Les voy a contar un secreto real, de esos que te hacen estar orgulloso de poder vivir.
Me llamo Ángel, tengo 68 años. En los últimos tres años he estado viviendo con mi nieto llamado Alberto debido a que no tuve otro lugar a donde ir y el amablemente me aceptó. El es un maestro heterosexual, responsable, sexy y fornido debido al gimnasio; atractivo, guapo, varonil, tiene unas exquisitas nalgas bien redondas, grandes y firmes, piernas muy sexys, bulto grande y ovalado que se le nota en los pantalones, pecho, espalda, y brazos exquisitos, etc. Es muy mujeriego e infiel por lo mismo de que tiene gran pegue.
Cuando el se iba a trabajar, antes yo aprovechaba para hacerme una paja pensando en él, pero luego se me ocurrió una idea mucho más interesante; correrme en sus comidas. Gracias a que aprendí varias cosas de cocina en mi juventud le sugerí ayudarle con la comida y otras cosas a cambio de su hospitalidad. Así comencé corriéndome en sus yogurts, cepillo de dientes, pasta dental, pastelitos, flanes, malteadas, sopas, caldos, cremas, mayonesa, spaguettis, salsas, leche, tortas, sándwiches, ensaladas, aderezos, huevos revueltos o huevos en omelette, etc. Siempre tengo mucho cuidado de no dejar rastro visible de mi leche a su vista. Siempre está muy bien revuelta, mezclada, inyectada, sazonada o a veces con especias o condimentos de por medio para camuflar el sabor como cuando le preparo flanes hechos con semen, entre tantos otros platillos diferentes como sus ensaladas mezcladas con queso ranch y semen obviamente, etc. No lo hago diario, pero si bastante seguido y me encanta. Ya han pasado todos estos años así y el ingenuo de mi nieto no tiene idea de todo el semen que se ha tragado; un litro quizá, no lo sé realmente, quizá mucho más.
Una que otra vez al inicio de esta situación, sintió un sabor ligeramente raro que me lo comentó, como agrio o salado, pero fácilmente lo engañé diciéndole que quizá me pasé de sal o alguna otra cosa así y ya no desconfía de mí. Es tan excitante como mi guapo y atractivo nieto se come todo mi semen sin saberlo. Creo que ya hasta se acostumbró su paladar a mi semen. Incluso imagino como todos mis espermatozoides recorren toda su sexy lengua varonil y heterosexual y él ni cuenta se da de que su boca entera se ha llenado constantemente con el néctar, la leche, las eyaculaciones de otro hombre, con el jugo de vida de otro macho.
Recuerdo que una vez llegó a casa bastante borracho y medio adormilado después de ir a festejar con sus amigos en su fiesta de graduación. Cuando lo vi en tal estado, que ya esperaba desde hace días aquel momento, fui a la cocina y me corrí como nunca en una copa de vodka, la cual le di y le pedí que celebrara conmigo. Aceptó y nos sentamos en la mesa. Se veía bastante el semen acaparando todo el fondo de la copa y como subía y bajaba por el líquido como si se tratara de una lámpara de lava. Mientras platicábamos yo observaba aquella morbosa escena como siempre cuando hacía algo similar, hasta que comenzó a beber la copa y poco a poco se fue engullendo todo el líquido blanquecino, característico de mi esperma. Enorme y monumental corrida se bebió el maldito cabrón, como premio de graduación después de tantos años de sacrificio. El alegre, sonriendo y festejando alzando la copa. Yo podía ver claramente los hilos de semen cuando despegaba los labios de la copa y como se relamía los labios húmedos. Se bebió hasta la última gota. También le miraba el bulto muy protuberante y ovalado que se le notaba de forma natural y dominante entre sus piernas, en aquellos pantalones que no dejaban mucho a la imaginación, pues la mesa era de cristal. ¡De las mejores experiencias, se los aseguro! Y obviamente nunca lo supo.
He estado pensando en escribirle para cuando yo muera, una o varias cartas explicándole todo lo que le he hecho de manera detallada. Aunque yo ya no estaré vivo me emociona saber la única y gran recompensa que le heredaré por haberme permitido entrar a su casa todos estos años (y los que falten). Una gran recompensa para mi estúpido nieto el haberse tragado todo mi semen, todas mis eyaculaciones, por todos estos años. El haberse bebido el néctar de mis grandes testículos a través de mi gran pene, varias veces a la semana, durante todo este tiempo y que lo he nutrido bastante bien, mejor que nadie; así se lo pienso escribir. Me imagino lo que pensará y sentirá y me encanta la idea pues tendrá que aprender a vivir con ello por el resto de su vida.
Soy un perverso, lo sé y no me importa. Nunca he sido considerado una persona decente, sobre todo en mi juventud, pero sé utilizar una buena máscara ante los demás. Moriré sin culpas ni remordimientos. Mientras, seguiré disfrutando de mis travesuras con mi nieto, como el semen en su comida o meterme a oler sus calzones, espiarlo desnudo cuando se baña y tomarle fotos o videos a escondidas con el celular mientras lo hace o cosas así. Incluso alguna vez me he atrevido a preguntarle cuando le sirvo mi esperma en la leche o le cocino mi semen hasta convertirlo en omelette y lo mezclo con huevo normal “¿Qué tal la leche? o “¿Te ha gustado el sabor de los huevos?”