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Mi nueva novia

Qué onda de nuevo ¿cómo están? Bueno, estoy feliz porque actualmente ya llevo casi un año con esta mujer. Es mi novia formal, me he sentido cómodo con ella y en el sexo, aunque al principio algo complicado (pues era virgen) terminó siendo la chava con la que he tenido relaciones más plenas.

Todo empezó una noche del verano pasado, cuando en una de las salidas con Manuel, mi amigo que comenté en otro relato conocimos a unas chavas, entre ellas Lily (así se llama mi novia), con las cuales nos decidimos tontear un rato, después de todo, a quién le dan pan que llore jaja. Cenamos y con Lily fue con la que más tuve química, no nos quitábamos la mirada uno del otro y me gustaba su interés en mí y sobre mi vida, al igual que yo la mayor parte del tiempo traté de estar lo más cerca de ella.

Es una chica de estatura bajita, de unos 1.60, en sus dulces 21´s, blanca, de tez delicada y de ojos claros, cabellos de miel y unos labios de un color salmón suave. Sus pechos no son grandes ni pequeños, pero con una figura redondita y firme que a mi en lo particular me enloquecen, y abultan su figura de manera magnifica. Sus caderas ni se diga, un culito bien paradito y duro.

Cuando le pedí que fuera mi novia, no sé que me pasó, nunca me había pasado clavarme tanto con una chava, y poco después supe que lo que sentía por ella es bastante especial, lo que se dice por ahí y en lo que yo no creía antes: el amor. (Y si que me enamoré) Ella tan cauta y hasta "inocente" no me sorprende que hasta ese entonces que estuvo conmigo se haya conservado virgen.

En fin, transcurrieron 2 o 3 meses desde que me la ligué hasta que me la llevé a la cama. De verdad no podía aguantarme la calentura con ella a veces, pero por lo profundo de mis sentimientos, esperé y la entendí hasta que estuviera lista.

Recuerdo bien que era ya medio día, sábado, y no sabía muy bien a donde llevarla a pasear, hasta que ella me envió un mensaje de texto, diciéndome que iría a mi casa, que la esperara y que no me preocupara por sacarla a ningún lugar. Que quería "ver películas" conmigo, y yo, siendo hombre sabido de como meterme en la cama de las mujeres, esa frase la comprendía perfectamente, sin embargo, de ella no me esperaba que realmente se refiriera a tener una sesión de sexo conmigo. Aunque entre la duda, busqué preservativos en mi habitación.

Ella llegó, con un vestidito de una sola pieza de color verde agua, con sus brazos sueltos y una cola de caballo que dejaba caer sus largos cabellos suaves a su espalda. Y justo cuando abrí la puerta para recibir a mi princesa, el viento soplo suave dejándome ver sus lindas piernas. Su vestido se ajustaba tan bien a su figura... rogaba que mi monstruo de un solo ojo de mi entrepierna no se endureciera, aunque en mi mente ya estaba solamente ella, y mis ojos no sabían en que parte de su cuerpo clavarse, era tarde, mi verga estaba tan dura o más que el pan viejo.

Por suerte ella no lo notó, la besé en los labios suavemente, metí un poco mi lengua en su boca, solo un poco, no quería apresurar las cosas, sonrió y le sonreí, la invite a pasar, la tomé de la mano y la llevé a la sala.

- ¿Y qué películas veremos? - Le dije - He estado viendo el Netflix y hay algunas que me interesa- Me cortó con una sonrisa diciéndome que quería hacerlo, que había estado teniendo fantasías conmigo, aunque algo apenada, me confeso que yo le hacía sentir ese deseo de tener sexo.

Me contó, apenada, que era tanto su deseo de estar conmigo ese momento, que parte de la noche anterior se había masturbado pensando en mi. Y al decir eso, no sé, mi corazón se aceleró y mi verga vibró con poder.

- Sin pena hermosa - Le respondí acariciándole la mejilla - Créeme, estos meses has sido la dueña de mis pensamientos cuando me he masturbado

Sé que si le hubiera dicho eso en otro momento hubiera creído que soy un pervertido, pero de esa manera yo también le expresé cuanto la deseaba. Fue un momento tan más erótico con mi chica, nunca lo olvidaré.

Ella se apenó un poco, se cohibió, a lo cual yo respondí con un beso y un abrazo. Ella estaba algo tensa, pero poco a poco comenzó a ceder. La llevé a mi cama, y en ese momento olvidé por completo que no tenía ni un solo condón, lo que necesitaba era estar con ella, nada más.

Le quité el vestido de un solo movimiento y saqué tan rápido como pude mi ropa de encima, necesitaba que me tocara, que me sintiera, como palpitaba mi corazón, como me hacía vulnerable a sus manos en mi cuerpo, en mi pecho, mientras la besaba suavemente. No podía contenerme, aunque trate de hacerlo, sujeté con fuerza sus nalguitas duras, y le acerqué a mi, ella gimió, se mordía los labios de deseo.

Pude sentir como mi dura verga tocaba su abdomen. La levanté de las piernas y la besé, le besé toda la cara creo. Ella de repente se alejaba, por nerviosismo, yo le daba tiempo para tomar aire y continuábamos. De verdad me ponía muy caliente oír sus respiraciones aceleradas, sentir sus tetas en mi pecho y barbilla mientras le besaba el cuello.

Finalmente, después de entrar en calor, ella centró sus ojos en mi miembro. - Dios - Susurró - Tranquila, no muerde - Le dije mientras le sujetaba las manos.

- Puedes tocarlo, anda - Le susurré suavemente, no podíamos detenernos en ese punto.

Tímidamente ella me tomo por el nabo, y lo miró de cerca, acarició mis testículos y pasó sus dedos por mi abdomen siguiendo mi vello. Lentamente su lengua comenzó a tocar mi verga, que palpitaba y se encontraba caliente, sentía que mis venas explotarían.

- Tranquilo - Dijo, y me miró desde abajo, sonriendo. Estaba lista, me deseaba, me mamaría la verga y saborearía lo que ella misma ordeñaría de mi ser.

Chupó solo la parte frontal y medial de mi pene, inexperta, se centró solamente en la cabeza de mi verga, lamió y succionó. Pero fue lo que esperaba de ella, y hasta un poco mas. Se notaba que se esforzaba por hacerme sentir bien. Y yo esperaba que con mis habilidades con mi lengua, no se sintiera abusada o acosada.

No soportaba más, mi necesidad de entrar en sus entrañas, en lo más profundo de su ser me estaba enloqueciendo... - Ven - Le dije mientras la recostaba en mi cama - Voy a hacerte sexo oral, te juro que te va a encantar, mi amor, seré prudente - Susurré a mi frágil doncella. Ella aceptó y me dio un beso en la frente y posteriormente en los labios, dulce.

Su coñito era divino, cálido, sus casi imperceptibles vellos eran suaves y finos. Se había preparado para mi, para que yo me la comiera, me deleitara con su entrepierna.

Besé sus piernas y posteriormente puse mi mano sobre su monte de venus. Estaba abombado y suave, lo presioné hacia abajo y ella suspiró, sería perfecto.

En cuento mi lengua toco su clítoris ella reaccionó de manera natural, suspiró y gimió de manera casi tímida. - No te contengas - Le dije - No hay nadie en casa, y si quieres gemir, gritar, hazlo, es normal, y quiero que lo disfrutes, que goces mami.

Mi lengua siguió acariciando su punto de placer, y amagué constantemente con mi dedo la entrada de su coño, preparándola para introducírselo. Antes de hacerlo, creo que mis instintos de protegerla (y de comérmela) me hicieron darle una mamada al estilo beso francés en su coño, metiendo toda mi lengua en su tracto para llenarla de saliva y lubricarla más para que se sintiera más segura, y por supuesto, no hacerle daño.

Su flor fue tan dulce, como miel, y mi lengua se deslizaba entre sus pétalos mojándola aún más.

Mi dedo comenzó a entrar en su jugoso coño, tibio en todo su trayecto, y posteriormente, comencé a acariciar el tan famoso punto G para hacerle venir más rápido. Metí un segundo dedo y ella gimió, gimió, siguió gimiendo mientras mis dedos exploraban su genital y mi lengua seguía lamiéndola con frenesí, hambrienta e insaciable de sus jugos.

Lily se sujetó del respaldo de mi cama, no podía hacer nada, era mía, gritaba - No pares bebé - Yo hacia círculos y zig zags con mis dedos, ella se movía y su vientre se contraía. Era hora, se correría, tendría su primer orgasmo con un hombre - ¿Lista? - Le dije con ternura. Y ahí, mi más grande logro llegó, se corrió.

Su coño virginal se contrajo alrededor de mis dedos, estrujándolos por lo estrecho que era - Ahh Ahh AAh - Gimió, lo disfrutó, mordió mis sábanas y su jugo, el juego del orgasmo de mi preciosa y núbil hembra, me lo tomé.

Su coñito quedó mojadito y palpitante, rojito y uff, no puedo explicarlo. Mi rocosa verga necesitaba entrar! Entrar en ella, llevarla a la luna.

Mi presemen estaba haciendo su trabajo con el glande de mi miembro, mojándolo quedando listo para cogérmela.

- Te quiero coger mi amor, darte todo este amor - Le dije - ¿Tu también me quieres coger verdad?

Nos besamos, gemimos y suspiramos. Sentía que solo al meter unos centímetros de mi ser en ella mi leche saldría, así que entre besos y besos, dejé que se me pasara un poco la calentura para no venirme tan rápido.

Y al final, había llegado la hora, acerque mi verga a su coño y acaricie su entrada, dejé que sintiéramos nuestro calor. Poco a poco, los labios de su vagina comenzaron a expandirse para darle paso a mi pene, y así, fui entrando en ese conducto demasiado estrecho. Pero sus gemidos eran de placer, no de disgusto. De vez en vez me detenía, esperando que se expandiera un poco para volver a empujar. Así lo hice hasta que toda mi verga entró y lo único mío que ella no había reclamado eran mis testículos.

Mis ojos se pusieron en blanco, su coñito me apretaba, me mojaba, me daba calor alrededor de mi tumefacta verga. Así nos quedamos, para que su coño aceptara ese enorme cuerpo en su interior. Fue increíble, estaba dentro de ella, de mi novia, del amor de mi vida. Mi verga estaba en el paraíso, se ajustaba tan bien a ese ajustado canal y se deslizaba de una manera tan suave como si encajara perfectamente de punta a base. El coño de Lily era la cerradura y se sentía como si mi verga fuera la llave que le quedaba perfecto. Estábamos unidos y ella al mirarme supe que también sentía lo mismo.

Estábamos de misionero, yo sobre ella, y empecé a deslizarme en vaivén, moviendo en círculos mis caderas, para que sintiera como me movía dentro de ella. - Aaah - Gemía, yo ahogaba sus gemidos con mis besos.

Su coño estaba caliente, caliente y jugoso, me estrujaba la verga, me exprimía, no me dejaba ir, y yo respondía hundiéndome en ella. Era mía y yo suyo. La levanté en mis brazos y la besé, la abracé, me besó el cuello, el pecho. Se aferraba a mi y yo no la dejaría ir, me la comía, la lamía, saboreaba su sudor.

Ella me empujó hacia la cama y me montó, lentamente se dejó caer en mi verga, deslizándose de arriba abajo, gimiendo y sudando. Dejé que ella llevara el mando, que ella solamente se adaptara a mi. Y poco a poco comenzó a hacerlo más rápido.

La sujeté de las caderas para que tuviera donde sostenerse, sin dejar que ella fuera la dueña del movimiento. Sus movimientos me indicaban que su orgasmo se acercaba, sus suspiros y el tono quejumbroso de sus gemidos. Como si quisiera romperme las bolas se azotaba ligeramente contra mi, y finalmente sentí como su coño comenzó a palpitar como lo había hecho anteriormente, pero ahora no estrujaba mis dedos, ahora su coño convulsionaba alrededor de mi verga.

- AAAAh - Gemimos, y ella trató de separarse de mi, quizá por su nueva experiencia con los orgasmos y mi verga adentro. Inquieta, la sujeté y la volví a acomodar sobre mi dejándola empalada en mi duro miembro mientras su orgasmo pasaba. Lily tembló fuertemente, su coño me mojó las bolas y por mero reflejo comenzó a moverse de atrás hacia adelante sobre mi verga.

- Ya no puedo papi, ya no puedo, pero cógeme, ¡cógeme! - Dijo ella, cansada pero aun moviéndose, el placer la hacía no detenerse pero la volvía vulnerable a mi, a su macho. No la interrumpí - Lo haces tan bien - Le dije - ¿Si? - Sonrió tan linda.

- Si, aquí tienes una sorpresa - Respondí.

Lo gozábamos tanto, que ya me valía un pepino estármela cogiendo sin condón, ya era demasiado tarde. Mi semen hervía, se acumulaba para salir.

Se la saqué, y la puse de perrito, con sus manos sujetando el respaldo de mi cama. Era mi turno de moverme, de metérsela como a mi se me diera la gana. Moví mis caderas usando mis más primitivos instintos que me dio la vida como hombre.

Desde atrás veía como sus caderas se abalanzaban sobre mi y los labios de su coño ordeñaban mi verga reclamando mi semen. Sentía como mi verga chocaba con el caliente final de su vagina, y como era de esperarse, comencé a correrme en las entrañas de mi hembra. Mis bolas se hincharon y comenzaron a exprimirse, disparando el fruto de mi orgasmo dentro de su útero.

Gruñí intensamente, mis rodillas se debilitaron, y mis ojos giraron. Con fuerza sujeté las caderas de mi novia y la arranqué de donde estaba sujetada para empujar su cadera hacia la mía, hacia donde mi verga estaba arrojando intensos chorros de caliente esperma. Sus nalguitas se abrieron, dejándome ver su agujerito del culo y que ya no había espacio entre ella y yo. Y por unos minutos me quedé gruñendo de placer.

Me acerqué a ella desde atrás y la besé suavemente, ahora fue ella quien metió su lengua en mi boca, dándome vitalidad, o algo así, porque me regresaron las fuerzas y mi verga volvió a endurecerse de inmediato.

La coloqué sobre mi y ella misma fue quien me sujetó de la verga y se la introdujo en su coño. Nos movimos de nuevo, consumando nuestro amor en mi cama, y como si ella lo hubiera sabido, comenzó a correrse nuevamente sobre mi miembro. El orgasmo anterior la había dejado muy sensible, y las estocadas posteriores de mi verga seguían acariciando su punto orgásmico. - Te voy a preñar mami, te voy a dar toda mi leche en tu coñito calientito

- Aaaaaaah - Gimió y se aferró a mí con todas sus fuerzas a mí.

El calor de su vagina revitalizaba mi verga, que también ya estaba muy sensible. Y entre gritos de placer volví a arrojar semen dentro de ella en un orgasmo mutuo. Con mis últimas fuerzas empujé mi cuerpo contra ella desde abajo, pues la tenía tomada de las nalgas, estrellando mis huevos en su coño y mi verga allá en lo profundo, dejando salir mi esperma, listo para realizar su trabajo en el interior de mi fértil princesa.

El vientre de mi chica se contrajo una y otra vez, se aferró a mis pectorales y ella, bramó mi nombre entregándose al placer.

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Han pasado unas semanas desde esto, y ahora estoy algo nervioso y a la vez feliz, porque a mi chaparrita le salió la prueba de embarazo positivo. Sé que esas cosas fallan y no hay como los estudios de sangre y ultrasonido. Pero si es así, pues que felicidad, mi chica, de la que estoy enamorado y que me entregó su virginidad en un acto de extremo placer y amor, ahora está llevando a nuestro bebito en su vientre.

Datos del Relato
  • Categoría: Hetero
  • Media: 5.5
  • Votos: 2
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