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Categoría: Confesiones

Mi querida profesora elefa....

Hola chicas, hoy voy a contarles una historia que me trae mal y necesito compartirla con ustedes, tengo 18 años, mido 1.60, no tengo medidas perfectas como para tratar de ser una modelo, pero estoy contenta y feliz, voy a la Universidad diariamente y mi vida transcurre dentro de los parámetros más normales que pueda tener una persona, o bueno, para decirles verdad, transcurría dentro de unos parámetros muy normales. En la Universidad hay una profesora que me llama mucho la atención y es lo que más me preocupa, pues hasta hace poco pensaba tenía bien definidos mis gustos heterosexuales.

Ella es profesora de un semestre superior al mío, por lo que no tengo la oportunidad de recibir sus estupendas clases ni poder contemplarla como yo desearía pero por algún motivo que todavía no alcanzo a comprender, siempre va a ver a otro profesor con el que tengo clases dos veces por semana. Como tengo algunos problemas con esta materia, en varias oportunidades me he quedado hablando con mi profesor y ella aparece inexorablemente. La profe mide unos centímetros menos que yo, tiene el cabello negro, los ojos negros y si se mira con detenimiento pareciera tener la cara en desorden, su edad oscila entre 35 y 45 años, en realidad no es muy bonita y por su forma de andar y física en general, en la facultad la apodan “la elefantita”, pero no se por que demonios desde que la vi por primera vez siento unas terribles ganas de estar con ella, de sentir su cuerpo y morderla en esos labios pulposos que tiene, les repito que antes de conocerla, o verla por vez primera, yo tenia muy clara mi orientación sexual, pero al verla en mi clase no sé, creo que siempre me ha gustado desear lo ajeno y lo casi imposible.

Cuando hablo con el profesor ella ni me mira, solo se para ahí a su lado y no articula una sola palabra, mi profesor en cambio, habla hasta por los codos, yo trato de mantenerme equilibrada, pero en realidad fantaseo con ella cuando me la encuentro y me saluda con esa sonrisa amplia que tiene y sigue derecho su camino. En esa situación llevábamos largo tiempo. Un día iba para mi clase y estaba pidiendo el ascensor cuando ella entra y me pregunta que si vamos para el mismo lugar (al salón), como voy un poco tarde no hay mas personas suban, al llegar de el descienden dos señores y subimos nosotras. Los ascensores de la Universidad son bastante pequeños, tendrán a lo máximo 1.50 x 1.50 metros. Quedamos relativamente cerca una de otra de frente, bastante cerca, yo llevaba por desgracia un montón de documentos, planchas y modelos que no me permitían moverme mucho, de repente se va la luz y el ascensor hace un bajo, luego los frenos se activan y se queda quieto; con el movimiento y el susto ella me toma fuerte por un brazo y yo trato de sujetar con fuerza lo que no cayó al suelo de mis papeles. Se hizo un silencio absoluto, casi sepulcral, puedo escuchar su respiración agitada y la siento muy cerca de mi, casi su boca se encuentra junto a mi cara, todo estaba tan oscuro que a esa distancia no alcanzábamos vernos, continuaba con mi brazo sujeto y cada vez lo apretaba más atrayéndome hacia ella, sentí el roce de sus senos con mi brazo, sus pezones endurecieron, en un acto de torpeza termine por dejar caer los libros y papeles que aún tenía en mis manos, al agacharme para tratar de recoger aquel desorden, mi cabeza chocó con la suya, sus labios rozaron mis mejillas, no atine a decir palabra alguna, sabia lo yo quería, pero lo que ella deseaba para mi era un enigma lleno de ilusiones, su mano encontró mi cara y aquel contacto fue como un detonante, se me lanzó encima y me pasó los brazos por el cuello, me abrazaba fuerte mientras buscaba mi boca con ansias, tropecé con algo de lo que había en el suelo y caímos apoyadas contra una de las paredes del ascensor. El golpe de caída no fue tan duro pero por el eco y el silencio reinante, retumbó haciendo un gran ruido, los que viajaban en el otro ascensor contiguo armaron una tremenda gritería, del susto me soltó.
Entre el freno del ascensor y los gritos de las otras personas sólo habrían pasado de 5 a 10 minutos a lo máximo, en lo que se calmaron, los vigilantes abrieron las puertas y todos salieron, en el nuestro ella salió primero, cuando se hizo la luz me quedo recogiendo mis papeles y no pude observar hacia que rumbo tomó. Fui directo al salón queriendo verla nuevamente, pero no estaba. Pasaron varios días antes de que la volviese a encontrar, nos cruzamos y me saludó como de costumbre sin ninguna señal de una nueva oportunidad.
Solamente espero que nos quedemos a solas en alguna otra ocasión para insinuármele aunque no le guste, ella me dio algunos indicios de acercamiento y deseo terminar lo que comencé. Solo con recordar el roce de mi brazo con sus duros pezones me da los ánimos suficientes como para intentarlo nuevamente, pero en esta oportunidad de seguro iré hasta el final…ya les contaré…
Datos del Relato
  • Autor: Plastilina
  • Código: 2770
  • Fecha: 28-05-2003
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 5.43
  • Votos: 46
  • Envios: 1
  • Lecturas: 1994
  • Valoración:
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