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Categoría: Incestos

Mi padrastro es mi marido

Corría el año 82 cuando mis padres se separaron y a partir de allí se suscitaron un sinfín de inconvenientes que hicieron mi vida y la vida de mi madre mucho más dura e insoportable. El hecho de vivir siempre de prestado o en pensiones de mala muerte me había cambiado completamente. Inclusive afectaban mi mente y sentía que no podía concentrarme en mis estudios algo que siempre me había gustado, pero muchas veces no tenía lugar para hacerlo.



Vivimos un tiempo con mis primos, luego con mi abuela y por ultimo con una tía solterona que todo le molestaba y si me pasaba de la hora directamente me apagaba la luz, así anduvimos rodando de un lado a otro casi un año y medio hasta que sucedió el milagro tan esperado. Mi madre conoció a Alberto, un hombre muy bueno, apuesto y trabajador de quien se enamoró perdidamente y pocos meses después ambos decidieron juntarse, yo estaba muy feliz que al menos podríamos dejar atrás todos los malos momentos vividos y comenzar una nueva vida.



Alberto era viudo y no tenía hijos así que nos llevó a vivir a su casa que quedaba en los suburbios de la ciudad, un lugar muy tranquilo pero lo más importante era tener un lugar limpio y lejos de los parientes que querían gobernarnos la vida. Este hombre desde un primer momento nos hizo sentir súper cómodas principalmente a mí que ansiaba mucho poder tener una familia nuevamente, tenía mi propio cuarto y todo me parecía increíble.



Muchas veces me levantaba por las noches a recorrer la casa y mirarla con detenimiento como explorando, quizás porque todo me parecía un sueño del cual no quería despertar, en muchas oportunidades escuchaba gritar a mi madre y me detenía silenciosamente en su puerta___Aaaaaayyyyy ponemela Beto, ponemelaaaaa aaaaaaaaggg_ rogaba- y si no le pedía tomar su leche cosa que en ese momento no entendía muy bien pero trataba de imaginarla. La curiosidad me ganaba pero como la puerta hacia mucho ruido no me atrevía a que me descubrieran.



Así pasamos unos años maravilloso, paseábamos; íbamos a fiestas y por fin disfrutaba de vacaciones de verano en Mar del Plata como cualquier familia de clase media, Alberto pagaba mis estudios y en definitiva no nos hacía faltar nada. Pero  como mi madre es una eterna inconformista siempre tenía algún problema y si no lo había lo inventaba.



Pasaron los años y yo ya estaba en la secundaria. Mi cuerpo era chiquito pero mis tetitas ya tenían buena forma y muchos de mis compañeros lo notaban y comenzaban a querer seducirme de alguna manera.



Mientras tanto la relación de mis padres se iba deteriorando cada día más y las peleas parecían programarse siempre a la hora de comer, cosa que me molestaba muchísimo pues anteriormente ya había pasado por esos episodios desagradables y no quería volverlos a repetir.



Un día frio de Julio llegue a casa en el peor momento de mi vida, mis padres estaban discutiendo acaloradamente y cuando ya no hubo más recursos empezaron a reprocharse las cualidades de cada uno, algo que no me asombraba de mi madre pues yo si la conocía bien, pero pensé que con Alberto las locuras se le habían pasado.



La cuestión es que mi madre abofeteo a Alberto y se fue a la habitación, a los 5 minutos estaba de nuevo en el comedor con las valijas listas__Agarra tus cosas que nos vamos!!! Me grito con firmeza y apurada__Pero espera...que paso? no entiendo nada. Y en realidad no entendía el porqué de tan drástica decisión. Mire a Alberto que estaba sentado a la mesa con sus ojos brillosos y su cara apoyada en su mano. No pronunciaba palabra alguna pero mi madre seguía diciendo lo que se le venía a la boca.__Vamos te dijeeee!!! Apurate!! Yo en esta casa no me quedo un segundo mas_Culmino diciendo. Eso me saco de mi sorpresa y comencé a pensar en mi futuro oscuro y rodando nuevamente de un lado a otro y sin pensarlo dos veces dije__NO!!! Yo de acá no me voy, que te pasa? Te volviste loca?_Ella camino hasta mi con ganas de pegarme una cachetada pero Alberto se lo impidió poniéndose delante mío__A la chica no le pegas!!_ Grito como un verdadero caballero_ a lo que mi madre contesto__Bueno ya sos grande hace lo que quieras!!! Y así se marchó para no volver nunca más.



Yo me sentía bien allí y no estaba dispuesta a cambiar todo aquello por un futuro vacío, Alberto era una persona ejemplar, me respetaba y me hacía sentir como si verdaderamente fuera su hija.



Ambos nos arreglábamos bien, por la mañana yo iba al colegio y por la tarde hacia los quehaceres de la casa, Alberto dejaba de trabajar a las ocho de la noche y mientras llegaba yo ya tenía la cena lista, comíamos juntos y mientras el miraba un poco de televisión yo estudiaba para rendir mis exámenes.



Los fines de semana Alberto me incentivaba para que saliera con mis amigas, pero yo prefería quedarme con él, en realidad me daba pena dejarlo solo, y muchas veces íbamos a cenar a algún lado y como me trataba como una mujer mi cariño por él fue creciendo día a día.



Muchas veces había querido ir a su cama para dormir con él, pero no me animaba a pedírselo, quizás tenia sentimientos encontrados y su ternura me confundía.



Una noche desperté sobresaltada, una fuerte tormenta de viento y agua golpeaba mi ventana con una furia incontrolable, sin pensarlo corrí hacia el cuarto de Alberto y lo Llamé__Que pasa querida? Me contesto suavemente.__Tengo miedo de la tormenta!! Puedo quedarme con vos?_el prendió la luz, sonrió y me dijo__Bueno veni acostate!! Yo siempre dormía con una camiseta corta tipo musculosa y una pequeña tanga pero en ese momento de terror ni me fije para nada en mi apariencia. Rápidamente me acurruque a su lado y de inmediato sentí el calor que irradiaba su cuerpo, me abrazo y me sentí más protegida, hablamos algo sobre la tormenta y sin pensar nos quedamos dormidos.



Cuando desperté a la madrugada, la tormenta ya había pasado pero me sentí atrapada por los brazos de Alberto cuyas manos sostenían suavemente mis tetitas, él estaba pegado a mí y sentí su duro miembro entre mis nalgas que crecía rápidamente. En ese momento sentí una inmensa ternura y solo me abandone a sus bajos instintos.



Acaricie su rostro que estaba muy cerca de mi cuello y de inmediato nos besamos apasionadamente, al ver que yo lo aceptaba metió su mano dentro de mi tanga y comenzó a evitar mi vulva y mi clítoris que no le faltaba mucho para explotar hasta que sentí una sensación en ese momento desconocida y solo le repetía__Aaaay Alberto me hago pis! me hago pis! Pero con una voz suave y sensual me explico que solo estaba teniendo un orgasmo y después de expulsarlo lo sentí maravilloso y le pedía más y más.



Me dijo que no quería lastimarme con su tremenda verga, prendió la luz y vi su enorme pene que parecía pedir a gritos ser acariciado, lamí su glande y luego como pude me lo metí a la boca, casi no podía respirar y me venían arcadas, luego simplemente lo chupe como el me lo pedía y mientras yo me entretenía con su pija el comenzó a meter su dedo travieso en mi ano, al principio dolía un poquito pero cuando lo sacaba yo movía mi cola buscando que lo pusiera de nuevo.



En un momento fue hasta el baño y volvió con un pote de vaselina, yo seguí chupándoselo mientras él me untaba el pequeño orificio  y con cada entrada que le hacía le agregaba un dedo más a mi culo para dilatarlo, luego me pidió que me pusiera boca abajo, me coloco una almohada en mi ingle y comenzó a pasar su pene entre mis muslos. Yo creyendo que eso era todo levantaba mi cola para que estuviera más cómodo y mi culo más abierto. Pero en un momento lo dirigió hacia la puerta de mi ano y este comenzó a entrar como en cámara lenta, me dolía un montón y en ese momento recordé los gritos de mi madre, pero también pensaba que Alberto era un hombre muy tierno, que me daba confianza y era imposible decirle que no, además seguramente él sabía lo que hacía.



Lo sentía muy duro y grueso abriendo mis tripas y yo ponía mi mano en su ingle para decirle que parara hasta que mi culo se acostumbrara a ese grosor, por momentos lo sacaba y le ponía mas vaselina y así hasta que estuvo todo adentro. En ese momento me sentí plena y nadie podría decir que me obligo porque realmente lo sentí mi hombre y si dejaba que me rompiera el culo era porque lo amaba.



A partir de allí empezó a moverse en un vaivén interminable, me daba gusto verlo gozar y  mientras me susurraba al oído cosas hermosas como así también me preguntaba continuamente si estaba bien. Sentía sus huevos que golpeaban mi vagina  y los movimientos se fueron incrementando más y más hasta convertirse casi en una bestia salvaje que perforaba mi culo sin piedad. De pronto pego un grito de liberación y sentí su leche caliente dentro de mí. Él se relajó sobre mí y le pedí que no me la sacara aun pues quería sentirme atrapada y ensartada por ese tremendo pedazo de carne.



Cuando lo retiro estaba un poco manchado de materia fecal lo que me dio un poco de vergüenza pero me dijo que era normal las primeras veces pero cuando estuviera acostumbrado a su pija y me lo lavara bien no habría problema.



Aquella primera vez no duro mucho porque su abstinencia había sido demasiado larga pero las noches posteriores fueron maravillosas y cada vez aprendía más del amor. mis pechos se hicieron grandes y mis caderas se ensancharon más debido a las hermosas cogidas que me daba Alberto  hoy después de 7 años nuestro amor sigue intacto, yo termine mis estudios y soy una profesional, y tenemos un hijo hermoso pero cada noche le doy todos los gustos a mi marido porque él se lo merece.


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 8.75
  • Votos: 4
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