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Categoría: Incestos

Mi prima

Mi prima Vanesa recién había llegado a la ciudad para pasar las vacaciones con nosotros. Sus padres se estaban divorciando, así que con todo el ajetreo burocrático, las discusiones y demás, ella decidió marcharse y alejarse de todo aquello, recurriendo a la casa de sus tíos, por encontrarse a cien metros de la costa y poder así disfrutar de la playa, del verano, etc.



Hacia verdaderamente mucho tiempo que no la veía, supongo que es lo que suele pasar con los familiares que viven en distintas ciudades, pero ella había crecido y ufff de qué forma! Sus 19 años había dibujados unas caderotas de infarto, un culo prieto y unas tetas verdaderamente bonitas, no demasiado grandes, pero lo suficientemente atractiva como para no dejar de besarlas y mamarlas.



Hacía ya mucho tiempo desde mi última follada con la chica del piercing, ella no había dado señales, así que no sé si fue por la carencia de sexo en mi vida o por la presencia de mi prima en la casa, que no podía evitar el mirarla con deseo, con ganas de cogerla, me la pasaba con la verga en asta a diario.



Como soy tímido, no tuve iniciativa alguna, para mí era un verdadero castigo el ver como cada tarde llegaba junto a mi hermana de la playa, como traía un short cortísimo que casi se le metía entre la línea de sus nalgas, el aroma a arena y sus pies descalzos, esta mujer me estaba volviendo loco.



Ella pareció darse cuenta, o al menos eso hubiera querido yo, el solo pensar en ella era suficiente motivación como para que mi mano pajease mi verga y correrme, entre las ganas de deseo y las ganas de tenerla montándome.



Finalmente o soy muy afortunado o alguien escuchó mis ganas, porque un día mientras me pajeaba ella entró en mi habitación, sin apenas avisar, entró descalza y desnuda, recién duchada, con el pelo mojada y sin haberse secado el cuerpo, yo en seguida como un niño al que su madre descubre ojeando revistas, hice ademán de ocultar mi pija, pero eso fue secundario, cuando vi su desnudez, brillante por el efecto del agua sobre ella. Era preciosa, tenía unas tetas bien paradas, de pequeños pezones pero bien firmes.



Ella me sonrió y comenzó a pasar sus dedos por los labios de su concha, ferozmente, mientras jadeaba, yo me apresuré a cerrar la puerta, porque mis padres y mi hermana estaban en la casa, cosas que a ella parecían importarle poco.



Cuando hube cerrado la puerta, me dirigí a la cama, para sentarme y contemplar tan magnífico espectáculo, pero ella me detuvo, me tomó del brazo y llevó mi mano a su vagina, pudiendo sentir lo mojada que estaba. Comencé a besarla, a besarle el cuello e introducir mi lengua, mordisqueando el lóbulo de su oreja, mientras mi mano se sacudía duro entre sus piernas.



Ella comenzó a restregar la palma de su mano en mi entrepierna, atormentando la pija que creo que nunca llegó a bajar, que había estado dura todo este tiempo. Ella contoneaba su cuerpo al ritmo de las embestidas de mis dedos, ya húmedos y pegajosos, mientras soltaba entrecortados gemidos. Yo hacía por calmarlos, por taparle la boca, pero no podía parar de hacerla disfrutar.



Con mi mano libre, solté la correa de mi pantalón y liberé la polla, incitándola a que me la menease, y ella lo hizo, deteniéndose en ocasiones para pasar la yema de su dedo pulgar por mi glande, erizándome de placer.



Ella comenzó a besarme duro, a morderme los labios, empujándome hacia la cama y arrodillándose ante mí, metiéndose toda mi verga en su boca, dándole embestidas de arriba abajo, deteniéndose y lanzado lametones a la punta, lamiendo mis huevos, estrujándomelos al tiempo que me la mamaba, era delicioso como hacía sexo oral. Me miraba, mostrándome sus dientes y mordisqueando levemente el glande, para arremeter de nuevo metérselo en la boca, hacía esfuerzos por lograr metérselo todo en la boca, pero pese a no conseguirlo, era delicioso sentirme perdido en su boca.



Estaba a punto para correrme, pero ella se detuvo, sentándose encima de mí y frotando la punta de mi pija entre sus labios, para dejarse caer y arremeter dentro de ella, no pude aguantar y me vino un orgasmo tremendo, que me hizo incorporarme y abrazarla, mientras la sujetaba casi inmóvil, ella sacudía su cola, haciéndome estremecer de placer. Tuve que hacer verdadero esfuerzo de no soltar tremendo gemido, por miedo a que mis padres se dieran cuenta.



Exhausto me derrumbé, aún dentro de ella, con lo que comenzó a cabalgarme, gimiendo como loca, yo hacía por taparle la boca, pero ella se zafaba, me clavaba las uñas en mi pecho, mientras yo estrujaba sus Tetis al tiempo que ella gemía y gemía más fuerte, síntoma de que pronto le llegaría un orgasmos, intenté taparle la boca, para que nadie se diera cuenta, pero era tarde, me di cuenta de que la puerta de mi habitación estaba abierta y mi hermana nos miraba, al tiempo que se toqueteaba sus tetas, y pasaba su mano por encima del short que tenía puesto, me miró y con su dedo índice en su boca, me hizo un signo de silencio, me hizo entender que sería nuestro secreto, seguidamente se metió ese dedo índice en la boca y jugueteó con él mirándome lascivamente, mientras mi prima me iba a llevar al borde de otro orgasmo, pero ésta vez junto a ella. Ambas se miraron y sonrieron, parecía que estuviera todo preparado, pero ya bastante tenía yo con la gozada que me estaba dando Vanesa y no me pude contener, era la segunda vez que me corría dentro de ella.


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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