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Categoría: Maduras

Mi pervertida acompañante

Como les va, tato tiempo:



Les escribo para contarles algo que me pasó la semana pasada.



Algunos habrán leido mis relatos anteriores y sabrán como soy y que cosas me han pasado; de no ser asi les recomiendo que vean mi perfil y lean mis otros relatos.



Esto me ocurrió el jueves pasado; como siempre trato de llegar a la estación de trenes de Temperley en una de las llamadas horas pico y, preferentemente, cuando llega el tren de Fcio.



Varela, porque ahi la gente tienen que hacer transbordo y el tren eléctrico va llenísimo.



Cuando llego el tren de las 7.40 las cantidad de gente que se había juntado en el andén era impresionante. Traté de ubicar o de cruzar miradas con alguna mujer y en eso veo a una señora de unos 40 y tantos años, morocha, medio gordita o rellenita, estatura media y unas tetas y un culo abundante, de los buenos como a mi me gustan.



Veo que es una señora sencilla y con una cara de inocente pero de esas que en la cama te hacen la fiesta, jaja; entonces me hago el boludo (cosa que me sale mas que bien, ja) y me coloco cerca de ella, pero no tanto como para no llamar la atención.



Mientras estamos subiendo al tren me puse detrás de ella y con la cantidad de gente que subio quedamos mas que apretados. Era casi un sufrimiento como te apretaba la gente, con tal de decirles que, a pesar de que la iba apoyando y agarrándola de la cintura (sin querer, ya que mi bolso fue arrastrado por la gente), casi ni disfrute de ese culo porque quede mal parado y tenia que preocuparme por mantenerme en pie.



Al llegar a Lomas bajaron varias personas asi que aproveché para acomodarme, y lo logré, pero volvió a subir gente y ahi fue que pude cruzar unas palabras con ella:



_que animales que son...- me dijo



_y si, todos quieren llegar al trabajo-



_te hacen llegar mas cansada...-



_y si pero, bueno hay que distraerse con algo para que pase rapido el viaje-



Mas o menos asi fue el pequeño diálogo que mantuvimos. Mientras tanto yo no me desprendía de su espalda, pero cuando llegamos a Banfield se tenía que bajar uno que estaba al lado nuestro, yo pense que ahi se terminaba todo ya que perdería mi lugar, así que hice toda la fuerza posible para mantenerme cerca de ella. Como siempre la gente entró a lo bruto, así que mucho no pude hacer y quedé a su costado, pero cuando arrancó el tren aproveché e hice como que me empujaron y quedé de frente a ella.



Pensé que ahí se había terminado todo pero cambié de opinión cuando ella se quejó de nuevo pero al mismo tiempo me regaló una sonrisa. Fué ahí que me dí cuenta que a diferencia de la mayoría de las mujeres, no puso su cartera delante de ella, sino que la llevaba en la mano como si fuera un portafolio. Me dí cuenta que nuestros cuerpos estaban bien pegados y que su mano libre la apoyó en mi pecho (al igual que su cabeza, aunque mas disimuladamente). Entonces aproveché esa "confianza" y mi mano libre la ubiqué en sus hombros, haciendo como que no tenía de donde agarrarme (dicho sea de paso: estabamos en el medio del vagón y verdaderamente no hay de donde agarrarse). Fui apoyando cada vez mas mi mano en su hombro, ya que al principio lo hacia con miedo o con cautela.



En Remedios de Escalada entró mas gente por lo que aproveché para presionar mi pija contra su concha (la cual era "carnosa" como me gusta a mi; al menos eso vi cuando estabamos en el andén esperando el tren, su pantalón de vestir apretado se metía entre los labios de su concha) y apoyar mas firmemente mi mano en su hombro. Ya que no decía nada la deje ahí casi abrazándola y sintiendo el calor de su cuerpo, sintiendo su panza contra la mía, esa conchita (me la imaginaba mojada) contra mi pija, sus tetas a la altura de mi estómago (es que mido 1.83 mts).



En Lanús entró mas gente todavía, aunque mucha no pudo entrar por lo lleno que estaba el tren, y ahi se me ocurrió: puse mi mano en mi pecho como para protegerme de la presión; una vez ahí la fuí bajando hasta llegar a sus tetas. No sabía como iba a reaccionar asi que las toque con el dorso. Senti algo duro y resultó ser su pezòn. Mmmm, que lindo!!! nunca pense que eso me pasaría; se ve que yo no era el único que estaba caliente.



Así como estaba fuí moviendo mi pulgar sobre su pezón, primero disimuladamente pero como apoyaba su mano y su cabeza mas fuerte en mi pecho tome coraje y lo apretaba mas dascaradamente con mi pulgar y el índice ya que no podía dar vuelta la mano. Mientras tanto bombeaba mi pija contra su concha.



Estuvimos así hasta Contitución, lástima que mi bolso trabado entre las piernas de un tipo o si no tambien la hubiera masturbado. Cuando llegamos y nos bajamos del tren, ella hizo en un principio como si nada hubiera pasado; hasta que hizo un comentario:



-por fin, que mal que se viaja.



-es que todos quieren llegar al laburo. Pero hay que buscar algo en que distraerse y pasa volando el viaje.



-Y vos sabes distraerte, no?- me dijo con picardía



-Un poco... Me gusta disfrutar del viaje; aunque no fuí el único que disfrutó, no?



-Jaja, no. Aunque en un principio tuve ganas de putearte.



-No querés que la sigamos?



-Me encantaría pero tengo que trabajar. Pero hoy a la tarde tengo clases de tango a las cuales puedo faltar; utilizaríamos ese tiempo asi mi marido no se entera ni sospecha si es que llego tarde. Me gustarìa repetir lo del tren.



-Nos vemos a la tarde en este mismo andén pero antes decime tu nombre.



-Maite.



Arreglamos para encontrarnos a la salida del trabajo y repetir lo del tren. Ese día sí que me apuré para estar puntual a la hora señalada.



 



Cuando la vi llegar nos saludamos y nos pusimos a elegir un vagón lleno. Una vez adentro nos pusimos uno frente al otro. Esta vez me avivé y puse mi bolso en el suelo entre mis piernas.



No hicimos nada hasta que se empezó a llenar el vagón. Una vez lleno yo ya tenía mis manos en su cintura y la traía hacia mí como si la estuviera cogiendo de verdad. Pase una de mis manos a su culo y la otra la llevé a sus tetas, esta vez con la palma hacia afuera. Mientras masajeaba sus tetas y sentía ese pezón durito que me volvía loco, mi otra mano casi se pierde entre los cachetes de su culo, ya que la traía hacia mi para sentir chocar su concha en mi pija y además metía mi dedo mayor en la raya de su culo, como buscando entrar en él.



En Avellaneda bajaron un par de personas por lo que tuve que sacar mi mano de su cola ya que se darían cuenta pero la llevé a su concha, esa que estuve imaginando y deseando chupar toda la tarde. Que linda que era al tacto; abultada, se notaba como la costura del pantalón se perdía entre sus labios, se sentía caliente, que hermosa sensación.



En eso siento algo que jamás pensé que me iba a pasar: su mano agarró mi pija y me empezaba a masturbar. Menos mal que nadie se dió cuenta (eso creo) ya que estabamos los dos masturbandonos mutuamente.



Llegamos a Temperley ya de noche (por suerte oscurece temprano en invierno) y estabamos recalientes. Le pregunté si quería ir a algún hotel por ahí (aunque hay uno solo cerca) y me dijo que no, que no deberíamos por la diferencia de edad. Le contesté que por mi no importaba ya que siempre me gustaron las mujeres maduras y mas si son rellenitas como ella (cosa que de verdad me gustan, no fue un engaño). Me puso todo tipo de excusas que hicieron que no insistiera mas.



-Por lo menos dejame acompañarme- le dije



-Como quieras, pero todavía tengo que tomar la "chanchita" (el tren a diesel) porque vivo en R.



Calzada.



-Vamos, total no queda lejos.



Les cuento que en ese tren muchas veces hay vagones con muy poca luz o sin nada directamente, asi que tambien ahi aprovechamos para meternos manos.



 



Una vez en Calzada, Maite, o sea ella, se estaba despidiendo de mí, pero como le rogué que no me dejara así de caliente se quedó un poco mas (despues de todo tenía el pretexto de las clases de tango). Volví a insistir sobre ir a un hotel, pero se mantuvo con la negativa; me dijo que mas adelante tal vez lo piense mejor y acepte.



-Por lo menos vamos a sentarnos en la plaza y besarnos un poco- le propuse.



-Ni loca- me dijo- ahi si que nos pueden ver.



Entonces le comenté que si caminábamos por las vías en dirección a Av San Martín podríamos encontrar un lugar oscuro para estar solo aunque sea 10 minutos. No sé como pero aceptó.



Encontramos un lugar oscuro y sin nadie cerca y nos pusimos a besar y a meternos manos. Por fin pude sentir su concha mojada ya que la empecé a masturbar por debajo del pantalón. Asímismo ella sacó mi pija y me pajeaba libremente, con movimientos que en el tren no podía hacer.



 



Quise sentir nuevamente ese pezón que me enloqueció, por lo que le desabroché un poco la camisa y liberé una de sus tetas. Asi como pude la empece a chupar, aunque estaba muy incomodo:



que linda sensación, lo que daría por chuparlas libremente.



Guardé su teta y me dediqué a manosear su culo. En eso le comento que me encantaría alguna vez poder chupar su concha y su culo; que era una lástima no poder hacerlo ahí. Se ve que eso la calentó mas porque sin decirme nada se agachó y se metió mi pija en su boca: que caliente que sentí sus labios y su lengua!!!



Le dije que estaba por acabar, entonces ella se paró nuevamente me besó y me empezó a pajear rápidamente. Largué un chorro tan largo (al menos para mi, jaja) que parecía que estaba orinando. Se me debilitaron las piernas a tal punto que casi me caigo.



Maite entonces vió su reloj y me dijo que se le había hecho muy tarde. Me dió un último beso en la boca y nos despedimos.



Me prometio que alguna vez ibamos a estar juntos en la cama pero que por ahora solo sería en los trenes y alguna que otra vez repetiríamos lo que hicimos en la oscuridad.



Como siempre, me gustaría que me manden mensajes a mi correo y si hay alguna mujer o pareja que tenga esta fantasía de los trenes o cualquier otra, avisenme que seguramente voy a estar dispuesto para que podamos concretarla y disfrutar todos.



 



Un beso a todos.



MARCOSRAUL


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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