~

Desde el comienzo tuvimos una buena relación laboral y de compañerismo; ella era una mujer negra de 1,75 de estatura, como buena negra un cuerpo espectacular y si le adicionamos que vestía con muy buen gusto, era un placer el solo verla.

La entidad realizó un evento donde estaba involucrada la embajada del Japón, una exposición bastante compleja y tuvimos que trabajar más allá del horario normal; como encargado de la logística me toco recibir varias cajas de Sake, un licor japonés las cuales almacené bajo llave no sin antes apartar un par de botellas para mi.

Llego el momento del coctel de inauguración, se repartió el Sake a los invitados y junto con Pilar no dejamos de tomarnos uno que otro trago terminado el evento como a las 12 de la noche, nos fuimos, yo tenía una moto y le ofrecí a Pilar llevarla a su casa, algo que ya había hecho en otras ocasiones, salimos y le dije:

- Yo quedé como prendido,

y yo también – respondió

- Que tal si rematamos esto, yo tengo por aquí otra botellita de Sake…

- Eso fue un robo – me dijo – pero vamos a mi casa y nos la tomamos

Llegamos a su casa, ella puso salsita, y desafortunadamente no soy buen bailarín, o para esta ocasión afortunado, pues se lo dije y ella me invitó a bailar y que me enseñaría. Empezamos a bailar y así un buen rato y poco a poco nos fuimos acercando, realmente era muy poco lo que habíamos tomado de la botella y sin mucho protocolo nos estábamos besando rico y una cosa lleva a la otra, caricias van y vienen, al momento estaba yo sentado en el sofá y ella encima de mí encaballada y arrancándonos la ropa.

Del sofá a la cama, sus enormes y firmes senos me invitaban a la lujuria, su cuerpo perfecto me atrapaba, chupaba esas tetas como si me las fueran a quitar, baje a su chochita rica y me deleité allí por largo rato y luego llegó el momento más esperado, la penetré, esa vagina parecía que se estuviera incendiando pero lo mejor no llegaba aún, cambiamos de posición y ella se colocó sobre mi, de espaldas, se acomodó mi verga en su vagina y empezó a moverse, yo no sabía si mi verga la estaba penetrado o me estaba dando la mamada del siglo, ante mi se levantaba su enorme culo negro, redondo y prefecto, veía como mi verga se había perdido en sus entrañas y ella con leves movimientos de cadera parecía que tuviera una aspiradora en su vagina, mi verga parecía estallar y estalló dentro de ella, todo mi semen fue a parar dentro de ella (en esos días casí nadie usaba condón) ella lanzó un leve gemido, aceleró su ritmo, se inclinó hacia atrás y terminó.

Nos arrunchamos un rato sin decir mucho, nos echamos otro polvito épico y ya eran las 4 de la mañana, nos despedimos y horas después nos estábamos viendo en la oficina como si nada, pero fue una rica y abierta relación secreta por más de dos años.