~~Ese
día ella estaba bien bellaca. Llegó a nuestro encuentro
en falda lo que me indica el ánimo que traía pues siempre
anda en pantalones. Y no fue para menos, en el carro por la carretera
de Caguas iba con sus piernas abiertas y la falda subida mostrando
sus panties que apenas escondían su chocho hinchado, pelú
y caliente. Cuando apenas la conocía me dijo que tenía
la tota chiquita pero carnosa y así es.
Días
antes, para mi asombro, cuando acordamos esta cita me dijo: como
hacía tiempo no cojía por el culo. gran
sorpresa mía pues aunque me ha regalado el ano antes es algo
que nunca se menciona. No sabía le gustara tanto (pues todas
las veces que le como el culo se lo saca enseguida y quejándose)
ni como me iba a demostrar ese día lo experta que se ha convertido
haciéndolo. En Puerto Rico tenemos el baile del perreo, y esa
perra caliente estaba en celo. Ya
en el motel Arco Iris chingamos a gusto y gana nuestra. Ella hace
de todo pero más le gusta cuando le mamo la chocha. Especialmente
que descubrí como cuando le succiono el clítoris se
le estira esa tota y me lleno la boca con ella. Momento que aprovecho
para mordérselo. Con ella descubrí también el
placer del beso negro. Hay que abrirle sus nalgas redondas y grandes
para llegar ahí. Soy su mamaculo profesional para toda la vida.
Como ambos somos casados ahí siempre nos desquitamos la amargura
de vivir con nuestros cornudos cónyuges. Ese día, a
mitad de jornada luego de almorzar, caminando de regreso a la cama
ella frente a mi me empieza a perrear (un baile erótico inmoral
donde la mujer de espaldas frota el pene con su culo) sólo
que no estábamos en una disco y estábamos desnudos
Ahí
mismo se dio la primera sodomía. Con ella bailándome
así en cuatro me bajé para alcanzarle las nalgas y perforar
su ano con mi cabeza (soy más alto que ella). Y lo logré,
la agarré por las caderas anchas y sabrosas y empecé
a violarle el culito. Ella ni gritó ni gimió. No se
porqué le hacía falta ahí ese día pero
yo tampoco iba a preguntar
Entonces
nos fuimos a la cama. A mi me dolía el bicho pues no hubo lubricación,
pero yo tenía otros planes. Le pedí me dejara buscar
algo al carro, era una cremita lubricante que yo tenía guardada
desde hace meses para cuando llegara la oportunidad. Ella nunca lo
quiere hacer por detrás con lociones pero yo si pues la fricción
me raspa el pene. Pero esta vez yo me iba a salir con la mía.
Regresé y ella estaba esperándome en la cama. Para no
insistirle a ella yo me puse la crema en mi bicho parado. Se me pone
rojo, casi violeta y ella le dice el colorao. Así que con el
colorao embadurnado la puse en cuatro patas en la cama, busque su
rotito y ahí fue. La
clavé completita. Le empuje las seis pulgadas de mi palo de
carne tal gordo y largo es. Le metí tres buenos empujones como
nunca le había podido hacer. Le puse el culo como si fuera
la chocha. Suavecito que le entraba en el ano, gracias al lubricante,
y COMPLETO adentro. Como me sintió gozando tanto creyó
que me iba a venir y entonces hizo algo inaudito. Se salió
para sentarse en la cama y decirme que esperara por ella. Yo no podía
creer semejante estupidez. Pero ya era muy tarde. Me vine entre mi
incredulidad y la idiotez. Por
lo menos le metí tres buenas clavadas como nunca había
disfrutado sus nalgotas. Ahora pienso que si salió a la tercera
empujada era que le dolía pero soportó calladita su
violación anal, aunque cuando le pregunté si le dolió
me confesó: que no.