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Hola mi nombre es Carlos y ahora tengo 37 años, haciendo un ejercicio de honestidad ya no tengo ni el físico de los 20 y la inocencia tampoco.
Soy de tez morena, linda sonrisa, mido 1.75 y en ese momento estudiaba la carrera de Ingeniería en Comunicaciones y Electrónica en el Instituto Politécnico Nacional.
No tenía opción y usaba el transporte público todos los días, en la mañanas a las 6:30 am y en las noches a las 10:00, horarios en los que normalmente toda la gente se desplaza ya se a la escuela o a su trabajo o a sus casas.
En algunas pláticas con algunos amigos comentaban que era fácil para ellos tener contacto con chicas en el metro o en los microbuses, obvio la parte fácil no la veía por ningún lado, yo era demasiado temeroso a escándalos y de más. Platicaban que podían rozar las nalgas de las chicas con sus manos e incluso postrarse detrás de ellas y realizar lo que conocemos como arrimón (esto es colocar tu miembro erecto presionando las nalgas de las chicas). El simple hecho de pensarlo e imaginarlo con una linda chica de lindas nalgas me prendía, pero igual me daba mucho miedo.
En una ocasión cerca de las 10:30 de la noche, aborde un microbús en la estación del metro Coyuya, es un lugar donde hay muchos estudiantes, por la misma razón este lugar funciona como base de los mismos microbuses y se llenan hasta el tope.
Subí al microbús y pude acomodarme casi a la mitad del mismo, una señora a mi lado me pidió amablemente que si podía bajar mi mochila y sin problema alguno la baje quedando a un lado mío, tomamos curso y después de unos 5 minutos de viaje sentí que algo tocaba mi mano, mire un poco y eran las nalgas de una señora como de 42 años aproximadamente, no podía ver mucho, pero no hacía falta traía un pans verde de tela muy delgada (del tipo rompevientos), yo era joven pero se me hacían las nalgas más perfectas que había visto y las tenía rosando mi mano.
Al principio mi mano temblaba y mucho, estaba excitado pero tampoco quería verme como un depravado toca mujeres. El movimiento del microbús era evidente y una de sus nalgas chocaba bruscamente con mi mano, de pronto una persona que se encontraba sentada frente a mí se levantó y tuve que hacerme a un lado para que pasara, en ese momento mi mano quedo justo en medio de las nalgas de la señora, sentí clarísimo, la temperatura era muy cálida, me arriesgue un poco y abrí mi mano para sentir sus nalgas a placer, estaba tan perdido en la excitación del momento que perdí la noción de lo que pasaba en realidad, que en cualquier momento se daría cuenta de lo que hacía y así fue. De pronto sentí como una mano tocaba la mía, un frio escalofrió recorrió todo mi cuerpo, ya sabía lo que espera, insultos, groserías, etc.
Debo decir que me sorprendió lo que paso después, tomo mi mano y la apretó y enseguida la puso en su nalga de nuevo, me pregunte qué haces ante eso? Pues me aventure, cambie la mochila de mano para que nada me estorbara y comencé a tocar a mi antojo, pasaba mi mano por entre sus nalgas, casi llegando a su vagina, una vez más pensé que sería un muy buen cachondeo, no estaba listo aun para lo que seguía.
La señora llevaba consigo una maleta en un costado de su cuerpo, el lugar frente a mí se desocupo y para agradecer el rico momento que me había regalado toque su hombro y le ofrecí el lugar, me miro a los ojos y lo agradeció, y se acomodó justo delante de mí. Puedo ser tan grafico para explicarles mi pene esta erecto desde mucho tiempo atrás y que obvio estaba totalmente mojado, la señora no tardó mucho en enterarse de eso, porque en pocos momentos ya está pegado a ella con mi pene erecto justo en medio de su ricas nalgas… podía repagarme a ella cuanto quería y sentir las sutiles contracciones que hacía para poder sentirme más cerca y hacerme saber que le estaba gustando.
Ya estaba perdido de caliente y quería más y más, pero la historia llego a su fin... Llegamos al lugar donde ella bajaba, me pidió amablemente que le permitirá pasar y justo cuando pasaba frente a mí me dio un apretón de pene, creo que quería comprobar que tan grande estaba lo que disfruto con sus nalgas.
Ya abajo del microbús, solo me miro, sonrió y me cerró el ojo de forma muy coqueta y discreta.
Espero le haya gustado mi historia, es 100 % real.
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