Antes que cierto deseo innato por las niñas. Quizá mi elección fue influida por
ciertas circunstancias; viviendo en una casa con padres muy estrictos, allí realmente no era el ambiente más propicio para desarrollar mis relaciones íntimas con un muchacho. Esto era completamente diferente para mis
relaciones con niñas, ya que no existía ninguna sospecha o cautela de parte de mis padres; me permitían estar con ellas en mi dormitorio, aún a puerta cerrada, salir en conjunto, que ellas no sospechaban nada.
Por eso durante mi adolescencia, la única posibilidad que tuve para intimar con otra persona, tuvo que ser necesariamente con otra muchacha. Así que lo mío fue una elección manejada por la realidad de mi casa.
Reconozco que tengo una personalidad dominante y soy normalmente la que lleva la iniciativa sexual, pero no tengo aspecto varonil, todo lo contrario, físicamente soy algo pequeña, menuda, siempre me visto aniñada, con polleras o Jumper, esto me lleva a una composición de personaje de presencia bien femenina.
Emocionalmente soy todo lo contrario, me gustan las mujeres blandas y sumisas, controlar siempre la situación y no hay cosa mas agradable que controlar, manipular, y someter a una niña tímida.
Seducir una niña me produce una emoción inmensa, hay algo de caza en ello y la conquista me alimenta la líbido.
Lo que les voy a relatar, comenzó hace un par de años , cuando tenía trece, recién ingresada a un internado para cursar la secundaria, donde ya varias adolescentes mayores habían tenido experiencia sexual con otras estudiantes del colegio, mientras yo todavía no estaba iniciada.
Con Gerly, compartiríamos el mismo cuarto y las clases, aunque era un año menor tenía tan solo doce pero estaba un año avanzada.
El primer día estábamos exhaustas. Apagamos pronto la luz para dormir, estaba aún despierta en la oscuridad, cuando note que Gerly se levantaba yéndose al baño, aguardé un instante y luego la seguí sigilosamente, abrí la
puerta y la encontré haciendo pis, con el camisón levantado en su regazo.
-¿Necesitas algo?, le pregunté.
-Sí, puedes traerme un rollo de papel por favor porque este esta vacío.
Nunca seré capaz de explicar lo que hice, pues fue instintivo. Puse mi mano entre sus piernas y la sequé, ella me miró fijo y quiso levantarse, la sujeté fuertemente de su ranura, ella agarró mi muñeca y a los gritos quiso evitarlo:
-¡que estás haciendo! dijo
A lo que respondí: - Nada simplemente te estoy limpiando.
Apreté aún mas la ranura con mi mano, intentó quitarla, pero fue incapaz de hacerlo. Con rapidez, trabajé mis dedos en la profundidad de su carne,
encontrando un resquicio pequeño para introducir el dedo dentro de su vagina. Con su orina sirviendo de lubricante, mi dígito se deslizaba ahora, lentamente adentro de su cuerpo.
Gerly jadeó y se estremeció con la penetración. Mientras yo no podía creer lo bien que se sentía su interior liso, tan caliente y húmedo. Las paredes de su vagina rodearon y se apretaron alrededor de mi dedo índice, como un guante.
Era la primera vez que tocaba el sexo de otra niña, así que me descontrolé, y
en el deseo, me dejé caer al piso, alcé su camisón, metí la cabeza entre los muslos, abrí sus piernas en forma violenta, ya que se encontraban muy cerradas, atrayendo su vulva hacia mi boca, al entrar en contacto con ella, encontré sus labios gordos, carnosos e hinchados, sentí el cosquilleo de su vello púbico rizado rozando mis mejillas.
De momento no tenía idea exacta de lo que estaba haciendo, pero comencé a lamer y pude sentir el sabor amargo de su pis, Gerly ya mas relajada extendió sus piernas y pude penetrar aún más con mi lengua, el sabor fue cambiando hacia un agridulce delicado, lamí con dedicación cada pliegue, cada ondulación, disfrutando el sabor, el aroma y la textura de su sexo. Así que fui explorando y aprendiendo, disfrutando por demás cuando Gerly empezó a temblar y sus muslos se apretaron duro contra mi cara.
Allí ahora un nuevo sabor, mas penetrante, mas intenso se hizo presente junto a una marea liquida abundante, trague lo mas que pude, lo demás desbordó por la comisura de mis labios.
Era la cosa más erótica que había experimentado hasta ahora, una parte de ella estaba aún dentro de mi y permanecía allí temblando frenética.
Me puse de pié frente a ella. Gerly estaba muy avergonzada como para mirarme, instintivamente baje mi pijama y atraje su cabeza con ambas manos.
Horrorizada, ella manifestó - ¡ Ni loca haré eso!
- ¿Te parece?,dije, -¿Quieres que se enteren lo que gozaste, cuando comí tu sexo?
Se derrumbó, y en ese instante, asumí el control de la situación.
- ¡Lámeme perra! ordené.
Tuvo una técnica horrible al principio, así que la ayudé frotando mi almeja. Finalmente su lengua encontró mi ranura, o tal vez mi ranura encontró su lengua, la cosa fue que comenzó a trabajar encontrando mi clítoris erecto, lo tomó entre sus labios y lo succionó en forma mágica, cuando me sentí venir un fuego intenso se apoderó de mi, entrando en convulsiones intensas, luego se lo quité de un tirón apenas terminaron los temblores del orgasmo.
-Gerly, estuviste excelente, le dije, y la dejé arrodillada en el baño.
Este primer encuentro definiría los próximos años de nuestras vidas en el internado. Llegué a estar obsesionado con ella. Cada nuevo día amanecí mojada, con el deseo de recomenzar, excitada con solo pensar en la forma de su pezón o el sabor de su sexo.
martamarques
es asi.sublime.que dos niñas,la una dominante y la otra a traves de la humillacion y sumision gocen plenamente del sexo. como en otros relatos de esta autora,disfruto de la sensualidad y bien hacer a traves de su pluma que nos brinda tan a menudo en este lindo sitio.