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Categoría: Incestos

Mi pariente me robó mi virginidad. (Parte III)

—Esta tela parece de un Levi´s—comentó Claudio, tocando la tela de mi short. Quería estar seguro si él podía continuar…

—No primo, no es de un Levi´s—le respondí, yo estaba sudando y tenía un ligero temblor. A la vez no quería voltear por pena de verle la cara, pero no quería que se fuese de atrás de mí, sentía su pene, pero también quería verlo y tocarlo. –Primo, siento algo duro en mis nalgas, ¿es una de tus herramientas?

—Sí Lolita, es una de mis herramientas, mi herramienta más especial.

—Me gusta Claudio, se siete agradable.

— ¿Quieres tocar mi herramienta?—me preguntó.

Sentí que mi corazón me latía más rápido, por primera vez tocaría un pene. Yo estaba inclinada aun. De pronto, él se apartó un poco y escuché el sonido de sus pantalones y correa, estaba sacándose su herramienta.

—Levántate—me ordenó.

Yo me levanté lentamente, pero aún no quería voltearme, seguí dándole la espalda a mi primo Claudio. Él pareció notar mi pena de no querer voltearme, así que no me lo pidió. Tomó mi morena mano y la llevó hasta su herramienta. ¡Wooow! Qué sensación más agradable, rica e excitante. Se sentía duro, toqué su glande, estaba mojadito con un fluido, muy parecido al mío cuando me excito, se sentían sus venas…

PRIMO CLAUDIO:

Lolita estaba inclinada con su culote negro, yo quería bajarle ese short, abrirle las nalgas y mamarle el culo, pero sabía que ella era primeriza, no podía darme el lujo de arruinarlo todo, me dejaría llevar por ella. Cuando me preguntó que si esa era una de mis herramientas me puso bien caliente, y más cuando afirmó que le gustaba, fue la gloria. Quería voltearla y hacerme la paja frente a ella, que viera como un hombre se masturbaba lleno de deseo. Le agarré su mano para que me lo pajeara.

— ¿Te gusta Lolita?

—Me gusta Claudio, es duro y grandote.

—A mí me gusta tu culo—le dije, mientras ella seguía acariciando mi pene de espalda hacia mí.

— ¿Me quieres ver y tocar el culo?

—Sí quiero—contesté

Ella soltó mi pene, de desabrochó su short de jean y se lo bajó lentamente, inclinándose.

—Quédate así Lolita—le indiqué, quería que se quedara inclinada. Me tocaba a mí ahora, disfrutar de ella.

Su culo quedó a flor de piel, yo me arrodillé para que mi cara quedara en su culo, se había dejado una tanguita blanca que se le metía toda por la raja. Le abrí las nalgotas negras, eran duras y tenían algunos hoyitos de celulitis que me volvía loco. Acariciaba sus nalgas, le vi el hueco del culo, era negro y sombreado alrededor. Su cuca se notaba, estaba abultada y llena de babita rica, como invitando a mi pinga a entrar, su cuca se veía delicada, era virgen, sin duda la carajita era virgen, y si ella lo permitía yo sería su primer macho, empecé a…

YO:

Me había bajado mi short, mi Claudio me vería con detalle. Yo me exhibía ante él, ya no tenía ni pena, aunque no le quería ver su rostro aun. Mis nalgas quedaron en su cara, él las olía, las recorría con su nariz, las acariciaba con sus manos, al ratito me bajó mi tanguita. Sentía su respiración en mi culito, el metió su lengua allí, daba una especie de movimientos con su lengua que me encantaba. Sus manos mantenían mis grandes nalgas abiertas. Luego de su lengua sentí uno de sus dedos que se introducía en mi culo, estaba lleno de algo, quizás de su saliva. Había entrado con facilidad, después empezó a meterlo y sacarlo, me estaba cogiendo con su dedo, después me metió otro. Yo bajé mi mano derecha hasta mi vagina, sentía deseos de masturbarme, de tocarme. Me acariciaba el clítoris. Todo esto se sentía rico. Quería sentir su pene duro en mi vagina, no me importaba perder mi virginidad, y qué mejor forma de perderla entre familia, entre un hombre que me gustaba y que me deseaba desde hace mucho tiempo.

—Lolita, te quiero meter la pinga por el culo—me dijo, era vulgar en su expresión, pero me encantaba.

Yo aún no había visto su pene, pero el no verlo me excitaba más.

— ¿Me va a doler?

—Solo al principio, Lolita, después no queras que lo saque.

Qué cosas vale, mi primer pene no entró en mi vagina primero, sino por mi ano. Mi primo me inclinó más, de modo que mis nalgas quedaron más abiertas. Y de pronto fui sintiendo su pene entrar, sentía una especie de presión pero algo rico a la vez…

CLAUDIO:

Me llené la verga de saliva y le puse bastante saliva en su culo. La penetré, se lo fui metiendo poco a poco, tenía ese culo bien apretadito, pero mi verga se abrió camino, hasta suavizarlo más. Me movía lento, ella gemía como de dolor y de placer al mismo tiempo, sus gemidos me excitaban. Yo cogía su culo, ahora con movimientos más rápidos. Mi pinga estaba tan dura y palpitante que seguro no me vendría con facilidad.

— ¡Ah, ah, ah, ah! ; primo, primo. Me gusta, es rico, cógeme, cógeme el culo, es tuyo mi vida, es tuyo mi Claudio—decía mientras la cogía.

Empecé a nalguearla duro, también le estrujaba sus nalgotas con mi mano. De pronto, sentí ganas de correrme, saqué mi pinga de su culo.

—Voltéate y arrodíllate frente a mi pinga—le ordené, ella hizo caso.

Me empecé a hacer la paja frente a ella, me gustaba cómo me miraba, lo hacía con deseo, con curiosidad.

—Hoy vas a mamar pinga y probar leche—le dije y ella puso sus manos en mis muslos. –Abre la boca—ella abrió su boca.

—Quiero sentir tu pene en mi vagina—me dijo mientras me pajeaba en su cara.

Ante aquella solicitud hice una pausa, yo quería ser su primer hombre, pero tenía miedo, y sé que iba a ser incómodo y doloroso para ella, la sangre iba a correr y tal vez la magia se iba a acabar…

YO:

Me cogía duro en mi ano, me gustaba, me gustaba… y mucho. Pero paró, él quería terminar. Yo sentía aun ganas, no quería que acabara porque quería que hiciera cositas con mi vagina. Pero él paró y se empezó a masturbar frente a mí cara, me quería echar su semen en mi boca. Su pene era bello, blanco, y la cabeza rojita, tenía muchas venas brotadas. Yo quería quitarme mi virginidad con el pene de mi bello primo, creo que estaba enamorada de él, o tal vez era solo lujuria. Cuando le dije que quería sentir su pene en mi vagina su rostro cambió a un gesto de preocupación. Pero aun así estaría dispuesto a complacerme, por tal razón me indicó irnos a mi cuarto, pero le dije que mejor era el cuarto de mi mamá, porque tenía una gran cama y aire acondicionado. Él me siguió. Yo dejé mi tanguita y mi short en el piso de la cocina. Cuando llegamos al cuarto de mi madre, yo encendí el aire acondicionado, lo puse en una temperatura agradable que empezó a refrescar nuestros cuerpos sudorosos. Él se metió un ratito en el baño antes de ir al cuarto de mi madre, me dijo que se lavaría su pene.

—Acuéstate y abre las piernas—me indicó y yo me acosté, abrí mis piernas y mi vagina morena quedó expuesta. –Quítate la franelilla—yo me la quité y mis bellos senos quedaron descubiertos, el quedó maravillado.

Claudio se acercó a mí, y me empezó a besar, su lengua navegaba rico dentro de mi boca, después fue a mis senos, los mamaba y acariciaba. Al minuto empezó a bajar hacia mi vagina, el cuerpo me temblaba, yo cerré los y…

CLAUDIO:

Allí tenía su cuca, abierta para mí, me quería embriagar con su olor y con su flujo. Su cuca abultada pedía a gritos ser follada pero yo primero la mamaría y me impregnaría de su olor…

>>Continuará, próximamente por aquí. <<

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Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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