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Mi primera vez con mi profesor

Os voy a contar cómo fue mi primera vez... con mi profesor.
Yo tenía 16 años recién cumplidos y él 28. Miguel me daba clase en el último curso de la secundaria, Ciencias Sociales. Se llevaba muy bien con todos los alumnos, y todos loq ueríamos mucho, era un profesor muy divertido, y mcuhas veces, 10 minutos antes de terminar la clase dejaba de explicar y se ponía a hablar con nosotros. Un día nos dio su número de móvil y muchos lo apuntamos, nos dijo que ahí quedaba por si alguien algún día necesitaba algo. Yo lo apunté, como mucha otra gente. Fueron pasando los meses, y el día de su cumpleaños, le mandé un mensaje para felicitarlo. Me respondió y me dijo que muchísimas gracias, que no se lo esperaba, que ya iba a apuntar mi número en su teléfono y qué tal me iba todo (eran las vacaciones de Semana Santa). Le respondí que bien, haciendo trabajos para clase y tal... y le pregunté qué tal él. Así nos mandamos varios mensajes. Al día siguiente me mandó algún mensaje más preguntándome qué tal llevaba el trabajo que tenía que hacer para su asignatura, y le respondí que regular, que tenía varias dudas. Me respondió que para hablarlo por móvil iba a ser muy caro, así que si quería, esa noche podía conectarme a un chat a donde él solía ir hacía algunos años. Le dije que vale, que me conectaría al chat y así podría preguntarle. Me dio su nick y quedamos esa noche. Después de explicarme las dudas que tenía seguimos hablando... y al día siguiente, y al otro más, y el otro... Así nos fuimos haciendo amigos, le contaba todas mis cosas y él las suyas.
Un día le pedí un libro del que me habñia hablado. Me dijo que lo tenía en casa, que si quería, al terminar las clases esa tarde podía acompañarlo a su casa y me lo daría. Estuve de acuerdo. Aquella tarde, cuando salimos del colegio me subía al coche (no vivía lejos, pero iba en coche) y me fui a su casa. Era una casa muy bonita. Me ofreció una Coca-Cola y estuvimos hablando un rato del ibro. Luego me fui. Poco a poco, no sé cómo, fui yendo más veces a su casa, con cosas de clase, a dar un paseo, etc..., era algo normal porque aunque era mi profesor, éramos amigos.
Un día, después de estar en su casa, me llevó a la mía en coche. Nos despedimos, y a la media hora recibo un sms suyo: "Hola princesita, esta tarde, cuando te llevaba a casa estuve a punto de hacer algo. Pero me alegro d eno haberlo hecho. Besitos" Le pregunté qué era lo que le hubiera gustado hacer, pero me dijo que no me preocupara, una tontería.
Unos días más tarde fui a su casa, como ya era costumbre. Pero esta vez lo noté más callado, casi no me miraba y apenas decía nada. Le pregunté si estaba bien, y me contestó que creía que sería mejor que no volviera a su casa. Le pregunté por qué y me dijo que estaba empezando a sentir algo por mí, pero que no podía ser, que él era mi profesor y yo, además, era menor de edad. Me quedé mirándolo fijamente, así como en shock... no me esperaba para nada que me dijera eso.
Pasaron varios segundos y yo seguía mirando para él, sin saber qué decir... y entonces me besó. Cuando se separó me pidió perdón, que eso era precisamente lo que no quería que pasara y que nuestra relación se tenía que limitar a la de alumna-profesor. Cuendo pronunció la palabra "profesor", mis labios ya estaban otra vez pegados a los suyos. Esta vez lo besaba yo. Qué bien besaba. Noté un escalofrío y pegué mi cuerpo al de él. Miguel me abrazó, y así, abrazados, nos quedamos durante unos segundos. "Esto no está bien", decía, "Esto no está bien". Con nuestars caras muy pegadas, me miró a los ojos y mientras nuestros párpados se cerraban, sentí de nuevo sus labios calientes y húmedos pegados a los míos.
Fue entonces cuando noté que su lengua se hacía paso entre mis labios, hasta que se encontró con la mía. Nos besamos de todas las maneras que pudimos mientras nos abrazábamos fuerte con nuestros cuerpos totalmente pegados. Tan pegados que noté en mi vientre, al roce de su pantalón, que algo estaba pasando por allí abajo. Como con un impulso separé mi cuerpo, aunque lo seguí besando. Él se dió cuenta de que había notado que estaba teniendo una erección,así que se separó y me pidió disculpas, avergonzado. Yo, muy comprensiva le dije que no se preocupara, que era normal, que eso era señal de lo que estaba pasando le gustaba, y le dije que a mí también me gustaba, así que me pegué contra él de nuevo, sintiendo en mi vientre como su pene crecía por dentro del pantalón, y como un acto reflejo, empecé a frotarme ligeramente contra su pantalón.
Tenía miedo y vergüenza para desabrocharle el pantalón, así que le metí la mano por debajo de la camiseta, haciéndole entender que yo quería más. Lo entendió perfectamente: se quitó la camiseta y se desabrochó el pantalón. Mientras él hacía esto, yo me quité la camiseta y me desabroché mi pantalón también. Me acarició los pechos por encima del sujetador y seguidamente me quitó el pantalón y luego el suyo. Yo podía notar su pene erecto a través del calzoncillo, y me gustaba. Me gustaba saber que yo, una adolescente sin experiencia podía provocar esos efectos en un hombre adulto como mi profesor.
Me desabroché el sujetador, y nada más dejarlo caer, me besó los senos, y mordisqueó mis pezones. Un serie de escalofríos recorrió todo mi cuerpo, uno detrás de otro. Casi sin pensarlo, me lancé y le quité los calzoncillos. Era un pene precioso. Bueno, no podía comparar porque no había visto nunca uno, pero me gustaba lo que veía. Miguel, sin dejar de besarme, agarró mi mano y la puso en su pene. Me dijo: "Agárralo, yo te enseño lo que tienes que hacer", y me enseñó los movimientos básicos de la masturbación masculina. Cuando le cogí el truco, soltó mi mano y seguí yo sola. Él me bajó las braguitas y me empezó a tocar. Yo estaba muy mojada, y cuando él lo notó, hizo un gesto de gustarle.
Me dijo: "Espera, ven conmigo", y se dirigió a un cajó que había en su habitación. Sacó un preservativo y se lo puso. "Ven aquí, ahora sí", me dijo. Me abrazó, me besó, y me invitó a que me recostara en la cama, rápidamente se puso encima de mí, y me dijo que estuviera tranquila, que cuanto más relajada estuviera, mejor. Me besó con toda la pasión que el momento requería hasta que noté cómo su pene me tocaba. Lo agarró, y me penetró. Despació, con suavidad para no hacerme daño. Yo iba notando cómo entraba dentro de mí, y me sentí feliz. "Te duele?" me preguntó. "No, está todo bien", le respondí. Noté que tenía todo su pene dentro de mí, y eso me excitó más. Y empezó a salir ya a entrar, y a salir, y a entrar... lento, rápido, lento rapido. Me besaba pero yo sólo podía pensar en que estaba haciendo el amor, en que acababa de dejar de ser virgen, en que estaba en la cama con mi profesor, pero sobre todo, pensaba en su pene, entrando y saliendo de mí. Compaginamso movimientos y aquello empezó a convertirse en un acto muy dinámico, me gustaba, y me gustaba oirlo gemir. A mí al principio me daba vergüenza, pero al oirlo a él, me liberé y comencé yo también con mis gemidos... me dejé llevar por el placer. Su pene, sus gemidos, sus manos... me dijo que estaba muy excitado, y que iba a eyacular... y así fue. Me siguió tocando, me hizo un dedo mientras me acariciaba y me besaba hasta que finalmente me corrí.
Después de varias veces, conseguimos cincronizar los orgasmos para corrernos a la vez... pero en aquella primera vez disfruté, y me trató como una reina. En otras historias ya os contaré mis experiencias sucesivas...
Datos del Relato
  • Autor: Xanthe
  • Código: 18820
  • Fecha: 09-07-2007
  • Categoría: Primera Vez
  • Media: 5.41
  • Votos: 83
  • Envios: 2
  • Lecturas: 6597
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