Mi marido me dijo que invitaría a un amigo en la tarde del sábado para tomar unas cervezas y para lo que siguiera. Nunca lo habíamos hecho, por una parte me excitaba y por otra me daba nervios, le pedí que hiciera ciertas cosas cuando lo hiciéramos. Llegado el momento, Edgar me dio un vestido sexy de mesera, me gustó cuando me lo puse, realmente me veía bien con la faldita y el escote.
Cuando llegó su amigo se sentaron en la sala, yo estaba en la cocina, me pidió la primera ronda, salí con una charola, lo saludé, estaba potable el tipo, de buen ver, a él también le gustó cómo lucía. Regresé a la cocina y allí me quedé mientras escuchaba la conversación de mis clientes:
• Te gustó la puta? preguntó Edgar
• Está buénisima!
• Le vamos a pagar para cogérnosla los dos a la vez
• Está bien
Salí con la segunda ronda, ya estaba caliente y cuando acercaba las cervezas mostraba el escote, Olaf me lo bajó más para verme las tetas.
• Señor, yo no hago eso
• Hoy sí lo vas a hacer pinche puta
Gemí y me chorreé al imaginar la cogidota que me esperaba, cuando me separé me dio una nalgada, sentí rico. Tercera ronda, Edgar me volteó, subió mi faldita, me bajó la tanga, me agachó y me metió la lengua en mi colita como sabe hacerlo, al quedar empinada, Olaf puso frente a mi su vergota peluda, la restregué en mi cara, la lamí en toda su extensión, le chupe los huevos, se la manipulé, ya la tenía chorreada, me agarró con fuerza la cabeza e hizo que me la metiera a la boca, pero me resistí, nada más la cabeza de su miembro. Luego entró toda y empecé a mamársela con frenesí, sentía cómo le salía el precum, a su vez seguía sintiendo una lengua veloz en mi colita, en eso estaba cuando mi marido se puso de pie y me la dejó caer toda. Le dije el primer acuerdo:
• Edgar, haz lo que te pedí
Me agarró con fuerza de la cadera mientras me bombeaba, le había pedido que me agarrara así porque necesitaba saber que mi macho me quería para sí, aunque me estuviera prestando a otro hombre. Qué delicia sentir por primera vez dos miembros adentro de mí! Me calenté muchísimo cuando veía la vergota que me entraba a la boca, mis tetas colgando, la tanga en los muslos, mis zapatillas, poniendo las nalgas, y mi hombre cogiéndome desde atrás. Edgar siguió metiéndomela empezó a jalármela, se me paró, solo aguanté unos minutos y empecé a venirme, le encanta a mi hombre porque se la aprieto muy rico con mis contracciones. Luego de venirme quedé exhausta pero seguía de pie recibiendo el par de vergas suculentas, mi marido me hablaba:
• Mía estás buenísima
• Y te ves muy puta mamando
• Te gustan las 2 vergas a la vez?
• Mj

Los 3 estábamos muy calientes, cuando empecé a sentir que Olaf estaba por venirse le dije a mi marido:
• Acuérdate de lo otro
• Él, jadeando, le dijo a Olaf:
• Avísame cuando te vayas a venir
Habíamos quedado que haría lo posible por venirse junto con su amigo, yo quería sentir ese exceso de leche entrándome para hacerme más puta, más hembra.
• Ya casi
• Me dices cuando ya
• Ya!!!
Empecé a sentir que la boca se me llenaba y por igual los tragaba para que pasaran rico, para que me quedaran adentro. Mi marido también se movió más rápido mientras yo le seguía chupando la verga a Olaf, aun salían unas gotitas cuando sentí los mocos de mi macho, hasta el fondo, le pegué más las nalgas, delicioso!
Mis clientes quedaron exhaustos, me subí la falda, no me puse kotex porque a Edgar le gusta que sentir mis calzoncitos mojados luego de que me coge y más cuando se me escurre por las piernas. En lo que ellos descansaban y veían el béisbol, yo estaba en la cocina sintiéndome muy puta, con toda la cola mojada y muy abierta. Como mujercita, preparaba la botana, esto recién empezaba, fue toda una tarde – noche, pero todavía no se vengan, lo demás se los contaré en la siguiente ocasión.
Besos.