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Mi primera infidelidad - Parte II

Hola soy yo la mujer madura que les relato mi primera infidelidad, ocasionada por ese joven mecánico, el cual provocaba que todo mi cuerpo sintiera una salvaje lujuria de entregarse a sus deseos incondicionalmente sin resistencia.

Voy al grano, luego de ser bien cogida por él en el hotel, recuerdan la negativa expresada por mí, al momento de preguntar si nos veríamos en otra ocasión, diciéndole que solo era sexo, pues les diré que no fue así como yo lo pensaba.

Les cuento ese día después coger en el hotel con el joven, durante todo el trayecto hacia mi casa mi sabroso joven no paro de halagarme y meterme mano, sus dedos penetraron y acariciaron mi vagina inundada de mis flujos, él me dijo. ¡Tienes una cuca grande y bien gozosa, está pidiendo guevo, Ahora que te goce me gustas más.¡ Sin dejar de mover sus dedos en el interior de mi raja, acerco sus labios hacia mi oreja, para decirme,-no seas mala déjame enterarte mi palo en esa cuca putona, no la hagas sufrir, mírala como le está pidiendo a mi palo tieso que la llene de carne y leche.- La verdad él tenía razón si deseaba tenerlo dentro de mi cuca. Sinceramente toda esa situación me enloquecía y excitaba, pero era tarde debía llegar a mi hogar, haciendo un gran esfuerzo dije, -por favor noo... Tranquilo nene, es tarde-. Entonces saco los dedos de mi raja, me ordeno detenerme, yo me detuve, él abrió su cremallera para liberar su grueso palo, tieso y bien parado, ¡...Mira como me tienes, no aguanto más...¡ tomándome por el cabello, bajo mi cabeza hasta su verga rica, la mame, chupe y pajee, él me decía, ¡queee, ricooo, mamaaaas, meee, vooyyy, toma, leche, mi becerraa, aaahhhh,¡ No lo podía creer, nuevamente lleno mi boca de su leche caliente, me la trague toda, parecía una vaca lechera y yo era su becerrita. Ese joven me hacía perder el control, esto lo digo porque nunca me imaginé mamando un palo en una vía pública, también creo que otras de las razones que me dio valor para mamarlo, es los vidrios de mi vehículo estaban cubiertos de un papel negro y no permitía ver nada de lo que sucedía dentro de él. Deje al joven, al entrar a mi casa, aun mi esposo no había llegado del trabajo, esto hizo que me sintiera más tranquila, a pesar del remordimiento de conciencia que sentía, por mi mente pasaba miles de sentimientos de culpa.

Me sentía como una puta, trataba de justificar lo que hice y porque lo había hecho, era mi primera infidelidad, honestamente les confieso, me gusto.

En verdad no debía reprocharme ya que tenía el consentimiento de mi esposo,

Este sentimiento de culpa, era provocado por todos los tabúes, que le inculcan desde pequeñas a nosotras las mujeres.

Me desvestí para darme una ducha con la idea de aplacar esa calentura lujuriosa recorriendo todo mi cuerpo impregnado de su olor a macho. Todavía dentro de mi raja y culo quedaban restos de semen como dejando su huella en el territorio conquistado.

En mi boca sentía el sabor de su semen, el que descargo hacia unas horas.

Mientras por mi mente pasaban todas las ricas imágenes de nuestro goce, con mis manos enjabonaba todo mi cuerpo, al pasar el jabón por mi cuca y culo, metí mis dedos dentro de ambos huecos para limpiarlos, fue entonces que note un ensanchamiento en ambos orificios, tenía cuatro dedos dentro de mi cuca quedando espacio para otro más, en mi culo sin mucho esfuerzo introduje dos dedos, esto lo ocasiono la verga del joven, no por su largo si no por ese descomunal grosor que tiene su miembro, mi chocha estaba adaptada al grosor de 5 cm. Del palo de mi esposo, pero el del joven aunque tenía el mismo largo, casi duplicaba el grueso de mi esposo, como unos 9 cm.

Mientras visualizaba con mi mente la gorda verga del joven y aceleraba las penetraciones con mis dedos, observe frente a mis ojos un recipiente plástico de shampoo en forma tubular con una tapa de punta redonda que semeja un glande, el grosor del frasco era exactamente igual al sabroso pene del joven, sin pensarlo y excitadísima, saque los dedos de mi raja, tome el envase que se parecía a su palo, lo embadurne de crema lubricante, seguidamente lo coloque en la entrada de mi chocha, de un solo golpe me lo ensarte casi todo sin sentir dolor ni resistencia, con frenesí inicie unos movimientos de mete y saca, imaginando la imagen de su palo, sin originar ningún sonido me decía, ¡…Cojéeme… nene… dale duro no pares, toma… mi cuca, destrózala con ese guevo gordoteeee.. Y sabrosoooonnn... ¡Luego de unos cuantos segundos exploto un orgasmo espectacular, ocasionando que dijera, más bien que gimiera,-asiiiiiii... ricoooooo. Aaahhhh. Toma mi leche.-

Mi lujuria llego a niveles impensables para mí, esto lo digo porque después de ese explosivo orgasmo, me sorprendí al ver que había metido casi todo el envase de shampoo, el cual era mucho más largo que el de mi esposo y del joven, en ese instante acabe con la duda que siempre tuve cuando veía una película porno con mi esposo, donde actuaban machos con vergas descomunales, pensando si yo podía soportar una de ellas, ya note que por lo menos una de 22 cm de largo y 9 de grosor no me ocasionaría ningún problema.

Mientras me vestía en la habitación, tome la determinación de que debía controlar y olvidar esa lujuria que ocasionaba en mí el joven, repetía en mi mente, -solo es sexo yo amo a mi esposo.

Esa noche mi esposo noto el ensanche de mi cuca, luego de empalarme, me dijo.-Amor tienes la cuca más ensanchada que guevo te la está estirando.- Yo nerviosa le di la excusa de que esa noche su palo no había logrado lo máximo de su erección y por eso era que la sentía más ancha, se lo creyó, ya que me dijo, -si amor creo que tienes razón estoy agotado.-

Siempre trate de borrar en mi mente ese rico momento, en muchas ocasiones desee contarle todo a mi esposo, pero no tuve el valor de hacerlo.

Yo logre controlar las ganas que sentía de regalar mi cuerpo al joven para que me cogiera nuevamente. Me tranquilice ya que no supe nada de él por 15 días.

Hasta un día que él me envió un mensaje a mi celular, donde me halagaba, hacía mención a pequeños detalles de nuestro encuentro en la habitación del hotel, creo que lo hacía para que no olvidara ese momento juntos, me invitaba a salir o bailar.

Ahora si estaba segura de que tanto él como yo aún no habíamos saciado nuestro deseo lujurioso he irresistible de cogernos.

Yo siempre en contra de mi voluntad me mantuve firme en mi negativa, le escribía que por favor no me escribiera ese tipo de mensajes porque me comprometía, que lo nuestro fue una experiencia agradable, en la cual nos entregamos a las ganas de gozar del placer del sexo.

La verdad era, que en un nuevo encuentro, tenía la seguridad de entregarme y abrirle mis piernas con mi cuca ansiosa de ser perforada por su polla.

En varias oportunidades estuve tentada de aceptar sus invitaciones, mi ansiedad por su carne era muy fuerte, ocasionada creo, porque era la primera vez que cogía con un macho que no fuera mi esposo, la sensación extraña para mí, me hizo comprender, la teoría de mi pareja, de que sexo y amor eran dos sentimientos muy diferentes, yo no sentía amor por el joven, pero si sentía deseo de su carne.

El cortésmente dejo de enviarme mensaje lo cual me tranquilizo, pasaron 3 meses sin tener ningún tipo de contacto con el joven, lo que provoco anular mi deseo por sentir su palo llenando mi cuca, hasta la noche que me envió un mensaje he una imagen desde su celular, en el texto me decía, - mi señora rica y linda te envió esta foto disparando tacos de leche, me he pajeado como en 30 oportunidades pensando en tu cuerpo, cuca y culo, que desperdicio verdad, toda esta leche debería descargarla dentro de tus huecos.

Entre en el baño, me baje las pantaletas abrí la imagen de su gordo palo escupiendo leche, sin dejar de observarla, tome el envase de shampoo, metiéndolo hasta el fondo, perfore mi raja imaginando la polla del joven empalándome, acabe mirando la imagen de su verga escupiendo semen.

Les cuento luego de unos 20 días, irónicamente fue mi esposo el que ocasiono mi segundo cacho, su camioneta no frenaba, desde su lugar de trabajo llamo al mecánico para que bajara a reparar los frenos en el garaje.

Mi esposo al llegar del trabajo me contó lo sucedido y me encomendó que estuviera pendiente del mecánico en la mañana siguiente.

Al acostarnos en la cama para dormirnos, el me comento, -mañana veras nuevamente al joven que te quiere empalar. ¿No lo has visto más? Me pregunto,

Yo nerviosa le conteste, - no amor desde la vez que te conté,- ¡mañana le vas a parar el guevo, seguro se pajea y esa cucota hará puchero por las ganas que tiene de tragarse su palo, ¡yo con mi raja mojada, le dije haciéndome la ofendida, -ya te he dicho que no haría nada con él, (si se enterara de lo sucedido). En ese instante pensé en contarle todo, pero mi esposo no me dio oportunidad, metió una de sus manos entre mis muslos para que los separara, lo hice de inmediato, él sin darme tiempo a nada, me introdujo dos dedos los sacaba y metía, mamaba mis tetas, con su lengua lamía toda su superficie, con sus labios mordía suavemente mis pezones erectos, besaba mi pecho, mis hombros, el cuello, se detuvo en mi oreja para susurrar con su voz jadeante, - me vas a negar lo que dije, solo hablando del joven tu rajota se moja y calienta, lista a ser emburrada por su verga, dime no es así.- Colocando el glande de su verga tiesa, sobre los labios rojos y humedecidos de mi chochita, lo deslizaba sobre mi cuca, finteando con su tronco como si quisiere ensartarme, pero no lo hacía, sin dejar de restregar su siempre deliciosa verga acerco su boca a mi oído y dijo, ¡dime ricura qué harías si el chamo te tiene así, deslizando su palo sobre tu empapada cuca, susurrando como él te dice , mi señora linda que rica, me gustas!

Mi esposo me hacía disfrutar lo que para él era mi fantasía, sin imaginarse la verdad, de ese encuentro con el joven, esto ocasiono que me transportara a la habitación donde fui ensartada por el grueso palo del tierno, perdí el control, empuje a mi esposo para que se acostara boca arriba, mame ese palo tieso sin control, lo mordía, creo que mi esposo estaba al máximo de su excitación, ya que su palo estaba tan duro que al morderlo con fuerza, su carne no se hundía, tome la postura de cabalgarlo, agarre su palo con mi mano, colocándolo en la entrada de mi cuca, bajando lentamente me lo enterré hasta el fondo, mi esposo dijo, ¡amor que rica, estas salvaje, así deseas cabalgarlo y enterrarte su verga.¡ Cabalgando el guevo de mi marido con una erección espectacular, tanto así que lo sentía mucho más grueso de lo normal, con mis ojos cerrados he imaginado la gorda verga del joven sin control respondí, ¡ Siiii… así.. Quiero que me entierre su guevo gordo y bien parado, rico… cojéeme… nene... Esta cuca es toda tuya. ¡Mi esposo no acabo hasta que tuve tres orgasmos.

Recostados en la cama descansando del ejercicio realizado, de repente él me pregunto, -amor como sabes que su verga es gruesa, ¿tú se la vistes?-

Tratando de enmendar el error ocasionado por mi descontrol, le dije que había visto su erección una de las veces que subí al taller, en la cual él estaba sentado dentro de un auto sin dejarme de bucear, creo que se lo agarraba, porque al bajarse note bajo su pantalón una erección, la cual me sorprendió no por su largo si no por su grosor. Esa fue la excusa que le di a mi esposo por lo que había dicho.

Llego el día siguiente, mi esposo se fue al trabajo, me dijo que no vendría al almuerzo, porque tenía muchas cosas pendientes.

Yo me dispuse a ducharme, cuando sonó mi celular, era el mecánico, para decirme que estuviera pendiente ya que iba a realizar una reparación en otro lugar, y su joven ayudante ajustaría la falla de los frenos.

En ese instante sentí emoción y al mismo tiempo temor, me dije debo controlarme no pasara nada al verlo.

Cuando me disponía entrar al baño para ducharme antes de que llegar el joven, sonó el timbre de la puerta, me dirigí hasta ella, al abrir me lleve una sorpresa, era el joven, mi reacción fue decirle, -estás loco, ¿qué haces aquí?

El contesto, -hola mi señora linda que agradable para mi es verte de nuevo, solo subí para que me dieras la llave de la camioneta.- Temerosa le dije pasa, al entrar vio fijamente todo mi cuerpo, paso una mano por mi cintura y me beso en la mejilla. Actué como si fuera la primera vez que lo veía. Le dije espera aquí ya la busco, dándole la espalda fui a la habitación, él sin pena me dijo, -me gusta esa batica que cargas, deberías usarla en todo momento, para lucir esos irresistibles muslos carnosos.- Me hice la indiferente ante ese comentario, para que no se enterara de mi excitación. Creo que él noto la ausencia de blúmer y sostén

Yo me esforzaba por contener mis ganas de que me perforara por segunda vez, tome la llave, camine hacia donde él se encontraba, esperando que desistiera de su acoso, no quito la vista de mi cuerpo, al darle la llave, me tomo de la mano para decirme, - no he logrado dejar de pensar en ti, mi señora bonita, te vez tentadoramente divina con esa bata.- Su mirada lujuriosa y tentadora ocasiono que mi cuerpo se erizara, sentí mi chocha mojada, al mismo tiempo observaba como se marcaba bajo la tela del pantalón una descomunal erección, debía parar ya esta situación, sentía como flaqueaba mi resistencia, estuve a punto saltar sobre él, quitarle la ropa y tragarme su gruesa polla.

No debía perder el control y seriedad, me aparte de él y dije, -no nene para tus locuras, te dije que lo nuestro fue solo sexo, te suplico por favor no insistas.-

El me contesto como aceptando mi negativa, - está bien mi ricura pero antes de irme me darías una taza de café,- di vuelta caminando hacia la cocina para servirle el café, sentí su mirada en mis nalgas y en mis piernas. En mi mente se libraba una batalla entre el deseo y la moral, quería resistirme a la tentación de la carne, pero también me sentí sensual, infiel, deseada. No supe que hacer, así que no hice nada.

Fue cuando él puso sus manos en mis caderas, con su cuerpo me empujo en forma delicada contra el mueble de la cocina, sentí el calor de su verga en mis nalgas, la cual restregaba por toda su superficie, sentía la presión fuerte de su pene, duro como una roca, el muy descarado se había quitado pantalón e interior. De pronto me dijo,-mira como estoy, hoy quieras o no vas a sacarme la leche con tu cucota sabrosota.-

Trate de resistirme le dije, - ¿¡Que haces!?, nene suéltame que mi esposo puede llegar,- mientras inconscientemente mis caderas seguían el ritmo de sus movimientos. Mi respiración me delataba, con voz entrecortada sólo me salían pequeños gemidos: ¡Por favor!, nooo, ahhhh, estás loco nene para.-

Él no me hacía caso, presionándome con el cuerpo, con sus manos me despojo de la bata, me mordía suavemente el cuello mi oreja, me susurraba, es rico verdad déjate llevar sabrosona sabes y hueles delicioso.

En ese instante me libere de todo pudor, sentir el contacto de nuestra piel, su palo sobando mis nalgas sumado a sus palabras lujuriosas ocasionaron que me olvidara de todo temor, deseando que él me cogiera.

Mientras el amasaba mis tetas con sus manos, yo presionaba con más fuerza mis nalgas contra su palo, como poseída de placer, le decía, -siiiii... Mi nene gozón, cojéeme, con tu palote gordote y sabrosote.-

Estaba desatada, por segunda ocasión no pude resistir la tentación de sentir su pene duro, dentro de mí.

Repentinamente él me dio vuelta quedando frente a él, nos besamos apasionadamente, yo separe un poco mi vientre bajando una de mis manos, tome su polla, abrí mis piernas y la coloque entre mis muslos, la apreté juntando mis piernas, comencé a mover mis caderas hacia delante y atrás, él me acompaño mis movimientos, su grueso tallo restregaba el interior de mis muslos, mientras su parte superior se deslizaba por los húmedos labios de mi vagina, la cual se encargó de humedecer el pollon y así fuera más fácil el roce, en verdad se lo masturbaba con mis muslos y cuca, él con sus brazos alrededor de mi cintura, y su boca dándome una soberana mamada de tetas, repentinamente me dijo,- asiiiiii… que sabrosa y caliente eres mi hembra ricota, sigue… asiii… no pares, señora putonaaa..-

En forma violenta se apartó de mí, me tomo por los hombros, para sentarme en un sillón grande de la cocina, puso su morado glande frente a mis labios, abrí mi boca para saborearlo, chuparlo no pasarían dos segundos, sentí que su vergon creció en largo y ancho, disparando chorros calientes de su leche dentro de mi boca, trate de recibir toda su leche sin ahogarme, me fue imposible me la saque de la boca él la tomo con su mano y disparo su leche durante 30 segundos apuntando a mi cara, senos, decía,-Aaaaahhhhh… toma.. Mi leche.- Con mi rostro, pecho y cuello mojados de su caliente y espeso semen le decía, -asiiii... másssssssss dame toda tu leche nene.-

Eran tan fuertes e incontrolables mis ganas de estar perforada por su gruesa y espectacular verga, que me llevaba a la locura, no me importo si él me veía como una puta, con él de pie frente mí apuntándome con su palo y yo recostada con mi espalda en el sillón, abrí mis piernas al máximo colocando mis pies sobre los laterales del mueble dije,- nene mi cuca quiere comerse tu carne, ven entiérralo aquí, anda empálame, dame guevo,- con mis dedos separando mis labios, -quiere que la llenes de leche, anda cógeme es toda tuya.-

Me comportaba como la propia puta, pero no me importaba, solo quería ser perforada por su lanza.

Él se arrodillo y entreabrió mis piernas, pasó sus manos por debajo de ellas y se apropió de mis nalgas. Besó mis piernas, mis caderas, mamo mi cuca, lamió todo mi cuerpo, recogió con su lengua todo el semen, yo enloquecía suplicando que me lo metiera, entonces tomando su miembro de la base, comenzó a dar pequeños golpeteos en mi vagina como si fueran latigazos, pasaba su duro palo desde la punta de mi vagina hasta el agujero de mi ano, ya no soportaba más, enganche su cintura con mis piernas en forma de tijereta, para jalarlo hacia mi cuerpo, entonces le grite, ¡coñoo nene méteme tu vergon, coñoo perfórame no aguanto más!

Él se inclinó tomo mis piernas por los tobillos las separo al máximo, de un solo golpe me la enterró hasta el fondo, grite ahhhhh... Dale asiiiii… masssss. Que sabrosooote nene, por fin tenía su pene duro, dentro de mí, con una forma y un grosor tan espectaculares que me hurgaban más y más y me volvían loca. Mientras sus envestidas eran cada vez más fuerte él decía, - toma. Guevo putaaaa. Sabrossonaaa...-

Entonces sin sacarme su palo, se inclinó cogiéndome de pie, ya no hablábamos, él ponía su boca en mi oreja y respiraba allí, eso me calentaba más. Cogimos un ritmo fuerte pero delicioso.

El giro colocando su espalda hacia el sillón, procedió a sentarse, lo que hizo que yo quedara cabalgando su rico palo totalmente abierta de piernas para permitirle que me penetrara con mayor profundidad, mamaba mis tetas, yo frenéticamente subía y bajaba saltaba decididamente en busca de su palote y restregaba mis labios vaginales, mi clítoris alrededor de ese pene que era chupado por las paredes de mi cuca, yo estaba a punto de acabar, - dale durooo... Mi nene, mi papito. Que guevote tan ricooo…t ienes...

Que grueso, grandote, sabrosote, dame… mas guevo mássssss dame toda tu leche, papito, gózame, -Ahhhhhh, ahhhhhh, gritamos los dos mientras nos chupábamos, nos besábamos con la boca abierta y penetraba con su lengua lo más profundo de la mía.

Los dos explotamos en un delicioso orgasmo, sentí su leche caliente llenando mi cuca y mezclándose con mis jugos, yo me baje del sillón, para vestirme y que el joven se fuera, se levantó con su verga todavía erecta, me tomo por las caderas y dijo, ¡dame tu culote.¡ Le dije que no, porque su guevo era muy grueso y me causaba mucho dolor, anda si yo lo hago con suavidad, lo acepte, busque un envase de vaselina, le mame el palo, lo unte con vaselina, tome una posición ofreciéndole mi culo para que me penetrara, lubrico mi ano he inicio la penetración, este joven era un semental ya que lleno de leche mi culo, yo le dije que se sentara en el sillón para sentir un nuevo orgasmo ya que en esta ocasión no acabe como lo hice la primera vez que me penetro por el culo.

Cuando me disponía a enterrarme su verga, sonó mi teléfono, era mi marido que venía a la casa para que yo lo pasara buscando, él no dejaba de tocarme mientras estaba hablando por mi teléfono, estaba muy caliente no podía quedarme en ese estado, él tenía que sacarme la leche, su verga había perdido su erección, se la mame y rápidamente logre acabar.

Le dije al joven que lo mejor era que se fuera sin arreglar la camioneta y así no despertar sospecha, nos vestimos, abrí la puerta para que el joven saliera, pero antes de salir levanto mi bata y beso mi vagina.

Procedí a ducharme, luego salí para recoger a mi esposo, entonces le dije que no vino el mecánico que venía al día siguiente, lo cual el me lo creyó.

Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
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