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Categoría: Gays

Mi primera y única vez con un hombre

Comienzo por comentarles que tengo 38 años, soy casado, y padre de dos hermosos chicos, trabajo en una prestigiosa entidad de servicios, en la cual ocupo un cargo importante, y vivo en Colombia. Todo comenzó hace un par de años, cuando sentí curiosidad por estar con un hombre, pues quería saber cómo era una verga, que no fuera la mía, poder mirarla, tocarla y, si me animaba, mamarla. Físicamente no me atraen para nada los hombres, pero si me gusta mirar vergas, de hecho, ingreso a internet solo para esto.

En ese momento, lo que se me ocurrió fue recurrir al chat, la verdad nunca lo había hecho, y fue así como desde mi oficina ingresé a una sala de gays, en donde comencé a ubicar una persona de mi ciudad, con la cual entablar conversación. Mi búsqueda dio resultado, y logré contactarme con un hombre que tenía 28 años, trabajaba en la parte administrativa de una universidad de prestigio y con el cual intercambié inquietudes, expresándole mi deseo y mi gran temor al respecto. Habiendo entrado un poco en confianza, me dijo que si seguía con mi idea, lo llamara o le escribiera a su e-mail, para lo cual me suministró los datos del caso, no sin antes advertirme que tuviera mucho cuidado, pues ese ambiente era bastante riesgoso, por el tipo de gente que me podía encontrar.

La idea me siguió rondando con mayor intensidad los días siguientes, hasta que una noche en la cual mi esposa y mis hijos habían salido de compras, decidí llamar a Alberto. El corazón me latía aceleradamente, y estuve tentado a colgar cuando escuché su voz al contestar, le recordé que era la persona con la cual había estado conversando en días pasados, conversamos acerca de cosas triviales, como para romper el hielo, y llegamos finalmente a lo que él y yo queríamos, sexo.

Me preguntó que hacía cuanto estaba con esa idea, a lo cual le dije que hacía como un año, pero que tenía mucho miedo y que además pensaba en el cargo de conciencia que tendría con mi esposa y mis hijos, cuando lo hiciera. Me dijo que debería estar seguro antes de hacerlo y que él me garantizaba total confidencialidad y discreción, que era gay activo y pasivo, y que, al igual que yo, no acostumbraba a tener amigos por el chat; que solamente tenía sexo con amigos muy cercanos y que el ser homosexual no significaba que con cada hombre que viera se quisiera acostar, que era igual que un hombre con una mujer, debía haber “química”, antes de cualquier cosa.

La conversación comenzó a subir de tono cuando le pregunté que si estaba solo, me dijo que sí, pues vivía en su apartamento, el cual no compartía con nadie, y que en ese momento justo iba a darse una ducha y estaba desnudo. Eso me puso a mil, y me atreví a preguntarle que como era su verga, me dijo que tenía como 17 cms, circuncidada, no muy gruesa y cabezona; de solo imaginármela la mía se me puso dura y me la saqué para hacerme la paja. Me preguntó qué estaba haciendo y le dije que me estaba sobando la verga. Me preguntó sobre cómo era y le dije que medía 15 cms de larga, 4 cms de diámetro, circuncidada y un poco torcida hacia abajo. Me dijo que le gustaría que estuviera con él en ese momento, para mamarme la verga, chuparme las pelotas, besarme el culo, hacerme la paja y que me lo comiera; y que yo hiciera lo mismo con él.

Justo cuando estábamos en lo mejor y yo tenía mi mano en la verga hacia arriba y hacia abajo con buen ritmo, llegó mi esposa y tuvimos que colgar, pero no me quedé con las ganas y me fui para el baño en donde terminé mi pajazo, imaginándome a Alberto desnudo haciéndome lo que me había dicho y yo devolviéndole sus favores. Debo decirles que me derramé botando gran cantidad de leche.

Al día siguiente, no podía quitarme a Alberto de la cabeza y, ya con menos temor, lo llamé a su oficina. Me comentó que igual que yo, se había hecho una gran paja, antes de acostarse. Le pregunté que si nos podíamos ver ese día, me comentó que si le parecía nos viéramos en su apartamento, a la 1:00 p.m, y me dió la dirección.

El resto de mañana se me hizo eterno, y no hice otra cosa que pensar si ir o no, a ese encuentro que de tanto tiempo atrás esperaba.

Finalmente llegó la hora de salir, y tomé mi carro rumbo a su apartamento, al cual llegué al cabo de 20 minutos, dejé el carro en un parqueadero cercano y caminé hasta llegar allí. Aún cuando caminaba, no tenía decidido si debía hacerlo.

Toqué el timbre y se asomó por la ventana, para decirme que ya me abría. Cuando me abrió la puerta, me encontré con un hombre de 28 años, 1.72 de estatura, trigueño, cabello corto y simpático. Me saludo cortésmente y me invitó a seguir, no sin antes tranquilizarme, pues estaba hecho un manojo de nervios.

Una vez llegamos a su apartamento, me invitó a sentarme en la sala, me senté en un sofá y él en otro frente a mí, y comenzamos a hablar acerca de las circunstancias de nuestro encuentro. Le pregunté que si siempre había sido gay, y me dijo que sí, que su primera vez había sido con el tío de un amigo suyo, y que desde ese momento solo tuvo ojos para los hombres.

Ya un poco distensionados me preguntó que si quería ver una película gay, a lo cual le respondí que sí. Me dijo entonces que fuéramos a su alcoba, pues allí tenía el DVD. Entramos, y encontré una cama king size, y frente a ella un home theatre muy bien instalado, en el cual colocó la película en la cual dos hombres culeaban de lo lindo, se lo mamaban, se daban dedo y se besaban apasionadamente. Debo confesar que yo nunca había visto una película de estas y que eso me puso muy arrecho.

Yo estaba sentado en una silla y Alberto estaba acostado en la cama, me preguntó si me gustaba la película y le dije que sí. Él comenzó a sobarse su verga, la cual ya se notaba bastante grande a través de sus pantalones, y me preguntó que si la quería ver, le dije claro que sí, entonces soltó el botón de su pantalón, bajó la cremallera y, bajando sus pantaloncillos, dejó ante mí una verga tal y como me la imaginaba, larga, no muy gruesa y con una cabeza morada, que se me hacía apetitosa. Comenzó a hacerse la paja y me preguntó que si quería tocarla, a lo cual yo dije que sí, acercándome a él y tomando su verga en mi mano. Qué sensación extraña! Su verga era mas delgada que la mía, mas larga, la tenía como una piedra y por su huequito salía líquido preseminal en abundancia, el cual regué por toda su cabeza, quedando esta muy brillante y morada. No dudé un solo instante, e inmediatamente me lancé a mamar aquel delicioso bocado, mas con deseo que con técnica, pues era conciente de que lo hacía torpemente, pero me agradaba mucho sentir aquel pedazo de carne duro y caliente entre mi boca. Alberto me dijo que parara un momento, y que nos desnudáramos para estar más cómodos.

Así lo hicimos y vi a Alberto con su verga amenazante apuntando hacia el techo, y la mía morcillona aún, debido a que no me pasaba el susto, él lo notó y me tranquilizó diciéndome que me acostara, lo cual hice quedando boca arriba, una vez lo cual Alberto se encargó de mi verga, acariciándola, sobándome las pelotas y buscando que se me pusiera dura, lo cual logró rápidamente con su mano y posteriormente con su boca, pues me dio una mamada deliciosa, tanto así que estuve a punto de derramarme, y me tocó retirarlo.

Alberto se acostó sobre mí y me dio un beso, lo cual, para ser francos, no me gustó mucho. Siguió besando mis tetillas, mi ombligo y nuevamente llegó a mi verga, sobre la cual dijo que era gruesa, abriendo su boca y metiéndose buena parte dentro. Yo lo dirigí para que diera poco a poco la vuelta y lograr un 69, con su verga entrando y saliendo de mi boca, y dejando su líquido en mis labios.


Así estuvimos unos minutos y posteriormente me colocó boca arriba, me hizo subir las piernas sobre sus hombros y comenzó a frotar su deliciosa verga sobre mi virginal culo. Era una sensación deliciosa sentir esa tranca dura y caliente por el canal de mi culo, deteniéndose en mi ano, y presionándolo, buscando entrar.

Después de esto volvió a mamarme la verga y siguió su camino hacia mi culo. Me pidió que me pusiera en cuatro, separó mis nalgas y metió su cara entre mi culo, luego de lo cual sacó su lengua y, literalmente, me violó con ella. Le fascinó mi ano oscuro y peludo, y nos deleitamos por varios minutos, él chupándome el culo y yo haciéndome una paja increíble.

Luego de esto me preguntó si me gustaría que me lo metiera, yo estaba muy arrecho y le dije que sí, pero que debía utilizar condón y lubricante, pues eso debería ser muy doloroso. La verdad que no llevaba en mente que eso sucediera, pero con su lengua me había dejado listo.

Él sacó un condón de su mesa de noche y se lo colocó en su paradísima verga, luego sacó un pote de lubricante de agua, y me dijo que me pusiera otra vez en cuatro. Le advertí nuevamente que tuviera mucho cuidado, y procedió a untarse su verga y a dilatar mi culo.

Sentía como uno y dos dedos entraron relativamente fácil en mi culo, y como colocó la enorme cabeza de su verga en mi ano, el cual comenzó a presionar poco a poco, preguntándome a cada rato si me dolía. La verdad es que el dolor era soportable, y paulatinamente toda su verga estuvo dentro de mis intestinos. Lo supe porque sus pelotas chocaron contra mi culo y él se recostó sobre mi espalda. Así estuvimos algunos segundos, mientras mi culo se adaptaba a tener ese trozo de carne adentro. Cuando esto sucedió, comenzó un mete y saca lento, que me hacía sentir que su verga llegaba hasta mi estómago, el ritmo aumentó y yo comencé a pajearme, ya que tenía mi verga como nunca la había visto, a punto de reventar. El ritmo se hizo constante, y yo no aguanté más y me derramé abundantemente sobre su cama, emitiendo gritos de placer. Él aceleró, pero le pedí que no se derramara en mi culo, pues quería ver su verga botando leche. Así lo hizo, le quité el condón y comencé a pajearlo, con lo cual muy pronto comenzó a derramarse, botando su leche sobre su estómago y su pecho. Me excitó muchísimo ver su verga escupiendo esa leche blanca y abundante.

Como yo tenía una cita inaplazable a las 3:00 p.m., y el tiempo se nos había pasado rápidamente, no pude comérmelo, tal como lo deseaba.

Nos bañamos, nos vestimos y nos despedimos, quedando en volver a repetir nuestro encuentro muy pronto.

Sin embargo, el cargo de conciencia me duró muchos días, y cuando lo volví a llamar, me informaron en la universidad que había viajado a México, en un intercambio con otra universidad.

Me gustaría volver a repetir la experiencia, con una persona seria, reservada y muy, muy aseada. Si alguien está interesado, no dude en contactarme a mi e-mail. Recuerden que estoy en Bogotá, Colombia.
Datos del Relato
  • Autor: Casado
  • Código: 10897
  • Fecha: 15-09-2004
  • Categoría: Gays
  • Media: 5.57
  • Votos: 58
  • Envios: 8
  • Lecturas: 3464
  • Valoración:
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