Nunca pensé en poner por escrito mi primera experiencia sexual. El resto las he puesto y las iré poniendo sin ningún problema... pero ésta al ser con mi primo, me daba cosa. Digo me daba porque he visto que hace poco mi prima Su escribió su primera vez mi primo, o sea... su hermano. Aquí tenéis otra versión del macho "ibérico-marroquí" que es mi primo.
Cuando nos vinimos a vivir a España, todos los veranos nos íbamos a Marruecos a pasar las vacaciones de verano. Mis padres y los de mis primos lo hacían para que no perdiéramos las raíces ni olvidáramos el idioma, pero a nosotros (por lo menos a mí) era lo que menos me importaba. Las vacaciones de verano eran el momento idóneo para estar todos en la casa familiar sin ningún pudor, no había problemas en salir con más o menos ropa por el jardín, ni para entrar en las habitaciones cuando se estaban cambiando los demás... las puertas en esa casa no se solían cerrar, y no era nada extraño vernos desnudos mientras nos cambiábamos. Mi primo era un hombre, tenía 25 años. Yo tenía 15. El era todo, todo lo que yo había anhelado siempre. Alto, moreno, de pelo rizado negro, ojos marrones penetrantes, siempre oliendo a esa colonia que me volvía loca, con sus vaqueros ajustados, esa camiseta roja que le marcaban los músculos del torso... era un Adonis al alcance de mi mano.
Bueno, pues voy al grano del asunto. Mi prima Su es un año mayor que yo, y yo sabía que ella y él habían tenido encuentros a principios de ese mismo verano. Ella me lo contó todo y a mí me dio una envidia increíble. Sólo me rondaba una idea en la cabeza: su polla. Desde que me la describió no podía dejar de pensar en ella, la verdad es que se convirtió en objeto de mi obsesión. Como yo soy bastante directa en casi todo, un día decidí que no podía aguantar más sin tocarla, besarla... o por lo menos verla. Así que cuando todos se fueron a dormir por la tarde, yo me acerqué a mi primo y le dije: "Quiero ver tu polla". Me miró y comenzó a reírse. Como no hizo ningún movimiento ni nada más, sólo reírse, yo me fui a la piscina. Allí estaba Su y le dije muy seria: "Mañana tu hermano y yo estaremos revolcándonos en este césped". Es que yo soy muy cabezona... y como se me meta algo en la cabeza...
Esa noche sólo me puse un vestido de tenis verde, sin nada debajo. Yo con 14 años estaba bastante desarrollada y tenía ya formas de mujer. Cenamos en el jardín y me puse enfrente suya, al sentarme, el vestidito quedaba muy corto y permitía ver mis nalgas y si yo lo subía un poco mi coñito. Claro está que hice todo lo posible para que se subiera. Nadie, excepto mi primo, se percataba de mis movimientos con el vestido y yo me percataba de sus movimientos inquietos en la silla. Me levanté para ir a la cocina y él me siguió. Me preguntó qué pretendía, que yo era su prima pequeña y que no le pidiera cosas de las que luego él pudiera arrepentirse. Sólo me subí el vestido para que pudiera ver lo que se perdía y luego me bajé una tiranta hasta dejar un pecho al descubierto. "Bueno, si no quieres esto..." le dije, y me fui. Detrás de mí él volvió al jardín, estaba nervioso y nuestros padres lo notaron, pero no le dieron mayor importancia. Cuando terminamos de cenar mis padres salieron con los suyos, Su se fue a casa de una amiga y yo me fui a dormir. Llegué a la habitación y me quité el vestido y me acosté totalmente desnuda. Tras dos horas más o menos vino mi primo a mi habitación, me destapó y me vio. Yo estaba despierta. Me dijo que no podía estar así, que me vistiera, que no podía verme porque iba a hacer una locura. Le dije que no, que iba a quedarme así toda la noche y que sino quería verme ya sabía donde estaba la puerta. Cuanto más hablábamos, más aumentaba el tamaño de su verga y más cachonda me estaba yo poniendo. Sin dejar de hablarme comenzó a tocarme los pechos, luego a besármelos, me metió la mano en mi coñito y yo le dejaba hacer. Cuando estaba a punto de quitarse los pantalones lo paré y le dije que no, que no quería obligarlo a hacer algo de lo que pudiera arrepentirse. Que se fuera porque tenía sueño. Estaba totalmente empalmado, con su verga llena de juguitos a punto de derramarse en mi coñito y yo lo eché de allí... se fue pero antes me dijo que no se iba a olvidar de lo que le había echo esa noche. "Ya se que tipo de primita calienta-pollas tengo". El pensó que me había ofendido el comentario, pero me puso a mil!!! Cuando se fue comencé a masturbarme a un ritmo frenético, me acordé que en la tele, a través de la parabólica, podíamos coger canales de televisión españoles donde a esas horas de la noche había películas porno. Puse la tele y me corrí dos veces... dios mío, que gusto!!!.
A la mañana siguiente no lo vi por casa, pensé que esa noche se habría ido a desahogar con alguna amiga. A la hora de comer apareció muy sonriente. Comimos y más tarde todos se fueron a descansar, menos Su que se fue a la playa. Fui a la piscina y me metí en el agua. Me quité el bañador y lo dejé tirado en el césped. Él vino y me dijo que me saliera del agua, que quería verme. Le dije que no, que sólo lo haría a cambio de que él me enseñara su polla. Vale. Se quitó los pantalones, se quitó el bañador y su enorme y morena polla apareció ante mis ojos. Yo salí de la piscina tal y como habíamos acordado y me dirigí a él sin poder apartar mis ojos de su verga. Me dio un beso, me dijo que él lo deseaba tanto como yo y que me dejara hacer, que me iba a dar mi merecido por ser tan "putona". Me tiró en el césped, comenzó a besarme los pechos, a tocarlos, a besarlos, me metió un dedo en mi coñito, luego dos, me besó, tocó con su lengua mi clítoris. Yo lo miré y nos volteamos para que yo también pudiera probar ese maravilloso pollón que estaba diciendo a gritos !cómeme!¡cómeme!. Empecé a besarla poco a poco, luego lentamente la introduje en mi boca y chupé y chupé y chupé hasta que conseguí que se corriera en mi boca, me tragué todo su semen calentito y se la dejé bien limpita. Se apartó y me miró. Me puso boca arriba y comenzó a besarme de forma desesperada, sin dejarme tiempo a decirle nada sentí como me metía la polla en el coño, al principio le costó un poco, había algo que le impedía entrar con tanta rapidez como él quería. Empujó de nuevo y comencé a sangrar, pero en ese momento comenzó mi diversión. Primero poco a poco, después según avanzaba el tiempo la velocidad de entrada y salida crecía y mi placer aumentaba por momentos. Dio un último empujón y Dioooooooos!!! Sentí que había tocado el cielo con las manos. Se corrió dentro de mí y fue una sensación increíble. No me importaron los riesgos en ese momento, sólo quería sentirlo mío como así fue. Y lo más importante de todo es que conseguí mi propósito: estar revolcándome con él en el césped.
Llegó mi prima Su cuando ya nos habíamos duchado y estábamos viendo la tele en el salón. Sólo miró nuestra cara y me dijo: Tengo que hablar contigo… y a él lo miró y se empezó a reír. Es estupendo. Ahora vivimos juntos los tres en el mismo piso y nos montamos unas estupendas juerguecitas. Y eso que yo soy la más pequeña… pero la más espabilada, sin lugar a dudas.
Orale que padre!!! Haber si me presentas a tu primo un rato para jugar con el.