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Por los primeros días de septiembre se lleva a cabo en Bogotá, mi ciudad natal, un evento que le gusta mucho a la tía de mi mujer (Mary), este es la feria del hogar y como es costumbre cada año, viene y se hospeda donde mi suegra, durante los días de la feria, para ir recorrerla y comprar cositas para su casa, en realidad ella viene a escapar un poco de la rutina de Ibagué, que es donde vive ella (una ciudad a unas 3 horas en coche de Bogotá) y conversar con mi suegra de cosas de sus respectivos hogares.
Para este año Mary trajo a su hija Ángela, pero sucedió que en el apartamento de mi suegra por estos días también se estaba quedando un familiar de mi suegro y su esposa que vinieron a una operación y le pidieron posada y como el apartamento no es muy grande, tuvieron que pedirnos a nosotros que hospedáramos a Ángela.
Nosotros les dijimos que no teníamos ningún problema, pero como no tenemos hijos ni empleada, ella tendría que estar sola durante el día, mi suegra dijo que no sería inconveniente, pues ellos vendrían por Ángela muy temprano para ir a la feria y pasarían durante los días de feria por fuera, entonces quedamos en eso.
Era viernes en la noche y la llevamos a la casa, le organizamos uno de los cuartos donde durante algún tiempo estuvo el bebé de mi hermana, pues el cuarto grande estaba lleno de cosas viejas, ropa bicicletas y mi gimnasio, ya que desde que mi hermana se fue del país nadie lo usaba.
El cuarto no era muy grande, pero estaba equipado con computador y televisor. Cuando entramos, ella me preguntó si podía usar el computador para revisar su correo y le dije que por su puesto. Olvidaba decir que como era el cuarto del bebé de mi hermana, había una cámara de vigilancia de esas de cuidar los niños y yo recordé que tenía conexión con nuestro cuarto, pues nosotros vigilábamos el bebé de mi hermana mientras ella llegaba de su trabajo. No sé porque, pero la conecté muy discretamente, pensado observar algo cuando ella se quedara a solas, de pronto ver su cuerpazo en el monitor o algo así.
Ángela nos dijo que deseaba tomar una ducha, ya que el viaje había sido algo agotador y se fue a duchar. Entretanto mi esposa preparo café y algunas cosas más y yo me tomé todo el tiempo de asegurarme que todo estaba dispuesto y funcionando, para completar mi pequeño plan voyeur, de ver a esta mujercita, que la verdad sea dicha, aunque era algo delgada sus tetas y su culo eran un espectáculo.
La cámara alcanzaba a tomar en su totalidad la cama, el closet y el computador, en otras palabras, lo único que no se veía era la esquina donde estaba la cámara, pero era muy poco. Quedé maravillado yo mismo de mi pequeña picardía, tanto que mi calentura estaba subiendo y mi polla se notaba erecta bajo el pantalón.
Coloqué un casete nuevo en mi VCR y puse el control en mi mesa de noche, para estar listo cuando Ángela saliera del baño, grabar lo que sucediera dentro.
Ángela salió del baño con una bata larga de toalla que le cubría totalmente su cuerpo y yo me puse algo triste pues pensé que saldría en pijama para poder entrever su hermosa anatomía.
Para completar, mi esposa nos llamó a la mesa para disfrutar de las viandas que había preparado, café, algunos pasa bocas y esas cosas, pues en la noche no acostumbrábamos a cenar muy formal.
Le preguntamos a Ángela si le parecía bien o si prefería que pidiéramos algo para cenar y ella dijo que estaba bien así. Yo terminé y me fui al cuarto a ver TV y a verificar nuevamente la cámara. Mi esposa y Ángela hablaban en la sala, mientras mi polla pedía a gritos que Ángela se fuera a su cuarto para verla quitarse su bata y observar su hermoso cuerpo.
Noté que Ángela y mi esposa se dirigían al cuarto y puse el TV en video para observar que hacían, mi esposa le explicaba como prender el computador y le indicaba donde encontrar las toallas, luego se sentaron al borde de la cama a dialogar (hubiera dado mi vida por tener un micrófono puesto, para escuchar lo que decían).
Mi esposa señalaba sus pechos y los subía un poco, me imagino que le decía algo sobre su tamaño. Mi esposa siempre se queja que son un poco pequeños y que le gustaría una talla más. De pronto sale del cuarto de Ángela y yo tengo que cambiar rápidamente el TV a la aburrida programación nacional.
Sandra entra al cuarto y busca en su ropero algunos brassieres y me comenta riéndose, “la tonta de Ángela dejó sus sostenes y me va tocar prestarle algunos míos”. Sale del cuarto dándome un beso y diciéndome no sé cómo va meter esas tetotas es mis brassieres, pero ella dice que, es mientras mañana compra algunos para pasar los días y yo le digo, pagaría por ver eso, mi esposa ríe y sale del cuarto.
Yo inmediatamente cambio el canal y escucho que cierran la puerta de su cuarto. Ángela mira los brassieres y los pone por encima de la bata y luego por algo que le dice mi esposa, se baja la bata a la cintura y allí están ese precioso par de tetas. Yo pongo a grabar mi video casetera. Ángela se prueba varios y finalmente se queda con dos, mi esposa sale nuevamente del cuarto y regresa al mío con los demás, los guarda en el cajón y se mete al baño y me dice “amor yo también voy a tomar una ducha si quieres puedes dormir o seguir viendo la cámara no creas que no me di cuenta que la conectaste”.
Y se metió al baño riéndose yo quedé helado, pero sin embargo cambié nuevamente el canal y veo como Ángela termina de deshacer su maleta y coloca toda su ropa en el armario. Se quita la bata y prende el Mac, se sienta, se conecta a Internet y yo comienzo a cansarme de verla leyendo su Hotmail, lástima, su espalda no es tan bonita, se ve mejor de frente.
Mi esposa sala de la ducha y yo cambio rápidamente el canal, (la verdad lo hice por instinto pues ya ella lo sabía) ella me quita el control y me dice “a ver qué era lo que querías ver”. Al cambiar el canal, se alcanza a ver en la pantalla del computador que Ángela está chequeando una página porno, algo de lesbianas y mi esposa dice “¿vaya con la zorrita esta no?”.
Me mira y me comienza a besar, yo le correspondo y comenzamos a hacer el amor de manera desenfrenada ella me dice “¿te gustaría acogértela no?” Yo me hago el loco y le pregunto “¿a quién?” Y ella me dice “no te hagas pues, a Ángela”, yo le digo “pues está buena pero no ves en el video… ¿será que es lesbiana?” … mi esposa dice “pues no lo sé, ni me interesa”.
Y se mete bajo las cobijas, me quita el bóxer y me comienza hacer una tremenda mamada y yo le tomo su cabeza y sin despegar los ojos del TV, la empujo de a poco pues ella no le gusta que la empuje tan duro, pero me pide que cuando me lo mama mantenga mi mano es su cabeza.
Yo veo como Ángela en el TV se para frente a la computadora, se quita su panty, se acuesta en la cama y abre las piernas comenzando a jugar con su dedo entre el coño, yo me excito muchísimo y le digo a mi esposa, ella me dice “mira la muy perra está viendo una página de fotos de guarras y se está masturbando viendo las lesbianas”, me dice “tengo una idea”.
Se pone una bata y sale del cuarto, y veo en el video que mi esposa entra al cuarto de Ángela de repente, Ángela trata de ponerse la cobija y cubrirse, pero Sandra le señala el computador y dice en voz baja algo, señala la pantalla y se sienta al borde de la cama. Ángela muy avergonzada se tapa con la cobija y se ve llorando y hablan un buen rato con Sandra. Yo mientras tanto mirando el TV y pajeándome y pensando que hablarían.
Sandra vuelve al cuarto y busca en nuestro clóset, el dildo que usamos nosotros para jugar, vuelve al cuarto de Ángela y se lo entrega, le dice algo más y vuelve al cuarto diciéndome “vamos a ver qué tan puta es esta perra”, yo me excitaba mucho oyéndola hablar así.
Mientras veía en el TV que Ángela aseguraba la puerta, se recostaba en la cama y comenzaba a meterse el dildo por su coño, luego de ponía en la posición de perrito, mostrando a la cámara ese par de agujeros y mientras, con el dildo, se estimulaba su coño, se metía un dedo en el culito. Se sentía excitante ver a esta mujercita haciéndose tremenda masturbada ante nuestros ojos.
Mientras esto sucedía, mi esposa me masturbaba mi pene y se metía un dedo en su conchita, nos besamos y comenzamos a hacer el amor como nunca lo habíamos hecho. Mi mujer estaba tan excitada que, de su coño manaban abundantemente las mieles de su sexo, mi pija no bajaba y de vez en cuando yo ojeaba el TV para ver que hacia Ángela. De pronto mi mujer se volteó y me dijo “haz lo que siempre me pediste” y se acostó boca abajo y separó sus nalgas mostrándome el ojete de su culito, el cual nunca me había dado, siempre me decía que le dolía, pero yo no desaprovecharía la oportunidad y se lo comencé a meter.
Ella me dijo “por favor despacito”, su apretado culo cedía lentamente ante las pretensiones de mi imponente verga, entrando lentamente en su culito. Mi mujer se meneaba muy despacito y mi verga se abría paso hasta quedar completamente enterrada, iniciando un suave vaivén que mi esposa fue acelerado diciéndome “rico papito, me gusta… clávame así… rómpeme el culo… siiiiiii”.
Yo aceleraba cada vez más, mi pene entraba y salida de su lubricado culo, ya sin ningún esfuerzo y mi esposa con su mano se masturbaba violentamente el clítoris y de vez en cuando acariciaba mis testículos, haciéndome gozar de la dicha.
Fue entonces cuando miré el TV y Ángela ya no se veía en el cuarto y cuál fue mi sorpresa, cuando al mirar a la puerta, estaba Ángela mirándonos.
Mi excitación creció, cuando vi como Ángela tenía las manos entre sus piernas y se masturbaba de manera incontrolable, tal vez ni se daba cuenta que yo la veía; aceleré mi ritmo, empujando salvajemente lo cual notó mi esposa, yo no paraba y ella gritaba y gemía de placer, yo disfrutaba aún más con la excelente vista que tenía de Ángela. Mi esposa se dejó caer extasiada y satisfecha por su orgasmo, lo cual provocó que mi verga se saliera de su vagina mientras ella temblaba y sudaba en la cama con los ojos cerrados y apretando su entrepierna.
Cuando de pronto abre los ojos y mirando a la puerta, descubre la figura de Ángela, se para rápidamente y le dice “si serás muy puta no pudiste quedarte disfrutando sola de mi juguetito, tenías que venir acá a mirar, perra de mierda ahora vas a ver” y halándola hacia la cama, la tiró y me dijo “si tienes alientos puedes hacer lo que quieras con esta gran puta, enséñale a no andar mirando lo que no debe”.
Ángela asustada, le dijo a mi esposa que la perdonara, que no era su intención, y Ángela llorando, le suplicaba que por favor no dejara que yo le hiciera nada, que ella jamás había estado con un hombre, que como había visto, ella era lesbiana y que no estaba bien, pero mi esposa se agachó y tomando mi bóxer se los metió salvajemente en la boca y me dijo “bueno si no va a usarla dime y yo me encargo de castigarla como se merece” y le abrió las piernas bruscamente.
Ángela no paraba de llorar, de pronto mi esposa dice “tengo una idea”, salió del cuarto y Ángela me miraba muy asustada y me hacía señas que no le hiciera nada, yo mientras le acariciaba su teticas y ella con sus manos trataba de quitármelas.
De pronto entró Sandra con un collar de perro y se lo colocó y le dijo “serás nuestra perra mientras estés en mi casa” y colocándole el collar, le dio un tremendo golpe en el culito con la correa, la cual a final tenía una fusta de cuero, dejándole su culito marcado. Yo le dije “ya mi amor con los animales no se debe usar la violencia” y me coloqué por detrás.
Sandra empujó a Ángela en la cama, quedando en cuatro patas, y mostrando su hermoso culo, yo encaminé mi erecto pené en su agujerito y comencé a empujar, mientras Sandra sostenía a Ángela, quien trataba de zafarse inútilmente de su castigo, entretanto mi pene entraba sin escrúpulos en su virgen culito, el cual lentamente se dilataba, dejando entrever algunos hilitos de sangre.
Mi pene ya había entrado casi a la mitad y ella gemía y lloraba moviéndose y tratando inútilmente de zafarse, pero sin conseguirlo. Mi esposa le sujetaba el collar, mientras le daba nalgadas. Ángela jadeaba sin poder gritar, pues continuaba con mi bóxer en la boca. Entretanto mi pene estaba totalmente adentro y yo sentía las contracciones de su culo apretándolo, cada nalgada que mi mujer le propinaba. Empecé a menearlo y sentía como Ángela se contraía y comenzaba a empujar hacia atrás, seña evidente que el dolor estaba cambiando por placer y mi pene salía casi completamente y entraba de nuevo, hasta que mis huevos pegaban en sus nalgas.
Mi mujer continuaba, alternadamente, pellizcándole sus tetas y dándole de nalgadas, mientras yo salvajemente y sin compasión le clavaba el culo y con un ritmo impresionante entraba y salía mi tranca de su culito. Cuando sentí como mi pene lo inundaba de leche y Ángela caía rendida en la cama, Sandra le quitó mi bóxer de la boca y prácticamente sentada en su cara, le puso la concha diciéndole “muéstrame que eres una buena perra y limpia mi concha hasta que quede reluciente y si no me haces correr como loca, tendrás un castigo que vas a recordar toda la vida”.
Era excitante ver como Ángela, totalmente extendida en la cama, le comía la vagina a mi mujer, pasando la lengua desde su vagina hasta el hueco del ano y Sandra con los ojos cerrados y pasando la lengua por sus labios gemía “esta perra como me hace gozar” y le daba palmaditas en la concha de Ángela, quien cada palmada arqueaba la espalda, sin dejar de saborear la concha de Sandra.
Mi pene, al ver esta escena comenzó lentamente a reaccionar y le abrí las piernas a Ángela, quien trató de oponer resistencia, pero cuando lo hizo, mi mujer dejó caer el peso de su cuerpo en la cara de Ángela y le dijo “las perras deben satisfacer a sus amos o mueren ahogadas” y le retiró la presión, logrando que Ángela abriera las piernas y sus delicados labios se mostraran humedecidos ante mis ojos.
Le dije a mi esposa “mira como está de mojado este chochito” y mi esposa le pellizco las tetas a Ángela diciéndole “las perras no deben gozar hasta cuando sus amos se lo indiquen” y Ángela se retorcía, sin dejar de chupar la concha de mi mujer y aumentado su ritmo, haciendo a su vez que Sandra se comenzara correr y entre tanto yo separaba los labios de su vagina y le clavaba mi tranca en su lubricado agujerito, el cual abría paso a mis fuertes embestidas.
Mientras la clavaba, besaba a mi esposa, quien parecía loca de placer jadeando y yo pensando en esta escena, continuaba con mi pene entrando saliendo de aquella rica concha. Ángela respiraba profundamente y casi ahogada por los líquidos de mi mujer, quien a veces se olvidaba y se dejaba caer completamente en la cara de Ángela dejándola casi sin respiración. Yo continuaba bombeando en la cavidad de Ángela y mi mujer, a su vez, tenía un orgasmo tras otro, mientras la cara de Ángela estaba totalmente húmeda por los preciosos néctares de la concha de mi mujer, quien de pronto dijo “no puedo más” y cayó rendida en la cama, al lado de Ángela.
Sus piernas temblaban y su vagina no paraba de emanar los preciosos néctares. Ángela cerraba los ojos ante mis embestidas y su hermoso huequito dejaba caer por su entrepierna, los líquidos que llegaban hasta su culito produciéndole algo de escozor, por los daños causados por el intruso, que había inundado su culo hace unos minutos.
Mi mujer yacía tendida junto a Ángela, con los ojos entreabiertos mirándome, me decía “no vas a llenar a esta perra de leche, se la tienes que dar para que ella la coma sin botar ni gota” y estas palabras me produjeron tanta excitación que tuve que sacar mi verga y apretarla con la mano para no botar todo su néctar. Ángela abrió la boca para recibirlo y mi descarga salió cayendo totalmente en su boca, ella no hizo ningún gesto de disgusto, por el contrario, me comenzó a hacer una mamada increíble, dejando completamente limpio mí ya débil, aparato de placer.
Ángela se levantó, se duchó y se fue a su cuarto sin decir palabra, mi esposa acomodó la cama y nos acostamos quedando dormidos profundamente hasta el día siguiente cuando Ángela llegó nuevamente hasta nuestro cuarto, con el collar aún puesto y nos dijo “estoy a su servicio amos” …
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