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MI PROPIA PASIÓN TURCA

"De cómo sucumbí a la pasión turca y le fuí infiel a mi marido"

Lo cierto es que mi relación con Ali empezó por Skype, me lo presentó un amigo de Estambul, Paco, nombre por que el que se presenta a sus clientes españoles, porque realmente su nombre es turco Enre Onur Camenbekz, pero obviamente Paco es más fácil de recordar.

Paco tiene una tienda en el Gran Bazar, es de ahí de donde le conocía, y después de unos cuantos viajes para comprar ropa y otras cosas que luego vendía por ebay, habíamos desarrollado una gran amistad, he de decir que no me cuesta mucho conectar con las personas, y si son hombres menos, no entiendo la razón, pero les hago gracia. Ali trabajaba con él y la razón por la que me lo presentó era para que mejorase su español.

Alí resultó ser un chico de 27 años con ganas de comerse el mundo, descendiente de turcos otomanos era rubio y con unos ojos verdes que te desarmaban. Comenzamos a hablar en inglés, español me temo que conmigo aprendió poco, y pronto conectamos, los turcos son muy seductores y Ali no iba a ser menos, parece que hayan nacido para ello, ya lo sabía de mis anteriores viajes a Estambul, pero nunca había corrido “peligro” de caer en las redes de uno porque Paco, que conocía a mi marido, no me dejaba ni a sol ni a sombra, era como mi guardaespaldas y dejaba muy claro que yo era intocable.

Es curioso cómo, esa protección que me brindaba Paco, lejos de molestarme -en España me hubiese indignado-, en Estambul me encantaba, me sentía protegida y cuidada, aunque a veces sentía que no podía hacer lo que quisiera porque ni Paco ni el resto me dejaban al tenerme tan controlada, pero lo cierto es que me gustaba, todavía no había tenido ninguna experiencia con un Amo, pero me gustaba sentirme dominada aunque no fuese de una manera sexual.

Recuerdo un día, estando con el ordenador tomando un café dentro del Bazar que se acercó un chico espectacular y me dio su tarjeta, quería invitarme a cenar, todavía no me había dado tiempo de procesar que ese “macho” quería cenar conmigo, y follarme evidentemente, cuando salieron 4 tíos para amablemente decirle que se alejase si no quería tomar café con ellos.

Repito, algo que en España me hubiese indignado, allí me encantaba….. He de decir que Paco era un pelín mafioso, aunque creo que en Estambul si quieres sobrevivir dentro del Bazar y hacerte un nombre no te queda otra, los sobornos a la policía eran el pan nuestro de cada día, por lo que no me extrañaba que cuando íbamos a restaurantes o cuando íbamos a Reina, la famosa discoteca, le tratasen con tanta deferencia, pero esa es otra historia, ahora lo que nos ocupa es Ali.

Pero esto que he contado explica muy bien porque los encuentros con Ali tenían que ser clandestinos, si Paco se hubiese enterado que me había puesto una mano encima lo hubiese matado.

Ali además de guapísimo resultó ser un fetichista en toda regla, pronto empezamos a hablar de sexo y de las cosas que le gustaban, por aquel entonces yo estaba estudiando un master y había dejado el trabajo, así que tenía bastante tiempo libre y disponía de la casa para mí la mayor parte del día. Por lo que las conversaciones los primeros días eran de horas, nos fuimos conociendo y fuimos hablando de las cosas que nos gustaban, a él le volvía loco la lencería y los zapatos de tacón, en especial los rojos; a mí me encantaba que me tratase como si fuese suya y se preocupara por mí cómo lo hacía. Como no tenía nada que perder le confesé que me fantaseaba conque un hombre me sometiera y me dominara, incluso que me gustaría que me dieran azotes; lo maravilloso es que no le extrañó, dijo que allí era muy habitual que a las chicas les gustase ser sometidas, así que poco a poco me fui soltando más con él.

Soy bastante desinhibida, por lo que cuando comenzó a decirme que por favor le enviase fotos mías en lencería no me hice de rogar, y así comenzamos un intercambio de fotos y vídeos, bueno, era más bien unidireccional porque era yo la que le mandaba el material sensible. Siempre con la advertencia de que Paco no se enterase….

Me sentía tan deseada que me pasaba el día empapada deseando hablar con Ali, y pensando en qué vídeo hacerle o qué foto enviarle para que él se masturbase. Estuvimos así un mes hasta que no pude más y me organicé un viaje para verle, bueno para verle, para que me follase, porque se había masturbado delante de mí y ya no podía dejar de pensar en esa polla, era grande y con un grosor considerable, como me gustan, no me gustan las pollas largas y delgadas, me gustan que me llenen, y la de Ali estaba deseando probarla.

Así que me fui para Estambul, pero claro, había que avisar a Paco, porque yo iba como en mis otros viajes a comprar ropa para mi marido y bolsos para mis amigas. Con lo que me sacaba de venderles los bolsos y la ropa me pagaba el viaje de largo J Y allí estaban los dos en el aeropuerto a recogerme, lo cierto es que con Paco tengo una relación estupenda, un día incluso me pidió ayudo porque había tenido un accidente de coche con su amante y tenía que pagarle el hospital, pero no podía hacerlo porque era mucho dinero y si lo hacía los primos de su mujer se iban a enterar, y como me dijo, “eso no era bueno para él” ; así que le dejé dinero para poder pagar el hospital de la chica. Ahora que lo pienso, tengo unas amistades un tanto raras… pero a lo que iba, Ali, estaba allí plantado en el aeropuerto y me miraba como un niño mira su regalo de Navidad, con unas ganas terribles de desenvolverlo, he de decir que fui bastante mala, porque llegué con un vestido y unos tacones de infartos, al pobre se le iban los ojos a mis pies, no lo podía remediar.

Paco me llevó al hotel, me solía quedar en un Barceló que está en unas de las entradas del Gran Bazar, así podía llevar las compras al hotel sin problema y evitaba que me acompañasen siempre, sobre todo en esta ocasión no me convenía, porque Ali iba a quedarse en el hotel conmigo.

La primera noche fuimos a cenar los tres, todo era normal, salvo porque Ali y y yo estábamos pensando en comer otras cosas, más que lo que teníamos delante. Además lo reconozco, soy mala, malísima. Llevaba un vestido negro palabra de honor, medias de rejilla y zapatos rojos de tacón, y para calentar más a Ali en un momento de la cena fui al baño, me quité las bragas y se las di disimuladamente por debajo de la mesa, su cara fue todo un poema, estaban empapadas, como su dueña, la humedad que tenía entre los muslos iba creciendo cada vez más y Ali tuvo serias dificultades para poderse levantar de la mesa cuando nos íbamos.

Cenábamos cerca del hotel por lo que pudimos ir andando, Paco se fue a casa con su mujer tranquilo porque Ali me acompañaba al hotel e iba a estar cuidada…. Ni se imagina lo cuidada que iba a estar…

Lo que más me maravilló es cualquier otro según hubiésemos entrado en el ascensor se hubiese abalanzado sobre mí, pero Ali no, de hecho fui yo la que quise besarle y me dijo, “espera a la habitación, alguien puede vernos y eres una señora, no es bueno para ti” era todo un caballero….de puertas para afuera gracias a Dios, porque según entramos en la habitación me empotró contra la pared, metió la mano debajo del vestido y me clavó sus dedos en el coño, que entraron sin problemas porque estaba chorreando, me miró a los ojos con esos ojos verdes que me hipnotizaban y comenzamos a besarnos y desnudarnos.

Sentía su polla dura contra mi cuerpo, me quité el vestido pero me quedé con las medias y los zapatos, sabía que quería follarme así. El se había quitado la camisa y le quedaban los pantalones, me arrodillé, se los desabroché y busqué su polla porque estaba que me moría por comérmela, estaba tan empalmado que al sacarla del pantalón me dio un golpe con ella, me relamí y comencé a lamerla poquito a poco, seguramente hubiese preferido que me la metiera entera en la boca, pero quería hacerle sufrir y que me desease más, aunque luego me iba a arrepentir, porque un chico de 27 años tiene cuerda para mucho más rato que una de 36….

Mientras le lamía la polla enredó sus dedos en mi pelo y me sujetó, es algo que me vuelve loca, sentir ese control me excita muchísimo. Cuando empecé a meterme la polla en la boca no pudo más, me levantó, me giró, me echó sobre la cama y se tumbó encima de mí, para entonces yo sólo podía decir “fóllame duro por favor”, pero fue su turno de hacerme sufrir, me cogió del cuello y me sujetó contra la cama, pasó una pierna por encima de las mías por lo que me dejó inmovilizada y con la otra mano fue bajando poco a poco por la espalda, cuando llegó al culo yo no podía arquearme más ni ponerlo más en pompa, y fue entonces cuando dejó caer su mano y me dio un azote, creí que me corría allí mismo, la pena que se quedó en eso, pero no me dio tiempo a pensarlo mucho porque separó mis piernas y me la clavó, sentir su polla dentro de mí, de golpe, fue alucinante. Me folló así, sujetándome por el cuello, como si fuese un animal, y me encantó porque me corrí como un animal. Cuando estaba a punto de correrse me dio la vuelta y me metí por fin su polla en la boca para recibir su corrida, llevaba tanto tiempo deseando comérsela que me pareció el mejor postre del mundo.

Esa fue la primera de muchas veces…

Datos del Relato
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