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Lo que voy a contar a continuación puede que no os lo creáis, pero es real. Mi nombre no lo diré aquí. Podéis llamarme hijo. El de mi madre tampoco. Podéis llamarla madre. Tengo 23 años y desde pequeño mi madre siempre se ha desvivido por mi. Puede decirse que fue, porque mis hermanos mayores estudiaron fuera del país y yo me quedara aquí, fui el favorito de ella. Mi madre tenía veinte años más que yo. Nos tuvo a mis hermanos y a mi muy seguidos con un par años de diferencia, parece que siempre que lo hiciesen mis padres, ella se quedaba embarazada.
Ese verano vino muy caluroso. Una tarde mi padre se había echado la siesta, yo estaba viendo la tv y mi madre leyendo. La tenía enfrente de mi con un vestido corto y yo de vez en cuando me fijaba en sus piernas. Al poco me dijo que se iba a acostar también la siesta. Al poco rato, la cama de mis padres empezó a moverse, ñi, ñi, ñi. Menuda siesta se estaban echando. Estaban haciéndolo y yo no podía evitar oírlos.
Al oírles no pude evitarlo y empecé a pajearme y después un rato me corrí largamente. Después de un rato la cama dejó de moverse, aunque no les oí gemir al correrse.
Esa noche me acosté pronto y mi madre vino a darme dos besos en ropa interior.
-Buenas noches, cielo.
-Buenas noches, mamá.
Al girarse para irse, me fijé en su culo. No tenía un culo perfecto de jovencita, tenía celulitis y un culo grande pero me excitaba mirarlo.
A la mañana siguiente acompañamos a mi padre al aeropuerto. Tenía un viaje de negocios fuera del país y tardaría unos días en volver.
Por la tarde hacía mucho calor y mi madre me dijo: voy a ducharme, estoy toda empapada de sudor.
-Bien mama. Tomaré un batido.
Se fue a la ducha y oí el agua caer. Entonces tuve una visión. Mi madre desnuda bajo la ducha.
-Hijo ¿puedes venir? Me llamó. Se me olvidó la toalla en la habitación. Corrí a por ella y se la deje en el armarito al lado de la ducha.
-No la alcanzo hijo, se me metió champú en los ojos y no veo.
Yo cogí y se la di abriendo un poco la cortina de la ducha. Ella la abrió del todo y como no veía bien no pudo ver que me tenía enfrente.
Me quede paralizado mirando su cuerpo. Sus tetas grandes y sus pezones apuntándome. Una pequeña tripita que asomaba y más abajo su pubis que no llevaba depilado. Sus caderas eran hermosas y anchas.
Se envolvió con la toalla y me pidió ayuda porque no podía salir de la ducha.
-No veo bien. Vale mama te ayudaré.
La agarre de la muñeca y la ayudé a salir. Me rozó con su cadera y me dio un escalofrío.
Me volví de espaldas mientras terminaba de secarse y después me dijo: ¿qué? ¿Qué te parece?
-¿Qué, qué me parece, el qué?
-Mi cuerpo, tonto. ¿Qué qué te parece?
-Eres mi madre. ¿Qué me va a parecer?
-Pues que también soy una mujer además de tu madre. He notado que alguna vez nos has espiado a tu padre y a mi mientras hacíamos el amor.
¡Vaya hombre! Se había dado cuenta.
Puse cara de vergüenza y miré al suelo.
-Anda no pasa nada. Yo también te he espiado alguna vez en la ducha.
Vaya por dios.
-Y he notado que estas bien dotado. No tanto como tu padre pero bien.
Diciendo esto se inclinó para terminar de secarse los pies y me puso el culo en pompa delante de mi.
Su celulitis no me importaba. Me estaba poniendo a cien.
-Anda ven aquí hijo. Mi polla estaba a tope y me acerqué a ella pero todavía un poco retirado.
De repente se arrodilló y desnuda como estaba me bajó el pantalón corto que llevaba.
-Mamá ¿qué haces?
-Pues nada, quiero comprobar una cosa. Diciendo esto me bajo el calzoncillo y dejando mi pene al aire empezó a chuparlo.
Di un respingo y me eché para atrás.
-Qué haces hijo, quiero saber si tu polla sabe igual que la de tu padre.
-Noooo. Pero esto es incesto. ¿Estás loca?
-Tal vez. Me vuelves loca hijo.
Volvió a cogerme el pene e iba a chupármela.
-Mama nooo. Esto está mal…
-Uggggh que rico…
Empecé a llorar y ella siguió chupando. No podía más, me agarré al lavabo y eche la cabeza para atrás.
-Mama… mama… me voy… me corroooo. Nooooo…
Llorando como una magdalena, me corrí en su cara.
-Siii hijo, dame tu lecheeeee.
La deje la cara empapada de mi semen. Estaba hecho polvo.
Mi madre disfruto un montón pero yo me sentí fatal.
-Tranquilo hijo no pasa nada. Se levantó y se limpió la cara y luego me dio un beso en los labios.
Yo había dejado de llorar. Mi madre se puso el sujetador y las bragas y salió del baño.
Esa noche al acostarme oí a mi madre en su habitación masturbarse.
-Aahh… ahh… aaaah.
Me levanté y me senté en la cama. La escuché terminar de hacerlo y entonces dio la luz de la lamparita de su mesilla de noche.
-Hijo, me llamó. ¿Vienes?
-¿A qué mamá?
-A darme un beso de buenas noches.
-No. No voy.
-Bueno, pues mañana no te llevaré al cine.
-No hace falta, ya iré yo solo.
-Como quieras.
-Vale está bien. Voy.
Me fui a su cuarto y me planté en el umbral de la puerta.
-Pasa hijo.
Entré en la habitación.
-Siéntate en la cama.
Me senté y la mire con enfado.
-Anda no seas tonto.
-Eres mi madre, no puedes hacer eso.
-Si. Si que puedo.
-Nooo.
-Como quieras. Anda vete de mi cuarto.
Me quedé sentado mirando al suelo. Después de un momento giré la cabeza y la besé.
-Siiiii hijo. Asiii.
Ella me abrazaba y me sobaba. Yo le chupe las tetas, sus tetas grandes y después acariciaba su culo.
-Mamá, mamá, me pones mucho. Siii tengo que confesártelo.
-Y tu a mi, hijo. Vamos. Entra dentro de miii.
Yo ya estaba empalmado. Abrió un cajón y saco un condón. Me lo puso con cuidado y me tumbó boca arriba.
-Ahora dejarme hacer a mi.
Se metió mi pene en su chocho peludo y empezó a cabalgarme.
-Aaah, hijo. Si, así. Así. Dame más, más.
Empezó a acelerar más y más rápido.
-Aaaaaah,aaaah. La cama botaba mas y mas.
-Nos oirán los vecinos. Le dije.
-No pasa nada. Creerán que somos tu padre y yo. No digas mamá. Solo gime.
-Vale. Esta bien. Aaaaahh aaahhhh. Me corro. Me corrooo.
-Así, di eso, como tu padre.
-¡Me corro, me corroooooo!
Estallé en un tremendo orgasmo y mi madre siguió botando y botando hasta que se corrió echando su cuerpo hacia atrás.
Se agachó a mi oído y me dijo: que bien me has follado hijo. Ha sido fantástico.
Yo me quede pensativo mirando al techo y no dije nada.
Después de un rato, mi madre me dijo: Anda, ahora lo haremos así, dijo y puso su culo en pompa.
-Ahora lleva tu la iniciativa.
Yo saqué y me puse otro condón. La cogí por las caderas y se la metí despacio. Ahora yo tenía el control.
Empecé a bombearla, mi madre se moría de gusto.
-Si, hijo, si, así, más, más, me pedía desesperada.
Le acariciaba su clítoris mientras empujaba más y más fuerte.
-Hijo, siiii, siiii, más, que gustoooo.
Después de un rato de follar, nos corrimos con un grito los dos, sin importarnos que nos oyeran los vecinos y supieran que no éramos mi padre y ella.
Me tumbé boca arriba, recuperando la respiración.
Sabía que lo habíamos hecho era incesto, pero la verdad no me importaba mucho.
También sabía que acabábamos de empezar una historia de amor y sexo entre mi madre y yo.
Continuará…
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