Mi papa, un hombre relativamente joven de 52 años, una tarde de mucho calor llego con mi tía, ambos llegaron acalorados y yo como buena niña de casa, les alcance algo para tomar sin imaginarme que luego de beber, entrarían al cuarto a reventarse, a pesar de ser hermanos no les importaba, al parecer eso era lo que más ganas les daba.

Apenas entraron, dejaron un poco la puerta abierta donde se podía ver la cama y sin dudarlo comencé a observar excitada, sabiendo que eso iba a terminar en un polvazo.

Papa le comenzó chupando las tetas bien sudadas, le mordía los pezones y se los masajeaba, la deseaba, mientras ella se tocaba el culo y le lamia la frente sudada  del macho de mi padre.

Estaban tan calientes que yo misma creí que iba a explotar de excitación.

Le saco las sandalias a mi tía, y entre ambos pies puso su verga y ella como una experta comenzó a pajearsela, una verdadera hembra mi tía, que sin duda sabía lo que hacía, mi papa le escupió el rostro, se lo froto, y le dio dos cachetadas en ambas mejillas, ella le puso sus piernas en su hombro, y él la clavo como un semental, mientras le entraba toda la pija enorme de mi papa, yo miraba azorada sus bolas chocar contra el culo de mi tía, que para ese entonces era toda un gritos, la vagina bien jugosa se notaba que no paraba de acabar por el ruido que hacia la verga dura al entrar y salir con mucha velocidad.

-Esta mi sobrina afuera, mira si escucha como la verga dura de su padre está bien clavada a la concha de su tía….

.No importa que escuche, capaz le dan ganas y quiere que esta verga gorda también se la coja.

Ver la espalda empapada de mi padre me hizo comprender porque mi madre lo amaba tanto a pesar de los cuernos, el lo daba todo en la cama, era un semental de la cogida.

Mi tía se abría como nunca antes había visto a una mujer abrirse, y el macho alfa tomándole las tetas bien agarradas la siguió clavando hasta reventar, una y otra vez ese macho llamado padre la bombeaba a su hermana, con tal precisión y profundidad, que en un instante apenas saco su verga de esa enorme panocha, exploto un chorro de flujo, demostrándome que eso iba en serio.

Ahora me tocaba ver la espalda de ella toda bañada cabalgando la verga gigante del macho de la casa, se mataban, ella saltaba con tantas ganas que parecía romperse la cama y mi papa resistiendo y resistiendo para no venirse, demostraba que era muy bueno resistiendo.

Las nalgas se movían, gritaba y lo insultaba, se mataban, ya nada importaba, seguramente ya habían entendido o sospechado que ese enorme polvo estaba siendo observado por mí.

-Hijo de puta, hermano hijo de puta, esta cogida es de enfermos, de lo que somos, dos enfermos reventándose, amo tu pija hermanito

.Que puta, que culo de puta hermana, si la nena está mirando seguro va a aprender cómo se atiende a un hombre, como se debe dejar la cama luego de cada cogida, empapada.

Yo miraba sorprendida, excitada y a la vez contenta, era como si el polvo lo hubiera recibido yo, tan intenso, tan sudados.

La puso en cuatro en la cama, mientras él se paraba con ese palo duro y venoso, diciéndole que ahora le tocaba darle la leche, ella abrió su boca lo mas que pudo, saco la lengua y mostro sus dientes mientras se la pajeaba, llego el momento y el enorme chorro de papa salto sobre el pelo y fue bajando por los ojos y la lengua de la puta de mi tía, le dio toda su leche, esa zorra se la dejo bien exprimida, en esas bolas gigante ni una gota de leche abra quedado.