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Categoría: Confesiones

Mi profesor favorito

En mi primer día de clases en la facultad todo está mal. Llevo tres horas desde que entré a clases y ningún maldito profesor se ha dignado a llegar, pero por suerte en la penúltima clase de Dibujo arquitectónico ¡el profesor llegó! 



Cuando lo vi, quedé impactada por aquel profesor atractivo que mis ojos estaban mirando, un hombre tan alto, de piel clara y aparentemente de unos 30 años de edad, pero vaya boquita que se cargaba, nunca me imaginé que la clase se tornara en un ambiente de amigos, si así se podría decir. Lo cierto es que el profesor me encantó, estaba tan decidida a comérmelo. Así pasaron varias semanas y llegó el día que pidió un pequeño proyecto, así es que siempre hacía lo que fuera para que me quedara al final de la clase, para que me revisara el proyecto, la verdad, el profesor nunca se atrevió a nada extremo conmigo, sólo me tocó la pierna y decidí dejar esa fantasía por un lado y dedicarme a lo que en verdad iba a clases. Así terminó el ciclo y en los próximos 3 semestres no volví a topármelo. 



En el 5to semestre vi su nombre en mi lista de materias a tomar y pensé que no me importaría y no iba a desperdiciar la oportunidad y entonces si me lo comería completamente, estaba decidida a ser su más fiel puta. 



Yo sabía que él había notado que me gustaba, así es que no sé si por coincidencia o porque él así lo quiso, me nombró representante del grupo, y por consiguiente, yo le proporcionaría mi número de teléfono y estaríamos en contacto.



Una tarde de jueves, mis compañeros y yo decidimos ir a un billar y tomarnos algunas cervezas, y por eso tomé valor y decidí mandarle un mensaje al profesor, le dije que me encantaba y que quería que me hiciera el amor como nunca. Él me contestó enseguida diciéndome que iría por mí, pero era demasiado tarde, mis amigos decidieron ir a otro lugar y tenía que ir con ellos.



Así pasaron varias semanas y meses y el profesor no se animaba a cogerme, siempre cuando quedábamos en algún lugar para vernos, se le atravesaba algún problema, pero siempre, a cada instante que se podía, mi profesor y yo nos mandábamos fotos, desnudos, videos masturbándonos. Algo extremadamente nuevo para mí, me encantaba hacerlo, que me viera con ojos de morbo. 



Al final del semestre el profesor organizó un convivio, donde él propuso que lo que pasara ahí nadie iba a decir nada, todo aceptamos, mmm mis amiguitas son un poco recatadas así es que se fueron del convivio muy temprano y todos los demás también, yo les puse una excusa sobre que alguien iría por mí y es que, desde que llegué al convivio, el profesor aprovechaba cualquier oportunidad para rozarme la piel y ya me encontraba muy, muy húmeda quería ¡cogérmelo ya!



Cuando quedamos solos, me pidió que lo acompañara a una bodega para guardar algunas cosas, no dudé y lo seguí. Cuando estuvimos adentro, el profesor tiró al piso lo que llevaba en las manos y se abalanzó sobre mí, empezó a besarme y a introducir su lengua en mi boca, como si estuviera desesperado por hacerlo desde hacía mucho tiempo atrás, ágilmente metió la mano en mi pantalón, claro que iba preparada, así es que iba completamente depiladita. Así es que mi profesor favorito dijo:



—Mmmm mamacita, estás muy mojadita, ¿quieres que te coja ya verdad?



A lo que yo, jadeando por sentir sus dedos dentro de mi panochita, en un gemido asentí con la cabeza.



—¿Quieres que te coja putita rica?, ¡pídemelo!



—Si, por favor, cógeme profesor, hazme tuya de una vez...



El profesor bajó mi pantalón junto con mi tanguita y me quitó la blusa con una rapidez fenomenal, y ahí estaba, completamente desnuda frente a mi profesor favorito, gimiendo, implorando para que de una vez por todas me cogiera sin parar, así es que el profesor me dijo:



—a ver putita, desde hace mucho tiempo quiero que me mames la verga.



Así es que rápidamente me incliné a mamarle el pito enorme y duro, estaba tan excitada que lo hacía muy rápido, así es que el profesor me dijo:



—No tan rápido putita, quiero cogerte por la vagina y el culo, al paso que vas no lo podré hacer.



Tuve que bajar el ritmo y entonces sentí como dos de sus dedos se introducían dentro de mi panochita, que escurría por la excitación más grande que estaba sintiendo, no lo pude controlar y estallé en un orgasmo tan rico, que empecé a perder el equilibrio, el profesor rápidamente me tomó en sus brazos y me puso de perrito en un sillón, que a propósito alguien había puesto ahí, me empezó a acariciar el culo, me dio un par de nalgadas muy fuertes y constantemente mi profesor repetía:



—Pero que culote mamacita, estás bien rica... ¡Wow! Mami, me encanta tu culo, eres mía a partir de ahora, quiero cogerte cuando lo desee.



Y por sorpresa, sin avisar, el profesor me introdujo su vergota hasta el fondo, tanto, que me hizo gemir de placer, y así empezó con sus embestidas dentro y fuera de mí, no podía creer lo que estaba pasando, estaba muy excitada, entonces... estallamos en un fuerte e interminable orgasmo, el profesor me echó toda su lechita adentro, mi panochita se inundaba y se contraía por el orgasmo. 



 



Nos vestimos rápidamente porque alguien se acercaba...


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