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Me llamo Sofía, tengo 19 años y desde que descubrí lo que era el sexo, soy una chica muy caliente.
Me masturbo muchas veces. En un día he podido hacerlo hasta cuatro veces. Lo malo es que aun soy virgen. Sí, no me he acostado con ningún chico todavía, y eso que me gusta tanto el sexo.
Mi hermano tiene 23 años y tiene novia. El otro día cuando volví a casa, los pillé follando en su cuarto. No pensaban en que yo llegaría antes a casa y estaban haciéndolo.
Pude verles a través de la puerta entreabierta de su cuarto. Mi hermano estaba debajo, y su chica le estaba cabalgando. Yo me puse muy cachonda y acabé masturbándome en mi cuarto.
Pensaba cuando encontraría un hombre para mí y hacerlo con él.
Pasaron unos días y mi hermano se fue unos días con su chica. Esa noche mis padres se acostaron pronto. Me extrañó un poco, pero no le di importancia. Yo estaba en mi cuarto, leyendo, cuando empecé a oír que la cama se movía. El somier crujía y me di cuenta de que mis padres estaban haciéndolo.
Al oírlos follar, aunque gemían bajito, no podía evitarlo, me puse muy cachonda y mis bragas se humedecieron.
Comencé a masturbarme oyéndolos, y no sé por qué, me vino a la cabeza, que era mi padre el que estaba encima mío, follándome a mí, en lugar de a mi madre.
Cuando mis padres se corrieron, esta vez sí que gritaron, me imagino que pensaban que estaba dormida, yo seguía masturbándome, aun no me había corrido.
Vi que mi padre pasaba por delante de mi cuarto para ir al baño, tenía la puerta entreabierta, pero no se fijó en mí. Pude oír el sonido del látex al quitarse el condón y tirarlo a la papelera que teníamos en el baño. Esto me excitó mucho e hizo que acabara corriéndome.
Me limpié mis fluidos y acabé durmiéndome al poco rato.
Al día siguiente, mi madre tenía un viaje de trabajo y como mi hermano tampoco estaba, nos quedamos en casa mi padre y yo. Yo andaba por la casa con una camiseta ceñida y sin sujetador y con un pantalón corto.
Mi padre también iba en pantalón corto. A pesar de sus 53 años, tenía un buen cuerpo y unas buenas piernas, se cuidaba mucho.
Después de comer, nos pusimos a ver una película sentados en el sofá. Él se sentó en un extremo y yo en el otro.
-Anda, acércate, me dijo al cabo de un rato, que no muerdo.
Yo me acerqué a él y crucé mis piernas.
Pude darme cuenta de que, de vez en cuando, mi padre me miraba de reojo. Yo cruzaba mis piernas con la derecha sobre la izquierda y luego las cambiaba y el seguía mirándome con el rabillo del ojo.
En eso que en la película, los protagonistas se pusieron a hacer el amor. Mi padre se pegó un poco más a mí.
Notaba su roce y no sé por qué, empecé a excitarme. Miré de reojo a su pantalón y vi que un bulto empezaba a crecer en él. No sé si era por la película o por mí.
Los protagonistas de la película estaban tumbados abrazados, después de hacer el amor y en ese momento me levanté y me puse enfrente de mi padre.
-Papi, le dije. Tengo que confesarte una cosa. Pese a mis años, seguía llamándole papi.
-¿El que, hija?
-Anoche os oí a mama y a ti hacer el amor.
Se ruborizó un poco.
-No pude evitarlo y acabé... bueno masturbándome. Tengo 19 años y soy virgen todavía. Me excité al oíros y eso me llevó a tocarme.
-Yo también tengo que confesarte algo hija.
-¿Que papi? ¿Qué es?
-Al pasar frente a tu cuarto, vi la puerta entreabierta y miré al pasar. Te vi haciéndolo y yo también me excité, pese a que acababa de hacerlo con tu madre.
-Bien papi, quiero pedirte un favor. Su pene abultaba al máximo bajo el pantalón.
-¿El qué? dijo con un hilo de voz.
-Quiero que me folles. Que me folles como se lo hiciste anoche a mamá. Quiero perder la virginidad de una vez y hacerlo contigo.
-¿Que dices? Eres mi hija. Hay cosas que no están permitidas. Un padre no puede...
-¿Y qué me dices del bulto de tu pantalón? Tu pene dice otra cosa.
En ese momento se levantó y me besó en la boca. Me quité la camiseta dejándole ver mis tetas preciosas. El las acarició y luego chupó mis pezones.
Le bajé el pantalón y el calzoncillo. Estaba erecto al máximo.
-Espera un momento.
Volvió con un preservativo y una toalla. Se lo colocó y puso la toalla en el sofá. Se sentó y me hizo sentarme encima de él.
-Ahora vamos a hacerlo. Te dolerá un poco al principio, pero no te preocupes, lo haré despacio.
Me la metió muy despacio. Primero el glande y luego el tronco. En ese momento me rompió el himen. Me dolió un poco y me mordí el labio.
-Tranquila mi niña. Lo peor ya pasó. Ahora disfrutaras.
Limpió la sangre que caía por mis piernas y luego empezó a bombearme despacio.
Después de un rato, comencé a disfrutar.
-Papi, papi, papi, le deca.
-Mi niña, mi niña, decía él. Que gusto.
No podía parar de gemir, ahora estaba disfrutando de verdad. Era increíble.
-Papi, papi, papi, seguía.
-Aaaah, mi niña, que gusto me das. Ah, ah, ah.
-Papi, sigue así, así, asiiiiii.
Estuvimos un rato más follando, hasta que vi que él no podía más.
-Mi niña, mi niña, empezó a gritar. ¡Mi niñaaaa! ¡Me corrooooo!
-Papi, papi, aguanta, que aún no me he ido. Aguanta un poco más, porfi.
Él se corrió, pero como yo no me había corrido, siguió bombeándome bien fuerte y al final yo me corrí también.
-¡Aaaaaahhhhh! ¡Papiiiiiiii!
Se salió de mí y tras quitarse el preservativo, fue a tirarlo. No sé si la sangre saldrá de la toalla, dijo, pero no me importa.
Me quedé sentada en el suelo, desnuda, mientras el volvía.
-¿Qué tal papi? Le pregunté.
-Ha sido magnifico, mi niña.
-Ahora quiero pedirte otro favor.
-¿Cual?
-Quiero que me lo hagas por detrás. Por el culo.
-¿Por el culo? Eso te dolerá más que al romperte el himen.
-No me importa. Quiero probarlo. ¿Mamá y tú lo habéis hecho así alguna vez?
-En todos nuestro años de casados, creo que solo dos veces. A tu madre no le va mucho hacerlo así. Sonrió.
-Pues ahora quítate las ganas conmigo.
Me subí al sofá y le puse mi culito en su cara.
-¿Estas segura?
-Si papi.
-Espera un momento. Para esto hacen falta condones extra gruesos y no tenemos en casa. Iré a comprar. Espérame ¿vale?
-Claro papi, no me moveré de aquí.
Se vistió y salió a la calle.
Mientras estuvo fuera, llamó mamá y me preguntó qué tal. Le dije que bien, que habíamos visto una peli y luego nos pusimos a jugar al Trivial y que ahora papá había salido a comprar unas pizzas para la cena. Si tú supieras, pensé.
Antes de despedirnos, volvió papá y le pasé el teléfono. El me siguió el juego y dijo que venía de comprar unas pizzas.
Al poco rato se despidieron y luego papi me contó que mamá le dijo que volvería dos días más tarde de lo previsto por el trabajo.
Ya por fin tranquilos, sacó la caja de preservativos y me los enseñó.
-Mira, estos son, me dijo. Condones extra gruesos.
-Ah, vale papi. Son más gruesos.
-Sí, y por lo tanto más resistentes.
-Eso es. Diciendo esto, se volvió a desnudar.
Yo me agaché dispuesta a chupársela.
La cogí y me la metí en la boca. Era dulce y jugosa. Luego me la saqué y le eché el prepucio hacia atrás, mi padre no estaba circuncidado, y le chupé el glande y acaricié su frenillo con mi lengua. Él se derretía de gusto.
-Mi niña, decía. Como me gusta.
Seguí chupándosela y él no podía más.
Después de un rato, estaba al borde del orgasmo.
-Córrete en mi boca, papi. Le dije, dejando un momento de chupársela.
-No, mi niña. Quiero reservarme para tu culito.
-Qué bueno eres papi.
Paré de chuparla y entonces me puse a cuatro patas en el sofá.
Me dijo como lo haría. Se mojó un dedo con lubricante que trajo, y me lo metió despacio por el culito. Me estremecí. Luego, con la otra mano, comenzó a masturbarme el chochito.
-Así, mi niña, poco a poco.
Luego me dijo que me metería un segundo dedo, hasta que mi ano se dilatase. Así lo hizo y con cuidado, metió mi pene por mi culo.
La metió mucho más despacio que por mi chochito, hasta que entró toda. Me dolió bastante, pero no me quejé. A fin de cuentas, era yo la que le había pedido hacerlo así.
El empezó a moverse muy despacio y después de un rato, su pene entraba y salía muy fácilmente. Mi ano estaba dilatado al máximo y ya podía follarme a gusto.
-Mi niña. Me decía. Me excitaba todavía más que me dijera “mi niña”
-Papi, papi, papi, sigue así, me follas genial. Sigue, sigue. Me da mucho gusto. Mamá no sabe lo que se pierde.
Seguimos haciéndolo un buen rato más. Como hacía poco que se había corrido, mi padre aguantaba un montón.
Mucho más tarde, cuando oí que sus gemidos iban aumentando, le pedí que se quitara el preservativo y se corriera en mi culo.
-¿En serio?
-Sí, papi. Córrete sin goma.
El la sacó, para entonces mi culo estaba súper dilatado, y se quitó el condón, lo tiró al suelo y volvió a metérmela.
Entró muy suavemente. Siguió follándome y al poco, empezó a correrse.
-¡Aaaaaah, mi niña! gimió. ¡Me corro... uugnnnhhhh!!
Yo sentí toda su leche en mi culo. Fue tremendo. Tuve un orgasmo magnifico.
-Papiiiiii, ¡qué gustoooo! Ha sido increíble. Que bien me has follado.
Ya fuera de mí, nos tumbamos juntos en el sofá.
-Uf, estoy agotado. Me dijo.
-Yo también, papi. Mamá no sabe lo que se pierde al follar por el culo.
-Bueno, ella se lo pierde.
-Voy a comer algo, estoy agotada.
Después de comer algo los dos, me dijo:
-Oye, tu madre ha dicho que volverá dos días más tarde. ¿Qué te parece si nos lo volvemos a montar hasta que vuelva?
-¡Siiiii! Será increíble papi, ya lo verás.
Estaba tan contenta. Tendría a mi papi para mi sola dos días más.
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