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Mi novio me engañaba, me vengue de la mejor manera y me folle al niño que cuidaba, me dejo toda la lechita adentro
Había salido antes de trabajar, no sé si el desayuno de media mañana no me había sentado bien, el caso es que había ido ya varias veces al servicio y estaba revuelta tenia mal cuerpo. Dije en mi empresa que me encontraba mal y me fui a casa, cuando llegué lo primero que me extraño es que cuando fui a abrir la puerta de mi casa no estuviese la llave echada, Juan mi pareja, era el primero que salía a primera hora de la mañana, luego hora y media más tarde salía yo y daba tres vueltas de llave, pero ahora solo fue meter la llave y abrir.
—¡¡¿Hola?!! ¿Hay alguien? Pregunté.
Unos ruidos sospechosos procedentes de mi dormitorio, me alertaron, fui corriendo cuando entré me encontré a mi novio en la cama desnudo y me miraba asustado.
—¿Qué…qué haces aquí tan pronto Rocío? Me pregunto temeroso.
—Creo que esa misma pregunta te la tenía que hacer yo, dije mosqueada, estás desnudo en nuestra cama y está toda deshecha, ¿con quién estas?
—Con nadie cariño te lo juro, se excusó el muy gilipollas.
Un rápido vistazo a la habitación me demostró que allí había alguien más, unas braguitas que no eran mías me lo demostraron y como en las peores películas de Esteso y Pajares al mirar más detenidamente vi escondidos tras la cortina unos piececitos con las uñitas pintadas de un rojo pasión, descorrí las cortinas y allí me encontré a una de mis mejores amigas Mercedes totalmente desnuda y con cara de susto.
No me dio tiempo a llegar al baño, la situación me había superado, vomité encima de la colcha y lo puse todo perdido, cuando acabé, me fui al baño me lavé la boca y entre de nuevo al dormitorio, ya se habían vestido los dos.
—Quiero que recojáis todo este desaguisado y no os quiero volver más en mi vida dije medio llorando. Juan esta noche cuando venga a MI casa, no quiero ver nada que me diga que has estado viviendo más de dos años aquí, ¡¡¿ME HAS OIDO?!! Le grité.
Mi ya ex novio, solo asintió con la cabeza el muy cobarde no era capaz de mirarme a la cara y yo que pensé que podría formar una familia con él, menudo sinvergüenza.
Salí llorando de mi casa, aunque había permanecido sin llorar todo esto me había dejado muy triste y abatida más que nada porque no entendía que me ocurriese esto. Me explico tengo 35 años, melenita rubia por los hombros, mis ojos son grandes y de un color miel intenso, tengo una cara muy bonita y una boca preciosa con dientes blancos como perlas, mi cuerpo no se queda atrás, siempre me gustó el aerobic y el fitness y lo sigo practicando, de hecho fui monitora de aerobic, eso os da una idea del cuerpo que puedo tener, vientre plano, piernas llenas y torneadas y un culito que a los hombres les vuelve locos unas tetas grandes y preciosas que todavía mantienen su pose altiva.
Me gusta vestir muy ajustadita, con pantalones o faldas muy ceñidos y camisetas o camisas que se ajusten a mi cuerpo como una segunda piel, me gusta sentirme deseada que me miren y me piropeen. En otras palabras y para que nos entendamos, soy lo que los hombres llaman un pibonazo, una tía que está muy buena, sé que atraigo las miradas de los hombres, a más de uno le he pillado mirando embobado mi escote o mi culo y sé que según vaya vestida más de uno en la oficina se hace unas buenas pajas pensando en mi cuerpo.
Así soy yo físicamente, creo que estoy muy bien, soy muy simpática y cariñosa y aunque me he descrito como un poquito putón, nada más lejos, soy muy normal y muy fiel. No me gustan los polvos de aquí te pillo aquí te mato y por supuesto en la primera cita no follo, ni en la segunda ni en la tercera, quizás tenga que pasar más de tres semanas para intentar algo. Cuando estoy con una pareja sentimental solo esa persona existe para mí, nunca, nunca, he sido infiel y en la cama me considero buena amante y creativa…pero entonces ¿Por qué me ocurre esto?
Por mi vida habían pasado muchos hombres, todos increíbles al principio, pero luego a la primera de cambio me la jugaban. Hubo de todo, hasta uno que me robo las tarjetas de crédito y me dejo la cuenta tiritando. Pensé que quizás los mejores sitios para buscar pareja no eran ni los gimnasios ni las discotecas o bares todas mis anteriores parejas las había conocido así. Lo intente a través de internet y el resultado fue peor, salía despavorida de la fauna que había en los portales de contactos para tener pareja y el caso es que mi tiempo se acababa, mi reloj biológico me exigía tener un hijo, es lo que más deseaba, pero no quería que el primer tuercebotas fuese el padre.
Realmente pensé que iba a quedarme soltera y con tres o cuatro gatos, o en su defecto me haría una inseminación artificial y yo sola podría sacar a mi hijo o hija adelante, mi trabajo no era asfixiante y tenía muy buen sueldo, me lo podía permitir. Entonces un día en un curso de ofimática conocí a mi ya ex pareja, Juan, nos caímos bien enseguida, me gustó desde el principio y le dejé muchas pistas para que se lanzase, pero le costó por que no creía que una mujer como yo se fijase en un hombre como él. Juan era el polo opuesto a las parejas que había tenido normalmente, mientras las otras eran de gimnasio mazados y pagados de sí mismos, este era normal, con un cuerpo normal y una polla dentro de la media nacional, pero que la sabia utilizar, así como su boquita devastadora en ocasiones, pero solo tardo dos años en engañarme y ya estaba harta de todo esto.
Hice de tripas corazón, y me fui a casa de mis padres, me excuse con ellos diciendo que me encontraba mal y que Juan andaba de viaje y no quería estar sola, mi madre me cuido como solo lo hace una madre, me fui a mi antigua habitación y me eche a llorar con desesperación, no me podía creer lo que me estaba pasando, empezaba a odiar a los hombres y solo me preguntaba qué demonios les ocurría para actuar así. Esa noche no dormí en mi casa, y solo fue al día siguiente que llamé a mi empresa y les dije que no iba a trabajar. Cuando me acerqué a mi domicilio vi que no quedaba ni rastro de Juan, incluso las sabanas y la colcha habían desparecido, me imagino que lo tirarían a la basura, el caso es que empecé de nuevo a organizar mi vida ya sin pareja.
Al principio del verano, aunque me invitaron a un par de sitios para pasar unos días, no quise irme no me apetecía salir fuera me quedaría en Madrid y quizás solo me pillaría vacaciones para Navidad. Todo en esta vida tiene un por qué y esa decisión mía iba a provocar que mi vida se pusiese patas arriba.
Era finales de julio y estando en casa me sonó el móvil, una sonrisa cruzo mi cara, era la madre de unos niños que cuidé hace muchos años, tendría yo creo por aquella época 17 añitos y los niños me gustaban mucho, así que a través de mi madre me pusieron en contacto con esta familia y los cuidé casi ocho años, los quería como si fuesen míos. Eran dos hermanos la chica Alba que era la mayor y Alejandro, Alex que era el pequeño, me hice cargo de ellos cuando empezaron a ir al colegio, los recogía al salir y me encantaba cuando me contaban su día y lo que habían hecho en el cole, les daba de merendar y les bajaba al parque o les llevaba a dar una vuelta hasta que llegaban sus padres. Siempre me sentí muy a gusto en esa familia, me trataron bien y me ayudaron en muchos aspectos de mi vida, pero ya cuando la niña cumplió 12 años decidieron prescindir de mis servicios, algo lógico por otra parte ya que empezaban a ser mayores y yo ya hacía unos años que trabajaba.
Aun así, no perdimos la amistad y seguimos en contacto y aunque hacía más de ocho años que no los veía, siempre me llamaban para felicitarme el año o por mi cumpleaños. El caso es que la llamada me sorprendió, tras los saludos iniciales y preguntarnos por nuestras familias, me dijo el motivo de su llamada.
—Rocío, no sé si esto te va a resultar chocante, pero te llamo para pedirte que nos eches una mano.
—Sabéis que podéis contar conmigo, lo que este en mi mano os lo doy.
—Veras, mi marido y yo nos vamos a ir de vacaciones, Alba se ha ido con su novio y Alejandro como ha suspendido dos se queda en Madrid solo. Me gustaría si puede ser que te pasases un par de veces en semana para que este no se me desmadre ni organice ninguna en casa.
—Jajajajaja, con lo responsable que es Alex ¿y quieres que vaya a vigilarle?
—Sinceramente Rocío, me quedaría más tranquila y por el dinero no te preocupes te pagaremos lo que nos pidas.
—No seas boba, lo hare encantada y no hace falta que me paguéis nada, pero… ¿y Alex qué opina de todo esto?
—Mujer, ya son 19 años y no le hace mucha gracia, pero eres su tata del alma y sabes que te quiere mucho, no le importa créeme.
Sabia de sobra que mi niño no haría nada que avergonzase a sus padres y por mi parte me vendría bien distraerme algo, me sentía muy sola y no conseguía quitarme de la cabeza la traición de mi ex y mi mejor amiga. La “vigilancia” sería muy primaria, pasarme unos cuantos días entre semana y quedarme con Alex unas horas, charlar con él y ver que todo estaba en orden, opté por acercarme el viernes, empezaba el fin de semana y así vería como va todo.
Ese viernes me puse cómoda, una faldita vaquera cortita, una camiseta de tirantes con un gran escote y unas zapatillas de deporte y al rato llamaba al timbre de esa casa que tantos recuerdos me traía, pero cuando se abrió la puerta me quede sin habla y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, aquel niño desgarbado, tímido y lleno de acné que recordaba había dejado paso a un hombre de casi metro noventa de altura, su cuerpo era perfecto, su carita preciosa con esa barbita incipiente, y esos ojos azules, risueños que no dejaban de mirarme alegres.
—¡¡TATAAA!!
Grito Alex con alegría mientras me abrazaba con fuerza y me levantaba en vilo dándome muchos besos en la mejilla, instintivamente me abracé a él con fuerza y le di un beso muy largo en su mejilla, notaba su cuerpo musculoso sus brazos fuertes sujetándome con seguridad y su olor, se me quedo grabado en el cerebro, nos quedamos callados los dos pero muy abrazados, en el fondo no quería que ese abrazo terminase, pero debía de terminar y mi niño pensó lo mismo, me dejo en el suelo con cuidado y me miro con cariño.
—Rocío, estas guapísima y no has cambiado nada sigues tan preciosa como siempre.
—No puedo decir lo mismo cielo, le dije asombrada, mírate cómo has cambiado estas guapísimo.
Alex me dio la mano y me llevo al salón, me impresionaba su altura y su espalda ancha y bien formada, su madre no me avisó de esto, me notaba acalorada y con una más que incipiente humedad en mi coñito, estaba ante un yogurín que pedía ser devorado por una madurita como yo.
—¡¡¿Pero ¿qué estás pensando?!! Me dije a mi misma, es Alex aquel niño que cuidé, mi niño.
Nos sentamos muy pegados el uno al otro, y Alex lo volvió a hacer me abrazo y me volvió a besar en la mejilla, al llevar una falda tan corta dejé mis piernas a la vista y el escote dejaba ver un canalillo seductor, aun así, Alex me miraba a los ojos y no me repasó con la mirada.
—¿Qué quieres tomar Rocío?
—Una coca cola, tengo la garganta seca, le dije.
Me sonrió y vi su dentadura perfecta, tenía una sonrisa que derretía, que bandido, las tendría a pares y se las fallaría de dos en dos, aunque enseguida me reñí a mí misma por pensar semejantes cosas de él. Al poco estábamos hablando de nosotros, poniéndonos al día sobre nuestras vidas, me enteré de que no tenía novia, ni salía con nadie, y hacia un mes le había dado un palo muy gordo la chica con la que salía hacia un año. Yo a su vez le conté un poco por encima lo que me había pasado también, cuando le mire vi su mirada clavada en mi escote, instintivamente lleve una mano para taparme y que dejara de mirar.
—¿Qué…que pasa, porque me miras así? Dije asustada.
—Perdona Rocío, pero una gota de sudor te ha bajado por el cuello hacia tu pecho y la he seguido con la mirada, siento si te ha molestado, pero me ha parecido muy sensual. ¿Tienes calor?
Aunque el aire acondicionado estaba puesto me notaba arder, mis mejillas estaban arreboladas, y la humedad de mi coño iba en aumento, estaba excitada al estar con Alex y eso me asustaba.
—La verdad es que tengo mucho calor y no sé por qué se está muy bien aquí.
—¿Quieres que nos bajemos a la piscina?
—No tengo traje de baño cielo, dije con tristeza.
—Bueno Rocío eso no es problema, te dejo uno de los de Alba, ella tiene un montón de bikinis.
Mi yo racional me decía que de ninguna manera bajase a la piscina con él, pero mi yo morboso mi yo seductor me dijo que ni me lo pensase, tendría la oportunidad de abrazarme a él rozarme y que el sintiese mi cuerpo. Alex me dejo escoger uno de los bikinis de Alba y cuando me lo puse, sabía que iba a causar impresión, me quedaba justo, pero me sentaba de maravilla y mis sospechas se confirmaron cuando salí de la habitación de Alba y vi la mirada de deseo de Alex.
—Creo que me voy a tener que partir la cara con los hombres de la piscina, estas increíble Rocío.
Creo que nunca lo he pasado tan bien en una piscina como esa tarde con Alex, abrazos, roces besos, juegos con doble sentido, aunque estaba en la piscina mi coño era ya un grifo abierto, estaba cachonda y necesitaba follar, pero, aunque deseaba a Alex…no podía ser, me daba miedo pensar en el cómo pensaba, como una perra en celo.
Subimos a su casa y me duché, me tuve que hacer un dedo de lo salida que iba ya, a escasos metros de mí estaba la fuente de mi deseo, pero para mí era intocable. Cenamos algo ligero y me despedí de él, vi tristeza en su mirada.
—Rocío me ha encantado verte de nuevo, ¿Cuándo te voy a volver a ver?
—Cariño, cuando tú quieras, en teoría solo debería de venir un par de veces en semana, pero he de reconocer que lo he pasado muy bien contigo, hacía tiempo que no me divertía tanto.
—Mañana es sábado, me dejas invitarte a comer, pregunto Alex con miedo a una negativa.
—Sabes, mañana a las doce estoy aquí y decidimos lo que hacer, ¿vale cielo?
Me puse de puntillas me abracé a el de nuevo y le di un beso muy cerca de su boca, si por mi hubiese sido le habría metido la lengua hasta la tráquea. Él no se quedó atrás me abrazo por la cintura, pero con su mano rozando la parte prohibida de mi culo…me encantó, me fui hacia el ascensor y el espero mirándome con cariño hasta que llegó cuando me encontré sola me miré en el espejo del ascensor.
—¿Por dios que ha pasado? ¿Qué me está pasando? Preguntaba a mi reflejo.
Me metí en el coche y al poner la radio empezó a sonar la nueva canción de Shakira-Me enamoré.
♫♫ ♫♫
Me enamoré, me ena-ena-namoré
Lo vi solito y me lancé
Me ena-na-namoré
Me ena-na-namo
Mira qué cosa bonita
Qué boca más redondita
Me gusta esa barbita
♫♫ ♫♫
Esboce una sonrisa e inicie la marcha, cuando llegue a mi casa me desnude completamente, busque en un cajón y saque mi consolador olvidado hacía tiempo, lo necesitaba con urgencia, no hizo falta preliminares ni lubricación, estaba tan cachonda, tan mojada que entró de tirón hasta el final.
—Jodeeeer Alex siiiii…fóllameeeee.
Mi dildo entraba y salía de mi coño chapoteando como un niño pequeño en una piscina, pero solo imaginar que era la polla de Alex hizo que me corriera como una zorra ávida de sexo, grite mi orgasmo y mi boca se llenó del nombre de la persona que en esos momentos copaba mi cabeza, Alex, me quede espatarrada, con el dildo clavado en mi coñito, mientras recuperaba mi respiración.
—Joder Rocío estas muy mal, esto es una locura.
Me dormí satisfecha pero mi sueño no fue tranquilo, me desperté un montón de veces, y en todas Alex estaba presente, me dormí pensando en él y me desperté pensando en él, nunca en toda mi vida me había pasado eso y ese sentimiento me asustaba, desgrané todo lo pasado intentando saber lo que había ocurrido y llegué a la conclusión lógica que me estaba enamorado de Alex y lo que había sentido con él en esas horas no lo había sentido en mi vida. Bien, ¿y ahora qué?
Como siempre mi yo racional me decía que era de todo punto imposible, mujer madurita, de muy buen ver eso sí, pero seduciendo a un yogurin de 19 años que además le había casi criado a mis pechos, joder era casi incestuoso lo que pensaba y enseguida quería poner fin a eso cuando mi yo morboso, sensual me decía que le atacase, le sedujese, me lo llevase a la cama y follase con el hasta caer rendida.
Estaba hecha un lio, así que opte por comportarme con él con naturalidad, pero me di cuenta que sería imposible cuando me encontré escogiendo con cuidado la ropa interior que me quería poner, a fin de que si me desvestía me viese con mis mejores galas…diooos ¿Qué es lo que quería?
A las doce en punto estaba entrando en su casa de nuevo y juntando mi cuerpo al suyo para besarle castamente en la mejilla, nos fuimos a tomar el aperitivo y luego comimos en un restaurante de un centro comercial, estaba fascinada con él era un hombre que carecía de maldad era un cacho de pan, ese tipo de hombre que a las mujeres no nos gusta por mojigatos, porque no nos hacen sufrir, pero era lo que yo buscaba desesperadamente. Pasamos todo el día juntos, nos fuimos al cine y apoye mi cabeza en su hombro, el amorosamente me paso el brazo por los hombros cuando le dije que sentía algo de frio, me sentía muy a gusto con él.
Toda la semana siguiente me pase por su casa porque él me lo pedía y yo necesitaba verle, decididamente estaba enamorada de ese chico, muy enamorada, y el por lo que me transmitía también lo estaba, pero no se decidía a dar el paso por temor me imagino a que yo que le rechazase, aunque mi comportamiento con él le indicase que no habría problema. Le abrazaba constantemente, le besaba en la mejilla pero muy cerca de la comisura de sus labios dejaba que sus manos me acariciasen e incluso hacía por que llegasen a sitios “comprometidos” sin mostrar malestar alguno, mi ropa cada vez era más escasa mostrándole incluso mi ropa interior, todas las veces que podía iba a la piscina con él para que me viese en bikini y ya me frotaba descaradamente con su cuerpo notando su más que incipiente erección en mi culito o mi tripita, estaba en un estado de excitación constante y cada vez que llegaba a casa mi consolador pagaba las consecuencias.
La mayoría de las mujeres siempre pensamos que es el hombre el que debe de dar el paso para iniciar algo, podemos estar devorándoles con la mirada, dejando signos inequívocos de que deseamos follar con ellos, pero no lo decimos, no damos ese primer paso para que no nos tomen por chicas facilonas o putas busconas. La de veces que me he encontrado en esa situación, ha venido la espabilada de turno y delante de mis narices le ha morreado le ha sobado la polla por encima del pantalón y se lo ha llevado a follar y ahí me quedaba con cara de lela no entendiendo cómo puede haber tanta puta suelta…de acuerdo puta, pero ella follaba y yo me quedaba de espectadora, eso tenía que cambiar.
Ya habían pasado casi los quince días, en los que los padres de Alex estarían de vacaciones, era viernes, y el domingo a medio día estarían ya en Madrid, habían sido casi dos semanas en las que me enamoré de un hombre como nunca lo había hecho en toda mi vida, creo que eso tenía que significar algo. Había hablado regularmente con la madre de Alex dándola novedades, pero ocultándole que todos los días Alex y yo habíamos estado juntos. Cuando salí del trabajo me monté en el coche y me fui rápidamente a ver a mi amor, nuestro tiempo se acababa y necesitaba sentirlo dentro de mí, pensaba en la locura que iba a hacer y en la radio del coche sonaba de nuevo la dichosa cancioncita.
♫♫ ♫♫
Pensé: éste todavía es un niño
Pero, ¿qué le voy a hacer?
Es lo que andaba buscando
El doctor recomendando
Creí que estaba soñando, ooh, ooh
¿De qué me andaba quejando?
No sé qué estaba pensando
Hoy pal cielo voy pateando ooh, ooh
♫♫ ♫♫
Tenía claro, muy claro lo que quería y lo que iba a hacer, se acabaron las tonterías, iba a conseguir lo que deseaba hace casi dos semanas follar con Alex, mi coño se preparaba para lo que era inminente y mis braguitas, mínimas, no conseguían retener tanta excitación, estaban empapadas. Cuando Alex me abrió la puerta me abrace a él como un pulpo, no le deje decir nada le besé en la boca desesperadamente, pero intuí que algo iba mal cuando noté que no correspondía a mi beso.
—¿Hola? Dijo una voz femenina
Abrí mucho mis ojos y mire a Alex que también me miraba incómodo, me separe de él y me incline hacia mi izquierda ya que el gran cuerpo de Alex me impedía ver quien era, apoyada en el marco de la puerta del salón una joven de 16 o 17 años con un top ajustadísimo marcando una tetas impresionantes un piercing en su ombliguito y unos shorts de esos que llevan las niñas de hoy en día tan ajustado que marcaba los labios de su coño de forma nítida, la niña era una preciosidad pero en su cara se adivinaba maldad emití una risita nerviosa y salude.
—Jiji Hola, ¿y tú eres? Pregunte intrigada.
La mayoría de las mujeres saben cómo destrozar anímicamente a una contrincante en décimas de segundo cuando su hombre está en juego y esta niña había nacido con esa lección muy bien aprendida, no como yo.
—Soy la ex de este pánfilo, dijo la niña segura de sí misma. Joder, Alejandro no me lo podía creer cuando me lo contaron, ¿de verdad ahora te ligas a oficinistas maduras de medio pelo? Jajaja, menos mal que he venido a salvarte.
Alex se dio la vuelta para contestar a esa niña, mis ojos se habían llenado de lágrimas, me fui hacia el ascensor llorando, pero vi como Alex se ponía a mi lado.
—Rocío no te vayas por favor, quédate y hablamos.
—No cielo, olvida lo que ha pasado hace un momento, ha sido una tontería por mi parte que no debería de haber ocurrido.
—Por dios que momento más tierno, dijo la niñata, es como en las películas, ella llorando y tú disculpándote…jajajajaja, es que me troncho de verdad.
Esta niña me había destrozado en milisegundos, Alex se dio la vuelta enfurecido para reprender a esa lengua viperina momento que aproveche para meterme en el ascensor y desaparecer llorando, vencida y avergonzada. Antes de llegar a mi casa tenia no menos de diez llamadas perdidas de Alex que no respondí, estaba destrozada y con mi alma hecha añicos. En poco menos de ocho meses habían pisoteado mi corazón dos veces, mi autoestima estaba por los suelos.
El fin de semana fue horrible, mi teléfono no dejo de sonar, todas eran llamadas de mi niño, pero no quería hablar con él, estaba tan avergonzada de lo que había hecho que no podría ni mirarle a la cara. Confundí mis sentimientos y mi deseo con la realidad él tenía 19 años y yo 35, era de todo punto imposible, solo contesté una llamada que me hizo su madre para darme las gracias, aunque oía de fondo la voz de Alex apremiando a su madre para que la pasase el teléfono, cosa que no hizo alegando que ya me habían molestado bastante.
La semana siguiente no fue mucho mejor, lo pasé fatal, Alex no dejaba de llamarme, aunque la cadencia de sus llamadas iba disminuyendo, el viernes una semana después del incidente solo recibí un wasap suyo, no lo quería leer por las consecuencias que tuviese en mí, pero mi curiosidad pudo más.
«Si no quieres hablar conmigo lo respeto, pero creo que eres una cobarde. Alguien a quien quiero mucho y de la que estoy muy enamorado, me dijo una vez que en esta vida debes de jugar con las cartas que te tocan y aunque no sean muy buenas…ponte el mundo por montera disfruta de la vida y no dejes pasar una sola oportunidad»
Me eché a llorar, primero porque tenía razón y segundo porque fui yo quien le dije eso, mi niño, mi hombre, le quería hasta que el dolor se hacía insoportable, necesitaba todo de él, no sé cómo saldría todo esto, pero si no lo hacía me estaría atormentando toda mi vida por, ¿qué habría ocurrido si…?
Ese mismo día cuando salí de trabajar me fui a la peluquería quería estar arrebatadora para él, me depile entera, me hice la manicura de pies y manos y me puse uñas de porcelana, me fui a una tienda de ropa y le dije a la dependienta que quería el vestido más sexy y espectacular que tuviese.
—Querida, dijo la dependienta, dime que es lo que pretendes y te aconsejo.
La miré, sonreí, y le conté casi mi vida, creo que no hay nada mejor que echar toda la mierda que tienes encima a otra persona para que la procese elimine lo superficial y se quede con lo que realmente importa y eso es lo que hizo esa gran dependienta, me dio el vestido, los zapatos la ropa interior que ponerme y cuando tenía todo en mi poder me lo dijo.
—Ahora querida, pasa a ese probador y vístete como si ya fueses a por tu hombre.
Me vestí con todo lo que me iba a comprar incluida la ropa interior, cuando me vi en el espejo del probador me quedé fascinada por la imagen que me devolvía. Era una mujer muy deseable, y según estaba vestida me parecía a esas de portada de película porno, un vestido ajustado a mi cuerpo con un calado que iba desde mi axila derecha hasta mi cadera izquierda insinuaba sin enseñar nada, pero la imaginación es libre. Como me dijo la dependienta esa tela se ceñía a mi piel y no se movería, me agaché frente al espejo y cuando me incorporé el vestido seguía en su sitio, no enseñaba nada y no me lo tuve que ajustar. Dejaba mis piernas a la vista y seria embarazoso si me sentaba, ya que dejaría a la vista el triangulito de mi sexo cubierto por el tanga y por detrás tapaba mi culo perfectamente, pero a poco que alguien se agachase vería el nacimiento de mi culito.
Aun así, me encontré arrebatadora y lista para ir a por mí hombre y que no dudara al verme, me quite toda la ropa y me vestí con lo que traía puesto, me deje una pasta, pero por Alex merecía la pena. Comí algo frugal en un Mc Donald’s me fui a casa a prepararme y a las seis de la tarde salía a por mí chico.
Aunque no había hablado con él, sabia de sobra donde encontrarlo, siempre quedaba con su gente en un parque cercano y allí se tiraban las horas muertas, entre risas litronas y algún porrillo de maría. Cuando aparqué el coche lo vi con su gente, serían unos cinco chicos y tres chicas, entre ellas la zorra que me avergonzó. Bajé el parasol y me miré para ver que mi maquillaje seguía en su sitio, iba perfecta.
—Venga Rocío, sin miedo que vas preciosa, me animé a mí misma.
Bajé del coche muy nerviosa subí por el pequeño paseo hasta donde estaba ese grupo de gente, Alex estaba de espaldas, pero según me vieron alguno de sus amigos se escuchó un nítido:
—¡¡JOOODEEER!!
Alex se dio la vuelta y me miro sorprendido, se le cayó el mentón al verme así vestida, me acerqué con seguridad a él y le besé delante de todos, ese beso me fue devuelto y casi me echo a llorar.
—Vámonos mi amor. Le dije con cariño.
Le di la mano y vino como un corderito detrás de mí, pero no habíamos dado tres pasos cuando la zorrita nos cortó el paso.
—¿Dónde crees que vas con Alex, zorra?
Al llevar taconazo y al ser más alta que esa niñata me sentía poderosa, me incliné y puse mi cara a escasos centímetros de la suya, la miraba a través de mis gafas de sol con lo que ella no veía mis ojos.
—Tú te quedas de espectadora, pequeña zorrita. Yo me voy a follar a esta monada.
Alex se rio con mi respuesta y vi como la cara de esa niñata se ponía roja de ira, la dejamos atrás y se lo dije a Alex.
—Cariño agárrame de la cintura que me caigo, me tiemblan las piernas.
Alex me agarró de la cintura y me asió contra su cuerpo con seguridad, sabía que nunca me dejaría caer. De lejos escuché chillar a la pequeña zorra.
—¡¡ERES UNA PUTAAA!!
Ni me di la vuelta para responderle, no merecía la pena solo levanté mi brazo derecho y le dejé ver nítidamente solo mi dedo anular haciendo caso omiso a su provocación, una especie de chillido de rabia y llegamos al coche. Alex galante me abrió la puerta del coche y los ojos se le abrieron como platos al mostrarle mi entrepierna cubierta mínimamente. Cuando el entró en el coche pude apreciar el enorme bulto en sus pantalones, el pequeño tanga ya chorreaba de excitación y de seguro antes de llegar a casa habría manchado la tapicería del asiento, estaba excesivamente jugosa por mis partes bajas.
Mire a Alex con cariño y me volvió a besar dejándome sentir su deseo y su lengua juguetona en mi boca. Le mire con infinito cariño y acaricie su carita risueña.
—Pensé que nunca volvería a verte. Me dijo Alex más serio.
—Siento si te di esa impresión, pero estaba confusa y no supe separar mis sentimientos.
—¿Qué sentimientos Rocío?
—Los de aquel niño que cuidé y lo quería con locura, con los del hombre que tengo delante y deseo con todo mi ser.
Literalmente nos fundimos en un abrazo dejándonos sentir nuestros cuerpos, me comporté como una buena puta y bajé mi mano a su entrepierna que sobé por encima del pantalón, joder, parecía enorme, deseaba que él bajase su mano y hurgase en mi coñito, estaba ardiendo de deseo.
—¿Dónde podemos ir? Dijo Alex con la respiración agitada.
Mi mano no paraba de sobarle la polla por encima del pantalón, mientras nos besábamos con lujuria, noté su mano encima de mi muslo e instintivamente abrí mis piernas, su mano no tardó nada en llegar a mi coñito empapado en flujos.
—Vamos a mi casa a follar. Le dije a Alex.
Ya había apartado la tela de la braguita y metía un dedo en mi coño mientras que con el pulgar castigaba mi clítoris inflamado por la excitación.
—Paremos en una farmacia a comprar preservativos. Comentó mi niño.
—N…OO…noo hace falta mi amor…ummmffff diooos sigueee. Me…me cuidooo…jodeeeer…siiiii…y los dos estamos sanooooos…siiiiiiiiii.
Explote en un orgasmo que no me creía ni yo, fue tremendo hizo que mi cuerpo se estremeciese de placer y eso que yo era dura para alcanzar el clímax, tenía mis ojos cerrados note la boca de mi niño besándome la cara mis labios, le bese con fuerza y le mire con amor. Por el rabillo del ojo vi a Víctor un amigo suyo mirando hacia el coche y frotándose su polla por encima del pantalón, me había dejado llevar y estábamos en mitad de la calle a pleno día ofreciendo un espectáculo porno.
Arranqué el coche y vi que Alex indicaba a su amigo que se alejase, aunque ya era tarde los que nos íbamos éramos nosotros. Durante el camino no nos dijimos nada, solo nos mirábamos y nos besamos con pasión cuando los semáforos nos dejaban. Tuve suerte en encontrar aparcamiento casi frente a mi portal, a los pocos minutos la puerta de mi casa se cerraba y Alex me levanto en vilo pase mis piernas por sus caderas y nos comimos la boca. Sus manos amasaban mi culo y sus pulgares acariciaban mi rajita y mi anito.
—Diosss mi niño, qué ganas de sentirte, llevo deseando esto desde hace tres semanas, le dije excitada.
—Mi amor, yo llevo deseando esto desde que era niño.
Me dejo sorprendida, pero ya le preguntaría. Cuando llegamos a mi habitación tiró de mi vestido y me dejé solo con mi ropa interior un tanguita tan mínimo que apenas tapaba nada Alex miro mis tetas embelesado y empezó a chuparlas y amasarlas con gula, no sé qué me pasaba con este chico, pero estaba al borde el orgasmo nuevamente y todavía no quería correrme, lo quería ver desnudo, puse una mano sobre su pecho y le separé de mi con cariño, me miró con curiosidad.
—Déjame desnudarte cielo, quiero descubrirte. Susurre melosa.
Le fui desnudando con lentitud medida, quería excitarle más de lo que estaba, deseaba ver su polla, ver lo que me iba a follar y dar placer. Cuando le desnudé completamente no podía creer lo que tenía frente a mí, su polla era una preciosidad grande y muy gordita.
—Mi amor, dije fascinada, has crecido en todos los aspectos.
Estaba depilado, su piel tersa y muy suave le confería un aspecto aniñado que me encantaba, nos subimos a la cama y nos arrodillamos uno frente a otro nos fundimos en un beso que no quería que terminase. Sus manos grandes, suaves acariciaban mi cuerpo y agarraban mi culo atrayéndome hacia su polla que la notaba durísima en mi vientre, bajé mis manos acariciando sus costados y mientras que mi mano derecha se apodero de su polla y la pajeaba con lentitud, la izquierda amasaba con delicadeza sus huevos y pasaba mis uñas por su perineo.
Alex se puso en pie y dejo su polla frente a mi cara, sabía lo que quería, mirándole a los ojos metí más de la mitad de su preciosa polla en mi boca, la sensación fue increíble casi no me cabía y su dureza me asombraba, aun así, me esmeré en la mamada haciendo diabluras con mi lengua sobre su glande, me sentía suya y me hacía sentir como a una puta. Agarró mi cabeza y empezó un bombeo sobre mi boca, de vez en cuando su glande taladraba mi garganta con la consiguiente arcada, pero me hacía sentir muy guarra para él. De improviso saco su polla de mi boca, las babas caían sobre mi pecho y la polla de Alex aparecía brillante.
—Necesito follarte Rocío, quiero correrme dentro de ti, llenarte de leche.
Le mire con deseo y me puse en cuatro ofreciéndome a él, me quito el tanguita y quede desnuda note su lengua en mi coñito y en mi culo y casi me hace enloquecer de placer, estaba muy sensible, notaba mis fluidos salir de mi coño de lo excitada que estaba.
—Cariño…fóllamee, quiero correrme con tu polla en mi coño.
Y ocurrió, noté como centímetro a centímetro su gran polla se abría camino en mi encharcado coño, hasta que noté un ligero dolorcillo, su polla había llegado al final, ya no había más coño. Me sentía tan abierta, tan llena de polla que me volví loca.
—¡¡VAMOS CABRÓN FOLLAME HASTA QUE ME DEJES SIN SENTIDO!! Le grité.
Y vaya si lo hizo, como os dije era muy dura para alcanzar mis orgasmos, pero con Alex fue diferente, fue empezar a bombear en mi coño y correrme como nunca lo había hecho. Parecía no tener fin, encadenaba orgasmos cada cual mejor que el anterior más fuertes más placenteros, estaba ida de placer no sé cuánto tiempo había pasado, Alex se salió de mí y se tumbó en la cama con su espalda apoyada en el cabecero.
—Fóllame cariño, quiero ver tu cara de placer. Dijo Alex.
Su polla estaba como el acero, dura, surcada de venas, brillante de mis corridas, antes de empalarme le di una buena mamada, me puse en cuclillas apunte su polla a mi coño y me dejé caer…jodeeeer que sensación, según me empalé empecé a correrme de nuevo, note como se tensaba mi niño, y de repente sentí el primer latigazo de su leche en mi coñito, llenando mi útero gritamos los dos nuestro orgasmo mientras me comía las tetas. Nos quedamos desmadejados, recuperando nuestra respiración mientras nos mirábamos como bobos y sonreíamos, apoyé mi frente en la suya y le besé.
—Me has dejado agotada mi amor, me encanta como me has follado.
Me abrazo contra su cuerpo y hundió su cara en mi pecho, todavía no había sacado su polla de mi interior, la notaba palpitar dentro de mi muy dura, férrea y eso me daba pequeñas descargas de placer su juventud en esos momentos quedaba latente.
La saqué de mi interior muy lentamente, y noté su corrida caer por mi pierna, había sido muy abundante por la cantidad que salía, entonces hizo algo que me dejo sorprendida.
—Déjame limpiarte cielo. Dijo Alex con cariño.
Cogió unos pañuelos de papel que tenía en la mesilla y me estuvo limpiando con mimo, de vez en cuando besaba mis labios y lamía mi clítoris; yo estaba en una nube de placer, hasta que junto su boca con mi coño y me lo comió como nunca me lo habían comido, cuando iba a alcanzar un orgasmo arrollador me clavó su polla nuevamente y me folló en un misionero que no creo que olvide por lo morboso y caliente del momento, no tardamos más de diez minutos, pero alcancé dos orgasmos más y me volvió a llenar de leche. Estaba aferrada a él con brazos y piernas me encantaba notar su peso sobre mi cuerpo, le cubría de besos.
—Te amo mi niño, dios eres increíble.
—Yo también te amo mi vida, dijo Alex con voz fatigada.
Se salió de mi interior, pero esta vez no le deje limpiarme, necesitaba descansar, se tumbó a mi lado yo me abracé a él y apoyé mi cabeza en su pecho, nos dormimos los dos y nos despertamos casi a la vez todavía era pronto. Nunca me gustaron los maratones sexuales, estar follando mucho tiempo era cansado y llegaba a ser tedioso para mí. Con Alex estuve cinco horas follando y se me hicieron cortas; entendí el por qué, estaba mal follada y nunca había disfrutado en la cama con un hombre como estaba disfrutando esa tarde con mi chico.
Sobre las once de la noche, pedimos comida china y Alex llamó a su casa para decir a su madre que no iría a dormir esa noche. Me encantó, se lo iba a sugerir, pero me leyó el pensamiento. Durante la cena hablamos de nosotros, de los impedimentos que se nos avecinaban y de un posible futuro juntos, mi niño no se amedrento ante ninguno de mis comentarios, de hecho, nuestros pensamientos eran muy afines, se notaba yo tenía 35 años y el 19, en algo seguro que no estaríamos de acuerdo, pero todo en esta vida hablándolo tiene solución. Me le quedé mirando y sentí que estaba muy enamorada de ese chico, solo el tiempo hablaría y diría si me había equivocado o no.
—Alex, antes me has dicho que me deseabas desde niño ¿Y eso?
Se puso algo colorado y esbozó esa sonrisa que tenía y que me derretía según le miraba, era un hombre bello y era mío.
—No te acordarás, dijo Alex, tendría yo seis o siete años y nos llevaste a la piscina a mi hermana y a mí. Nos metimos los tres en una cabina para cambiarnos, recuerdo que nada más entrar, te quitaste tu vestido y te quedaste solo con las braguitas, yo te miraba fascinado, nos cambiaste a Alba y a mí y seguidamente de la manera más sensual te desnudaste y por primera vez vi tu rajita. Creo que te diste cuenta de cómo te miraba porque te diste la vuelta para ponerte el traje de baño, aun así, toqué tu culo, me miraste y me dijiste —¿te gusta el culete de la tata? Yo solo asentí con la cabeza, me guiñaste un ojo y me lanzaste un besito. Desde ese día te deseo. Eres la mujer más bella que conozco.
Me dejó sin palabras, pero me encantó lo que me dijo. Parece mentira como con un solo gesto se puede cambiar a una persona, yo no me acordaba de ese detalle, fueron muchas veces las que lleve a esos niños a la piscina y sé que Alex me vio muchas veces desnuda, pero para mí era normal, eran mis niños y yo lo hacía sin maldad.
Antes de irnos a dormir nos duchamos juntos y volvió a follarme nuevamente, con Alex era fácil todo, surgía con naturalidad y no había nada forzado, en la ducha y follándome con dureza metió su dedo índice en mi culo, no era virgen de mi culito, pero no me gustaba mucho hacerlo por ahí y no se lo di a ninguno de mis anteriores novios. Pero con mi niño fue diferente, no sé si por la excitación a la que me llevaba, por lo que lo amaba o porque me apetecía, quise darle mi culito.
Cuando terminamos de ducharnos y de follar, le pedí que me dejase sola un momento en el baño, necesitaba intimidad. El no preguntó nada me besó y se fue a la cama, me limpié bien mi culito por dentro y por fuera lo lubriqué bien y me fui hacia mi dormitorio. Esa noche dormimos muy poco, Alex me folló y me hizo el amor, pero el rato que disfrute más fue cuando me puse en cuatro y mirándole con vicio se lo dije.
—Fóllame el culito mi amor, soy toda tuya.
Me encantó, lo hizo con tanto mimo, con tanto cuidado que apenas me dolió y me corrí como una perra cuando ya me lo follaba con dureza, sentía su polla durísima taladrando mis intestinos, abriéndome en canal, haciéndome berrear, antes de correrse me dio cuatro azotes que me llevaron casi al delirio en ese momento descubrí mi faceta de sumisa y el poder de Alex sobre mí.
—¿Te gusta cómo te reviento el culo putaaa? Me decía Alex excitado en mi oído.
—Diooos…siiiiiiii.
Me encantaba como me trataba y me sentía muy puta para él, me daba tanto placer que mi cuerpo le pertenecía, no le diría que no a nada. A punto de alcanzar mi tercer orgasmo anal, y con los dedos de Alex follándome el coño tiró de mi pelo de forma agresiva obligándome a levantar mi cabeza, estaba tan ida que notaba caer mi baba por la comisura de mi boca, estaba sumida en mi inminente orgasmo.
—¿Eres mi puta?
—Soy tu puta mi amor, pídeme lo que quieras.
—Quiero que te corras zorraaa.
En ese momento exploté en uno de los orgasmos más devastadores de mi vida, literalmente me rompió por dentro y el placer fue tan grande que de mi coño empezaron a salir fluidos que mojaron a mi amado a mi dueño, chillé y me retorcí de placer.
Alex sacó su polla de mi culo, se puso frente a mí y sin pensarlo me la metí en mi boca y empecé una mamada de locura que le llevó a correrse en mi boca en mi garganta. No desperdicie ni una sola gota de tan preciado líquido, ambrosía para mi paladar, me lo tragué con glotonería y deje bien limpia la polla de mi niño.
Más tarde nos confesaríamos que tanto para el como para mí era la primera vez, para él la primera vez que se follaba un culo y para mí la primera vez que dejaba que un hombre se corriera en mi boca y me tragase su corrida y los dos coincidimos en nuestra opinión…había sido increíble y se repetiría con asiduidad.
Dormimos como benditos lo poco que pudimos dormir. Por la mañana Alex se tuvo que ir a su casa, pero a la hora de comer estaría conmigo de nuevo y aunque sea una tontería me costó mucho separarme de él. Cuando me quedé sola empecé a recoger la casa, eso me distraería, pensaba en todo lo que había pasado, tenía un miedo increíble a que saliese mal a que algo estropease lo que estaba viviendo con él, en menos de un mes me había vuelto adicta a su compañía y eso era muy raro en mí ya que no me solía enamorar de ningún hombre de la manera que lo había hecho de Alex. Puse la radio y de nuevo la dichosa cancioncita.
♫♫ ♫♫
Contigo yo tendría diez hijos
Empecemos por un par
Solamente te lo digo
Por si quieres practicar
Lo único que estoy diciendo
Vayámonos conociendo
Es lo que está proponiendo ooh, ooh
Nos vamos entusiasmando
Todo nos va resultando
Qué bien lo estamos pasando, ooh, ooh
♫♫ ♫♫
Y me eche a reír, esa dichosa cancioncita se ajustaba a lo que me estaba pasando, tenía miedo sí, pero, aunque era una locura quería que Alex fuese el padre de mis hijos y mi pareja, que demonios mis padres entre ellos se llevaban doce años y estaban muy enamorados así que no me podrían decir nada.
Ese fin de semana fue increíble nunca me había sentido tan a gusto con un hombre como me sentía con Alex, hicimos muchas cosas, pero sobre todo follamos, follamos hasta la extenuación, la vitalidad y la juventud de mi niño me contagiaban y no podía parar, por mi parte se me hizo muy cuesta arriba el dejarle el domingo por la noche en su casa y volver a la mía meterme en la cama sin su calor sin su abrazo cálido, sin su olor, pero al día siguiente le vería de nuevo.
El primer mes paso en un suspiro, no me creía lo bien que iba todo, aunque Alex más cerebral me preparaba para lo que se nos avecinaba, me dejó muy claro que siempre estaría mi lado, pero habría gente que nos intentaría separar, sembrar la duda y que discutiésemos.
Al final del segundo mes fue cuando empezaron a ir las cosas mal, no entre Alex y yo, no, en general. Como había predicho Alex la gente que conocíamos y sin motivo aparente empezó a darnos de lado y a criticarnos, mis amigos no tragaban a Alex y los amigos de Alex no me tragaban a mí, aunque eso no es del todo exacto. Solo dos personas Víctor, por parte de Alex y Natalia por parte de mis amigos, nos defendieron y apoyaron a capa y espada y sabíamos que podíamos contar con ellos.
Realmente no sabíamos bien de dónde salían los bulos y habladurías, pero tanto Alex como yo nos habíamos follado a medio barrio estando juntos, por parte de Alex sabíamos casi a ciencia cierta que era la pequeña zorra la que movía todos los hilos, pero por mi parte estaba perdida, aunque más tarde descubrimos que eran mi ex Juan y mi ex gran amiga Mercedes los que se estaban divirtiendo sembrando cizaña.
Alex no me dejo sola ni un solo momento, eso me demostró el tipo de hombre que era, y por supuesto no dudo de mi ni un solo minuto, no así yo que en más de una ocasión hice amago de montarle una bronca monumental por fotos que llegaban a mi móvil de Alex con la zorrita muy acaramelados, fotos que enseguida me enseñaba en su teléfono de hacía más de un año, pero eso no fue nada en comparación con lo que se nos avecinaba.
Era sábado por la mañana Alex había dormido conmigo, bueno, lo que se dice dormir poco, follamos hasta casi ver como amanecía, no lo podía evitar me llenaba en todos y cada uno de los aspectos de mi vida, serían las diez de la mañana cuando el timbre de la puerta sonaba con insistencia acompañado de golpes en la puerta, me levanté asustada y cuando miré por la mirilla vi a la madre de Alex. Me puse muy nerviosa, encima no me había vestido, solo llevaba una batita corta debajo iba desnuda, con miedo abrí la puerta.
Ni me miró entro como un torbellino, buscando, mirando por todas las habitaciones, cuando entro en la mía me puse pálida.
—¿Dónde está zorra? Sé que está aquí contigo guarra, ¿Cómo me has podido hacer esto yo que confiaba en ti? Gritaba histérica.
—Yo…no se…no…no. Balbuceaba, estaba bloqueada.
—Te estas follando a mi niño depravada, a saber qué les hiciste cuando eran pequeños, solo de pensarlo… ¡¡TE MATO, TE JURO QUE TE MATOOO!!
Noté como alguien me abrazaba por detrás muy fuerte pegando su cuerpo al mío, era Alex, todavía estaba desnudo, lo noté en mi culo, su polla estaba dura otra vez. Beso mi mejilla mientras miraba a su madre desafiante.
—Alejandro vístete ahora mismo y vámonos de aquí. Vamos a ir a una comisaria a denunciar a esta puta.
—Y madre… ¿Cuál va a ser la denuncia? ¿Qué tu hijo de 19 años y mayor de edad ama a esta mujer? ¿O que se han acostado juntos y han hecho el amor para demostrar su cariño?
—Pero hijo… ¿no te das cuenta? Ella es muy mayor para ti…no es tu tipo, te va a hacer un desgraciado. Dijo conciliadora.
—Mira mama, más vale que vayáis aceptando que Rocío va a ser mi pareja, mi novia o mi mujer, será lo que decidamos y por supuesto no me hagas elegir, os quiero mucho, pero a Rocío la amo.
Todo el miedo que tenía había desaparecido, me sentía a salvo entre los brazos de mi niño y lo mejor es que me estaba poniendo cachonda al sentir su polla entre los cachetes de mi culo.
—Muy bien Alejandro, tú lo has querido, si tanto quieres a esta zorra, vente a su casa a vivir, yo no te quiero en la mía, ya vendrás pidiendo perdón ya, entonces a lo mejor te encuentras en la calle por estúpido.
—Si ese es tu deseo madre, tranquila, que esta tarde me paso a recoger mis cosas
Vi como la madre de Alex inundaba sus ojos se daba media vuelta y se iba de mi casa, según cerró la puerta me di la vuelta y besé a mi niño con pasión.
—Sabes que mi casa es la tuya mi vida, no temas nada, veras como todo sale bien.
Alex confiaba en que solo fuese un berrinche de su madre, pero no, esa tarde fue a su casa y tenía dos maletas grandes y un bolsón con toda su ropa y todas sus pertenecías metidas dentro. Los únicos que nos apoyaron fueron su padre y su hermana Alba, a partir de ese día empezamos a vivir juntos, quizás demasiado pronto, además Alex todavía estudiaba no trabajaba, pero nada se interponía entre nosotros y los meses fueron pasando. Todo iba bien, yo estaba encantada con tener a mi niño en casa, no era una carga, su padre le pasaba una mensualidad que, aunque no era mucho le daba para sus gastos, nunca me pidió dinero, aunque yo se lo ofrecía, pero me respondía que ya era suficiente con dejarle vivir conmigo…mi niño para mí una bendición, como os dije no tenía maldad.
Mi vida cambió a raíz de estar con Alex, cambió en muchos aspectos, lo primero que note es libertad, Alex no estaba encima de mi todo el día, me daba mi espacio, tenía detalles increíbles que nunca habían tenido conmigo, cenas románticas en casa sin venir a cuento con velitas y música de fondo, ramos de flores en la mesa de mi oficina, detallitos que sabía me encantaban, pendientes, pulseras, anillos… si, era un hombre increíble y le amaba.
Pero había algo que sin ser preocupante me molestaba y era su falta de celos. Me explico, cuando iba al gimnasio imaginaros mi vestimenta, mallas ajustadas, culo impresionante, camiseta o sujetador deportivo marcando unas tetas de impresión. Alex venía a buscarme y siempre salía acompañada de algún chico, o alguna chica junto a un chico, besos y algún abrazo…pues Alex no perdía su sonrisa y me recibía con cariño, como si no pasase nada y es que no pasaba, pero me molestaba. Con mis anteriores parejas eso era de todo punto imposible y esos detalles eran motivo de bronca.
Lo mismo pasaba con mis amigos, debido a que no eran compatibles nos juntábamos con nuestros respectivos amigos, y más tarde quedábamos nosotros, casi siempre era Alex el que venía a mi encuentro y en más de una ocasión al entrar en el garito donde estábamos me ha encontrado bailando muy pegada a algún chico. Al principio me asustaba, pero luego y ya poniéndole a prueba dejaba que las manos de ese hombre bajasen hasta casi agarrarme el culo, pero nada, le veía mirándome con una sonrisa encantadora en la boca y lanzándome un beso.
Si, realmente me molestaba y mucho y empecé a pensar que no me quería y la que me enfadé como una estúpida con el fui yo.
—Alex… ¿Tú me quieres?
—Daria mi vida por ti Rocío, te amo de una forma irracional. ¿Y tú me quieres a mí?
—Más que a mi vida amor.
Lo mire a los ojos y en su mirada se adivinaba tranquilidad, eso creo que hizo subir mi enfado un par de puntos más.
—Entonces si tanto me quieres ¿Por qué cuando me ves abrazar a otro hombre o charlar con él no te molesta?
Alex se echó a reír y me abrazo contra el transmitiéndome tranquilidad, me miro con cariño y me besó, diooos adoraba su forma de besar.
—Mi vida los celosos son personas que no están seguras de sí mismas, ni de la persona que comparte su vida y eso destroza una relación por que se ven fantasmas donde no los hay. Yo estoy muy seguro de mí mismo y de ti, sé que no eres infiel, aunque de vez en cuando te gustaría echar una canita al aire, pero no lo haces por respeto a ti misma y a mí.
Clavado, lo había clavado, ahora me sentía ridícula, parecía que él era el maduro y yo la jovencita, pero lo que dijo a continuación me dejo boquiabierta.
—Mi vida, ¿quieres follarte al tío con el que estabas bailando?
—¡¡¿QUEEEEE?!! Grite asombrada ante esa pregunta.
—Lo que has oído, que, si te lo quieres follar adelante, no me voy a molestar.
—¡¡NOOOOO!! ¿CÓMO ME HACES ESA PREGUNTA? ¿CÓMO CREES QUE…? PERO POR DIOS.
El tono de mi voz era muy elevado, mire a mis amigos y algunos ya sonreían irónicos por nuestra primera pelea en público, Alex notó mi malestar me besó nuevamente y me sacó de ese local estaba muy molesta con él por lo que me había dicho.
Camine apresurada hacia mi coche, mi enfado con Alex estaba en su punto más alto y no estaba a gusto con la situación que había creado. Antes de llegar me paró y me miro preocupado.
—No te enfades cielo, lo que te he dicho ahí dentro no es del todo cierto, me dejarías hecho polvo si me dices que te vas a follar a ese tío.
—Pues sabes, casi estoy por ir y hacerlo así escarmientas. Dije sin pensarlo y con desprecio.
Vi la cara de Alex, había perdido su mirada risueña y un par de lágrimas cayeron por sus mejillas. Ya lo había conseguido, ¿era eso lo que quería? ¿Qué llorase por mí? ¿Verle triste por mi culpa?
Me abracé a él y le cubrí de besos, me rompió el corazón verle llorar, me recordaba cuando era pequeño y alguien le hacía daño, lloraba con desesperación.
—No llores mi vida, perdona por lo que te he dicho sabes que no lo haría ni loca.
Nos montamos en el coche y nos fuimos a casa, según entramos nos desnudamos con prisas mientras nuestras manos no se estaban quietas, estaba muy excitada y todo en parte por culpa del tío con el que bailé, sus manos en mi culo y su polla dura presionando en mi rajita me habían puesto muy cachonda, si Alex no hubiese estado en mi vida de seguro habríamos terminado follando.
Pero eso no viene al cuento, me volvía loca cuando Alex me follaba, el notar su polla dura, durísima perforando mi coñito o mi culo era algo que no me cansaba que sucediese una y otra vez. Hasta el momento de conocer a Alex más íntimamente no sabía que fuese multiorgásmica y desde luego no sabía lo que era la eyaculación femenina, con él tenía múltiples orgasmos y siempre me dejaba rota de placer. Me gustaba como disfrutaba de mi cuerpo y como mis tetas eran amasadas mordidas y utilizadas por él.
Los meses siguieron pasando la situación se normalizo y parece ser que la gente aceptó que éramos pareja, dejamos de ser el centro de sus iras, aunque mi gente no le tragaba, aun no sé muy bien por qué, y su gente no podía ni verme, la pequeña zorrita se había encargado y muy bien de poner en mi contra a todos, bueno a todos no, porque Víctor era el único que se alegraba y mucho de verme. Las mujeres no somos tontas y sabemos cuándo un hombre nos mira con deseo y a Víctor se le salían los ojos de sus orbitas cuando me veía venir vestida de manera muy sexy con pantalones híper ajustados o minifaldas que eran como un cinturón ancho, mínimas.
Algunas veces Alex le invitaba a casa a tomar algo o a jugar a la Play, yo en casa me ponía más cómoda, con pantaloncitos cortos y camisetas ceñidas dejando mi ombliguito al aire, no solía usar ropa interior, me encantaba que Alex casi me violase y de esa manera me desnudaba más rápido. La de veces que preparando la comida me ha follado salvajemente en la encimera de la cocina, haciendo que alcanzase unos orgasmos espectaculares. Pero claro cuando venía Víctor me vestía más decorosa, pero aun así me miraba con un deseo que me turbaba.
Os mentiría si os dijese que en alguna ocasión no fantasee con él y como me follaría viendo su cara de deseo. Víctor es también muy guapo, un poco más bajito que Alex y un año mayor que él. Tiene un cuerpo muy bonito, con sus músculos muy bien marcados y al igual que Alex un culito precioso prieto, pequeño. Es muy dulce hablando, al contrario que Alex que tiene una voz grave y muy varonil, Víctor la tiene más aflautada, pero me gusta escucharle cuando habla.
Tenía que hablarlo con Alex, aunque me encantaba sentirme deseada, no quería malos rollos ni malos entendidos con Alex y Víctor, eran muy amigos y siempre dicen que las mujeres somos las culpables de que se rompa una amistad de muchos años entre dos hombres.
Estábamos cenando tranquilamente, hablando de nuestras cosas cuando abordé el tema.
—Alex quería comentarte algo sobre Víctor.
—¿Hay algún problema con Víctor? ¿Ha ocurrido algo?
—No tranquilo no ha ocurrido nada, pero he notado como me mira, me desnuda con la mirada y me siento algo violenta. Mentí descaradamente.
Alex me miro por interminables segundos a los ojos, serio, intentando leerme.
—Bien Rocío, Víctor y yo hemos hablado de ti y te quiere follar, te desea como no te haces una idea.
En esos momentos mojé mis braguitas, mi coñito empezó a lubricar como si me fuesen a follar ya mismo, pero mantuve mi farsa.
—Joder Alex, ¿ya estamos otra vez con eso? Le respondí con pose molesta.
—¿Con que Rocío? Respondió Alex muy serio
—Con verme follando con otro tío…de verdad ¿en serio lo permitirías?
—Rocío ¿Qué tal si nos dejamos de tonterías? Te crees que no me he fijado como le miras tú a él, se ve deseo en tu mirada. Y permitirte, no soy tu dueño, no te tengo que dar permiso para nada, solo quiero que compartas tus momentos conmigo.
Me dejo sin palabras y eso me excitó más aun, me dominaba, me sentía como una niña a quien acaban de pillar haciendo algo malo, vi la mirada lasciva de Alex, me agarro de la mano y me sentó a horcajadas sobre su polla.
—Además, eres mi puta ¿recuerdas? Y vas a hacer lo que te mande.
—¿Y qué quieres que haga mi amor? Dije con la respiración agitada.
—Te vamos a follar los dos hasta que grites de placer, vas a tener dos buenas pollas en tu interior gozándote, volviéndote loca.
En esos momentos Alex de un manotazo retiro las cosas de la mesa, me levantó y me tumbó sobre ella, me abrió las piernas llevaba un pantaloncito corto sin bragas, Alex me miro fascinado.
—Mírate guarra, estas chorreando de excitación con solo pensarlo.
Me quito el pantaloncito y abrí mis piernas todo lo que pude, noté la nariz de mi niño rozando mis labios, mi clítoris, le oí aspirar con fuerza.
—Mi amor tu olor es excitante, te amo.
Su boca se apodero de mi sexo, que en esos momentos era una fuente, gemía como una puta, me retorcía sobre la mesa presa del orgasmo que se avecinaba, Alex se puso en pie y se quitó su pantalón quedándose con su preciosa polla al aire y así tumbada como estaba en esa mesa me la metió de tirón hasta que sus huevos golpearon mi culo
—Diooooooos…siiiiiiiiii…fóllameeeee. Grite desesperada.
—Antes dime lo que quiero oír, dímelo ¿lo vas a hacer?
—S…si…¡¡AHHHHH!!
—No te he oído zorra, me dijo mientras se movía con calma.
—Siiiiiii…joder siiiiiii, quiero que me folléis los dos, quiero que me reventéis.
Al oír eso Alex empezó a follarme de forma brutal, creo que él se tenía que hacer daño, pero a mí me dio tal placer que empecé a correrme como una burra mojando sus piernas. Ni idea de los orgasmos que tuve, pero cuando noté como se corría dentro de mi grité hasta quedarme afónica. Me cogió en brazos y nos fuimos a nuestra habitación, su vitalidad y su aguante eran devastadores para mí, me folló por más de dos horas sin parar, al final caí rendida de puro agotamiento con mi niño muy abrazado a mí.
Esa noche no dormí bien, aunque Alex me dejo agotada, estaba muy excitada por lo que iba a pasar, nunca había estado con dos hombres a la vez, aunque para mí era un deseo oculto. Me iban a follar dos yogurines y me iban a destrozar. Por momentos me arrepentía y sentía vergüenza, y al momento me acariciaba mi coño pensando en el placer que me iban a dar.
Cuando sonó mi despertador para irme a trabajar el primer pensamiento en mi cabeza fue sentirme afortunada por la vida que estaba viviendo con Alex y lo que me daba sin pedir nada a cambio. Cuando entré a la habitación a vestirme el ya no estaba en la cama, fui a la cocina y había recogido el estropicio de nuestra noche de locura, sobre la mesa un desayuno y una rosa roja que no sabía de donde la había sacado pero que me encantó, le amaba hasta decir basta.
—Cariñooo, que detalle eres único.
Me beso con amor, como creo que una persona debe de besar a la persona que quiere, sé que las comparaciones son odiosas, pero no podía dejar de pensar en mis anteriores parejas y compararlas con Alex. A estas alturas de relación con las anteriores estaba instalada la rutina, con mi niño cada día era descubrir algo nuevo.
—¿Recuerdas lo que me dijiste ayer que harías? Pregunto Alex.
—Por supuesto que si mi amor, como para olvidarlo, he pensado en ello toda la noche y solo quiero un par de cosas.
—Pídeme lo que quieras.
—La primera que no le digas nada a Víctor, no quiero que se emocione antes de tiempo. Y la segunda, cuando venga este sábado a comer, me voy a comportar como la puta que soy para él y el primer polvo que me eche no quiero que participes, solo mira cómo se follan a tu mujer ¿estás de acuerdo?
—Estoy de acuerdo mi amor, no hay problema.
Miré el increíble bulto que se marcaba en la entrepierna de Alex, pero yo me tendría que ir a cambiar de tanguita, el que llevaba estaba ya chorreando de lo cachonda que estaba. Si esto iba a ser así, no tenía braguitas suficientes hasta el sábado.
Ese sábado por la mañana me levante temprano, tenía cita en la peluquería y para depilarme, quería estar a punto para mis dos hombres ya que intuía que me comerían hasta el tuétano. Hasta la depiladora se asombró de lo mojada que estaba, mi coño no paraba de destilar fluidos, pero no me dijo nada, aunque nos conocíamos de años. Cuando llegué a casa Alex estaba terminando de limpiar, me vio entrar y se quedó asombrado de lo guapa que iba.
—Mi amor estás guapísima Víctor va a caer rendido a tus pies.
—Gracias mi vida, pero rendida quiero caer yo, quiero que me folléis hasta que pierda el sentido.
Me acerqué a mi niño y le bese con lujuria, si por mi fuese en ese momento me lo habría follado, baje mi mano a su polla que estaba dura como el acero y la sobé a conciencia.
—Por cierto, mi amor, para dejarlo claro, no quiero que Víctor use preservativo, quiero que me llene de leche ¿te gusta lo puta que puedo llegar a ser?
—Diosss Rocío me tienes a mil, no sé si podré aguantar.
Hasta yo me sorprendía de lo puta que me había vuelto, y lo peor de todo es que me encantaba comportarme de esa manera, veía el deseo dibujado en cara de mi chico y eso me ponía más cachonda aún.
Me fui al ducharme y a lavarme bien por dentro y por fuera mi culito, esa tarde noche sería utilizado muchas veces, cuando terminé lo lubrique bien y metí un plug anal para tenerlo dilatadito, según me estaba duchando me tuve que hacer un dedo de lo cachonda que estaba, me encontraba nerviosa como una primeriza, pero estaba segura que lo íbamos a pasar en grande. Para la ocasión me puse una camiseta sin mangas que dejaba casi a la vista mis tetas y un pantaloncito tan ajustado que se salían mis labios mayores por los laterales de la prenda y dejaba parte de mi culito a la vista lógicamente sin ropa interior, quería calentar a Víctor hasta hacerle perder la cabeza
A las dos en punto llamaban a la puerta, miré por la mirilla para cerciorarme que era Víctor y le abrí, me miro asombrado de arriba abajo y note como se formaba un bulto en su bragueta.
—¡¡Víctor cariño!! Le di un pico en los labios y le abracé dejándole sentir mis tetas.
—Hoo…Hola Rocío…joder estas guapísima, dijo apabullado Víctor. Eyyy tronco, saludo a mi chico.
—Que tal Vic. Saludo Alex con una gran sonrisa en su cara.
—Espero que os guste el vino, dijo Víctor, os he traído un Rioja muy bueno.
—Por supuesto que nos gusta, que detalle, anda ven vamos a la cocina ¿quieres una cerveza? Le pregunte, dejándole ver como se movían mis tetas.
La mirada de Víctor no podía apartarse de mis tetas, lo tenían hipnotizado le agarre de la mano y le deje ver mi culo, Alex intentó contener la risa, la cara de Víctor debía ser un poema más aun cuando llegue a la nevera y me agache sin doblar mis rodillas, en esa postura mi coñito aparecía reluciente con la tirita del pantalón metida entre mis labios.
Cuando le di la cerveza a Víctor estaba rojo como un tomate y la sonrisa de mi chico no se había borrado de su cara, vi que los dos estaban con un bulto importante en sus pantalones. Durante toda la comida me dediqué a zorrear con Víctor, le llevé al límite, mi mano se paseó por su pierna hasta casi rozar su polla, le notaba incomodo revolviéndose en su silla, le tenía tan desesperado que no comió bien, bueno más tarde me comería a mí.
Fue en el café que serv
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