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Categoría: Maduras

Mi primera vez

Fue un verano, por aquel entonces los veranos eran de tres meses y claro no podías irte a la playa los tres meses, por lo que alternabas, las vacaciones un mes en la playa otro en el pueblo y lo demás lo acoplabas donde podías, uno de mis mejores amigos me invitó a su pueblo a pasar unas semanas, eran las fiestas de la localidad, y como no conocía su pueblo acepté. La familia de mi amigo la componían sus padres, su hermana y él. Los primeros días los pasamos de un lado para otro, como era de esperar con 17 años y sin nada que hacer, además por aquel entonces aprobaba todo. Uno de los días, el padre de mi amigo tenía que ir a echar un vistazo a los olivos que tenía en una finca a unos veinte kilómetros del pueblo, y en los que tenía que trabajar, por lo que decidió que le acompañara mi amigo para que así aprendiera, como yo había hecho ya amistades en el pueblo mi amigo me dijo que me quedara, ya que iban a trabajar durante todo el fin de semana y me iba a aburrir, un poco reticente me quedé, porque aún cuando conocía a sus amigos, no tenía la suficiente confianza, pero aún así me quedé. Pase la mañana jugando al baloncesto con los chico del pueblo, a la hora de la comida llegué a casa y me encontré que estábamos solos la madre de mi amigo y yo, la hermana de él se había ido a comer a casa de una de sus amigas. Por lo que comimos solos, aquella situación me inquietaba un poco, por no decir que me excitaba, ya que la madre de mi amigo a sus 37 años estaba como un tren, por lo que estuve inquieto durante toda la comida, sobre todo por aquel vestido que llevaba para estar por casa, y al cual le faltaban los botones de arriba, era muy abierto por debajo, por lo que cuando se sentaba se le abría mucho, dejando ver aquellas esbeltas piernas llegando casi a entreverse las bragas y aquellos generosos pechos se descubrían en cada movimiento que ella hacía cuando se inclinaba para llevarse a la boca la cuchara con la sopa que había preparado de comida. Después de aquella, caliente comida y después de sudar la gota gorda, no por lo caliente que estaba la comida sino por lo caliente que estaba, decidí darme una ducha para enfriarme un poco. Me metí en el cuarto de baño y me desnudé, cogí agua y me metí en la bañera, de pronto entro la madre de mi amigo que traía las toallas que acaba de lavar por la mañana y que ya estaban secas, de pronto me empezaron a subir los colores y el pablito a ponerse cachondo y firme de nuevo, ella se dio cuenta y se acercó a bañera, como me acaba de meter el agua estaba cristalina y ella podía ver perfectamente la erección que tenía, ¡ mira que vais con prisa se os olvida todo! me dijo, a demás de la toallas te has dejado el jabón, y cogiendo la pastilla de jabón, me dijo que mediera la vuelta, ¡ si eres como mi hijo de vago no te lavas ni la espalda! , como estaba muy avergonzado me di la vuelta dándola la espalda y ella me empezó a frotar la espalda con la pastilla de jabón en la mano, empezó por los hombros para después ir bajando haciendo círculos hacia la parte baja de la espalda, de pronto la pastillas de jabón se cayo al agua, ¡ vaya se a caído la pastilla! exclamó, yo hice por cogerla, pero en seguida dijo ella que la buscaba, así que metió la mano en el agua en busca de la pastilla caída, mientras buscaba la pastilla mi nabo esta más tieso que un palo, y mira por donde lo encontró primero, me lo rozó con la mano y luego me lo agarró, qué es esto, volvió a exclamar mientras me la meneaba, me estaba haciendo una paja y empezaba a perder el sentido, mientras ella no paraba de subir y bajar la mano, incliné la cabeza hacia atrás para dejarla reposar sobre el borde de la bañera , ella comenzó a incrementar cada vez más el ritmo, nuestra miradas se cruzaron por un instante, aquella mirada me excitó aún más, puesto era una mirada de enorme deseo. Cuando estaba apunto de eyacular me dijo que me levantara y me diera la vuelta que ya sabía ella de donde sacar jabón líquido, hice lo que me dijo y al darme la vuelta la cogió y con la punta de la lengua empezó a acariciarme el glande hasta que por fin se la metió en la boca, ahora me la estaba mamando, decidí entonces agarrarle sus hermosos pechos y menearlos, dando un tirón, le quité el vestido, quedándose en bragas y sujetador, mientras ella seguían mamándomela, la cogí la cabeza y acompañaba el movimiento de su cabeza con el de mi cadera, me la estaba follando por la boca cuando iba a eyacular se la sacó de la boca y como si de un bote de gel se tratase cogió la polla y mientras salía el semen se pasó la polla entre los pechos y luego por la cara, para luego metérsela de nuevo en la boca para saborear mi semen. Cuando terminó la dije que se levantara que ahora me tocaba a mó llevar la iniciativa, y así lo hizo, agarrándola por el culo la traje hacia a mí, y comencé a pasar mi lengua por sus pechos. Se metió en la bañera e hice que se diera la vuelta, de forma que me diera la espalda y la indique que se agarrara a la barra que había en la bañera para agarrarse, le separé las piernas, empecé a acariciar el culo y poco a poco fui acercando la mano a su coño deslizando uno de mis dedos dentro de su vagina, comencé a frotar frenéticamente y seguí haciéndolo cuando le introduje el segundo, ella dejo escapar un grito, y acto seguido me gritó que la follara, quiero que me metas tu polla, haciendo caso omiso comencé a pellizcarle los pezones y agarrarle las tetas, ella seguía pidiendo que la follara, o que por lo menos la dejara que se masturbará, pero la hice esperar me acerqué a ella polla en ristre y empecé a pasárselo primero por el culo y luego por la raja hasta que mi glande acarició los labios de su vagina, que por aquel entonces estaban muy húmedos, ella dejó escapar un grito de placer al sentir mi glande, pidiéndome por enésima vez que la follara, por lo que poco a poco fui introduciendo mi instrumento en aquella confortable concha, notaba cada centímetro que introducía en ella, su vagina se ajustaba como un guante a mi miembro, era una gozada. Pronto comencé a aumentar el ritmo de mis embestidas, mis testículos golpeaban en su trasero, lo que producían aún más placer, ella no paraba de jadear, mientras se la metía sujetaba sus hermosas tetas y la apretaba, al tiempo que pellizcaba sus duros pezones.



SIGUE, SIGUE, CABRÓN FÓLLAME SOY TODA TUYA... gritaba, podía notar las contracciones de su vagina, le dije que me iba a correr y me dijo que me esperara que seguía teniendo sed, así que se la saqué y se dio la vuelta, agarró la polla y se la metió mientras decía... DISPARA YA CARIÑO DEJA SALIR TU SABROSA LECHE... sin más disparé mi carga al tiempo que ella se relamía saboreándola. Después de esta sesión nos duchamos y nos vestimos pues ella tenía que salir de compras. Ya contaré qué pasó después.


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