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Categoría: Incestos

Mi papi me folló por el culito (3ª parte)

Ah, ah, ah. Gemía yo, mientras mi papi seguía follándome. Mi padre estaba encima mío y yo con mis piernas apretadas alrededor de él. Estaba a punto de correrme, y mi papi aceleró un poco más, hasta que me corrí agarrándole fuerte. Le clavé las uñas. Después de un rato, él se salió de mí y acabó masturbándose y corriéndose en mis tetas. Me soltó varios chorros de semen en ellas. Yo le sonreí. Se tumbó junto a mí y tras recuperar la respiración, cogió un clínex y me limpió las tetas.



-Ahora tendré que compartirte con tu madre. Me dijo. Vuelve esta tarde.



-De acuerdo papi. Le sonreí.



Era mi madre, pero tampoco me apetecía mucho compartirle.



A las 5 sonó el timbre. Era mi madre que volvía de viaje. Mi hermano seguía fuera y así que estábamos los tres solos. Le di dos besos a mi madre y un abrazo y le dejé a mi padre el turno de abrazarla y besarla. El me hizo un gesto con la cabeza para que me fuera, sin que me viera mi madre, y yo lo entendí enseguida.



Me fui a mi habitación, cerré la puerta y me puse los cascos cerrados y la música bien alta. Al poco me dio por levantar el auricular izquierdo y oí a mi madre gemir como una loca y la cama de mis padres temblar, como si hubiera un terremoto. Volví a ponerme el auricular sobre la oreja y concentrarme en la música, para olvidarme de que mis padres estaban haciéndolo. Más tarde me dormí. Cuando abrí los ojos, vi que mi padre había entrado en mi habitación y apagó la música. Me quité los cascos.



-Tu madre está dormida. Venía a ver si estabas bien.



-Todo lo bien que se puede estar después de oír a tus padres hacerlo.



-Ya sabes que ahora tengo que compartiros a las dos.



-Ya lo sé. Aun así siento algo de celos.



-Puedo arreglarlo.



Me bajó el pantalón del pijama y me quitó las bragas. Abrió mis piernas y me comió el chocho. Yo le agarraba la cabeza porque me estaba volviendo loca de placer. Al poco me corrí, aguantando mis gemidos. Decidí devolverle el favor a mi padre y le chupé la polla. Su pene se enderezó, pero no mucho. Aun así, el decidió follarme. Se puso un preservativo e insistió en metérmela sin estar empalmado del todo. Estuvo así un rato bombeándome, pero el pene no se le ponía tieso. Y encima con el condón sobrándole, se movía dentro de mí. Terminó saliéndose y me pidió perdón.



-No pasa nada. Acabas de hacerlo con mi madre.



-Es verdad.



-La próxima vez.



Al día siguiente, estábamos desayunado en la cocina los tres juntos. Mi madre tenía un nuevo viaje de trabajo. Después de desayunar, se arregló, cogió la maleta y nos despedimos. Mi padre salió a mediodía y no volvió hasta eso de las 2. Me saludó al volver y guardó algo en un cajón de la cocina.



-¿Qué es eso papá?



-Nada. Algo azul, me dijo.



Abrí el cajón y vi que era una pastilla azul.



-Es para ayudarme... a... ya sabes.



Ponía Viagra en la parte de atrás. La cogió de mi mano, la abrió y se la tragó. A los dos minutos su pene estaba erecto. Me cogió y me dijo que me llevaba a su habitación. Quería follarme allí. Nos besamos apasionadamente y el me sobaba el culo. Yo me estaba humedeciendo. Me metió un dedo en el chocho y me masturbó con fuerza. Me tumbó en la cama y me puso a cuatro patas. Terminó de masturbarme y me corrí con un grito.



-¡Aaaaaah! ¡Papiiiii!



Se roza su pene con mi culo y me la mete de un tirón. Le oigo gemir como un loco, está muy cachondo. Enseguida empieza con el mete y saca. Me bombea con fuerza. Se pone junto a mi oído y me dice:



-Mi niña, mi niña, mi niña.



Acelera más y más. Nunca le había visto así y al poco rato se corre dentro. Siento su semen dentro de mí, cuando me doy cuenta de que no se ha puesto condón.



-Papi, le digo. No hemos tomado precauciones.



Me mira con cara de idiota. Todavía está recuperando la respiración.



-Es verdad. No me puse un preservativo. Estaba tan excitado por la viagra, que no me di cuenta.



Le miro pero no le digo nada. Me doy cuenta de que puedo quedarme embarazada.



-Tendré que ir a por la píldora del día después. Ahí un centro de planificación familiar aquí cerca.



-Si mi niña, porque si te quedas embarazada tendrás un hijo que además será tu hermano y...



Mi padre no sabía cómo seguir.



-¿Te acompaño? dijo con un hilo de voz.



-No, no te preocupes.



Me duché y me vestí y me fui para el centro. Llegué allí sobre las 4. Había mucha gente esperando. Después de un rato, me tocó entrar.



-Hola. Buenas tardes. Venía para que me diera la píldora del día después.



Era una mujer de unos 50 años, parecía un poco borde.



-Bien, me dice. ¿Has tenido sexo sin protección?



-Si.



-¿Y ha habido eyaculación?



-Si, por eso le pido la píldora.



-¿Y cuándo ha sido?



-Hará como dos horas.



-Es pronto aún.



-Sí, pero mañana no estaré en la ciudad y la necesitaba ahora. Por favor.



-¿Y tu pareja dónde está? ¿Por qué vienes tu sola?



No sabía que excusa poner. No podía decirle que lo había hecho con mi padre, claro.



-Ha sido todo tan rápido, que no ha podido venir.



-¿De verdad ha sido tan rápido? Dijo con media sonrisa.



-No. Pero sí. Bueno, no sabía que más decirle.



-Me gustaría que viniera el también. Tiene que ser responsable de hacerlo con protección.



-Vale, está bien.



Salí de la sala y llamé a mi amigo Javier. Tiene un año más que yo y le contaría un cuento para que viniera.



-¿Puedes venir? Le dije. Anda, hazte pasar por mi novio y di que te has acostado conmigo y te daré 10€.



-Que sean 30€ mejor.



Chantajista, pensé. Pero tenía que salir del lío como fuera. Se me pasó por la cabeza haber llamado a mi padre, pero pensé que podría sospechar algo la tía esa. Media hora después llegó Javier y entramos juntos.



-Así que tú eres su novio ¿no? le preguntó la estúpida de la mujer.



-Pues sí.



-Debes ser responsable. Sois jóvenes y debéis tomar precauciones siempre. No puede tomar la píldora tan pronto.



Sacó algo de un cajón. Era un pene de plástico, como un consolador. Casi me río en su cara. También sacó un preservativo. Lo abrió y le indico como ponérselo.



-Coges el preservativo, lo sujetas por arriba para que no quede aire y cuando el pene esté erecto, te lo pones y lo desenrollas hasta la base.



Javier la miraba con cara de tonto.



-Recuerda ponértelo siempre antes de la penetración. Y cuando eyacules, sujétalo por la base y te sales.



Javier asintió.



-Así me gusta. Úsalo a partir de ahora.



Y le regaló un par de ellos. A mí me dio la píldora y por fin pudimos salir de allí. Me la tomé con un café y por fin me quedé tranquila. Iba a darle el dinero a Javier, pero no lo aceptó. A cambio, me dio un beso en la boca. Yo no me opuse, a fin de cuentas, me había salvado.



Cuando llegué a casa, mi padre me preguntó qué tal. Yo le dije que bien. Él me dijo que debía hacer ido conmigo al centro de planificación familiar. Le contesté que tal vez hubieran sospechado de nosotros y pensado que era incesto. Además que la mujer de allí era muy borde y que era mejor como lo habíamos hecho. Luego merendamos y me dijo que mamá volvería dos días después.



A la hora de comer de ese día volvió mi madre. Después de los besos y abrazos, mi padre preparó la comida y nos sentamos juntos a la mesa. Recogimos todo y nos fuimos cada uno a su habitación a echarnos la siesta. Yo estaba tumbada, sin dormirme, cuando oí como la cama de mis padres empezaba a moverse.



Ñi,ñi,ñi.



Esta vez no me puse los cascos, ni la música a todo volumen y decidí escuchar como lo hacían. El traqueteo de la cama fue en aumento y entonces me levanté y en silencio salí de mi cuarto. Me puse en la puerta de la habitación de mis padres sin que me vieran. Vi como mi padre estaba encima de mi madre y su culo subía y bajaba en cada embestida. Mi madre le rodeaba con sus piernas como había hecho yo con él. Los empujones de mi padre eran fuertes y constantes. Llevaban un ritmo fuerte los dos. Más tarde, mi madre se giró y fue ella la que se puso encima de él. Subía y bajaba sobre su polla mientras apoyaba las manos en el pecho de mi padre. Miré a mi padre y el me vio, justo cuando por su cara, vi que se estaba corriendo. Me quede parada viendo cómo se iba. Mi madre siguió botando sobre él, sabiendo que ya se había ido, pero ella aún no. Yo seguía clavada en el umbral, viéndolos follar, hasta que mi madre por fin se corrió.



-¡Aaaaaah!¡Ugggggggh!



Siguió botando un poco más hasta que su ritmo se aflojó y se paró. Se levantó y se salió de mi padre. Justo en ese momento yo me fui a mi habitación. Un rato después, yo estaba medio dormida, mi padre fue a verme. Abrí un ojo somnoliento y le miré.



-Hola mi niña. Me dijo.



Estaba desnudo frente a mí y empalmado. Debía haberse tomado otra viagra. Yo me levanté y nos besamos en la boca con lengua.



-Tu madre está dormida y he venido a verte, para darte el amor que me sobra.



Esas palabras me pusieron muy cachonda. Después de masturbarme estaba a punto. Le ayude a ponerle un preservativo, y entonces recordé las palabras que nos dijo la mujer del centro de planificación familiar y sonreí. Lo desenrollé hasta la base de su pene y me tumbé boca arriba para que me penetrara una vez más. Cogió el pene con su mano y me penetró con suavidad. Enseguida nos acoplamos y empezamos a follar. Seguíamos un ritmo lento, pausado. Pese a que le notaba muy excitado por su respiración, me lo hizo suavemente.



Más tarde, seguíamos haciéndolo, cuando vi que la puerta se había un poco. Era mi madre que nos miraba en silencio, desnuda frente a nosotros.



Parece que había asumido que mi padre me follara a mí también y nos compartiera a las dos...


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 2
  • Votos: 1
  • Envios: 0
  • Lecturas: 2011
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