descarga descomunal en mi cuerpo, mis temblores aumentaron al igual que mi ritmo cardiaco, no podía articular ninguna palabra, ya que estaba mi boca mas reseca que un desierto. Lo único que le pregunte fue que si era verdad que en la prisión abusaban sexualmente de los nuevos reclutas, el solo dijo que te hace pensar en eso, ja ja ja,
 En un dos por tres, el estaba desnudo recostado a mi lado, la sensación fue indescriptible, sobre todo cuando me invitó a que me desnudara por completo, yo tartamudeaba y no le decía absolutamente nada, en ese momento, fue cuando se subió encima de mi y me quito la playera al igual que mi ropa interior. Estaba anonadado, petrificado de tal acto, entonces empezó a besarme los hombros y el cuello, no podía moverme, mi corazón se agitaba mas y mas. Fue cuando me decidí le toque su verga que estaba en reposo y me la lleve prácticamente a la boca, la cual me tragaba toda entera, ya que no era de buen tamaño como el monstruo que poseía mi hermano Serge.
 Enseguida Luis me recostó boca abajo y se monto encima de mi espalda, yo estaba perplejo, no sabia si continuar o detenerlo, pero el fuego que ardía y yacía en mi interior, eran mas fuertes. Así que deje que las cosas fluyeran y tomaran su caudal.
 Recuerdo que me besaba la espalda e iniciaba un movimiento intentando penetrarme, mis sentidos se alocaban puesto que sería mi primera vez en que me iniciara en el acto sexual anal, por lo que estaba lleno de dudas y temores e inseguridad, pero al sentir su cuerpo desnudo encima del mío, me hacia desvariar, el sentir sus labios en mi cuello y mordiendo los lóbulos de mis orejas, el sentir su respiración y jadeo me excitaba, me provocaba y me estimulaba para seguir adelante. Fue cuando sentí que con su mano movía su pene para que pudiera entrar en mi, lo cual se le dificultaba, y me susurro con una voz muy cachonda, ábrete las nalgas corazón. Yo realice a la brevedad sus órdenes, sentí como su pene trataba de entrar, sentía algo de dolor y empecé a pujar y jadear, me queje y trate se zafarme, pero el me tomo con sus brazos y recargo todo su peso por encima del mío, por lo que me desistí a hacerlo. A lo que el me impugno la primera vez siempre duele, pero se te va a acostumbrar el trasero a mi verga, enseguida, inicio sus movimientos de vaivén, mordisqueándome mis hombros y rasguñando mi espalda, sus jadeos, me hacían sentirme deseado por alguien, aunque Luis estuviera drogado.
 Pasaron algunos minutos, que para mi fue como una eternidad, la cual pedía que no terminara y que el tiempo se alargara, ya que estaba a mil, el deseo y la lujuria se desbordaban de mi ser, sentía el golpeteo de su cuerpo en contra de mi espalda. Su jadeo se convirtió en ahogo, y se retorcía, me rasguñaba la espalda con más intensidad y se corrió. Se quedo unos instantes encima de mi hasta que se tranquilizaron los ritmos cardiacos de ambos, se hizo a un lado y me abrazo, me dijo que era mi reGARROTE de navidad (aunque su pene era pequeño, pero ni modo) y que la había pasado excelente a lado mío. Yo también lo abrace y me quede en su regazo, pasaron algunas horas y llego el tiempo de que Luis se marchara de mi hogar. Nos despertamos yo me sentía muy nervioso, y claro con una tonelada de vergüenza, por lo que no podía verlo a la cara.
 Se despidió de mí y solo dijo gracias, con una risa maliciosa que se dibujaba en su rostro, lo único que atine decirle fue la típica frase, ¡por favor no le digas a nadie!
 Tiempo después fue a visitarnos (según él), pero yo no me presente en la casa ese día y desde entonces no lo volví a ver jamás.
 

Datos del Relato
  • Categoría: Varios
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  • Lecturas: 2003
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