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Mi prima exhibicionista

~~Llegó
 el día esperado en que el primo Jorge regresaba a casa acompañado
 de su esposa, una brasileña que nadie la conocía, pero
 que se decía era muy bonita. Se preparó una fiesta en
 un gran rancho a orilla de la playa donde asistía toda la familia,
 entre ellos Pedro y Carlos, y por supuesto yo que soy Pablo. Éramos
 inseparables, especialmente Carlos y yo. Cuando la camioneta se detuvo
 frente al rancho nos conseguimos un Jorge más flaco y hasta
 pálido pero cuando vimos bajar a su mujer entendimos las razones.
 Mariela que así se llama la prima, por estos lados a la esposa
 de los primos automáticamente la adoptamos como primas, es
 una morena de ojos verdes en una cara de ángel, con la sonrisa
 más ingenua que te puedas imaginar. Su negra cabellera, larga
 y espesa le llega a mitad de espalda y solo sirven para enmarcar dos
 hermosas y voluptuosas tetas, perdón senos, que parecen coronados
 como el Pan de Azúcar de su tierra. Su figura es perfecta y
 sus piernas son larguísimas terminando en un culo, perdón
 otra vez, en las nalgas más bonitas y duras que te puedas imaginar.
 Wow, esta mujer es sacada de un cuento erótico o imaginada
 como la perfección hecha mujer. Bueno. Habla perfecto
 el español e inmediatamente se gana la aceptación de
 todos por lo cariñosa y amigable que se comporta. Llega vestida
 con unos pantalones cortados muy arriba tipo shorts y una franelita
 que apenas sujeta a sus enormes senos que quieren romper la tela del
 sostén. Ahora entendemos porque Jorge luce flaco y ajado
 Comienza
 la reunión y la comida y bebida son abundantes como se acostumbra
 en mi tierra. La prima Mariela se mueve entre la gente haciendo gala
 de su hermoso cuerpo apenas cubierto por los pantaloncitos metidos
 entre las nalgas. La cava con las cervezas esta colocada frente a
 nosotros y Mariela se muestra muy receptiva en buscarlas. Cada vez
 que se inclina nos quita la respiración por el espectáculo
 de sus pantaloncitos metidos entre sus pliegues dejando ver la ausencia
 de vellos en sus labios vaginales, y sentimos que en cada nueva oportunidad
 se demora más a propósito. Luego nos ofrece la comida
 y se inclina frente a nosotros dejándonos ver sus tetas las
 cuales apenas tienen cubiertos los pezones por la delgada tela del
 sostén. A todas estas se muestra excesivamente juguetona especialmente
 con nosotros. Se nos sienta en las piernas, nos abraza y hasta apostaría
 que el roce de sus nalgas en mi entrepierna fue a propósito.
 Jorge la invita a tomar una siesta pero ella prefiere el sol y se
 mete en el baño a cambiarse. Cuando sale nos quedamos petrificados.
 A Pedro se le cayó la cerveza de la mano. A Carlos y yo solo
 llegamos a gesticular sin poder pronunciar palabra. Se había
 puesto un hilo dental blanco que sobre su piel canela solo servía
 para realzar todos sus pliegues y curvas. El diminuto sostén
 apenas le cubría los pezones que demás los tenía
 erectos, resaltando el relieve de los mismos. La tanguita solo servía
 para moldear una vulva grande y totalmente depilada. Por detrás
 solo unas muy delgadas tiritas sostenían la tela en su sitio.
 Con su cara angelical tomó una toalla y el bronceador dirigiéndose
 a un rincón algo solitario de la playa. Todos nos quedamos
 con una enorme erección entre las piernas. Después
 de controlar nuestras reacciones Carlos y yo intercambiamos miradas
 cómplices y con mucho disimulo nos acercamos al sitio donde
 se encontraba la prima. Estaba acostada boca abajo y consciente de
 que la mirábamos, separaba las piernas elevando un poco la
 rodilla de manera que podíamos ver como el hilo dental lo tenía
 metido entre los labios pulposos y totalmente depilados. Como sin
 querer, nos sentamos uno a cada lado y le preguntamos que si quería
 que le aplicáramos el bronceador. Cuando con cierta malicia
 aceptó, Carlos y yo comenzamos a pelear por escoger quién
 le pondría el bronceador y ella lo resolvió fácilmente
 sugiriéndonos que uno untara en la mitad de su cuerpo y el
 otro la otra mitad. Así fue como comenzó uno de los
 momentos más sensuales que he vivido. Le soltamos el sostén
 con la excusa de no mancharlo con la crema y ella apoyándose
 en sus codos nos permitía verle las tetas a placer. Eso sí,
 cada uno tenía una pierna, una nalga, una teta y la mitad de
 la espalda para ser atendidas. Yo siendo hombre de culos inmediatamente
 comencé desde las piernas para arriba, comiendo literalmente
 con los ojos la abertura entre ellas. El blanco hilo desaparecía
 en unos inmensos labios que provocaban besarlos. Subí hasta
 el muslo y descaradamente le untaba la crema de manera que mis dedos
 rozaran los labios descubiertos. Esto provoco que levantara un poco
 las nalgas y separara más las piernas. Mientras
 yo gozaba el mejor culo del mundo, Carlos no perdía tiempo
 en la espalda y ya descaradamente también acariciaba abiertamente
 la teta correspondiente. Le pellizcaba los pezones y los gemidos de
 ella comenzaron a oírse suavemente. Decidí encargarme
 de mi nalga y deje que la crema corriera un poco hacia la raja permitiéndome
 meter mis dedos entre ellas y acercarme peligrosamente al culito que
 se delineaba perfectamente debajo del delgado hilo. Podía ver
 como apretaba el esfínter al pasar mi dedo por encima de él
 y llevarlo más abajo entre los labios pulposos. Solo necesitamos
 una mirada Carlos y yo, y siendo el un hombre de tetas y yo de culo,
 simplemente el tomo posesión de las dos mas hermosas tetas
 que él haya soñado jamás tener en sus manos,
 y yo me divertía manoseando los pliegues del entrepierna de
 esta hermosa morena. La morena gozaba abiertamente las manos de Carlos
 en sus tetas y las mías en sus nalgas. Sus jugos ya manchaban
 la tela del hilo y la protuberancia del clítoris sobresalía
 de entre los labios y se marcaba claramente en la humedad de la tela.
 Cuando me disponía a meterle el dedo en su cuquita mojada escuchamos
 a Jorge llamarla y fue suficiente para que retiráramos las
 manos y ella rápidamente se metiera en el mar. Aprovechamos
 la oportunidad para salir corriendo entre los arbustos y regresar
 al rancho sin que nos viera Jorge. Realmente fue incomodo correr con
 la erección inmensa que lucíamos debajo de nuestras
 trajes de baño. Regresamos
 al rancho por la parte trasera y simulamos que estábamos buscando
 más cerveza. Cuando divisamos a la pareja de esposos en el
 mar, decidimos irlos a acompañar. Nos acercamos a ellos y comenzamos
 a conversar entretenidamente y con el moviendo del mar aprovechábamos
 de agarrar el hermoso cuerpo de la prima. Jorge parecía sospechar
 algo pero no decía nada cuando alguno de nosotros se acercaba
 a la prima y dejaba como las olas la empujaba contra ella. Yo no perdí
 chance para agarrarle las nalgas y hasta meterle un dedo por debajo
 de la tela del tanguita. Carlos simulando no caerse le metió
 mano en las tetas que casi le arranca el diminuto sostén. Al
 final Jorge se la lleva para la arena y Carlos y yo tuvimos que esperar
 hasta que cediera nuestras respectivas erecciones. La imagen de la
 prima con la tanga toda mojada era monumental. Prácticamente
 se le adhería como una segunda piel y no dejaba nada oculto
 por la transparencia de la tela. Su enorme vulva la tenía toda
 depilada y sus pezones se mostraban orgullosamente erectos. Esto parecía
 gustarle a Jorge porque lucía a su muy caliente esposa con
 orgullo. Finalmente regresamos al rancho para cerrar el día
 entre más cerveza, comida y chistes. La prima le pide a Jorge
 quedarse durmiendo en el rancho e inmediatamente nos ofrecimos los
 primos en acompañarlos por seguridad y por recordar los viejos
 tiempos que acampábamos los cuatro a la orilla de la playa.
 La
 prima se dejo el hilo dental puesto y solo se cubrió con un
 vestidito playero transparente que acentuaba la voluptuosidad de su
 cuerpo y lo sensual de su traje de baño. Nos sentamos en rueda
 y comenzamos a tomar directo de una botella de ron, mientras iban
 y venían los chistes y recuerdos de la infancia. De repente
 Carlos saca un pucho inmenso y lo enciende como en los viejos tiempos
 lo hacíamos. La prima se une a la chupada y al rato estábamos
 todo entonados, riéndonos de cualquier tontería y bailando
 como unos chiquillos. Al poco rato Jorge se acuesta en la hamaca y
 se duerme de pasón, sin poder aguantar la carga de alcohol
 y humo. La prima parece preocupada pero al darse cuenta que solo esta
 durmiendo la borrachera regresa a nosotros y se une al baile. Sin
 estar de acuerdo nos sentamos los tres primos y comenzamos a aplaudir
 a la prima quién nos dedica un baile solitario muy sensual.
 Luego coloca una música que llama la Lambada y recordamos la
 película, en un brinco yo estaba pegado de ella por detrás
 y Carlos por delante. Pedro, siempre el más tímido solo
 aplaudía. En este sándwich ambos gozábamos, yo
 sobaba y apretaba las nalgas por encima del vestidito y Carlos le
 agarraba las tetas sin disimulo. La prima lo disfrutaba y cuando empezaba
 a levantarle el vestidito, se acabo la canción. Pedro que estaba
 callado colocó la canción de aquella película
 nueve semanas y media donde la protagonista hace el strip tease y
 todos comenzamos a corearla: quítatela!, quítatela!,
 quítatela!. Entre
 risas la prima comenzó a realizar el strip tease que dejo como
 una santa a la película. Poco a poco se fue quitando el vestidito
 mientras se meneaba y enseñaba lo mejor de su cuerpo. Nos dio
 la espalda, se abrió de piernas y se agacho sin doblar las
 rodillas. Wow!. , más aplausos. Ahora se voltea de frente
 nuevamente abre sus piernas y hala la tanguita por los bordes dejando
 que la tela se le meta completamente y desaparezca en sus hermosos
 labios vaginales mas aplausos y rechiflas. Nos vuelve a dar
 la espalda esta vez para quitarse el sostén y voltearse cubriéndose
 con sus manos sus desnudas tetas, solo para levantar sus brazos y
 obsequiarnos la belleza de su cuerpo casi desnudo. Se acaba la música
 y vuelve las risas. Le pedimos que no se vista y por clamor popular
 se queda solo con el tanguita puesto. Para celebrar encendemos otro
 pucho y lo bajamos con más ron. La imagen de la prima sentada
 prácticamente desnuda frente a nosotros nos tenía todo
 cachondo y se me ocurrió decirle que tenía que pasar
 la prueba de iniciación para poder pertenecer al grupo de primas.
 Ella me miro con sus ojos angelicales y me pregunto cual era esa prueba.
 Carlos inmediatamente intervino y le dijo que tenía que hacer
 lo que deseara cada miembro del grupo. En vista de Jorge durmiendo,
 solo éramos tres. Ella acepto pero cambiaría las reglas.
 Ella nos daría un regalo a cada uno y si les agradaba la aceptábamos.
 Nos miramos uno a otro y aceptamos. El
 primero fue Pedro quién siempre tímido no hablaba. Ella
 se arrodillo en frente de él, le bajo los pantalones dejando
 su verga al aire que lucía roja de la excitación y comenzó
 a mamársela, metiéndosela toda hasta la garganta, mientras
 sus manos jugaban con sus testículos. Carlos y yo no babeamos
 de ver tan hermoso cuerpo mamársela al primo con tanto placer.
 Pedro no aguanto mucho sobretodo cuando sintió como la garganta
 de la prima le apretaba la cabeza y le succionaba el semen completamente.
 Increíblemente, la prima se tomo toda la leche sin dejar caer
 una sola gota al piso. Pedro desgastado se sentó en la arena
 a punto de colapsar de ron, humo y placer. El turno era para Carlos,
 y la prima tomo una toalla y el bronceador se acostó boca arriba
 y se unto el bronceador en las tetas. Le dijo a Carlos que se quitara
 los pantalones y se montara ahorcajas encima de ella. Al principio
 él quiso que ella se lo mamara igual, pero la sorpresa fue
 cuando ella le toma la verga erecta y la coloca entre sus tetas apretándolas
 de tal manera que quedara la verga atrapada entre ellas. Mirándole
 a los ojos con ingenuidad le dice a Carlos que se pajee con sus tetas.
 No falto que pronunciase palabras adicionales, en un instante comenzó
 su movimiento de ir y venir entre las tetas que tanto le agradaban,
 dejando que la punta de la verga la saboreara con la lengua cada vez
 que subía en sus movimientos. Siendo la primera vez que experimenta
 tal delicia su eyaculación no tardo en llegar, ella trató
 de agarrar algo con la lengua pero terminó desparramándose
 encima de sus tetas y cara. Igual que Pedro, Carlos quedo tirado en
 la arena mientras su respiración volvía a la normalidad.
 La
 prima se levanta y se limpia con una toalla y se acerca lentamente
 y con su mirada angelical me dice que le había prometido a
 Jorge no quitarse la tanguita, pero eso lo podíamos resolver.
 Se arrodillo en la arena y con una mano se separo la pantaletica de
 sus labios vaginales dejándome para mí solo el placer
 de disfrutarlo. Al principio me acerque y comencé a mamárselo,
 metiéndole la lengua mientras le besaba y mordisqueaba su enorme
 vulva. Mis manos se entretenían jugando con sus hermosas nalgas
 y su culito. Saboreaba sus jugos que ahora si parecían fluir
 y sentí como un primer orgasmo le llegaba por sus gemidos y
 por la forma como el huequito del culo boqueaba como un pez fuera
 del agua. Enseguida me baje los pantalones y le arrime con suavidad
 la punta de mi verga en su cuquita. El suspiro que se le escapo mostraba
 lo tanto que lo deseaba y de la misma manera se la metí toda.
 Agarrándome de sus caderas me ayude para metérselo y
 sacárselo con placer. Sus jugos y excitación facilitaron
 la labor permitiendo que su segundo orgasmo lo alcanzara. Sus paredes
 vaginales apretaban con fuerza y no pude aguantarme más, acabe
 en su interior con chorros calientes de semen represado durante todo
 un día de deseo provocado por este ángel de dios convertido
 en mujer. Cumplió su palabra porque no se quito la tanguita
 y juntos fuimos al mar a asearnos. Aproveche la oportunidad para meterle
 el dedo suavemente en la cuquita con la excusa de lavarla y de besarla
 por primera vez. La sentí de cuerpo entero y la volví
 a desear. En la oscuridad del mar y ayudado por las olas me la monte
 frente a mi y mientras nos besábamos mi verga entraba y salía
 hasta que finalmente volvimos a acabar. Regresamos al rancho donde
 todos dormían, nos besamos nuevamente y cada uno se fue a dormir
 El
 segundo día estuvo muy lento, amaneció algo nublado
 o era la resaca de la noche anterior. Lo cierto es que Jorge se llevo
 a la prima para el pueblo para que lo conociera y ni tuvimos la oportunidad
 de saludarla. Aprovechamos para dormir todo el día y a finales
 de la tarde cuando regresaron, ya llevábamos dos cajas de cerveza
 vacías. Jorge no quiso tomar y se sentó a conversar
 con las viejas de la familia. La prima vestida con unos pantalones
 a la rodilla muy apretados y una franelilla anudada a la cintura se
 veía espectacular. Apenas debajo del pantalón blanco
 se podía notar el relieve de la minúscula tanguita que
 tenía puesta. Compartió un rato con nosotros tal como
 si no hubiese pasado nada. Solo nos comentó que le había
 dicho a Jorge que se había perdido una fiesta muy bonita, que
 con seguridad le hubiese gustado y nos guiño uno de sus bellos
 ojos. De nuevo llegó la hora de partida y en esta oportunidad
 fue el propio Jorge que decidió quedarse en el rancho con nosotros
 para jugar una partida de truco. Iniciamos
 el juego y Pedro era parejo de Jorge, y yo jugaba con mi compadre
 Carlos. Mientras tanto la prima se acuesta en la hamaca a leer una
 revista. Pasada las tres horas de juego y al menos tres cajas de cerveza,
 Pedro y Jorge acumulaban una pérdida considerable. Mariela
 al oír los gritos se acerca al juego y Jorge la rechaza por
 la molestia que tenía encima. Ella decide irse a bañar
 al mar y se cambia a uno de sus espectaculares hilos dentales. Este
 es tan pequeño como el anterior pero de lacitos amarrados en
 los lados. Mi verga respondió inmediatamente a la visión
 y al recuerdo fresco de la noche anterior en el mar. Ella estaba muy
 molesta y se fue sin voltear. El juego se puso tenso y Jorge abrió
 una botella de vodka que se empinaba constantemente. Su racha seguía
 igual y acumulaba más pérdidas. Mariela regresa de la
 playa más tranquila y acepta un trago de ron que le ofrecemos.
 Abiertamente le pide un pucho a Carlos y comienzan a fumárselo
 mientras observa como Jorge parece irse transformado en otra persona.
 Recordando la noche anterior y con un guiño cómplice
 le proponemos a Jorge apostar toda la deuda contra una penitencia
 de su esposa. El la mira y en su mente toda nublada de humo y alcohol,
 y con la avaricia a flor de piel acepta. Se le advierte que es cualquier
 cosa La prima mientras tanto se ríe y comienza a bailar
 sola muy sensualmente como queriendo presentase como el premio mayor.
 En
 una apretada mano pierde Jorge y Pedro, y las risas comienzan. La
 penitencia que se le impone a Mariela es que debe de besar de lengua
 a Jorge. Aunque parecía una tontería esto ayudo a relajarlo
 y mientras disfrutaba el beso y nosotros lo aupábamos, también
 tuvimos la oportunidad de masajearle las nalgas, agarrarle las piernas
 y hasta de mamarle la cuquita por detrás porque la prima caliente
 se había inclinado encima de Jorge dejando su buenas nalgas
 al aire con sus piernas separadas. Él estaba gozando la lengua
 de su mujer y juraba que sus gemidos los producía el efecto
 del beso, pero quizás era más por un dedo metido en
 su culito y una lengua caliente separándole los labios hinchados
 y martillándole la pepita. Cuando la prima alcanza el orgasmo
 que se separa de su esposo nosotros regresamos a nuestras posiciones
 como si nada pasara, solo nuestras caras manchadas de jugos y saliva
 así como tremendas erecciones nos delataba. Otra
 ronda de ron y vodka para celebrar y volvió la apuesta a la
 mesa. Nuevamente pierden y la penitencia es la misma pero ahora los
 besados somos nosotros. Carlos aprovecha y le soba las tetas mientras
 recibe un largo y muy húmedo beso. En mi turno me la siento
 en las piernas para poder sentir sus nalgas en mi polla que la tenía
 como un tronco. Jorge protesta por lo efusivo pero le recordamos que
 no puede decir nada. La prima aún complaciente también
 le da su beso a Pedro que aunque no le tocaba ella pensó que
 se lo merecía. Eso sí, bien inclinada para que los demás
 nos deleitáramos de su tanguita toda mojada metida entre sus
 labios brillantes de saliva y jugos vaginales.
 Jorge no quiso apostar más a su esposa y volvió a perder
 más dinero en un todo o nada. Carlos como siempre él
 más osado le dice que deseamos su mujer y que aceptamos cancelar
 la deuda si deja que la gocemos como quisiéramos. Para nuestra
 sorpresa acepta con la condición de que él tenía
 que estar presente. Bien, con las reglas claras Carlos y yo nos vimos
 la cara y nos conseguimos a Mariela con su sonrisa angelical preguntándose
 que íbamos a hacer. En
 un breve instante habíamos agarrado al premio mayor y la teníamos
 acostada en una toalla y mientras Carlos se apuraba en masajearle
 las tetas, y yo me deleitaba con su cuquita y se la mamaba con gusto.
 Mariela gemía de placer y Jorge la miraba con lascivia, sobándose
 el entrepierna descaradamente. Los gemidos se apagan cuando Carlos
 se sienta encima del pecho de la prima insertando su verga en su boca.
 Ella lo toma como una sedienta y rápidamente se lo chupa mientras
 que con la mano se lo pajea de arriba abajo. Mis manos no se han quedado
 quietas y mientras mi lengua se introduce en su cuquita, le meto el
 dedo medio en su culito. Al principio parecía no querer pero
 al relajar el huequito, se lo metí todo. El calor de su recto
 lo sentía en mi mano y poco a poco comencé a metérselo
 y sacárselo, haciendo coreografía con mi lengua en su
 pepita que la sentía hinchada. Las contracciones comenzaron
 a presentarse en su vagina y sus orgasmos llegaban uno detrás
 del otro. Sus jugos sabían a néctar de flores y su pepita
 ya la tenia muy sensible. Me separo y le digo a Carlos para ponerla
 en cuatro. Él se coloca adelante para que ella siga mamándoselo
 y yo la ensarto por detrás por su cuquita toda roja y mojada.
 Aprovecho y le meto dos dedos mojados de saliva por su huequito y
 ella movía las nalgas con placer buscando el mejor ángulo
 de roce de mi verga y mis dedos insertados en ella. Era una visión
 irreal, y nuestro primo definitivamente era un voyeur. Se había
 sacado la verga y junto con Pedro se estaban masturbando viendo el
 espectáculo de la follada de ese hermoso cuerpo de la prima.
 Carlos no aguanto y eyaculo, aprovechando la prima para beberse toda
 la leche mientras miraba de frente a Jorge. Esto solo sirvió
 para que se diera mas dura en la pija y botara su semen en la arena.
 Mariela voltea su cabeza y me dice que la encule, que se sentía
 preparada y que deseaba gozarlo. Obedientemente hice lo que me pidió.
 Mi verga toda mojada por sus jugos y su huequito ya expandido por
 mis dedos facilito la penetración y al instante mis bolas estaban
 golpeando las hermosas nalgas de mi prima. El sonido de nuestros cuerpos
 chocando se oía por encima de los gemidos de Mariela. Wow,
 lo estaba gozando descaradamente y yo también. El calor de
 su culito lo sentía a todo lo largo de mi verga y mis manos
 agarrada a sus caderas servían para maniobrar su cuerpo de
 manera que se lo metía y sacaba con el ritmo que yo quería.
 Lo bueno no puede durar tanto y me viene el polvo y se lo descargo
 completamente dentro del culito, mientras que ella grita de placer
 trayéndose su orgasmo final con dos dedos metidos dentro de
 la cuquita. Caímos exhaustos y nos quedamos abrazados un rato.
 En eso Jorge se levanta y nos dice a todos que el juego se terminó
 y separando a Mariela de mí se la llevó al cuarto. Su
 imagen desnuda de la mano de su esposo fue lo último que vi
 de ella. Al día siguiente se habían ido muy temprano,
 sin despedirse. Supimos al tiempo que se había separado y lamentablemente
 nunca más nos visitó la prima y tampoco supimos más

Datos del Relato
  • Categoría: Varios
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