Tenía 12 años cuando mi padre compró una casa a una media hora de dónde viviamos y se le ocurrió pedir permiso a mi tía Feli para que mi primo Taki me acompañara e ir a quedarnos en la nueva casa por las noches.
Al lado de la casa recién comprada vivía una vecina de nombre Frida con sus 3 hijos, 2 mujeres y un varon, la mayor llamada Silvia tenía 13 años y se le notaba más alta que nosotros, mi primo es de mi edad, le llevo apenas un mes.
Rapidamente hicimos amistad con los nuevos vecinos de nuestra edad, en especial con Silvia, ya a la segunda noche empezamos a jugar ajedrés que élla tenía en su casa, no pasó mucho tiempo para entrar a jugar en nuestra casa y ya como a las 10 de la noche la mamá tocaba para llamarla que pasara a dormir, dejando el juego inconcluso.
Un día que estabamos a medio juego la Sra, Frida tocó, la hicimos pasar, observó que estabamos jugando, Silvia la pidió que la dejara un rato más, la dejó que terminaramos y luego se fuera; cuando se despedía nos abrazaba, nos daba un beso y se iba, al quedarnos solos conversabamos con mi primo que debíamos cacharla pero nunca habiamos hecho eso y pensamos que si la proponiamos a lo mejor se molestaba y le decía a su mamá.
Una noche ya como las 10:30 pasó denuevo La Sra. Frida cuando empezabamos una partida, Silvia la suplicó que la dejara un rato más a lo que la mamá contestó que no hay quien la abra la puerta porque élla ya se iba a acostar, Silvia le dijo:
- mamá por favor si quieres me quedo acá hay dónde dormir.
La Sra. se asomó un pocó hacia adentro y vió que habían habitaciones y camas disponibles y creo que después de dudarlo un poco le dijo:
- vamos por tu piyama- nos miró a nosotros y recomendó que no nos acostaramos muy tarde.
Silvia regresó muy contenta, nos abrazó, lo mismo hicimos nosotros pero teniamos una mejor intención para después; cuando se puso la piyama se me ocurrió decirla que nos acostaramos los 3 a lo que élla accedió, la hechamos al centro la abrazamos y empezamos a besar, élla correspondía a nuestros besos, por momentos besaba a mi primo luego a mí, fuimos sintiendo calor pero élla más, suavemente la quitamos la piyama y bajamos el calzón, cuando tocamos su conchita aún sin bello pubiano, estaba húmeda, nosotros tampoco teniamos bello, en ese momento élla preguntó:
-¿Quién primero?
Mi primo Taki contestó:
-yo por atrás y Hebab por delante.
Silvia se puso de costado para que así fuera, nos esforzamos en meter nuestras pequeñas pingas pero sin resultado, seguimos sobandola hasta que mi primo logró introducir la suya por el ano, Silvia se contorsionó un poquito y se quedó quieta, después de un momento dijo:
- quiero ir al baño a defecar.
mi primo sacó su pinga y Silvia fue al baño, regresó rapidamente y nos dijo que se no pudo cagar. La pusimos nuevamente al medio y empezamos a quererla meter, entonces me dijo a mí:
-Te toca a ti-
y se abrió de piernas boca arriba, la monté pusé mi pinga en su concha pero se doblaba, no entraba, me retiré un poquito y la metí con fuerza y entró, la hice estremecerse pero de dolor, se quedó quieta, creo que lagrimeó, estuvimos un rato en esa posición moviendonos un poco pero no eyaculé, saqué mi pinga erecta un poco adolorida y nos acostamos, nos abrazó a los dos, nos dijo que por el culo no la había dolido pero que por la concha si y que sería mejor que la cogieramos por el culo.Nos dormimos cansados; a la mañana siguiente se fue a su casa y nosotros a la nuestra.
Ese día conversamos con mi primo sobre la azaña que habiamos hecho esperando volverla a repetir apenas tengamos oportunidad.
Seguiamos jugando ajedrés por las noches pero a Silvia no la dejaban quedarse con nosotros, hasta que un día la mamá la autorizó nuevamente, nos dimos cuenta porque llegó con la pijama en la mano, ese día nos acostamos temprano porque tanto élla como nosotros queríamos aprovecharla al máximo.
La hechamos al medio, sola se quitó la piyama y los calzones, a mi me entregó el culo y a mi primo la concha, esta vez estubo más facil no la dolía y disfrutaba de nuestro mete y saca, en eso nos preguntó:
-¿Quieren cambiar?
le contestamos que sí, sacamos nuestras pingas y élla se volteó, esta vez su concha estaba abierta no hice esfuerzo para meter mi pene, hubo un momento en que me estremecí un poco y sentí placer pero no me salió nada, creo que a mi primo tampoco, cuando nos cansamos nos dormimos; Silvia nos besaba pero no eran besos con lengua porque élla tampoco lo había aprendido.
Repetimos nuestro trio como 3 veces más, en total fueron como 5 o 6, después nos fuimos al colegio y mi papá arrendó la casa y nunca más volvimos a cachar a Silvia, volví a verla en contadas ocaciones y al vernos lo primero que salta a nuestra mente es lo que hicimos esas noches después del ajedrés. Han pasado 28 años de esta historia y un día que fuí a Conache, de casualidad la encontré, conversamos un pocó y me dijo que vivía mal con su marido que se quería separar, le dije que si se separaba me llamara, antes no, le dí mi número de movil y si me llama les contaré que sucede.
Hebab