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Categoría: Incestos

Mi madre y yo nos aliviamos mutuamente

Mi madre y yo vivimos juntos desde hace 10 años.



Al quedarse viuda y ser yo hijo único, decidí quedarme con ella y de esa forma cuidaríamos uno del otro.



Mi madre tiene actualmente 68 años y yo 45.



Se conserva estupendamente. Sus enormes tetas y su hermoso culo hace que no la falten pretendientes.



Tenemos mucha confianza entre los dos y hablamos de todo abiertamente.



El viernes por la noche después de cenar nos pusimos a ver la tv juntos en el sofá tapándonos con una fina manta.



Ella estaba en camisón, no llevaba puesto el sujetador lo que hacía que sus grandes tetas se movieran libremente y transparentando levemente el color oscuro de sus pezones.



Yo estaba en pijama, sin nada debajo de él.



En un anuncio salió una mujer muy parecida a mi madre en edad y físicamente, el cual yo comenté.



-¡Esa mujer se parece muchísimo a ti mami!



-¡Pues no sé dónde ves el parecido!



-Es guapísima y tiene un cuerpo igual que el tuyo, incluso sus tetas son iguales.



--Jajaja, ¿mis tetas también?



-Si mami, son grandes y se le marcan los grandes pezones igual que en las tuyas.



-Jajaja, ¡pero hijo!, que soy tu madre, que cosas dices. Ya me gustaría tener esas tetas. ¿Te has fijado bien?, las mías están un poco caídas por la edad, no creo que resulten atractivas con la edad que tengo.



-¡Claro que me he fijado!, llevo toda la vida viéndolas mami, aunque nunca sin ropa, pero me las imagino.



-Jajaja. Seguro que en el baile a donde tú vas, algún hombre ya te lo habrá dicho.



-Uffff, alguno? ¡Muchísimos!, pero no les hago caso. No me siento atraída hacia ellos. Desde que murió tu padre hace 10 años no he vuelto a tener relaciones sexuales con ningún hombre.



-¿Y eso por qué?. Todos tenemos deseos sexuales de vez en cuando, yo estoy cachondo todo el día. -Jajaja.



-Yo también me pongo cachonda alguna vez, no soy de piedra, pero me desahogo yo sola, lo mismo que haces tú cuando no tienes una mujer a mano me imagino.



-Imaginas bien mami. Con el tema de conversación que estamos teniendo, la forma de tus tetas, tus pezones que se marcan en el camisón e imaginando como son, me he puesto cachondo. Esta noche seguro que me voy a desahogar.



-Jajaja, ¿de verdad que te gustan mis tetas?, no pensé que te excitaban, ya no soy joven, se me notan los años y además soy tu madre.



-Ahora que estoy excitado no te veo como mi madre, te miro como mujer y no puedo evitar que mi polla se ponga dura.



-¿Se te ha puesto dura pensando en mí?, cómo sigas diciendo esas cosas vas hacer que me empiece a poner cachonda y me tenga que desahogar yo también.



-¿Y por qué no lo haces mami? Acaríciate el coño delante de mí, me gustaría que te masturbes mientras yo te miro.



-Si eso es lo que deseas lo haré, estoy tan caliente que lo haré hijo mío.



Metió se mano debajo de la fina manta y empezó a tocarse, yo la miraba, su cara expresaba el placer que estaba sintiendo, sus ojos se cerraron y empezó a gemir profundamente.



-Ummm, que mojada estoy.



Yo estaba excitadísimo, la acaricie los pezones que se pusieron duros al instante.



Su otra mano busco mi polla debajo de la manta y empezó a menearla al ritmo de la otra.



-Necesito que me folles hijo mío, follameee por favor.



Esas palabras hicieron que decidiera a quitar la manta que estaba escondiendo mi tremenda erección.



-Mira como me has puesto mami, estoy a punto de reventar el pijama.



Mi madre clavó su mirada en mi abultada polla escondida en el pijama, soltándola un momento, mi polla asomo de repente por la bragueta del pijama quedando al descubierto.



-Uffff, hijo miooo, menuda polla asoma por ahí! que grande y dura está.



-Sigue tocando mami, por favor, alíviame está presión.



Mi madre agarró mi durísima polla y suavemente empezó a menearla de nuevo produciéndome un enorme placer que hizo que comenzará a gemir de nuevo.



-¿Te gusta como lo hago? que dura la tienes, como me gusta, hacía muchos años que no sentía el tacto de una polla.



La baje el camisón hasta la cintura dejando sus enormes tetas a la vista.



Era la primera vez que veía las tetas de mi madre, yo gemía de placer. De nuevo mis manos agarraron sus tetas y empecé a acariciar sus grandes pezones provocando tal deseo el uno hacia el otro que nos fundimos en un profundo beso.



Mi boca empezó a lamerle las tetas, apretándolas mordisqueaba sus pezones, succionándolos con tantas ganas que los dos gritáramos de placer.



-Siii, siiii, chupa hijo, chupaaaa las tetas de mami, ahh que gusto.



Le quite la manta que la cubría y le quite las bragas, su camisón se deslizó hasta el suelo dejándola completamente desnuda.



Me puse de pie frente a ella que seguía sentada en el sofá y con la polla enfrente de su cara la acerque a su boca. No tuve que decirla nada, empezó a chuparla frenéticamente, gemía como loca.



Estaba mamándome la polla con tal frenesí que hizo que no aguantará mucho más.



-Me voy a correr mami, me corroo, me corro.



Mi corrida fue explosiva, la metí la polla hasta el fondo de la garganta, el potente chorro de semen la golpeó el paladar inundándola la boca, escapándose entre sus labios mientras ella gomia de excitación.



Viendo a mi madre tan excitada, me decidí a darla el placer tan ansiado por ella.



-Mami, túmbate en el sofá y ábrete de piernas, te voy a comer el coño hasta que te corras en mi boca.



-Siii, por favor, siiii, cómeme el coño, siiii, no aguanto maaas, estoy muy caliente.



Su vello púbico un poco canoso dejaba ver sus húmedos labios vaginales, empapados por los jugos de su vagina.



El olor de su coño hacia que mi polla empezará de nuevo a ponerse dura. Mi lengua saboreaba los chorros que emanaban de su coño a la vez que chupaba su duro clítoris sin parar.



Los espasmos del placer producido hacían que su cuerpo se pusiera rígido, cerrando sus piernas contra mi cara.



De su coño emanó una gran cantidad de jugos que yo tragaba y saboreaba jadeando.



Mi lengua lamio su esfínter también empapado y dilatado a la vez que introducía mi dedo en él.



Esto provocó que mi madre se diera la vuelta y se pusiera a cuatro patas.



-Follame hijo, follame por los dos lados, dame por el culo, quiero sentir tu polla en mi culo, nunca lo hice por atrás.



-Siii, siiii, te la voy a meter hasta el fondo por los dos lados mamiii.



Empecé a follarla por el coño, mi polla bombeaba sin parar, salía y entraba por completo de su encharcado coño.



Saque mi polla del coño y la coloque en la entrada de su culo. De un empujón introduje la punta de mi polla haciéndola gritar.



Un segundo empujón hizo que entrara hasta el fondo, mis huevos hacían tope contra su culo.



Empecé a bombear cada vez más rápido.



Los dos gritábamos como locos.



Empecé a follar alternativamente su coño y su culo, provocándonos gritos de placer.



Cada vez que mi polla entraba hasta el fondo, originaba un choff, choff, choff que nos excitaba aún más.



Decidí correrme dentro de su culo porque nunca lo habían hecho.



Al mismo tiempo que nos corríamos yo la azotaba en los glúteos.



Mi madre se retorcía de placer y yo gritaba por la gran excitación que eso me provocaba.



Saque mi polla del culo y empezó a rebosar todo el semen de mi corrida.



Tumbados y abrazados, los dos nos besamos apasionadamente.



Desde ese día mi madre y yo nos aliviamos mutuamente.



Hemos encontrado el placer en nuestra propia casa.


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 5.4
  • Votos: 5
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