Mi mejor amiga se llama Cristina y tiene 14 años, un año mas que yo. Somos vecinas y además asistimos al mismo colegio, a la misma escuela de ballet y por si fuera poco nuestros padres son buenos amigos también.
Siempre nos había gustado estar las dos frente al espejo todo el tiempo y observar nuestros cuerpos. Ella me halagaba y yo a ella de igual manera. Nos decíamos lo bonitas que somos y jugábamos a ser “top-models”. Entre ella y yo nunca ha existido ningún secreto. Ella me mostró un dia los pelitos que crecían en su raya, levantándose su falda y halándose su calzón hacia un lado me dejo ver y hasta tocar. Yo creo que desde ese dia comenzamos a tocarnos, al principio yo sentía mucha pena, creo que ella también, pero cada dia yo tenia mas ganas de tocarla y que ella me tocara a mi. Cuando no podíamos esperar hasta llegar a casa entonces nos escondíamos en los baños del colegio y metíamos las manos por debajo de nuestras faldas durante todo el descanso, cuidando de no hacer ruido aunque no siempre podíamosquedarno calladas. Ya en clases, cuando cada una nos retirábamos a nuestra aula nos extrañábamos tanto que decidimos no lavarnos nuestros dedos para poder olernos y saborearnos.
Fue en las vacaciones de verano que nuestros padres asistieron a una fiesta y para dejar en casa a alguien de confianza durante la madrugada, le pagaron a Ana la chica de 21 años, instructora del catecismo para que nos cuidara hasta su llegada.
A ella no le importo que nuestros padres le impidieran recibir visitas y esa noche llegaron dos jóvenes compañeros de su escuela , uno de ellos muy lindo, blanco de cabello oscuro medio ondulado, ojos cafés claros, muy alto y delgado. Era un ángel y muy guapo.
Cristina y yo decidimos espiarlos desde las escaleras. Entonces vimos a Ana estar muy feliz con los dos muchachos, por que los dos la besaban y tocaban al mismo tiempo. Mientras uno de ellos trataba de quitarle los pantaloncillos el otro le habría la blusa y dejaba sus pechos de fuera. Yo pude notar como mi amiga se estremeció cuando vio que pechos mas ricos tenia Ana. Me sentí un poco decepcionada cuando no fue el muchacho que hubiéramos querido el que se deslizo los pantalones hasta las rodillas y se dejo ver el trozo. Ni Cristina, ni yo habíamos visto uno jamás, nos miramos, como diciéndonos “tiene que ser bárbaro” y vaya que si lo era para Ana, desde que la comenzaron a pompeaba.
Seguramente hicimos demasiado ruido cuando mas emocionadas estuvimos y nuestro ángel nos ubico en nuestro escondite. Casi se me sale el alma cuando nos descubrieron y yo creo que a Cristina también, por que pego un brinco severísimo. Corrimos hasta mi cuarto y no pudimos contener nuestras risitas, no se si de nervios o que se yo.
Pero cual fue nuestra sorpresa cuando este muchacho entro a nuestro cuarto con la bragueta abierta y el pene de fuera, era mucho mas grande que el otro y mas hermoso también, por que se paraba recto y estaba casi rojo.
Se dirigió directamente con mi amiga, que se quedo paralizada de los nervios, pero ella no opuso resistencia cuando le fue fueron bajados sus panties. Que suerte que Cristina tiene muy bonitas piernas gracias al ejercicio y tiene muslos gruesos y bien torneados con sus chamorros son largos y escurridos.
El muchacho guapo tomo asiento sobre la cama y la sentó sobre su regazo. Después con una mano se agarro su pene y lo fue acomodando debajo de la rajita de Cristina y comenzó a empujar y empujar hacia arriba. Vi como despacito le fue entrando primero la cabecita con un poco de dificultad y de pronto se deslizo toda en un solo movimiento. Ella se meneaba en círculos y el con sus piernas la levantaba un poco, para dejar que se ensartara de nuevo.
Me acuerdo bien que como se agitaron fuerte, muy fuerte y de el coñito de mi mejor amiga escurrió un liquido blanco y brilloso.
Yo también quería ser cogida y me senté sobre el, pero nada pasaba y el sonriendo me advirtió que no fuera tonta y que tenia que esperar. Me tomo de mi cabellos y sentí su fuerza cuando me agacho hasta su pene sin preguntarme, ahora lo tenia encogido y arrugado, se lo chupe con muchas ganas y saboreaba todos los líquidos de Cristina, de el . Lo que había quedado en su huevitos, entre sus piernas, en sus bellos. Para pronto y ya estaba listo de nuevo, yo sonreí de alegría por que pronto sentiría un pene dentro de mi.
Cuando me estaba acomodando sobre su pene, el me agarro de mis caderas con sus dos manos, me agacho y como cogen los perros me estaba penetrando. Vaya que si me dolía, pero como me gustaba sentir sus manos en mis nalgas y sus dedos que me las abrían, sentir la carne suave y muy dura a la vez de su pene rozándome los muslos, mi rajita, empujándose en mi hoyito que cada vez estaba mas mojado y hasta yo lo podía sentir caliente.
También conmigo entro primero con dificultad y luego se deslizó mas fácil. Que feliz fui sintiéndolo entrar y salir de mi. En un momento dado todo mi cuerpo comenzó a desprenderse de mi. Mi piernas se me abrieron como si me fuera a partir, y sentí muchísimo al lo largo y ancho de mi coñito. Era como si me estuviera volviendo loca, por que solo quería que me la metiera mas y mas. Me empujaba hacia el para no dejarle ni un cachito de fuera y con mis manos me aferraba a las sabanas de la cama, en ese momento, me paso una explosión dentro de mi, desde la punta de mis pies hasta mis ojos, me estremecí toda y llore un poco, sin saber por que . Caí rendida bocabajo, pensé que todo había terminado cuando el me estiro de mi chongo me puso frente a su verga y me dejo verlo como se hacia una puñeta. Cuando empezó a chorrear otra vez su liquido me jalo para que me lo tomara, y así lo hicimos Cristina y yo.
Despues el se fue y Cristina y yo dormimos desnudas y nos abrazamos durante toda la noche.
Yo a ella la quiero mucho y creo que ella también a mi.