Mi nombre es Carolina Tengo 21 años y soy una chava de estatura media, pelo castaño claro y largo, piel blanca y reluciente con piernas bien formadas, con suficiente busto y trasero para el gasto.

Hace 3 años empecé una relación seria con quien es mi pareja actualmente, el me presento su familia y todos fueron muy amables. Al pasar el tiempo pasaba más con la familia de mi pareja que con la mía, mi suegra tenía un negocio en el cual siempre le ayudaba, hace un año ella salió de viaje y me pidió que le ayudara con un compromiso de su trabajo y que mi suegro pasaría recogiéndome a casa y acepte.

Llego el día en que debía ayudarle y él fue sin compañía alguna por mí y en medio de nuestra soledad él me dijo que se sentía diferente cuando está conmigo, que la pasaba bien y que lo hacía sentir cómodo, yo no entendí a que se refería así que dejamos de lado el tema. Sin embargo empezó a captar mucho mi atención. En el resto de la semana estuvimos hablando hasta que me pregunto si he sido infiel o si me gustaría serlo y me propuso que tuviéramos algo clandestino a lo que yo accedí, en mi mente pensé que algo clandestino se refería a una relación de besos y confianza no de sexo ya que yo aún era virgen.

Mi suegro es de estatura media, cabello oscuro, ojos café oscuro, con buen trasero y con un miembro de tamaño promedio, un día nos pusimos de acuerdo en vernos y salimos fuera de la ciudad cuando íbamos lejos de nuestra ciudad el empezó a tocarme y me hizo sentir mucha humedad, algo que de verdad me encanto y disfrute, el tomo mi mano y la puso en su miembro grande el cual ya estaba erecto, yo no sabía que hacer así que el empezó a mover mi mano a manera de masturbarlo y trate de hacerlo, y entre más rápido lo hacia el me tocaba y humedecía más y en mi adentro solo quería probar hacerlo y sentirlo penetrándome sin embargo lo dejamos hasta allí porque aún no me sentía cómoda para hacerlo y regresamos a nuestra ciudad.

Días después decidimos vernos de nuevo y salimos de viaje nuevamente y llegamos a un motel, yo seguía con miedo de perder mi virginidad así que cuando llegamos al motel, él me desvistió y beso con muchas ansias me recostó en la cama y beso desde mi boca hasta mis piernas blancas y esbeltas, él se excito mucho, al igual que yo así que empecé a besar todo su cuerpo y tome su miembro y lo chupé, no sabía hacerlo pero trate de que lo disfrutara el tomo mi pelo y acelero mi forma de mover mi boca en su pene, luego cuando ya había hecho mucho trabajo allí lo toque hasta que terminara y me llenara de toda su leche la cual rego por mis pechos.

Al regresar a casa trate de imaginar lo diferente que hubiera sido si hubiéramos tenido penetración, seguimos intercambiando algunos mensajes de texto y luego de nuestro encuentro lo vi la siguiente semana en su oficina pues siempre esta solo a la hora de la comida. Ese día llegue con una falda azul corta y una camisa transparente pero con una camisa de centro, empezamos a hablar y el me saludo con un beso de esos que humedecen fue tanta la humedad y el deseo que cerramos su oficina el me levanto y me sentó en el escritorio y sin más ni menos bajo mis bragas y saco su pene, lo vi y pensé en lo grande y grueso que es, me sorprendió.

Mientras lo observaba el abrió mis piernas y lo metió en mi hasta el fondo agarrando mis nalgas y metiéndolo tan duro y con todas las ganas que nuestros cuerpos tenían, me tenía tan húmeda y excitada que olvide donde estábamos, luego me bajo del escritorio y me puso contra el escritorio en cuatro a manera de dejar mi trasero a su vista y me embistió tanto que tuve varios orgasmos a pesar que dolía un poco, él toco todo en mí que hasta mis pezones se endurecieron y todo mi cuerpo pedía más y más con cada penetración hasta que ambos logramos un clímax y terminamos agotados.

Nos vestimos y nos dimos más besos para poder despedirnos, luego de ese día nuestros encuentros siguieron dándose más seguidos y con más actos sexuales, sin que mi suegra se entere y menos mi pareja, pero nuestros encuentros son intensos y lo más rico que espero cada semana.